Encuentros subversivos: una feria radical en las suburbias de Málaga

Este fin de semana ha tenido lugar la segunda edición de la Feria del Libro Radical, una propuesta que nace de la necesidad de reivindicar la radicalidad de los libros y de generar vínculos y potenciar redes al margen de las lógicas capitalistas.
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José E. Cabrera Pérez Entrada a la Feria del Libro Radical en el barrio de Lagunillas, Málaga
16 may 2022 16:00

Suburbia lo ha vuelto a hacer. Esta librería asociativa especializada en pensamiento crítico que hace poco más de un año abría sus puertas en una de las callejuelas del barrio malagueño de Lagunillas, ha logrado enredar una vez más a editoriales, distribuidoras, librerías y proyectos independientes en una jornada acompañada de charlas, debates, sol, música y alegría. Se trata de la segunda edición de la Feria del Libro Radical, una propuesta que nace de la necesidad de reivindicar la radicalidad de los libros y de generar vínculos y potenciar redes al margen de las lógicas capitalistas.

Alrededor de una decena proyectos vinculados al mundo del libro independiente formaron parte de las mesas que colindaron toda la calle Ana Bernal. El Acebuche Libertario, Lacra Ediciones, Zambra, Ediciones Fantasma, Revista Atípica, Barrio de Libro, Piedra Papel Libros, Editorial Avenate, Amor De Madre Editoras, Editorial Contraescritura, Letraversal y Subtextos fueron algunas de las editoriales y distribuidoras que se podían encontrar en ese hilo de mesas que culminaba con las puertas abiertas de la Librería Suburbia. En su interior, los libros se envolvían en un ambiente musical de la mano de DJs como SeroloD, Smug y Gual.icho.

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Diferentes puestos al aire libre de la Feria José E. Cabrera Pérez

Las mismas puertas de la librería se convirtieron en el escenario donde tuvieron lugar las tres actividades de la jornada. En primer lugar, Filosofía en los Bares, un espacio intergeneracional que tradicionalmente se reúne en La Casa Invisible para hablar de filosofía desde el ocio y el disfrute. “Pensamiento, ¿solo o bien acompañado?”, fue la pregunta matriz de esta charla-debate en la que se cuestionó la romántica figura del pensador solitario, a la vez que se evidenció la influencia de los espacios colectivos en el pensamiento y en la razón.

“El unirnos nos permite apropiarnos de espacios que nos pertenecen por derecho y a los que muchas veces no tenemos posibilidad de acceder”

Más tarde se dio a conocer Barrio de Libro, un proyecto en plena construcción que se presentó como “colectivo de editoriales disidentes”, una enunciación que pretende poner el acento en unas lógicas de trabajo y de publicación diferentes. Este colectivo cuenta actualmente con 15 editoriales asociadas y pretende configurarse como herramienta para enfrentar la soledad del trabajo editorial, así como “pelear” por su “derecho a la existencia”. “El unirnos nos permite apropiarnos de espacios que nos pertenecen por derecho y a los que muchas veces no tenemos posibilidad de acceder”, recalcaba Victoria Borrás, (Editorial Amor de Madre). “Venimos de nuestros barrios, y por eso estamos creando nuestro propio barrio” declaraba Marta Martínez, (Editorial ContraEscritura). A su vez, a través de esta juntera, el colectivo ha pretendido humanizar todo el proceso que hay detrás del mundo del libro, “visibilizar todas las partes invisibles” en palabras de Ángelo Néstor (Letraversal,) alejándose así de las dinámicas que se dan en la industria a través de las grandes editoriales y distribuidoras.

Tras un picoteo vegano a cargo de Las Niñas de las Hamburguesas tuvo lugar la última mesa debate: “Ecosistemas críticos del libro desde el sur”, con la librería La fuga, la Feria del Libro Anarquista de Sevilla y la Librería Suburbia. A través de la conversación entre estos tres proyectos se pudo extraer una cartografía de este ecosistema; crítico, no solo en el contenido sino también en las formas de hacer y de organizarse desde los cuidados, y conformado por una interdependencia entre librerías, distribuidoras y editoriales alternativas, que a la vez se ven conjugados con los movimientos sociales y los barrios en los que se sitúan.

Crear conocimientos “desde abajo”

Se puso sobre la mesa la cuestión del territorio, haciendo especial alusión a la necesidad de establecer vínculos que permitan “hablar de un sur con un discurso propio, ganando por nosotros mismos ese valor”, como comentaba María Santana (Feria del Libro Anarquista de Sevilla). Además, se reflexionó acerca del academicismo que existe en las dinámicas de producción de conocimiento, rememorando a los “saberes de ida y vuelta”, en palabras de Luis Gallego (La Fuga). Un fenómeno a través del cual los movimientos sociales se apropian de los saberes y se da una transferencia entre sujeto y objeto de estudio. En este sentido, Sara L. Fernández (Suburbia) ponía en valor los proyectos de autoformación y los grupos de lectura como herramientas para producir conocimientos “desde abajo”.

“Trabajamos para que el mundo del libro sea distinto a la industria del libro”

“Los libros no son neutros, son un campo de batalla”, enunció Suburbia cuando dio a conocer por redes las fechas de esta segunda edición de la Feria del Libro Radical de Málaga. Unas palabras que tras esta jornada cobraron más sentido y se hicieron más latentes. En este encuentro han participado agentes con vinculaciones diversas a los libros, desde el que los escribe, hasta el que los lee, pasando por el que los corrige, los traduce, los edita, los maqueta o los distribuye. Sin embargo, un hilo conductor ha atravesado absolutamente todas las miradas expuestas en las charlas, y ha sido la necesidad imperante de sortear las lógicas de la industria del libro, así como de generar uniones y redes entre los sujetos y proyectos que día a día viven creando y potenciando formas de hacer diferentes. “Trabajamos para que el mundo del libro sea distinto a la industria del libro”, se pudo escuchar en la presentación de Barrio de Libros.

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Interiores de la librería Suburbia, donde se realiza la Feria José E. Cabrera Pérez

Así, se pone el punto de mira en una industria apoyada sobre una macroestructura capitalista hegemónica que se impone en forma de macrodistribuidoras y macroeditoriales que trabajan con una maquinaria invisible gobernada por la inmediatez y el rendimiento. Lógicas que intentan ahogar estas experiencias independientes y disidentes, pero que no terminan lográndolo gracias a las redes y a las junteras que aparecen en forma de salvavidas. “Esta necesidad de conectarnos es imprescindible para potenciarnos. De manera aislada podemos hacer cosas, pero estamos limitadas, sobre todo cuando nos pensamos como experiencias situadas”, afirmaba Dani Machuca (Suburbia).

Desde el colectivo de pequeñas editoriales que se junta para hacerse más resistente, hasta la feria que se organiza trayendo a diferentes agentes del territorio para poner en común experiencias y necesidades, quedó una cosa clara: todo espacio que fomente las redes y las sinergias es subversivo.


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