Cómic
Desconfía del que se dice buena gente
“Creo que decir que eres buena gente es una mala señal. Es decir: es como si llego ahora y te digo «de camino aquí, no he matado a ninguna vieja». Vas a pensar que algo escondo, o vas a pensar que estoy alardeando de algo que sería lo normal. Desconfío profundamente de quien dice, sin que nadie le pregunte, aunque en este caso sí que lo has hecho has hecho, «¡No! ¡No! ¡Yo soy de los buenos!» Además, como me he pasado mucho tiempo con este cómic, que es un tema que me tiene la cabeza loca desde hace mucho tiempo, no soy capaz de decirlo. Me da vergüenza. Pero no una vergüenza de «no, me ruboriza». Vergüenza ajena. Aquel que dice «yo soy el bueno», la experiencia me ha dicho que no lo es. ¿Tú necesitas ir diciendo que eres buena gente? Se da por hecho. Es como el que dice «Yo soy muy listo». La gente verdaderamente inteligente que yo he conocido, se hace la tonta. Es lo más inteligente. Normalmente aquel que alardea de inteligencia o de virtud, es que le escasea.”
Empezamos secos y directos la conversación con Isaac Sánchez (Badalona, 1981), pero es que creemos que él se autopresenta nada más con decir su nombre. Bueno, quizá haga falta algo más, como el nombre del alter ego que dejó atrás hace tiempo Loulogio, uno de los primeros youtuber que existió cuando aún no existían términos como viral o trending... Lo paradigmático es que Isaac está en su casa, que no es otra que la del mundo del cómic. “El cómic fue un reinicio” nos cuenta, “porque yo ya tenía mis, digamos, momentos antes de que internet me hiciera bum y me dedicara a otras cosas durante un tiempo. Ese tiempo tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas, pero si volviera, si pudiera elegir hubiera preferido no haber tenido ese paréntesis.”
Su regreso se certificó con ‘Baños Pleamar’ (Dolmen, 2022). Tremendo tebeo de memorias que le supuso la aclamación del público, sino también del mundo del cómic. “Nadie sabía si esto era un capricho de un youtuber. Pero para mí no lo era, porque amo el medio y es donde siento que doy lo mejor de mí. La aceptación del mundo del cómic debería haber sido menos importante, pero lo era. Sin embargo, el candor que he sentido de los compañeros es muy agradecido, muy bienvenido. Es verdad que jugaba con ventaja porque les había hecho reír. Lo mejor que tiene esta industria del cómic, es que los que nos dedicamos a ello tenemos una pasión grande por el medio y me he sentido siempre muy acogido. Eso cuando estaba en Youtube no pasaba, porque hablar de cómo tener visitas en un video me parece un coñazo. Pensaba «¡Sacadme de aquí!». Pero si de repente estoy hablando con X y me dice «mira, esto si lo compones, así como que tiene más fuerza» o «mira este tratamiento de color...», pues digo: ¡Cuéntame más!
Pero volvamos al principio. Isaac se siente cómodo delante de una cámara. Lo cual no es ninguna sorpresa, claro. Es obvio destacar que tiene tablas como orador, ahí está su pasado en redes, o los espectáculos que le hicieron recorrer toda España, así como las giras a los que un autor de cómic patrio se debe de enfrentar “para ser dibujante en este país tienes que dar mucho la cara y tienes que dar mucho la tabarra”, confiesa. No obstante, se le nota tranquilo rodeado de cómics. Hemos distribuido discretamente varias de sus obras, pero a su lado, su última obra Buena Gente. Un cómic un poco cabrón, le confesamos. “Ah sí, claro, claro”, admite despreocupado. Y le preguntamos si hay alguna buena persona en sus páginas:
“Intenté no ser maniqueo en ese aspecto. Para mi el bien y el mal es contextual en el lugar y en el tiempo. Cosas que hoy son malas, mañana son buenas y viceversa. Y no podemos saberlo porque dependemos de eventos que nos son ajenos. Entonces en este cómic, que está ubicado en los años 60, en el tardofranquismo, lo fácil hubiera sido ir a «bueno, este es el típico malo malote». Quise arriesgar. Quise jugar con que no hay nadie específicamente bueno, pero sí que hay gente con menos necesidad de demostrarlo. Y en el contexto de esta historia, no te hace mejor que los demás, pero al menos, te hace menos peligroso. La gente peligrosa en esta historia es la que está compitiendo. Los que no compiten parecen mejores por comparación, porque al menos no está intentando aplastar a los demás. Esto hay que verlo en twitter, diré más, en Bluesky, esos lugares que son escaparates de virtud. Eso son las redes. Es una ficción encubierta, a la que nos estamos acostumbrando a dar veracidad, cuando no lo es en absoluto.”

Las comparativas es algo que el de Badalona lleva muy bien. Para muestra está su tebeo autobiográfico ‘El de la Batamanta’ (Dolmen, 2023), en el que bromea sobre su comparación con Paco Roca. Ahora, se puede leer en redes comparaciones con Alex de la Iglesia cuando él admite ya en su obra que son Azcona y Berlanga los máximos referentes para ‘Buena Gente’. “Es normal buscar algo en lo que se espeje y ver como paralelismos, al menos son paralelismos que no tienen nada que ver. Con ‘Baños Pleamar’ era Paco Roca, aunque mi referente es Carlos Giménez en cuanto a costumbrismo. Y luego ahora, al ser más salvaje que si Álex de la Iglesia (…) a mi me parece un halago, no que me comparen con alguien, sino por el hecho de que estoy experimentando, estoy probando cosas. Me gusta arriesgar un poco y probar cosas. A lo mejor te hice algo tierno como ‘Baños Pleamar’ y de repente te quiero hacer algo salvaje y que te remueva, pero no por emoción, sino por cosas que atañen a lo más oscuro del ser humano. Pero es simplemente que me aburro de mi mismo y me gusta probar otro tipo de cosas.”
Si bien Isaac tiene más obras en el mercado, como ‘El Regreso del Hombre Pez’ (Glenat 2009), la serie ‘Taxus’ (recopilado por Dolmen en 2019) o ‘El Don’ (también editado por Dolmen en 2020). Cómics que en cierta manera no siguen el patrón autobiográfico, da la impresión de que cerró ese ciclo con la dupla de ‘Baños Pleamar’ y ‘El de la Batamanta’ y ahora vuelve a la ficción con ‘Buena Gente’. “No ha sido a propósito, no. Pero es verdad que cuando hice el de ‘Baños Pleamar’ y ‘El de la Batamanta’, para mí era el cierre de ese género. El primero porque necesitaba hacerlo y el segundo era esa conclusión, esa secuela camuflada, que significaba: lo que fui y lo que soy. Tenía ganas de hablar de un tema importante que es: dejar atrás las cosas. De saber dar un paso adelante y dejar atrás una parte de ti, un proyecto, una persona, un lugar... Al final, aunque hagas una historia de ciencia ficción, siempre habla uno de sus obsesiones. Cuando en ‘Buena Gente’ hablo del concurso de popularidad, estoy hablando de las cosas que desde niño me han obsesionado que son la necesidad del ser humano de imponer su virtud sobre los demás, y hacer que se la buena. Y eso me ha impactado desde siempre, porque desde muy niño he visto como eso era un intangible que iba mutando, y siempre me ha parecido que la gente no se daba cuenta. O sí nos damos cuenta pero hacemos como que no. Porque nos duele. Duele pensar que la moral en la que yo creo ahora igual no es la de mañana.”
Las dos veces que hemos escuchado a Isaac hablando de tebeos, primero en su presentación en la librería Estupenda de Granada y ahora en Subterránea, él habla con pasión sobre literatura y sobre su proceso de creación. “Siempre hablo de mis obsesiones. Por ejemplo, en ‘El Don’, que era de superhéroes, hablaba de mi enfermedad, de la diabetes, de cómo la descubrí, de cómo es que una enfermedad te ataque por detrás y te vaya destruyendo poco a poco. En el Don trataba de la enfermedad, no sólo del protagonista, sino de la sociedad. Incluso en ‘Taxus’ hablaba de un viaje a otro mundo, a otras vidas, pero también hablaba de darte otra oportunidad. Porque era cuando yo volvía a hacer cómics y para mí era muy importante darme otra oportunidad”.

Se nota, le comentamos: “Yo creo mucho en la honestidad”. Y nos muestra el tatuaje del que habla siempre, con los versos de Gabriel Celaya:
que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.»
Nos lo recita de memoria y nos cuenta que eso de poner algo porque es lo que toca en el momento, o de aparentar que se tratan de temas que en verdad a uno ni le va ni le vienen, como que no. “Si para ti eso que cuentas es auténtico, es honesto: se nota. Yo creo que el lector lo nota. Que si tiene delante unas páginas que rezuman esa honestidad, esa autenticidad: es un factor clave para que la historia enganche y te llegue al corazón”.
Su pasión por la literatura es conocida incluso ya en su época en Twitch (alguna vez estuvo a la audiencia leyendo poemas de Alberti). Pero en Granada es imposible no hablar de Lorca, que menciona como una referencia. Para Sánchez, Lorca es el mayor genio. “Para mi está por encima de Shakespeare. Cada vez que veo una obra de Lorca, me da pena que se acabe cada frase que se ha dicho. Porque son todas perfectas, porque es como ver una gema cincelada hasta el extremo en cada palabra. (...) Su forma de contarte un cuento trágico y llevarte de la mano y entender al ser humano como lo entendía Lorca. Estando muy lejos de lo que yo puedo abarcar, sí que cuando yo me puse con ‘Buena Gente’, algo de eso hay, algo de esa intención de hacer algo más literaria, por así decirlo, o más elaborada en el diálogo, que tenga una musicalidad de hablar. Evidentemente mirándolo desde otra dimensión. Es que me fascina tanto, que si pudiera sacar una pildorita de eso en algún momento, ya me haría feliz”.
Tal vez Federico es el motivo de su llegada a Granada. “cada vez que pisaba Granada, me sentía bien. Lo que pasa es que el acento de mi padre con el que crecí, con el cariño que me dio, era granaíno. Yo escucho el acento y es que me sabe a casa. Me retrotrae a la forma en la que crecí, a los valores, a mi forma de entender el mundo, y a algo que me abraza. Aunque fuera Badalona, en mi casa había cosas en la decoración que se notaba que ellos habían venido del sur. Y por eso me siento en casa, aunque no haya crecido aquí”.

Volviendo al tema de la honestidad, le preguntamos por una de las tramas que trata en el tebeo de la Batamanta, el de la disfunción eréctil. Choca porque no es un tema que el género masculino trate. “Es más natural encontrar un cómic de una autora femenina, hablando de su sexualidad y de sus problemas, que de un hombre”. Porque coincidimos con él que si eres hombre, se da por hecho que está todo bien, porque como eres hombre, eres un machote siempre.
“En el cómic de ‘El de la Batamanta’, quería ser sincero porque hablando de mis cosas, creo que otra persona puede leerlo y decir, pues sí, pues aquí estamos también, aunque sean otros temas que estás ocultando o que no te atreves a comunicar. Podía haberlo hecho con otro personaje, claro. Pero los hombres tenemos inseguridades y tenemos problemas de salud a ese respecto, y tenemos frustraciones sexuales y quería tratar esa debilidad, que es muy humana. Y existe. Y creo que es valioso, es útil hablar de ello. Es como en ‘Buena Gente’, cosas de las que no hablamos, con las que miramos a otro lado. Quería tratarlo porque además encajaba con la historia, con ese arco de personaje. Hacia el final en ese momento del club swinger, que fue muy divertido, por cierto. y ocurrió como cuento. Hay una doble lectura. Porque en la página que estoy desnudo estoy dejando atrás ese problema. Porque las circunstancias se han dado para que lo deje atrás de esa manera, con la persona adecuada, pero es que el cómic habla de dejar atrás. Porque estoy dejando atrás muchas cosas, estoy quedando en paz con muchos problemas: ese, y el de Loulogio, y el de Madrid... Es justo antes de tomar la decisión de irme, de dejar atrás un proyecto, de reconciliarme conmigo mismo, de dejar atrás algo que te hace daño.”
Resulta curioso hablar con Isaac, porque da la impresión de que podría estar hablando mucho tiempo, aunque nos confiesa que es muy introvertido y su batería social se desgasta. “Vivo mucho en mi cabeza”. Nos confiesa que él puede estar solo en su casa, o dando una vuelta, semanas. “¿Dos semanas de nadie? ¡Por favor! ¡Me encanta! Porque tengo mucho ruido y ese ruido se va apagando, se va apagando. Y es uno de los motivos por los que me fui de Madrid”. No obstante, ya va siendo hora de ir cerrando la entrevista, no sin antes pedirle que nos recomiende un tebeo: “El que recomiendo siempre es ‘¡UNIVERSO!’ de Albert Monteys. Es mucho mejor de lo que la gente cree. Merece más de la propaganda de la que tiene. Pero es que es una obra maravillosa”.

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