Centros sociales
¿Qué se pierde cuando un Gaztetxe se va?

El próximo sábado 11 a las seis de la tarde se ha convocado una manifestación por el desalojo del Gaztetxe de la Rotxapea. Hasta entonces, Hordago publicará una serie de reflexiones sobre lo que ha supuesto este espacio liberado y su desaparición.
Gaztetxe Errotxapea 2
La asamblea del Gaztetxe se puso manos a la obra hace casi cinco años. Ekinklik
7 sep 2021 07:30

El número 28 de la calle Artica de Pamplona ha vuelto a ser una vieja cochera vacía. Entre septiembre de 2016 y el pasado jueves fue el centro social del barrio, pero lo han desalojado. Es decir: CaixaBank reclamó la propiedad del inmueble y su derecho a mantenerlo cerrado a cal y canto, el ayuntamiento dijo que claro, el juzgado que no faltaría más y la policía que todo el mundo fuera, con munición de goma y ensañamiento. Y así ha perdido la ciudad su último gaztetxe hasta la fecha. ¿Pero qué es realmente perder un centro social?

Un gaztetxe es siempre un espacio intempestivo, que sucede cuando no se le espera, que prospera fuera de lugar. Porque su potencia radical surge de un acto de desajuste

En las imágenes y las crónicas del desalojo aparecen casi siempre personas jovencísimas. Las redacciones más partidarias de la intervención policial hablan de okupas y de chavales. De chusma al fin y al cabo. Gente que no debería estar ahí. Y aciertan, porque ese es precisamente su mayor virtud: que están donde no les corresponde. Un gaztetxe es siempre un espacio intempestivo, que sucede cuando no se le espera, que prospera fuera de lugar. Porque su potencia, democrática en un sentido arcaico, radical, surge de un acto de desajuste: quienes no tienen parte en el gobierno de lo común toman parte, crean un lugar en el que ejercer una capacidad nueva de intervención en los asuntos de la comunidad. Crean un poder nuevo. El viejo demos era esa parte de la población que no tenía condiciones para mandar (ni edad, ni familia, ni riqueza, ni conocimiento). Los pobres, no en el sentido estrecho de quienes no tienen fortuna sino en el amplio de quienes no cuentan. Un gaztetxe, visto así, es un punto en la ciudad en el que mandan los pobres, donde los que no pueden construyen un poder. Es una anomalía que permite a la comunidad separarse de sí misma, de su funcionamiento cotidiano y sus leyes transparentes. Es un foco de litigio sobre las relaciones normales de desigualdad, un generador de ruptura con los consensos vigentes. Su función no es tanto reforzar los vínculos comunitarios como tensionarlos y cuestionar el reparto del poder y la representación.

La lección más valiosa de los centros sociales es precisamente que la comunidad no es ningún ideal al que volver sino un proceso de carácter beligerante
Cuando cierra un centro social, se cierra una escuela de sujetos políticos. Allí los destinados a permanecer en el orden invisible del trabajo asalariado y la reproducción toman el tiempo que no tienen y producen toda una serie de alteraciones en el orden sensato de las cosas y, al mismo tiempo, nuevas formas de enunciación. Lo que se derriba con su derrota, en momentos como el presente, es en realidad una capacidad colectiva de impugnar la legitimidad política del neoliberalismo en la ciudad. Por eso nos hacen tanta falta. Suena mucho últimamente, en las conversaciones sobre qué hacer, la idea de la vuelta a lo comunitario. La lección más valiosa de los centros sociales es precisamente que la comunidad no es ningún ideal al que volver sino un proceso de carácter beligerante. En ese campo de batalla impera una lógica del dominio legítimo (de las finanzas sobre la vida, de las clases medias sobre los horizontes vitales y el sentido común) que espacios como el gaztetxe de la Rochapea ayudan a poner en suspenso. Es por eso que el desalojo es una derrota también para ti y para mí, aunque ya no seamos jóvenes. Porque en las viejas cocheras duermen autobuses mágicos que conducen a la ciudad futura. Y no está la vida como para dejar que CaixaBank y la policía también se queden con ellos.
Centros sociales
Fotogalería Crónica gráfica del desalojo en Errotxapea
Fueron muchas horas de nervios, carreras y solidaridad. La policía cargó de forma desproporcionada en varias ocasiones y disparó balas de goma sin cumplir sus propios protocolos.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Industria militar a debate (I) Contra el aumento en la inversión militar que proponen el Gobierno Vasco y Zedarriak
Debemos sobre la mesa la posibilidad de poner fin a la industria de la defensa, convirtiéndolo a producción civil de utilidad social.
Opinión
Argia El Gran Reemplazo
La idea de que hay un plan oculto para reemplazar a la población blanca y cristiana va permeando tanto a izquierdas como a derechas, también en Euskal Herria.
Opinión
Guggenheim Urdaibai Respuesta al Agirre Center: no participaremos en este juego con cartas marcadas
VV.AA.
El “proceso de escucha” se invalida a sí mismo al existir un plan ya elaborado y no publicado “de expansión discontinua del Guggenheim de Bilbao en Urdaibai”.
Feminismos
Andrea Proenza “Debemos aproximarnos a nuevos horizontes feministas en nuestra forma de amar”
‘Cartografías del deseo amoroso’ es el título de un ensayo intimista sobre chicas que quieren ser Bravo y buscan no solo el amor, sino un buen relato.
Alimentación
Soberanía Alimentaria ¿Cómo hacer más accesible la alimentación sostenible a población en vulnerabilidad?
Existen proyectos en España que están intentado informar, sensibilizar y mostrar buenas prácticas en alimentación sostenible a personas en situación de inseguridad alimentaria, en los barrios o desde la infancia.

Últimas

There Is Alternative
There Is Alternative There Is Alternative #2: de supermercados, las cosas del comer y todo lo que no sea Juan Roig
Segundo episodio del podcast There Is Alternative de El Salto Radio sobre el lado oscuro de los supermercados, las grandes superficies y sus alternativas cooperativistas.
1 de mayo
1º de Mayo ‘Contra la guerra y el capitalismo’ en este Primero de Mayo interseccional de Madrid
Decenas de colectivos exigen en la calle acabar con el militarismo creciente, las violencias transversales y un espacio para todos los colectivos en la lucha de clase.
1 de mayo
1º de Mayo Euskadi se moviliza contra la 'patronal explotadora' este 1º de Mayo
Además de los temas laborales, ha habido otras reivindicaciones y recuerdos a favor del Euskera, los presos o el genocidio israelí en Palestina.
Más noticias
El Salto Radio
El Salto Radio 600 señales
Señales de Humo cumple 600 emisiones y hace memoria: propuestas, prioridades y gente que ha ayudado a mantener el sueño de una comunicación transformadora.
Laboral
1º de Mayo Inmigración y sindicatos: derechos universales o derrota colectiva
Los líderes sindicales no pueden ofrecer soluciones realistas para la situación de las personas migrantes, porque parecen asumir la vieja tesis de que la inmigración perjudica a la clase trabajadora en su conjunto.

Recomendadas

Cómic
Fabien Toulmé “Hablar de trabajo es menos sexy que hablar de amor o de guerra”
En su libro ‘Trabajar y vivir’, el autor francés recorre distintas realidades reflejando cómo las personas se relacionan con ese mandato ineludible de hacerse con un empleo para sostenerse económicamente.
Empresas recuperadas
Natalia Bauni “En este primer año del Gobierno de Javier Milei casi no hubo empresas recuperadas”
Natalia Bauni es coordinadora del Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y Autogestionadas del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Eléctricas
Sistémica eléctrico Del lobby nuclear a la burbuja de las renovables: comienza la pugna por encontrar al culpable del apagón
Un crecimiento desmedido de las renovables guiado por intereses corporativos y una red eléctrica que no ha sido actualizada a la nueva realidad energética son algunas de las causas señaladas del apagón del 28 de abril.