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Felipe VI regresaba ayer a Catalunya con motivo de la inauguración del Mobile World Congress, por primera vez desde el 1-O. No fue bien recibido, como era de esperar. “Felipe, qui vol la pau no trafica amb armes”: esta pancarta acompañó al monarca en la manifestación que tuvo lugar en Barcelona el pasado 26 de agosto como repulsa a los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. Sonora pitada le acompañó durante gran parte de la marcha. Desde entonces, un mundo. Nada volverá a ser como antes. Catalunya ha cambiado, Barcelona es otra ciudad.
Ayer volvieron los pitidos, también las caceroladas, contra la Monarquía. El pasado 3 de octubre, después de una huelga general en Catalunya de repulsa a la brutalidad policial ejercida el 1-O, Felipe VI se dirigió a España en un mensaje televisado muy polémico. Ninguna referencia a las cargas policiales, ni a los dos millones de personas que participaron en la consulta por la independencia. Mucho ha llovido desde entonces, pero una gran parte de la sociedad catalana no olvida lo ocurrido el 1-O, ni las palabras de Felipe VI.
A las 17:30h, en Urquinaona, el grupo se hacía más nutrido. Confluían diversos CDRs de distintos barrios de la ciudad. “Fora el Borbó”, coreaban, así como: “Llibertat, presos polítics”
“Mi compromiso como rey con la unidad y la permanencia de España”: con esta promesa terminaba su comparecencia el monarca el pasado 3-O. Centenares de personas habían resultado heridas dos días antes. Imágenes de violencia en la retina. Miles de personas habían hecho noche en los colegios electorales para defender las urnas, las cuales llegarían de madrugada, el dispositivo policial orquestado por el Ministerio del Interior no fue capaz de encontrarlas.
Las votaciones se pudieron llevar a cabo, a pesar de la actuación policial. Los principales medios de comunicación internacionales resaltaban las cargas de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
“Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando —desgraciadamente— a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada”, pronunció, aquella noche, Felipe VI en televisión, quien se dirigió, únicamente, a una parte de la sociedad catalana, a aquella que no era partidaria de la independencia ni del derecho a decidir: “Les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos”.
El monarca hizo un llamamiento a filas: “Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Catalunya, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía”. Todavía hoy perdura la aplicación del 155 que merma el autogobierno de Catalunya.
Los grandes medios de comunicación españoles iniciaron, entonces, una cruzada contra el independentismo. El PSOE retiraría, poco después, una propuesta de reprobación a Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso por la actuación gubernamental ante el 1-O. El poder judicial dio inicio a una muy discutida macrocausa contra dirigentes políticos y sociales independentistas. El monarca había llamado a filas.
Esta semana, Amnistía Internacional parecía, sin embargo, contradecir al monarca. La organización internacional publicaba su informe sobre la situación global de los Derechos Humanos, también sobre su situación en España, con especial mirada a Catalunya. La ONG denuncia el "uso excesivo de la fuerza" contra los manifestantes por parte de las fuerzas de seguridad el 1-O: "La policía disparó cartuchos de fogueo y pelotas de goma, e hirió de gravedad a una persona que perdió la visión de un ojo".
También tacha de "excesiva y desproporcionada" la prisión preventiva decretada en octubre para Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, presidentes de Òmnium Cultural y ANC, respectivamente, acusados de sedición, un delito "definido de forma muy general".
Movilización de los CDR
A las 16:45h de ayer, 25 de febrero, varias decenas de personas se congregaban en la Plaça Joanic de Barcelona. El CDR del barrio de Gràcia convocaba a sus seguidores para unirse a las diversas concentraciones que en distintos puntos del centro de la ciudad se habían organizado en repulsa de la visita de Felipe VI a la capital catalana.A las 17:30h, en Urquinaona, el grupo se hacía más nutrido. Confluían diversos CDRs de distintos barrios de la ciudad. “Fora el Borbó”, coreaban, así como: “Llibertat, presos polítics”. Vía Laietana, una de las principales arterias del centro barcelonés, se convirtió en un constante cordón policial en pocos minutos. Los Mossos d’Esquadra bloqueaban el paso a los viandantes que intentaban acceder a la avenida desde cualquier bocacalle.
A pocos metros, el Palau de la Música, otrora famoso por la corrupción de Convergència, ayer acogía la cena inaugural del evento internacional previo besamanos presidido por el monarca. El cordón policial fue constante hasta bien entrada la noche. En torno a las 22:30h, Felipe VI abandonaba la cena inaugural en el Palau de la Música rodeado de gritos de “Viva la República” y con el Himno de Riego como telón de fondo.
En el tradicional besamanos, previo a la cena, no participaron ni la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ni el president del Parlament, Roger Torrent, ni ningún representante de la Generalitat en protesta por las palabras del monarca del 3-O. La soledad institucional del rey, se vio paliada por los representantes del Gobierno español. Siempre estuvo acompañado por la vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, y el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo.
Un extenso cordón policial fue necesario para que el acto protocolario de inauguración del Mobile se desarrollara con normalidad
Algunas cargas policiales tuvieron lugar durante la tarde, hubo varias personas heridas. La concejal de la CUP en en Ayuntamiento de Barcelona, María José Lecha, fue víctima de una de esas cargas. Sobre las 22:30h de la noche se dispersaron los últimos manifestantes, una vez el rey abandonó el Palau. Manifestantes que aguantaron toda la tarde en las distintas bocacalles que confluyen con la Via Laietana, en las inmediaciones del Palau de la Música.
Paralelamente, varias decenas de manifestantes españolistas, convocados por la Coordinadora de Tabarnia, deambularon por el centro de Barcelona sin que se produjeran enfrentamientos ni incidentes graves con los independentistas y republicanos. En momentos puntuales, se juntaron ambos bandos y la guerra de gritos se sucedió sin mayores problemas: “Llibertat presos políticos” vs “Puigdemont a prisión”.
A las 17h, en la Plaza de Catalunya, leían el manifiesto los españolistas. Banderas españolas y gritos de “Viva el rey” se sucedieron durante varios minutos en la principal plaza barcelonesa ante la mirada de curiosos y turistas. Un legionario y algunas banderas de corte fascista completaban la concentración. El poder de convocatoria de la iniciativa tabarnesa quedó en entredicho, a pesar de que fue portada en algún telediario estatal.
El rey visitó Barcelona, de nuevo. El recibimiento institucional y de las calles fue hostil. La Monarquía, institución que en el resto del Estado ha ganado apoyos tras su actuación con respecto al proceso catalán, no goza de buena salud en Catalunya. Un extenso cordón policial fue necesario para que el acto protocolario de inauguración del Mobile se desarrollara con normalidad. La céntrica parada de Metro de Jaume I se mantuvo cerrada durante buena parte de la tarde. “Una incidencia” fue la excusa para que no se utilizara esta estación. Una incidencia, un rey. Un rey que fue rechazado por representantes y manifestantes catalanes.
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Segui ayer con atención todo lo ocurrido en BCN,y sí se puede decir que la manifestación en contra del Borbón fué multitudinaria,pero decir que'' unas decenas' de personas de Tabarnia se manifestaron no es real.En la ''mani'', o casi mejor decir ''mini'',de Tabarnia no llegaban a ser ni diez personas...cuatro con la bandera,y algún despistado que no se sabe si pasaba por allí o iba en la ''mini',o ''mani''...Un saludo y felicidades por vuestro trabajo.