Crisis climática
Siete de cada diez capitales de provincia no cuentan con una red de refugios climáticos
La humanidad bajo el capitalismo rompe récords climáticos todos los años. El pasado superó el umbral simbólico de los 1,5ºC por encima de la media industrial; el séptimo —de nueve— límite planetario se traspasó en 2020 y el podio de años más cálidos jamás registrados en España son los últimos tres. Aun dejando de emitir gases de efecto invernadero ahora mismo, el planeta tardaría décadas en enfriarse. En una materia —el cambio climático— donde se habla siempre de décadas, siglos o eras geológicas, hay una solución rápida y efectiva para los peores efectos del calor que conlleva el aumento generalizado de las temperaturas: los refugios climáticos. Y España suspende estrepitosamente: solo tres de cada diez capitales de provincia cuentan con una red de refugios climáticos y muchas de ellas tienen graves deficiencias, advierte un estudio publicado este martes.
El informe Ciudades al rojo vivo. Refugios climáticos y desprotección frente al calor extremo en España, elaborado por Greenpeace, detalla que las cinco ciudades con mayor número de refugios climáticos en su red son Barcelona, con 401; Bilbao, que cuenta con 131; Murcia (94); Málaga (93); y Donosti, que incluye 89 en su malla municipal de estos edificios. La urbe con menos refugios climáticos —pero que cuenta con este tipo de espacios, es decir, que supera a las 36 capitales de provincia que carecen totalmente de ellos— es Sevilla, con apenas cinco. Las ciudades inmediatamente encima de la capital andaluza son Córdoba (14 refugios y solo para personas mayores), València (20), Madrid (31) y Tarragona, con el mismo número que la villa capital.
Donosti es la ciudad del Estado con más refugios climáticos por habitantes: uno por cada 2.100. Hay comunidades enteras sin un solo refugio en sus capitales de provincia: Castilla-La Mancha o Galicia.
Si se considera la ratio de habitantes por refugio, Barcelona cedería su primer puesto a Donosti, que tiene un refugio por cada 2.100 habitantes. Tras la capital guipuzcoana están Lleida, Logroño, Bilbao y Girona. En la parte baja del ranking están Sevilla, Madrid y Valencia; además de Alicante y Castellón, que ni siquiera están contabilizadas como urbe con red porque solo tienen un refugio habilitado para toda su población.
Destaca la ausencia de refugios en la totalidad de capitales provinciales de siete comunidades autónomas: Extremadura, Castilla-La Mancha, Cantabria, Asturias, Galicia y ambos archipiélagos. Varias de las ciudades sin refugio estuvieron durante la pasada ola de calor de junio uno o más días en alerta roja sanitaria por calor: Cáceres, Huesca, Oviedo, Pamplona, Santiago de Compostela, Zamora y Logroño. La capital riojana anunció una red de refugios climáticos justo después de los días de temperaturas extremas.
Las ciudades son un foco de vulnerabilidad ante la crisis climática. La Agencia Europea del Medio Ambiente muestra que los núcleos urbanos del sur de Europa son los que enfrentan el mayor aumento de las olas de calor. La combinación de escasez de zonas verdes o efecto isla de calor aqueja a las ciudades españolas. Los autores del informe señalan dos hechos que agravan el efecto del calor: la revelación del Mediterráneo como zona especialmente vulnerable ante el cambio climático y la falta de preparación de las ciudades, sobre todo de las norteñas, edificadas para y acostumbradas al frío.
“Los refugios climáticos no son moda; son una medida de salud pública”, declara Elvira Jiménez, activista de Greenpeace. Y más en las ciudades, que son un foco de vulnerabilidad ante la crisis climática.
“Los refugios climáticos no son moda; son una medida de salud pública”, declara Elvira Jiménez Navarro, responsable de la campaña de adaptación urbana de Greenpeace. La activista afirma que la habilitación de refugios sirve para proteger a la población más vulnerable en unas ciudades “al rojo vivo”, aunque recuerda que los espacios en los que descansar del estrés térmico son “un primer paso” y que es necesario mitigar el cambio climático, transformar el sistema energético y modificar el espacio público de las ciudades para adaptarse al aumento generalizado de las temperaturas causado por el ser humano.
Todas las ciudades suspenden en horarios; muchas lo hacen en la gratuidad o espacios de descanso
¿Qué es un refugio climático? Los autores del informe subrayan que, para ser merecedor de este nombre, un espacio debe cumplir con varias características además de contar con una temperatura adecuada: estar abiertos en las horas de mayor calor; estar claramente identificados; ser accesibles; ser cercanos, gratuitos y de libre acceso; contar con una zona de descanso; y ofrecer agua del grifo de forma gratuita. Es decir, no vale con que un ayuntamiento recomiende acudir al centro comercial o a un museo de pago, pero tampoco es suficiente contar con refugios que restringen según la edad —el caso de Córdoba— o tener tan pocos que acudir a uno suponga una caminata larga para gran parte de la población de la ciudad, como es la situación de Alicante o Castellón.
Es en la letra pequeña donde todas las ciudades con red de refugios suspenden. Ninguna lo tiene abierto en un horario adecuado y algunas listan espacios no gratuitos; ambos requisitos para un refugio útil
Aunque tres de cada diez capitales de provincia presumen de red de refugios climático, todas ellas suspenden en la letra pequeña. Según el estudio, ninguna capital de provincia cuenta con refugios climáticos que estén abiertos en las horas de más calor, uno de los requisitos básicos de este tipo de espacios: cierran al mediodía, por las tardes o los fines de semana; algunos tienen la persiana bajada durante todo el verano.
La característica de gratuidad no se da en todos los espacios analizados por el territorio español. Algunos municipios cuentan como refugio climático piscinas, espacios culturales o museos que requieren el pago de entrada. También se ofrecen espacios donde es obligatorio consumir, como en Donosti o Gazteiz, que incluyen centros comerciales en el listado; o Logroño, que incorpora cafeterías públicas en su red.
Muchas ciudades tampoco cuentan con espacios idóneos en cuanto a capacidad y zonas de descanso. Capitales como Bilbao, Barcelona, Murcia o Sevilla meten con calzador estaciones de transporte, mercados o polideportivos en su malla de refugios sin especificar si tienen zonas de descanso habilitadas.
Con todo, los autores del informe hablan de “falta de adaptación generalizada” de las ciudades al calor. Su receta para el cambio: acción climática “urgente y ambiciosa”, planes de adaptación “que transformen el espacio público de los municipios” y, por supuesto, refugios climáticos efectivos. “Dentro de una transformación generalizada del municipio para adaptarse a los impactos del cambio climático, los ayuntamientos deben habilitar espacios para la protección de la ciudadanía de forma gratuita, cercana y justa, especialmente en los momentos de mayor riesgo por temperatura extrema”, subrayan una última vez los investigadores del estudio.
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