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Cádiz
Jerez colapsa con el peor servicio de autobuses de su historia moderna

En la ciudad de Jerez de la Frontera no se habla de otra cosa; ¿Qué está sucediendo con el servicio municipal de autobuses? En el momento en que se escriben estas líneas, subir a un autobús urbano en Jerez es una verdadera lotería. En los últimos días salieron ardiendo hasta tres autobuses municipales en pleno servicio, peligrosos episodios que han motivado un importante tijeretazo en el servicio de transporte público. Para curarse en salud, el gobierno municipal, actualmente en manos de María José García-Pelayo (Partido Popular), retiró la pasada semana siete autobuses con contrato de renting que el anterior ejecutivo del PSOE importase de Turquía en el año 2022. De este modo, la flota de los autobuses urbanos ha quedado esquelética. Como compensación, y de forma provisional, el gobierno jerezano ha decidido que montar en autobús en Jerez sea completamente gratis, medida que no palia en modo alguno los contratiempos que afronta su población. El problema no es que los autobuses sean caros, el problema es que no hay.
Esta caótica situación ha obligado a Jaime Espinar, delegado de Servicios Públicos, a pedir perdón a los trabajadores y a la ciudadanía después de asegurar que iban a mejorar los servicios públicos de Jerez. No es algo nuevo, esta problemática viene de lejos. Jerez de la Frontera lleva cojeando en materia de servicios públicos desde hace casi dos décadas, cuando en plena crisis financiera el triunvirato formado por Pedro Pacheco, PP y PSOE dejó escuálido al Consistorio alcanzando los 1.000 millones de deuda. Desde entonces, el servicio de autobuses en Jerez acumula quejas en todos los sentidos; tanto a nivel técnico (de recorrido y planificación) como a nivel cualitativo (el estado de la flota, la sostenibilidad del servicio) y cuantitativo (no hay autobuses suficientes para la demanda actual). La gerente de Comujesa, la empresa que gestiona los autobuses y otros servicios públicos, Aiad Abdel-lah Ahmed, cobra actualmente del Ayuntamiento, según indica la web de sueldos públicos, 72.042 euros brutos anuales, casi al mismo nivel que la alcaldesa. El problema, a día de hoy, no es solo que circulen en días laborales con la frecuencia de un sábado, que ya de por sí es una circunstancia inaudita, es que ni siquiera cumplen con los horarios. “De las últimas cuatro veces que he venido a coger el autobús, tres me he tenido que ir andando, porque el autobús no ha aparecido a su hora”, explica Lupe, una vecina de Jerez, añadiendo: “encima cuando les he comentado algo, el conductor se ha enfadado conmigo”.
“La situación es insostenible y requiere transparencia y responsabilidad por parte del gobierno local. No se puede seguir ignorando el problema ni posponiendo soluciones mientras los usuarios ven vulnerado su derecho a una movilidad digna y segura”, explican desde el Observatorio Ciudadano Municipal de Jerez
Además, el servicio nunca ha tenido una transformación digital potente, práctica y útil de los datos para poder planificar los itinerarios. Tampoco está sincronizado con Google Maps, que es algo común en las principales ciudades de España. El sistema de consulta de los autobuses sigue pareciendo diseñado por un informático de hace veinte años: apenas se ha modernizado, ni es fácil de consultar ni se ha promovido el transbordo o el mero hecho de trasladarse en transporte público, con el periodo de Feria como excepción.
El resultado es que nos encontramos en una ciudad que sigue creciendo en población y donde el vehículo privado goza de mayoría absoluta. Una urbe en la que, por el nefasto diseño de los trayectos de autobús, mucha gente ni siquiera puede llegar a su trabajo o su centro de estudios a tiempo. Vale echar un vistazo a la ley actual para comprobar que Jerez está lejos de cumplir con sus directrices básicas. El bus como quimera y metáfora de una ciudad que privilegia lo privado y penaliza a las clases populares. El Ayuntamiento de Jerez no puede decir que nadie avisó del precario y obsoleto estado del servicio. Acumula cantidad de avisos en los plenos municipales. Y es que la práctica totalidad de los grupos políticos, de todo el arco ideológico, han planteado alguna vez propuestas y ruegos en el pleno municipal en relación a los autobuses. Incluso Adelante Jerez presentó en 2020 un proyecto de MetroBus al anterior gobierno de Mamen Sánchez (PSOE), que fue aprobado en el pleno municipal por unanimidad, un borrador que acabó en un cajón y jamás se llevó a la práctica.

Ni la exalcaldesa Mamen Sánchez ni la actual regidora, García-Pelayo, que admitió públicamente el “lamentable estado que presentan los autobuses urbanos de Jerez”, han sido capaces de mejorar o adecentar el servicio de transporte público. Tampoco extraña a nadie el habitual cruce de declaraciones entre PP y PSOE, con la única finalidad de culpar al otro partido de este sonoro fracaso de esta gestión pública. Por su parte, el Observatorio Ciudadano Municipal de Jerez ya ha pedido un pleno urgente en el que se aborde la problemática de manera pública, y ha solicitado que se aprovechen los fondos europeos Next Generation para adquirir nuevos autobuses en lugar de alquilarlos. “La situación es insostenible y requiere transparencia y responsabilidad por parte del gobierno local. No se puede seguir ignorando el problema ni posponiendo soluciones mientras los usuarios ven vulnerado su derecho a una movilidad digna y segura”, ha señalado. Otras voces de la ciudadanía animan a convocar una manifestación en las puertas del Consistorio.
El caso es que Jerez, la quinta ciudad de Andalucía, la urbe que hoy aspira a la Capitalidad de la Cultura 2031 y organiza actos ostentosos para promocionar su candidatura, tiene actualmente el peor servicio de autobuses que se recuerda en los últimos años. No parece la mejor carta de presentación como ciudad europea de la cultura divisar a la población más humilde visiblemente hastiada y cientos de miles de coches expulsando su humo y pitando cada mañana en los semáforos.