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Bilbao
Crónica del abandono institucional de la escuela pública de Atxuri

El pasado 11 de abril nuestras hijas e hijos fueron a la escuela con cascos y chalecos de seguridad. Una imagen peculiar, llamativa, podemos decir que dolorosa si somos conscientes de que las criaturas pasan muchas horas en este espacio. Y no, no lo hicieron por capricho. Necesitábamos llamar la atención de la opinión pública.
En Atxuri, en pleno corazón de Bilbao, nuestra eskola, la escuela pública Maestro García Rivero lleva años alzando la voz frente a unas instituciones que optan por mirar hacia otro lado. Desde 2019, familias, profesorado y alumnado denunciamos el mal estado del edificio escolar: una estructura envejecida, una fachada que se desmorona, ventanas peligrosas, falta de espacio y un entorno urbano hostil.
Familias, profesorado y demás trabajadoras de la escuela de Atxuri volvimos a salir a la calle para denunciar la situación de alarma e inseguridad en la que vivimos
Vayamos al detalle: en 2018, una ventana cayó al hall de la escuela e hirió a dos niños que tuvieron que ser trasladados al hospital. Fue un episodio que debería haber encendido todas las alarmas. Pero no. La respuesta institucional ha sido una colección de excusas, retrasos, promesas incumplidas y una desidia que roza la negligencia: es maltrato estructural a una comunidad escolar que no pide lujos, sino condiciones dignas para el desarrollo de la función educativa.
En plena pandemia, llegaron los fondos europeos Next Generation. El Ayuntamiento de Bilbao comprometió 2,5 millones de euros para una rehabilitación integral del centro. Las obras debían comenzar con la renovación de ventanas, fachada y lucernario. Pero ha pasado el tiempo y la intervención sigue sin materializarse. Sólo ahora, cuando la situación requiere de una intervención urgente, el Ayuntamiento ha sacado a licitación la mejora del lucernario.
Hoy, la situación es insostenible. El pasado noviembre se desprendió un trozo de la cornisa y hace una semana, el 3 de junio, una piedra del tejado de la escuela cayó al patio delantero, en horario de entrada al centro. Las niñas y niños conviven, y lo harán durante meses, con andamios y obras parciales, con ruidos, polvo, y la permanente amenaza de que otra pieza de la fachada acabe en el suelo. Y todo esto es una intervención de urgencia, no una rehabilitación integral. No soluciona, solo evita lo urgente.
El abandono institucional estructural refleja la precariedad que viven muchas escuelas públicas que sobreviven más por el esfuerzo de sus comunidades que por la voluntad de las administraciones
Aquí nos queremos detener. Somos conscientes que la escuela necesita obras, andamios, intervenciones y las molestias que todo esto conlleva. Pero ponemos sobre la mesa que esto se da porque no se ha intervenido eficazmente antes, mucho antes. De aquellos polvos vienen estos lodos. Las familias, profesorado y otras personas trabajadoras del centro volvimos a salir a la calle para denunciar la situación de alarma e inseguridad en la que vivimos. A día de hoy, no hemos podido ver el informe técnico de la situación actual del centro.
Seguimos. Vamos a por el entorno escolar: tráfico continuo, niveles altos de contaminación y ruido que afectan directamente a la salud física y emocional del alumnado. ¿Cómo puede una escuela ser espacio de aprendizaje cuando lo que ofrece es estrés crónico y riesgo para la salud? Las instituciones lo saben, porque la comunidad educativa se lo ha comunicado a través de informes y propuestas. Sin embargo, siguen haciendo caso omiso. Ante esta indiferencia, nosotras continuaremos exigiendo entornos escolares seguros, saludables y accesibles.
Opinión
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En las últimas semanas se ha hablado de una posible reorganización de centros públicos en la zona. La comunidad de Atxuri lleva décadas reclamando el uso del edificio Emilio Campuzano, justo enfrente de la escuela. Un edificio amplio, rodeado de espacio verde y alejado del tráfico. Un lugar ideal para albergar una escuela pública segura, amplia y digna.
Pedimos al Gobierno Vasco que actué en consecuencia, aunque los precedentes inviten al escepticismo y a la desconfianza. Y es que no podemos olvidar que otra de las posibles soluciones que llevamos años proponiendo ha sido el uso del edificio de la estación de Euskotren del barrio, que lleva años cerrado, vacío y en desuso, para la escuela. Sin embargo, esta opción se ha encontrado, también, con un muro institucional, sordo e implacable, que ha respondido constantemente con negativas.
Este abandono institucional no es casual, es estructural. Una fotografía de la precariedad que viven muchas escuelas públicas en el centro de las ciudades. Centros que sobreviven más por el esfuerzo de sus comunidades que por la voluntad de las administraciones.
Mientras el Gobierno Vasco destina millones de euros de dinero público a sostener la red concertada, no están poniendo los medios para dignificar la escuela pública y sus equipamientos
Y mientras el Gobierno Vasco destina año tras año millones de euros de dinero público a sostener la red concertada, ni esta misma institución ni el Ayuntamiento están poniendo los medios para dignificar la escuela pública y sus equipamientos. Lo que repercute en que escuelas como la nuestra se caigan a pedazos, las niñas y los niños estén como sardinas en lata en los centros y en un largo etcétera de situaciones alarmantes.
Y por todo esto han ido nuestras criaturas a la escuela, pertrechados de cascos y material de seguridad. Porque cada día que pasa se vulnera su derecho a una educación de calidad en condiciones seguras. Porque tiene que saberse.
País Vasco
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