Arabia Saudí
Nuestro “amigo” Mohammed Bin Salman

La arrogancia y los métodos de Mohammed bin Salman pueden ser el detonante de una crisis sin precedentes en Oriente Medio... o de su propia defenestración.

Felipe VI y Mohammed Bin Salman
Felipe VI y Mohammed Bin Salman durante la recepción que se le dispensó en abril de 2018.

Es coordinadora del Panel de Oriente Próximo y Norte de África de la Fundación Alternativas.

21 oct 2018 06:00

La desaparición de Jamal Khashoggi ha hecho correr ríos de tinta y levantado la indignación de comentaristas más o menos familiarizados con los tejemanejes de Riad. El periodista saudí, otrora cercano a las más altas esferas del poder en Arabia Saudí, pero exiliado en Estados Unidos a partir de 2017, no era un disidente, sino un crítico vocal contra alguna de las decisiones adoptadas por una nueva cúpula de poder afanosa e irreflexiva.

Khashoggi desapareció en el interior del consulado saudí de Estambul el 2 de octubre para nunca abandonarlo: hoy es un secreto a voces que fue brutalmente asesinado en su interior, aunque existen diferentes versiones sobre la sucesión de acontecimientos e implicación de las autoridades saudíes. La capital árabe se ha visto obligada a reconocer que algo 'salió mal', y el mundo no duda ya de que las órdenes para tal depravación venían 'de arriba'.

A día de hoy, se escribe sobre cómo el trágico destino de un hombre puede alterar el futuro de Oriente Próximo en, incluso mayor medida, que la guerra en el vecino Yemen. Las críticas han estado principalmente dirigidas contra el príncipe heredero Mohammed bin Salman, más que contra el régimen saudí. Habría esperanza para el país y la región, parece sugerirse, si el hoy famoso ‘MbS’ es apartado de la línea sucesoria.

Un ‘Árabe del Futuro’

En la novela gráfica de Riad Sattouf El Árabe del Futuro, el padre del protagonista sienta las bases de lo que él y muchos en su generación ansiaban para el futuro de la región: “Cambiaría todo entre los árabes. Les obligaría a dejar de ser fanáticos, a educarse y a ingresar en el mundo moderno. Seré un buen presidente”. Todos sabemos en qué tipo de jefes de Estado se convirtieron figuras como Saddam Hussein o Muammar Gaddafi.

Décadas después, un joven de 32 años de sonrisa bonachona se volvió a presentar ante el mundo con la misma careta, el mismo hubris —la arrogancia del poder—, y un discurso muy similar: “Ahora que es una evidencia que las Primaveras Árabes han fracasado y sumido a Oriente Próximo en la inestabilidad más profunda, necesitáis a un líder que acompañe a su país, y al vecindario, con el que cuenta con socios alineados, muy particularmente Abu Dhabi, hacia la modernidad ad hoc, sin estridencias, que este tipo de países necesitan”.

MbS es la norma, no la excepción, a la hora de garantizar patente de corso a sátrapas a cambio de un no desdeñable valor añadido estratégico y financiero

Esta imagen de reformista, en la que se han invertido millones, llevó a decisores, académicos y periodistas a dar al príncipe Heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman (MbS) más credibilidad de la que sus actos merecían. Las alfombras rojas se convirtieron en símbolos de realpolitik en su máxima expresión: mejor un déspota ilustrado con un plan y los bolsillos repletos de oro negro que un puñado de piojosos idealistas en una plaza o de barbudos islamistas en un parlamento.

Donald Trump es, en este caso y de nuevo, un síntoma y no la enfermedad: ha envalentonado a MbS y dado alas a un proyecto sui generis para la región. No es menos cierto que las anteriores Administraciones estadounidenses apoyaron a pies juntillas —en ocasiones indefendibles— a diferentes miembros de la familia Saud.

Algún día se escribirá largo y tendido sobre el papel de Estados Unidos y otros actores de la comunidad internacional a la hora de apuntalar a estos regímenes de naturaleza autoritaria, de tolerar flagrantes abusos de derechos humanos, e incluso de proporcionar los medios para poner en obra una insoportable violencia ejercida de forma sistemática sobre colectivos dentro y fuera de sus fronteras.

Aquellos que analizan el asesinato de Khashoggi —o se ven obligados a adoptar posturas oficiales al respecto— como algo excepcional ignoran o esconden una realidad: MbS es la norma, no la excepción, a la hora de garantizar patente de corso a sátrapas a cambio de un no desdeñable valor añadido estratégico y financiero.

¿Modernizador o tirano? Un aliado imprescindible

¿Qué ha ido mal? El que era presentado como Ataturk se ha convertido a ojos de muchos en Erdogan (ironías de la vida, la cuantiosa información de la que nos nutrimos estos días proviene de un régimen que encarcela a periodistas y tiene controlados los pasos de todos los que operan en el país). La arrogancia de líderes de esta calaña a menudo conduce a cálculos erróneos, que es precisamente lo que parece haber ocurrido con Khashoggi.

El problema es en este caso parece derivar no de un mayor o menor grado de autoritarismo, sino de la ausencia de experiencia y mesura y los continuos traspiés. MbS y su camarilla parecen no haber aprendido los riesgos que una represión tan pública y/o decisiones tan ambiciosas e intrépidas podrían representar para el régimen.

Riad seguramente conseguirá que pase la tormenta buscando chivos expiatorios en casa, tal y como lleva años haciendo fuera. Arabia Saudí es un aliado clave para Washington desde 1945

No será por falta de advertencias: el ultraje global tras el encarcelamiento de activistas feministas, la incredulidad frente al arresto de miembros de la familia real en un hotel de 5 estrellas, el desconcierto tras el bloqueo impuesto sobre Qatar, la sorpresa por la forma en que fue apartado Muhammed bin Nayef, la impotencia frente al sinsentido de la guerra en Yemen. La respuesta desafiante y confiada ante el secuestro del Primer Ministro libanés Saad Hariri y la más reciente crisis diplomática con Canadá parecieron constatar sin embargo algo que han evidenciado amenazas de retaliación o venganza, artículos en prensa y declaraciones en varios medios a lo largo de estos últimos días: la crisis pasará, las visitas oficiales se reanudarán.

Puede que este ‘error’ haya dado al traste con meses de esfuerzos en forma de campañas propagandísticas. Podría paradójicamente servir al régimen para reafirmarse en su postura de aliado imprescindible. Riad seguramente conseguirá que pase la tormenta buscando chivos expiatorios en casa, tal y como lleva años haciendo fuera. Arabia Saudí es un aliado clave para Washington desde 1945, fundamental para asegurar un equilibrio geopolítico en Oriente Próximo y una cierta estabilidad en los mercados de energía. El acercamiento entre Jared Kushner y MbS emplazó de nuevo a Arabia Saudí como núcleo de la política de la Administración Trump en la región, para la que no parece haber sustituto desde el punto de vista geopolítico.

Comparten prioridades y zeitgest: animadversión hacia Irán, lucha contra el terrorismo jihadista, transaccionalismo y necesidad de estabilidad sin injerencias externas, y un acuerdo de paz (no necesariamente justo) entre Israel/Palestina para vislumbrar un futuro en el que Israel —cuyos líderes se muestran extremadamente preocupados— haga buenas migas con todos los países árabes.

El 5 de noviembre entra en vigor una nueva ronda de sanciones contra Irán que exigirá una mayor producción de petróleo saudí, o de sus aliados. La dependencia mutua va más allá de hidrocarburos y armas, en forma de cuantiosas inversiones recíprocas. Por si fuera poco, Arabia Saudí cuenta con el apoyo cuasi-incondicional (algunos lo llamarían servilismo) de casi todos los países árabes, y puede amenazar con poner su futuro en manos de Moscú, o incluso Beijing.

La relación bilateral se enfrenta a su mayor crisis desde los atentados del 11 de septiembre. El aprieto es hoy más espinoso: el régimen saudí está directamente involucrado en el escándalo, la Casa Blanca no ejerce un control absoluto sobre la respuesta de Estados Unidos, y el papel del Congreso estadounidense puede ser clave en materia de venta armas (para lo que es necesaria mayoría considerable), aunque quizás insuficiente, como demuestran los antecedentes de la guerra en Yemen y el hecho de que las elecciones de mitad de mandato están al caer.

No olvidemos asimismo a las élites económicas: la bolsa saudí cayó de forma considerable ante temores de boicot económico internacional. Sin embargo, la llamada ‘Cumbre de Davos en el desierto’ se erige en símbolo de lo que puede ocurrir en el seno de la comunidad internacional: los CEO de multinacionales han declinado asistir, pero enviarán a representantes menores, dejando claro que la reputación, y no el respeto a los derechos humanos, es la prioridad.

El rol de Turquía y el futuro de Arabia Saudí

El escándalo encuentra otra interesante derivada: el brete en el que se encuentra Turquía. Por una parte, el país ve erosionada su credibilidad e imagen internacional, de la que dependen economía y turismo. Por otra, algunos apuntan a que el verdadero motivo de Turquía para proporcionar, gota a gota, una inmensa cantidad de datos es tratar de socavar la influencia de Riad, o al menos equilibrar las relaciones bilaterales (contaminadas por la crisis con Qatar y las posturas enfrentadas en el islam político).

Ankara también puede aspirar a mejorar su relación con Estados Unidos, aunque de momento le dificulten la papeleta. En ambos casos las concesiones a cambio del fin de las filtraciones —o una declaración oficial que ayude a poner punto y final al asunto— serían fructíferas, desde compraventa de armas hasta ayudas financieras, pasando por la situación en Siria.

Allí donde las consecuencias se harán seguramente sentir en mayor medida sea a medio plazo, y a nivel doméstico. Todas las opciones están sobre la mesa mientras la opaca familia real saudí sopesa el costo financiero y político de dejar a cargo de todos y cada uno de los asuntos del país al ambicioso y omnipresente príncipe.

España optó hace unas semanas por privilegiar el pragmatismo por encima de consideraciones morales. Hoy, tiene ante sí una nueva oportunidad para reevaluar su estrategia para con regímenes autoritarios

No es la primera vez que el octogenario rey Salman bin Abdulaziz se ha visto obligado a intervenir, y a cada ocasión erosiona la legitimidad de su hijo. Salmán es el único que puede alterar el orden sucesorio, en el que no sería el primer precedente de golpe de palacio sin sangre. El único que puede desdecir a su vástago, envalentonado y en la cima de una pirámide de poder cada vez reducida y centralizada. MbS se ha ganado el apoyo de numerosos ciudadanos recurriendo a medidas populares y populistas y a un discurso cada vez más nacionalista, pero también ha tomado decisiones que, por temerarias o equivocadas, han alienado a parte de las élites políticas, económicas y religiosas saudíes (como el propio Khashoggi), lo que explica su recurso a medidas autoritarias cada vez más brutales.

MbS no sólo ha demostrado ser un líder despiadado, sino que no pocos dudan hoy de su capacidad para gobernar. Los inversores internacionales habían formulado dudas antes de este episodio, motivadas por ataques contra la élite empresarial, transparencia inexistente y seguridad jurídica dudosa. Pero las oportunidades son demasiado jugosas, y la voluntad de reforma existe. ¿La lección no aprendida? Cualquier gobierno que busque reformas de calado, el camino que genuinamente había emprendido (y que desesperadamente necesita) Riad, tiene que entender que permitir críticas legítimas no es simplemente un lujo, sino una forma crítica de contrarrestar a los reaccionarios (que no le faltan a Riad), de crear apoyo para el cambio y de tomar el pulso a lo que realmente piensa la sociedad, especialmente la élite moderada.

Quizás la presión extranjera, continuada y fuerte, la suficiente para convertir a Arabia Saudí en un paria, sea lo único que pueda impulsar al cambio en Riad. Todo indica a que será seguramente la que brille por su ausencia en un orden internacional en el que la tendencia apunta al liberalismo más profundo, no a la defensa de los derechos más fundamentales.

Quizá la última esperanza resida en el hubris, en este caso el de aquellos que no aceptarán que Riad continúe dejándoles en evidencia: ese es el inconveniente —hoy ventaja— de obligar a tus aliados a elegir bando de forma incondicional. España optó hace unas semanas por privilegiar el pragmatismo por encima de consideraciones morales. Hoy, tanto nuestro Gobierno como los de otros países europeos tienen ante sí una nueva oportunidad para reevaluar su estrategia para con regímenes autoritarios. No será la última.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Crisis climática
Greenwashing De Messi a Nadal: ‘sportswashing’ para lavar la cara al petróleo
Una investigación recopila 205 contratos de patrocinio en activo entre las mayores responsables de la aceleración del cambio climático y la industria del deporte por un valor de 5.035 millones de euros.
Sidecar
Sidecar Asimetrías de Hezbolá e Israel
Hay miembros de la cúpula política y militar israelí que parecen decididos a provocar una gran confrontación con Hezbolá.
Industria armamentística
Antimilitarismo Un nuevo “barco de la muerte” descansa en el puerto de Sagunto camino a la guerra de Yemen
Una concentración en el puerto de Sagunto mostró el rechazo a la utilización de infraestructuras españolas para la guerra de Arabia Saudí contra Yemen.
Nzoth
22/10/2018 1:04

Es triste que las ansias (no necesidad, porque otras alternativas al petroleo existen por lo menos 10 años) de poder y dinero sean una buena parte de las caras de las "multiples morales" no solo en gobiernos, sino en personas comunes y corrientes.
Recuerden estas palabras, el gran filtro se acerca, en forma de cambio climatico, y creo que la tierra estara al fin libre de monos pelados demasiado orgullosos de si mismos que no ven sus errores.

1
1
#24846
22/10/2018 12:46

Demasiado peso económico y financiero para que algo cambie. Los más perjudicados la ciudadanía de Arabia Saudí, que como en tantos países no tiene ni voz ni voto.

0
1
#24901
23/10/2018 17:58

La ciudadanía en Arabia Saudí es inexistente o exigua. Ojo.

0
0
#24968
25/10/2018 13:57

Están demasiado ocupados disfrutando de su altísimo nivel de vida (esclavos incluidos)

1
0
Oriente Próximo
Oriente próximo La diáspora kurda ante la caída de Bashar al-Assad
Siria enfrenta el fin de un régimen que durante décadas pareció inquebrantable. Desde la diáspora, la esperanza contenida de quien ha vivido demasiadas traiciones y promesas incumplidas.
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”

Últimas

Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.
Música
Música Un coro para homenajear las luchas obreras: “La canción protesta del pasado es historia viva”
El coro de canción protesta de Madrid nació para rescatar del pasado las tonadas de la lucha obrera y ponerlas al servicio de distintos activismos en el presente.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.

Recomendadas

Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.