Abusos a la infancia
Alexandra Membrive: “Con el confinamiento los agresores tienen más oportunidades para cometer abusos contra la infancia”
Alexandra Membrive es presidenta de la asociación El Mundo de los ASI, una organización que integran personas adultas que han sufrido abusos sexuales en la infancia. Para esas personas, el confinamiento es una situación que conecta directamente con el encierro que vivieron de niños.

Alexandra Membrive es presidenta de la asociación El Mundo de los ASI, una organización que integran personas adultas que han sufrido abusos sexuales en la infancia. Para estas supervivientes, el confinamiento obligatorio no es solo una medida decretada el 14 de marzo con el estado de alarma, sino una situación que conecta directamente con una infancia en la que los abusos sexuales fueron también una forma de encierro.
Por eso no entienden que la sociedad y las administraciones sigan desviando la mirada de los abusos a la infancia, dice Membrive, y que no existan campañas estatales específicas pese a que los menores que están sufriendo abusos se encuentran ahora en una situación de riesgo, como ha alertado la Fundación ANAR. En la semana del 23 al 30 de marzo, el servicio de atención con el que cuenta esta organización atendieron 270 peticiones en su chat o por correo electrónico, de las que el 3,5% estaban relacionadas con situaciones de abusos sexuales a la infancia.
A falta de datos sobre cuántos menores pueden estar en una situación de abusos, ¿qué nos dicen las estimaciones? ¿Cuántos menores están a día de hoy confinados con quienes abusan de ellos?
Nos tenemos que basar en estimaciones porque la primera y última estadística que se hizo en el Estado español fue en 1994. Desde entonces ha llovido muchísimo y no hay forma de conseguir que se haga de forma estatal algo con ojos y cara. Se estima que entre un 70% y un 85% del abuso sexual infantil es intrafamiliar. Además, en la mayoría de los casos, los abusos ocurren en el hogar de la víctima o en el hogar del victimario. En el caso de que ocurra en el hogar de la víctima, estamos hablando de que se trata de familia muy directa, bien el padre o la madre (según Save the Children en uno de sus últimos informes, casi el 14% son mujeres agresoras, aunque se habla muy poco de eso), hermanos o algún otro familiar cercano.
El Consejo de Europa estima que una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños sufre algún tipo de violencia sexual. En este último caso, el de los niños, los prejuicios sobre la virilidad hacen que les cueste aún más pedir ayuda cuando se dan cuenta de que han sufrido un abuso en su infancia cuánto, les cuesta muchísimo más hablarlo.
Además, cuando piden ayuda a la familia y revelan que se han sufrido un abuso, en el 90% de los casos no se cree a las víctimas o supervivientes. Es una pena porque por un lado se produce una revictimización secundaria y por otro lado es un delito. Es muy difícil reconocer que a mi hijo o a mi hija le está pasando esto, y dudar es sano y humano. Pero lo importante es creer a esa víctima que te está explicando que está sufriendo abuso, porque ni la infancia ni la adolescencia se inventan una cosa así y, si lo hacen es inducidos por una persona adulta, con lo que también es maltrato de esa persona.
Vemos, y estamos muy contentas de que sea así, que se hacen campañas sobre violencia de género, pero yo no he visto ninguna estatal donde se informe de que existe el teléfono Infancia Responde o el de la Fundación ANAR
¿Qué supone el confinamiento para las víctimas de abuso sexual en la infancia?
Estamos en un estado de crisis en el que no podemos salir, por lo que la persona agresora está encerrada también y se las estará manejando para ver cómo acceder a ese niño o a esa niña en un momento en el que tiene más oportunidades. Según la fundación ANAR, las llamadas o las consultas por chat —porque los niños escriben mucho por chat— han aumentado. Entonces: ¿Qué pasa? ¿Dónde están las campañas? Vemos, y estamos muy contentas de que sea así, que se hacen campañas sobre violencia de género, pero yo no he visto ninguna campaña estatal donde se informe de que existe el teléfono Infancia Responde o el de la Fundación ANAR.
Además, la persona agresora es una persona manipuladora y siempre va con la piel de cordero por delante. Su especialidad es no ser detectados, y entonces no dan ninguna señal de que son personas agresoras. Nosotras siempre decimos que no hay un perfil de las personas agresoras, y esto lo pude comprobar el año pasado cuando fui a las prisiones de Catalunya junto a nuestra terapeuta en unas charlas como parte de un programa que se llama “de empatía”. Tenemos que olvidarnos de la idea de que el hombre del saco es el extraño, porque el hombre del saco está dentro de las casas.
Es una pena que el abuso sexual infantil se esté abordando desde un pensamiento adultocentrista, desde el cual la infancia y la adolescencia son víctimas de segunda y no están visibilizadas. La infancia y la adolescencia está en pleno desarrollo evolutivo, por lo que la incidencia que el abuso tiene sus vidas y las consecuencias son muy fuertes. Nuestra obligación como humanidad es cuidar a la infancia y a la adolescencia, pero en lugar de hacerlo se las trata como víctimas de segunda y no tenemos esas campañas ni siquiera en este confinamiento.
¿Quién tendría que poner en marcha estas campañas?
El Estado y en las Comunidades Autónomas, porque las asociaciones hacemos lo que podemos pero estamos agotadas y llegamos donde llegamos.
Habéis publicado recientemente un artículo en el que explicáis cómo la situación de confinamiento que hoy es generalizada es una situación que conocen quienes han sufrido abusos en la infancia. ¿Por qué?
Hicimos el post inicialmente pensando en la infancia y adolescencia, pero poco a poco nos fuimos dando cuenta de que también lo escribíamos para las personas supervivientes adultas. Según van pasando los días y van apareciendo los agobios, a veces vienen recuerdos de confinamiento en el tema de abuso sexual infantil.
Hay una similitud entre el confinamiento actual y el confinamiento que sufren durante años las víctimas y supervivientes de abuso sexual infantil
Las personas, cuando sufrimos abusos sexuales, nos sentimos encerradas. Del mismo modo en que las personas están ahora confinadas, o están en la UCI sin poder hablar con nadie… las personas que sufrimos abusos tampoco podemos pedir ayuda o acercarnos a alguien darle un abrazo, porque nos da miedo incluso que nos abracen cuando estamos siendo víctimas. Por eso hay una similitud entre el confinamiento actual y el confinamiento que sufren durante años las víctimas y supervivientes de abuso sexual infantil, que normalmente cuando lo revelan —si lo hacen— son ya adultas.
Tenemos grupo de ayuda y ahí hemos visto la necesidad de proporcionar herramientas al colectivo para que estén un poquito más acompañados en el confinamiento. Teníamos una serie de vídeos que estábamos preparando para nuestra plataforma y, al ver que entre las personas supervivientes se pueden estar produciendo flashsbacks y reproduciendo el trauma, los hemos tenido que editar rápidamente. Es muy importante apoyar el supervivientes adultos, porque las personas adultas quedan olvidadas. Por ejemplo, no existe ni formación curricular especializada en Psicología: yo soy estudiante de psicología y esto no se trata pese a que un 20% de la población sufre abuso.
¿Cómo actuar si un niño o adolescente cuenta que está sufriendo abuso?
A nosotras nos gusta utilizar el concepto de los “primeros auxilios psicológicos” que se utilizan en momentos de crisis como por ejemplo en el atentado de Atocha, en el de las ramblas de Barcelona, o en los accidentes de Germanwings o del Alvia en Galicia. Se trata de eventos catastróficos donde llega un equipo de psicólogos. Pensamos que esto se podía adaptar al abuso sexual infantil. Entonces, lo primero es tener sentido común y amor. Pero, desgraciadamente, a las víctimas se las ponen en tela de juicio casi siempre, cuando lo más sencillo sería creerlas.
Siguiendo la idea de los “primeros auxilios psicológicos”, lo que recomendamos es la escucha activa: escuchar sin interrumpir. Luego hay que ofrecer seguridad emocional, que es el famoso “yo te creo”. Estas dos palabras son esenciales: te creo. Luego hay que intentar la estabilización: calmar y orientar a la persona. No sabes cuánto le ha costado llegar hasta ahí a una persona que para decirte lo que está pasando. Habrá pensado acercarse a algunas personas otras veces, y no ha podido por el miedo. Por lo tanto, una vez que se dice, el alivio es gigante, y lo digo con conocimiento de causa. Afortunadamente, esto entre ese 10% de los casos en los que a las personas que relatamos un abuso las creen
Este momento podría ser aprovechado para que las madres y los padres para enseñar a los niños qué es el consentimiento
En este momento tan complicado, ¿qué se puede hacer?
Algo que es fundamental, que es aprovecha para hacer prevención. Este momento podría ser aprovechado para que las madres y los padres para enseñar a los niños qué es el consentimiento. Hay padres y madres que no saben que tienen que enseñar lo que es el consentimiento y enseñar el respeto y los límites de cuerpo de los demás como algo bidireccional, que es algo que se aprende desde que son pequeñitos. Nosotras entendemos la prevención a través de una serie de pasos donde se les puede enseñar cuáles son las partes de cuerpo y se les explica que tienen derecho a decir no.
Hay que enseñarles que su cuerpo es sagrado, eso lo pueden aprender desde que tienen un añito por ejemplo enseñándoles las partes de cuerpo. Otra enseñanza importante tiene que ver con los besos: muchas veces a la infancia se le transmite que tienen que dar un beso a un adulto aunque no quieran, y la enseñanza que hay detrás de eso es que tienen que hacerlo quieran o no, cuando nosotras como adultas si no queremos, no lo damos. Debemos dejar la libertad a que decida, porque si no estás dejando la puerta abierta al abuso.
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