15M
Memoria violeta del 15M en Extremadura

Voces de mujeres extremeñas compartiendo su 15M. Memoria presente, relato de los hechos, reflexión política e íntima tras una década del mayo de las plazas y las asambleas.
Acción 15M en Mérida
Preparando una de las acciones del 15M en las calles de Mérida. juan manuel pérez rayego
19 may 2021 09:30

Previendo que, llegado el momento del décimo aniversario del 15M, nos encontraríamos con la habitual catarata de opiniones protagonizadas por hombres, quisimos recoger testimonios de mujeres protagonistas de aquel tiempo y también de observadoras menos implicadas, de activistas y de gente sorprendida y emocionada, eco de lo que fue aquel momento y reflejo posible de lo que todavía proyecta. Extremeñas de pueblos y ciudades con sus vivencias y recuerdos, con análisis escuetos y detallados relatos, con sus amarguras, sus críticas, sus sonrisas, sus desengaños y sus ilusiones. A continuación, procurando mantener virtualmente íntegras todas las aportaciones, y dispuestos  prácticamente sin limitación formal y con un mínimo de sistematización y jerarquía, una serie de relatos breves y menos breves, detallados, genéricos, íntimos, políticos, memoria, evocación, proyecto, experiencia vital; reflexiones quizás desordenadas, anticientíficas, dispares y hasta encontradas, amplias como una plaza y diversas como la mejor de las asambleas. Gracias a todas.

Carla. Badajoz

Quizás lo más revelador para mí fue la sensación de que “sí se puede”. Creerlo posible me hizo fuerte y decidida. Mucho talento y muy diverso estaba al servicio de ideas que surgían y que en pocos días se materializaban. ¡Cuántas veces me emocioné escuchando a las compañeras en las asambleas! Nos percibíamos en un momento único y vivirlo era prioritario.

He leído tanto y han pasado 10 años, y a veces no sabes si recuerdas lo que viviste o lo que leíste.. ¿Sabes? como esos recuerdos que tienes de pequeña pero que, en realidad, están construidos sobre relatos de familiares que lo presenciaron y a los que has escuchado...

María. Badajoz

El 15 M fue ilusión, esperanza, recordé mi juventud luchando por traer la democracia. Volvimos a las asambleas, la participación ciudadana estaba en calles y plazas. No olvidaré unas jornadas lúdico-reivindicativas en la Avenida de Huelva de Badajoz, me acompañaron alumnxs de mi colegio para realizar un taller de “comba”. Vivenciaron y disfrutaron el Movimiento 15M, ahora son veinteañerxs y les digo: de norte a sur de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste. Gracias.

María Eugenia. Llerena

A mí el 15M me pilló en un aeropuerto de América Latina, viajando hacia Perú. Yo había formado parte de la efervescencia previa en el campus universitario, las movilizaciones de la marea verde, las concentraciones y los encierros de alumnado y docentes. Recuerdo muchas clases en las calles y las plazas, en la Puerta del Sol o la Plaza Mayor, ataviada con el birrete, la toga y las puñetas, y un montón de reuniones interminables en favor de la Universidad Pública.

Soy profesora desde hace años. Es mi oficio. El 15 de mayo de 2011, cristalizó en las plazas mucho de lo que había venido investigando y enseñando hasta ese momento, y, aunque solo fuera por eso, no podré olvidarlo nunca. Mentiría si dijera que me lo esperaba. Durante los primeros días estuve noqueada y no sabía cómo analizar lo que estaba pasando. Me recordaba a aquella acampada que habíamos organizado en el Paseo del Prado, años atrás, para reivindicar el 0,7% en cooperación exterior. Entonces yo monté mi tienda y aguanté el chaparrón, pero hay esfuerzos que, quién sabe por qué, no quedan en nada. Pensé que pasaría lo mismo en la Puerta del Sol, sin embargo, algo había sedimentado. El 15M parecía ser un colofón, un epítome, una síntesis; un momento de sinergia colectiva que le daba sentido a todo. Tardé tiempo en empezar a escribir y a “conferenciar” sobre el 15M… Y hoy, antes de escribir estas líneas, he estado mirando la enorme cantidad de documentos y materiales que elaboré y acumulo desde entonces.

Mentiría si dijera que me lo esperaba. Durante los primeros días estuve noqueada y no sabía cómo analizar lo que estaba pasando. Me recordaba a aquella acampada que habíamos organizado en el Paseo del Prado, años atrás, para reivindicar el 0.7%

Como feminista, le debo al 15M que impulsara una rearticulación movimentista a escala internacional, abriera los espacios de protesta y llenara las calles que después ocuparon las sucesivas huelgas feministas. Como ecologista, creo que el 15M puso en valor el relato de los bienes comunes y su gestión necesariamente democrática y descentralizada. Quizá no aprendimos ninguna nueva-gran teoría, pero sistematizamos las que sabíamos y le pusimos el cuerpo que faltaba para dotarlas de una potencia que no habían tenido hasta entonces.

Todas las revoluciones se hacen con las piernas (aunque las aulas ayuden), y en todas ellas hay algo misterioso e inaprensible. Es imposible saber por qué unas tienen éxito y otras se ahogan en el olvido; por qué unas duran un segundo y otras se prolongan toda una vida; imposible sobreponerse a los infinitos e infinitésimos elementos que nos cautivan en ese momento amoroso. La verdad es que creo que nunca seremos capaces de explicar la totalidad de los fenómenos que marcan nuestra biografía. Nunca sabremos si fuimos sujetos u objetos de la historia, aunque algunos siempre se piensen protagonistas. Estoy convencida de que solo quienes vengan detrás podrán juzgar con claridad lo que pasó, quiénes estuvieron allí y si fue buena la herencia que les dejamos.

Irene. Mérida

Puede resultar curioso, siendo el 15M una fecha de despertar, que no teniendo cargas familiares y que siendo mi despertar político sin alguna duda, hoy quiera hablar de lo que me enseñó y no de los lemas que gritábamos a una sola voz.

Si algo me movió la conciencia el movimiento 15-M era la importancia de cuidar y conciliar. Algo que en la política parecía (y parece imposible); allí había hueco para toda la familia, era un lugar donde una mamá no se quedaba en casa (y digo mamá porque es la tónica general), sino que hacía política porque allí se pensaba en los más peques, talleres, espacios, sitios en los que eran uno más; el 15M nos mostraba que, si no estaban todas, no era una política de representación.

Si algo quiero reivindicar en este aniversario del 15M es que la política debería ser para todas, que no solo nos tienen que representar los políticos y políticas, debemos tener espacios donde hacerla, donde nadie se quede fuera
Poco a poco vimos como los cuidados no se canalizaron, la militancia siguió su curso, espacios no conciliadores, horarios imposibles, tonos elevados, el que más tiempo tiene es el que más representatividad tiene, etc. La política vuelve a ser algo fuera del alcance de la gente, volvemos a ponerla en manos de los políticos.
Si algo quiero reivindicar en este aniversario del 15M es que la política debería ser para todas, que no solo nos tienen que representar los políticos y políticas, debemos tener espacios donde hacerla, donde nadie se quede fuera por jornadas laborales imposibles, por cargas familiares... Por mil motivos más, ese quince de mayo me enseñó la importancia de coger la palabra, de tener voz.

Ángeles. Plasencia

15 de mayo de mi esperanza... “Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí tenemos el derecho de imaginar el que queremos que sea” (Eduardo Galeano). Ya había llegado a Eduardo Galeano antes de escribir esto, pero estas palabras suyas siempre me sirven de introducción a algo bueno, ya sea una boda, una nueva escritura, una fecha que evoca muchas esperanzas, o para contar algo de lo que ni siquiera sabíamos su alcance.

Cuando llegaron los primeros correos desde Madrid y las primeras llamadas (una nunca se desconecta de los sitios que la habitaron; sí, digo bien, los lugares nos habitan aunque pensemos que los habitamos nosotras. Se nos quedan adentro, aunque cambien y nos cambien), supimos que había que estar por la información, por los nombres de los y las remitentes, por la ilusión que traslucían... Egoístamente, por mi propia esperanza, que por fin tomaba densidad y me conectaba del desierto de provincias que yo habitaba como una exiliada, algo más de una década, al bullicio de la capital que nunca dejé de oír.

15M
Enfoques 15M, los mejores días
VV.AA.
Las huellas del 15M se aprecian en los tejidos vivos de las ciudades y pueblos. Las despensas solidarias levantadas durante el estado de alarma no habrían sido posibles sin el 15M, tampoco se habrían parado decenas de miles de desahucios. El lenguaje de 2011 aún permanece vigente, a la espera de que otro impulso lo encuentre y lo supere.

La Plataforma por el Empleo Digno de Plasencia fue la cobertura que necesitamos para aquella primera concentración de Democracia Real Ya. Los salones parroquiales de La Data (siempre miraré con gratitud a la HOAC) nos abrían sus puertas, como estoy segura que se las siguen abriendo a las muchas asociaciones y plataformas que los demanden.

Cada sábado por la mañana, dos personas de la Plataforma informaban (o informábamos), con una mesita plegable y unos cuantos folios, llenos de buenas cifras y buenos proyectos, a quien quisiera acercarse a nosotras  (...) Días antes, se habían impreso los primeros panfletos “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros” y los empezamos a repartir. En redes ya se había distribuido el vídeo con la convocatoria a nivel nacional. Y Plasencia estaba allí.

Y llegó el día, aquel 15 de mayo de 2011. A la Plaza acudieron compañeros y compañeras, amistades muy cercanas y amistades no tan cercanas, conocidos y conocidas, y gente, y más gente, con pancartas que nos habían llegado y repartimos; otras que se pintaron para la ocasión; otras improvisadas sobre un cartón o un folio...Si en ese lugar está el pulso de la participación ciudadana, se nos había desbordado y eso nos llenaba de esperanza.

Leímos el manifiesto que se leyó en todas las plazas de España aquella tarde. La concentración duró hasta tarde. No recuerdo que hubiera incidentes y sí una alegría que nos rebosaba.

Después supimos lo de las cargas policiales en otras ciudades y eso nos motivó para hacer nuevas concentraciones. Nunca hubo acampadas, y lo que fue Democracia Real Ya transmutó pacíficamente en El 15M. Durante todo aquel verano hubo varias comisiones: de debate político, de comunicación y difusión, de teatro... Y hubo muchas intervenciones artísticas y acciones de diferente calado en la ciudad. También encuentros regionales y estatales. Pusimos rostro a nombres que nos acompañaron virtualmente, meses antes.

Hay un continuum, “porque fuimos, somos”, en la Historia y las historias personales que nos conecta, a pesar de las rupturas abruptas o convulsas, o de las suaves que se agotan y desparecen sin remedio

Terminó el 2011 y seguíamos siendo visibles en la plaza, cada vez menos, pero visibles. Había niños y niñas que acompañaron a sus padres y madres en aquellas asambleas y se nos amplió la lista de amistades. Hasta que un día dejamos de estar en ese lugar tan público y tan de galería visual como es la Plaza de Mayor de Plasencia.

La vida tiene sus propios pulsos y sus ritmos. Sus presencias y sus ausencias definitivas. Todas las que estuvimos, fuimos parte de aquel llamado “espíritu del 15M”, aquel tiempo donde nos juntamos generaciones de distintas décadas que de otro modo no nos hubiéramos juntado nunca. Retomamos el hilo conductor que nos une y nos recorre a todas. Hay un continuum, “porque fuimos, somos”, en la Historia y las historias personales que nos conecta, a pesar de las rupturas abruptas o convulsas, o de las suaves que se agotan y desparecen sin remedio.

No nací aquel 15 de mayo, pero sí nacieron y hubo niños y niñas en aquel tiempo de asambleas en la plaza. Hoy tienen catorce, trece o diez años y saben de aquella fecha, y que estuvieron allí. Cuando les veo, me lleno de alegría y esperanza: David, África, Lucas, Mara... y recuerdo aquello de “somos semilla”.

Silvia. Badajoz

¿Nostalgia o melancolía? ¡No! Memoria Viva. Gentes que no se conocen se reconocen en una necesidad, en la ausencia de derechos, en la falta de democracia, de Justicia social. Gentes de a pie, pueblo que le dicen, de todas las edades. Indignadas y a la vez felices por encontrarse en las calles y plazas luchando, cantando, bailando, descubriendo nuevas formas de comunicarse, de discutir y de llegar a acuerdos. Todas con voz, todas aportan, todas importan. ¡No hay liderazgo! Increíble según las Sagradas Biblias. Recuperamos (participé en familia, con mi hijo David de 18 años) la memoria de nuestra fuerza, de nuestro poder. Mayo francés del 68, el Cordobazo del 69 en mi amada Argentina, el Nunca Mais, la gran marcha contra la guerra de 2003... ¿Nos atreveríamos a hablar de ellas con nostalgia o melancolía? El 15M fue, y es, un cambio transformador que no ha dejado nada en su lugar. Es Memoria Viva para el proceso revolucionario que se construye permanentemente. Desde abajo, es anticapitalista, es horizontal, es feminista (no blanco), es inclusivo, es intercultural, es colectivo, es antirracista, es sobre todo alegría de sabernos poderosas...

Recuperamos (participé en familia, con mi hijo David de 18 años) la memoria de nuestra fuerza, de nuestro poder. Mayo francés del 68, el Cordobazo del 69 en mi amada Argentina, el Nunca Mais, la gran marcha contra la guerra de 2003... ¿Nos atreveríamos a hablar de ellas con nostalgia o melancolía?

Aunque los de arriba (sí en masculino), el Imperio capitalista, patriarcal, racista y excluyente cree que todo sigue igual al ver plazas y calles recuperando el silencio del plomo o la goma al que denominan normalidad, todo ha cambiado y sigue cambiando. Al final: Vivir vale la pena, existe ese otro mundo posible dentro de la barriga de este mundo inmundo que tenemos. E. Galeano.

Montaña. Cáceres

Por aquel entonces, los ciudadanos mostrábamos el descontento ante la crisis económica provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 y, sobre todo, por el descarado rescate bancario pagado con fondos públicos, mientras se practicaba el desahucio de sus dignas viviendas a miles de personas afectadas por los despidos de la construcción. El mundo al revés.

Clara se encontraba en el lugar preciso y en el momento adecuado. Después de abandonar Comunicación Audiovisual y centrarse en lo que realmente le gustaba, Bellas Artes, se trasladaba de la residencia de estudiantes femenina, próxima a la Complutense, al chalet por terminar y propiedad del SAREB en la Sierra de Madrid. Ella buscaba pertenecer a un grupo, a una tribu urbana que convertía sus cabellos en rastas y vestía estilo “perro flauta”. Clara vislumbró el sentido de la existencia y lo que es más importante para una joven: su propia identidad. El movimiento okupa hizo el resto.

15M
Un 15M contra la melancolía
En la periferia, un intento de entender el tiempo transcurrido los últimos diez años; pretendiendo hacer presente, y desde el presente, un mayo que lo cambió todo.

Clara no era muy radical ni reivindicativa, pero sí valiente, rebosaba ideología y energía juvenil. Se metió de lleno en los acontecimientos del momento. En la marea humana de solidaridad, de participación democrática activa, en las ganas de cambiar el mundo, el sistema establecido, el corrupto bipartidismo histórico y, sin apenas darse cuenta, acabó acampada en Sol.

Aquella manifestación era una de las primeras donde las fuerzas de seguridad se atrevieron a intervenir. Gritaba junto a sus colegas rastafaris: ¡hoy no nos echan y mañana nos vemos! De repente, siente unos fuertes golpes secos por detrás, la gente corre huyendo, a ella la pillan de lleno, sus glúteos se resienten del dolor y cae al suelo... Mira hacia arriba y ve a un policía nacional armado con porra en mano, casco y uniforme antidisturbios. Le asestaron una serie de “palos” que marcarían su vida para siempre. ¡Clara vivió el 15-M en vivo y en directo!

Después de unos años y de terminar los estudios, cerca de la treintena, Clara regresa a su Cáceres natal con intención de asentar la cabeza. Oposita a la Junta de Extremadura para ser profesora de dibujo en un instituto de secundaria y labrarse un futuro próspero, aunque debajo de su rubia melena conserva aún una rasta como recuerdo y testimonio de todo lo vivido en su tierna juventud.

¡Qué casualidad! Diez años después vuelve a vivir el 15M en 2021 ¡La vida es cíclica y la lluvia púrpura!

En su calmada ciudad casi nunca pasa nada, la gente convive pacíficamente y sin ningún sobresalto. Paseos por la tarde a la Montaña para hacer un poco de ejercicio y ver la puesta de sol. Todo en calma, hasta que un día ve en la umbría, justo en el valle de Valdeflores, máquinas excavando, abriendo caminos y deforestando. ¿Qué es esa barbaridad? Se informa en una de las primeras asambleas de una Plataforma, que se hace llamar “Salvemos la Montaña de Cáceres” y le dicen que una empresa multinacional australiana quiere abrir una mina de litio a cielo abierto justo allí, en la falda de la Montaña, arrasando el lugar donde disfruta a diario del aire puro y de la tranquilidad de la naturaleza.

La Plataforma le recuerda aquellos años del 15-M que vivió en Madrid casi una década antes. Las asambleas democráticas, la organización horizontal donde cada propuesta es escuchada y debatida, la estructura en grupos de trabajo especializados, la labor de coordinación para que todo funcione correctamente, el ejercicio de una soberanía democrática real y efectiva, la implicación de la gente, la reivindicación pacífica pero firme sobre el no a la mina...

Clara, en su línea, realiza algunas pintadas sobre el asfalto cerca de Valdeflores, coloca carteles de corazones verdes por la zona, diseña y colabora en la realización de algún grafiti en los muros de las instalaciones del valle, y admira la labor realizada por su madre y su tía, cabecillas del movimiento... ¡Qué casualidad! Diez años después vuelve a vivir el 15M en 2021 ¡La vida es cíclica y la lluvia púrpura!

María. Villanueva de la Serena

El 15 de Mayo de 2011 llegó como un tamiz de lo indigno, un florecer de las más bellas pulsiones humanas, que conducía sin complejos, hacia una sociedad nueva. Mayo llegó colmado por casitas portátiles construidas tan solo de mástiles y telas, de música, de alimento colectivo que nutría un debate entre iguales. Las casitas ocupaban las plazas y procuraban habitantes que se alzaban en paz contra la indiferencia, contra el desprecio hacia los y las más débiles, para defender la cultura, contra la amnesia colectiva. Habitantes que se armaron con la palabra, el respeto, la cooperación y la ayuda mutua, para defender la libertad.

Mayo llegó protestón, sin complejos, y anidó en su seno la esperanza que hoy en día sigue creciendo. Ese espíritu no ha muerto, no ha sido vilipendiado por quienes tocaron poder, sigue brillando y transciende la perversión del ingrato. Aquel mayo de hace 10 años nos alienta, me emociona y me recuerda que todo ha merecido la pena, que el presente y el futuro nos pertenece; con conciencia colectiva conquistaremos nuestros sueños.

Paca

No lo olvidare mientras viva, se me mezcló la inmensa alegría de poder participar en la mayor explosión de indignación pacifica del pueblo, por el pueblo para el pueblo, con el dolor y la pena de acaba de perder a mi compañero y amigo Ramon Fernández Durán, que nos dejo el día 11 de mayo. Por unos días, solo por unos días, no pudo ver y participar en el 15M, algo por lo que luchó toda su vida.

El 15M fue la demostración de que, si queremos, claro que se puede. Seguimos igual de indignados o más, y con más motivos. Se creía que el 15M iba a cambiar la vida a la sociedad y se iba a gestionar nuestra indignación, pero la indignación sola, sin ideología y sin activismo militante, no resuelve (…) es por lo que tenemos que seguir luchando, por los derechos que ganamos y no dejarnos arrebatar, defenderlos a capa y espada para seguir avanzando.

Ahora que han cambiado a Dios por la tele y que lo que dice la Griso o la Quintana va a misa, ahora ya sabemos quién somos todas y cada una de nosotras

No era suficiente con la explosión de indignación, la mayoría no está por la labor de dedicarle parte de su vida a pelear por los derechos de todas, y al final se canaliza la indignación y la rabia en un partido político —que estuvo muy bien y nos ilusionamos todas, y allí nos metimos y nos volvimos a dejar la piel— y ahora que seguimos indignadas no debemos de dejar de exigir que se cumplan las reivindicaciones y las promesas y seguir okupando las plazas, y desde nuestras asambleas seguir tensando el pulso y torciendo el brazo de los políticos. También observamos que el 15M atrajo a trepas buscando su huequecito y donde acoplarse, pero ha ocurrido siempre.

Pero lo mas importante es que surgió esa gente, esa gente estupenda con la que compartimos todos lo días de nuestra vida en las diferentes luchas y que, 10 años después, seguimos caminando juntas y que no tienen parangón. La lucha por la vivienda con la PAH, feministas, ecologistas, pensionistas, mareas por la Educación por la Sanidad, gente muy joven contra la emergencia climática (…) Ahora que han cambiado a Dios por la tele y que lo que dice la Griso o la Quintana va a misa, ahora ya sabemos quién somos todas y cada una de nosotras.
Yo creo que el 15 M nos enseñó y allí aprendimos muchísimo y para mí el reto es volver a recuperar las plazas con los diferentes movimientos... E irnos de cañas, por supuesto. ¡Viva el 15!

Montse. Mérida

El recuerdo y aniversario del 15M, lejos de traer una nostalgia melancólica, me devuelve una suerte de celebración interna y liberadora. Nací y crecí en un entorno preocupado por los asuntos sociales y comunitarios, marcado por principios solidarios pero también privilegiado económica e intelectualmente. Mi infancia y primera juventud se desarrollaron en ese espacio, que constituía el paradigma de la seguridad y, por tanto, fui poco dada a cuestionar demasiadas cosas; poco rebelde, en palabras de mi propio padre que, curiosamente, marcaba las normas pero esperaba más contestación por parte de mi inteligencia y de mi juventud.

Fue la crisis del 2008 la que me sacudió una bofetada en la cara que supuso una indignación germinal, en la que sólo podía repetir un mantra que me martilleaba las sienes, al tiempo que buscaba soluciones a los problemas derivados de esa crisis que, sobre todo, golpeó en lo laboral y, por tanto, en lo económico, poniendo en peligro sustento, independencia y supervivencia personal y colectiva. Ese mantra se preguntaba: ¿qué le tiene que pasar a la gente para salir a protestar a la calle?, y, en los momentos más críticos, se convertía en un alarido de incomprensión que resonaba preguntándose ¿qué hay ya que perder, por qué no estamos incendiando las calles?

El 15M, por la vía de los hechos, me ofreció más herramientas y me otorgó más capacidad de transformación social, en tres meses, que mil libros que hubiera podido leer

Nos estaban destruyendo y aún teníamos que escuchar, de los que supuestamente debían ayudar y soportarnos, frases ofensivas e inciertas, como aquella de que “vivíamos por encima de nuestras posibilidades”. Quienes guardaban nuestros bienes o garantizaban nuestras viviendas tiraron de calculadora y dieron la espalda a la gente, abocando a la sociedad al desahucio. Entre 2008 y 2011 huíamos hacia delante, pero el 15M tiró del freno de mano, empezó a corear otro mantra diferente, el que negaba que fuera nuestra culpa, que demostraba que la política y la economía se habían olvidado de su principal compromiso: servir para la gente y el ejercicio de la libertad.

Por fin llegó el no nos representan: bello, sanador, catalizador de toda la frustración, rescatador de los principios solidarios y comunitarios, combativo con la hostilidad del sistema, liberador, impugnador, esperanzador, pacífico, vehemente, cierto, histórico, innegable, mío, de los míos y, sobre todo, nuestro, de todas, de todos y para nosotras. El 15M, por la vía de los hechos, me ofreció más herramientas y me otorgó más capacidad de transformación social, en tres meses, que mil libros que hubiera podido leer, y me trasladó un sentido de la responsabilidad social, una identidad colectiva, una sensación de pertenencia liberadora y esperanzadora. Así que ¡gracias, 15M!, ¡good job!

Yolanda. Mérida

Dicen que las emociones sirven para que solo lo importante se registre en nuestra memoria. Igual por eso, mi memoria me devuelve una inmensa emoción por presentir que se podían cambiar las cosas. Por saberme conectada a otras muchas personas con los mismos anhelos y las mismas ganas de acabar con tantas injusticias. Me recuerdo imbuida de ese espíritu, de ese movimiento fresco, espontáneo, pacífico, paciente, fuerte y dispuesto a resistir.

Me recuerdo alegre por encontrar complicidad en otras caras sin necesidad de mediar palabra. En un tierra tan castigada como la nuestra, tan poco dada a exigir y gritar nuestras necesidades, ese tiempo fue esperanzador.

Marisa. Mérida

Aquel 15 de mayo me pilló por casualidad en Madrid. Una reunión familiar que habíamos celebrado el día antes fue la causa de que me hallase con mi hija allí y decidiésemos acudir a la manifestación. Comentábamos previamente que sería poca cosa, pero que nosotras queríamos aportar nuestro granito de arena para así sumar y no restar… ¡Cuán equivocadas estábamos! Porque por las calles que confluían hasta la Cibeles marchaban cientos de grupos de personas, gente joven, gritando “que no, que no, que no nos representan…” al que se sumaba el bramido del “sí se puede”. Y quienes media hora antes no nos lo creíamos, ahora llorábamos de emoción.

Aquella tarde radiante marchábamos hacia Sol al ritmo de la batucada encabezada por el amigo Antonio Monecillo, que sudaba para trasmitir armonía y entusiasmo en las calles madrileñas.

Aunque el sistema capitalista y patriarcal, con nombres, apellidos y lugar de residencia, se reinventa y resiste, somos militantes de una causa invencible. La lucha continúa…

Por Callao comenzaron las consabidas cargas policiales. Sin sentido, pues aunque la manifestación era seria y contundente al grito de “no somos marionetas en manos de los políticos y banqueros” también era pacífica. Terminada la marcha, unas veinte personas deciden quedarse a dormir junto al Oso y el Madroño. Y a partir de ese instante, de ese gesto tan atrevido como inconsciente, nada volvió a ser igual… Y por más que algunos hayan querido adueñarse del 15M, ni por asomo supieron captar su espíritu generoso, colectivo, honesto y bien intencionado.

Las asambleas en las plazas, dónde se debatía todo igualitariamente nos llevaron por caminos nuevos aún no suficientemente transitados. Por eso no todo se perdió, algo en nuestro ADN cambió y subyace en nuestras células. Porque, aunque el sistema capitalista y patriarcal, con nombres, apellidos y lugar de residencia, se reinventa y resiste, somos militantes de una causa invencible. La lucha continua…

India. Berlanga

El 15M me atraviesa, me habita en cada poro. Aún diez años después. Me sorprende. Quiero salir a la calle, caminar y encontrarme en Jacinto Benavente la asamblea de dinamización de Asambleas. Y hoy domingo por la mañana tras la asamblea preparatoria estar con el equipo de facilitación que acogía la Asamblea General. Acoger a la gente que muestra el trabajo y las propuestas de las comisiones, barrios, pueblos, ciudades, gente en otros países. Escribo fluyendo en el 15M que es el abrazo colectivo, ¿y quién soy yo sin el abrazo colectivo? ¿Sin el lenguaje de respeto, sin el entusiasmo de consenso? ¿Quién soy yo sin esta familia de “compas” en cada nuevo espacio que visito? Todas las manis, asambleas, CSOs/acampadas, reivindicaciones antes del 15M, me llevaron a Sol y todos los abrazos colectivos, movimientos sociales, campañas luchas de después vienen de la acampada.

Siento mucha gratitud, mucho amor incondicional cuando pienso en la hermosura intensa /más allá de las tristezas decepciones pasajeras políticas .../la hermosura inmensa del entusiasmo de miles de personas

Me doy cuenta que estoy atravesada por el 15M en todos mis lenguajes, en cualquier relación humana que establezco y en la relación conmigo misma. El 15M efímero me proporcionó un maravilloso punto de referencia desde donde sentarme a contemplar, observar, construir, cuidar, amar la vida. Siento mucha gratitud, mucho amor incondicional cuando pienso en la hermosura intensa /más allá de las tristezas decepciones pasajeras políticas .../la hermosura inmensa del entusiasmo de miles de personas puesto a trabajar más allá de los egos, una experiencia donde trascendimos / trascendiii... y esto es mi sentipensar a primera hora de este 15M cuántico. Os quiero, os admiro, os respeto. Abrazo colectivo.

María. Zafra

Viví el 15M en Sevilla, tenía veinticinco años y recién obtenido el título de periodismo. Meses antes me habían robado dos bicicletas en la ciudad; sin embargo, durante aquellos días de acampada, apenas puse el candado a la bici que mi compañero de piso me había prestado. En las asambleas aprendí a creer. Cuando tienes veinticinco y solo escuchas punk, el futuro no existe. Pero allí, en las asambleas, aprendí a creer en el poder de la gente para crear futuro, e incorporé a mi reproductor de música canciones alejadas del punk aunque mucho más rebeldes. Por primera vez escuché hablar de cuidados, de autoconstrucción, de colectivos hori­zontales e igualitarios..., sin saber que algunas de las personas que tanto me enseñaban en aquellas noches de poco sueño y muchos sueños serían después mis compañeras de El Salto Andalucía.

Si no hubiera vivido el 15M, no creo que hubiera publicado diez años después un libro sobre las cadenas globales de cuidados. De no haber existido el 15M, el modo en que nos organizamos la gente que desde hace diez años participamos en las iniciativas sociales y culturales del espacio de autogestión LaFábrika detodalavida (Los Santos de Maimona), seguro sería bien distinto. A veces olvido cuánto y de qué manera me ha atravesado el 15M. Pero entonces, indignada, escucho 'Libre te quiero' y vuelvo a creer.

Celes. Mérida

Me es difícil valorar de manera objetiva lo que supuso para mí el movimiento 15M, pues entre aquel extraordinario acontecimiento y lo que ha quedado se interpone, inevitablemente, la conciencia de lo que se ha perdido en el camino y la sospecha de que hubo gente que, de antemano, había planeado usurpar los efectos de la indignación en su propio beneficio político. Pero voy a intentar centrarme en aquellos días, recordándolos de la forma más imparcial posible.

Me entusiasmaba sentir que era primera vez en muchos años que se tomaban las plazas y las calles sin que ningún profesional de la política presidiese las manifestaciones, las asambleas o diese el turno a las palabras que en ellas se expresaban. Se actuaba de manera parecida a como lo veníamos haciendo los grupos del Movimiento Feminista, tan horizontal, tan participativa. Además, las reivindicaciones de género tenían mucho peso en el conjunto de exigencias de los grupos del 15M.

Me entusiasmaba sentir que era primera vez en muchos años que se tomaban las plazas y las calles sin que ningún profesional de la política presidiese las manifestaciones, las asambleas o diese el turno a las palabras que en ellas se expresaban. 

Recuerdo cuando nos reuníamos en Mérida, en la Plaza de España. Se debatía sobre el decrecimiento y otros conceptos difíciles de asumir por algunas personas cuyo grado de conciencia política era aún incipiente. Y había mucha, muchísima gente joven que cantaba por primera vez en su vida lo de “el pueblo unido…”. ¿Cuándo empezó el desencanto? Me es difícil precisarlo, fue paulatino pues aún me entusiasmé, en la primavera del 2014, con el logro de Podemos en la Elecciones Europeas y la esperanza de que el partido que cogía la antorcha del 15M iba a crecer en peso, en influencia, en capacidad transformadora.

El desengaño total sí recuerdo perfectamente cuando llegó porque, tras la asamblea de Vistalegre en el otoño de 2014 y las maniobras maquiavélicas que allí se hicieron para entre otras cosas maniatar a Izquierda Anticapitalista, supe que tenía que empezar a “hacer el duelo”: el 15M para mí había muerto. Por suerte estaba a punto de nacer Mujeres Sembrando.

Carmen. Cáceres

Mi Facebook nació el 15M de mayo de 2011. Había leído Reacciona, el ensayo coordinado por Rosa Mª Artal. Era de lectura fácil y de pocas páginas, pero me abrió la posibilidad de “respirar”, pues las ideas y pensamientos que se vertían en él ponían en palabras organizadas mi propio caos ante la situación que vivíamos. La interconexión entre las noticias que nos llegaban y mi propia reflexión chirriaban y la “cuenta de resultados” no cuadraba.

Las manifestaciones del 15M, la forma de organización, los debates, los lemas, supusieron una ráfaga de aire fresco que me ayudaron a saber que no estaba sola

Al poco me dijeron que “esos del 15M” estaban en Cáceres, en la plaza. ¿Cómo era posible que algo que sucedía en Madrid se replicase aquí tan rápido y la gente se enterase?”. Respuesta: ”En las redes sociales. Eres una troglodita, ahora las noticias están en Facebook”. Y así fue cómo me hice una cuenta en esa red social y seguí buscando noticias relacionadas.

Las manifestaciones del 15M, la forma de organización, los debates, los lemas, supusieron una ráfaga de aire fresco que me ayudaron a saber que no estaba sola, que la cuenta de resultados no estaba mal, lo estaba el sistema.

M. Ángeles. Mérida

Recuerdo el 15M como un momento de lucha y esperanza para el comienzo de una nueva izquierda. Me encantaba e ilusionaba salir de trabajar de La Librería de Mérida e ir a la Plaza de España a reivindicar libertades y derechos con otras mujeres feministas en el grupo que me apunté. Éramos de distintas generaciones y compartimos experiencias para seguir en la lucha, en la que aún continuamos. Sigo esperando esa nueva izquierda en la que había puesto esperanzas.

Maricarmen. Jaraíz de la Vera

Vivo en un pueblo de mediano tamaño, de 6300 habitantes.
Para mí, el estallido del 15M supuso abrir una ilusión. Lo viví solamente a través de los medios de comunicación y las redes, pero fue como algo mío, porque compartía esa indignación, que era su principal motivo. Suponía una esperanza, pensando que por fin el pueblo, representado en esa gran masa de gente, se unía en reivindicaciones comunes: ¡fuera los ladrones de lo público!, ¡fuera los políticos mentirosos!, ¡derechos para todos!, ¡que devuelvan lo robado!, ¡trabajo digno!, ¡vivienda asequible para todos!, ¡PSOE y PP la misma mierda es!... sacando de golpe todos los males de nuestra falsa democracia, pidiendo ¡democracia real ya!

La esperanza para mí fue que esa gran masa de gente afectada por los abusos de los políticos y de los banqueros dijera: hasta aquí, no consentiré ni un abuso más. Era poder pensar que por fin había nacido un sentimiento colectivo, una solidaridad de clase. Era emocionante poder esperar que por fin la gente defendía sus derechos, los de todos, que defendía a la colectividad, independientemente de la posición social concreta de cada uno. Por fin, el pueblo pondría al frente de las instituciones públicas a políticos honrados, que no hicieran negocio con lo nuestro, políticos que estarían continuamente vigilados por el pueblo, para que no robaran más y cumplieran su deber. Para que no volvieran a ocurrir desastres como las reformas laborales de 2010 y 2012, una del PSOE y otra del PP; la firma en 2010 con PSOE de la modificación de la Constitución para que el pago del déficit tuviera prioridad sobre el gasto social; las reformas de las pensiones de 2011 y 2013, también una del PSOE y sindicatos mayoritarios y la otra del PP... La gente había dicho desde ese 15M ¡¡¡basta ya de tanto engaño!!!, y ése fue el rayo de esperanza para tener una sociedad mejor, más justa.

La esperanza para mí fue que esa gran masa de gente afectada por los abusos de los políticos y de los banqueros dijera: hasta aquí, no consentiré ni un abuso más. Era poder pensar que por fin había nacido un sentimiento colectivo, una solidaridad de clase

Para mí, el 15M fue abrir la posibilidad de que el pueblo se hubiera descubierto como un gran movimiento social. Parecía difícil, pero era posible; mi esperanza era que, aunque la gente en las plazas fuera cansándose y yéndose a su vida habitual, hubiera quedado en todos ellos la semilla de la lucha común; que se hubiera vencido al individualismo bestial que nos hace pelearnos unos con otros por nuestros beneficios particulares, forma de tenernos bajo control los poderes, para habernos convertido en solidarios, piezas de una colectividad, donde cada uno lucha por las mejoras para todos.

Pero al paso de los días, de los meses, fuimos viendo con decepción que todo iba volviendo al estado anterior al 15M. No sólo porque la gente volvía a su vida diaria, a sus ocupaciones y preocupaciones habituales, no, era también porque se había desinflado, porque quizá muchos se engancharon por la faceta interna de borreguismo que los medios de comunicación han ayudado a meternos en la cabeza, desplazando a la personalidad. Fue una decepción, comprobar que para muchos aquello fue un juego, una moda. El pueblo no había reaccionado a tanto trato infame de la clase político-financiera, de una forma perdurable y consciente, más bien sin fundamento sólido. Los insolidarios de siempre volvieron a preocuparse sólo de ellos mismos y de su familia; los desencantados de antes fueron perdiendo la ilusión y volvieron a pensar que no tenemos solución.

Elecciones generales del 28 de abril
De los sueños del 15M a “la política del zasca”

Entre elección y elección, se cumplirá el octavo cumpleaños del 15M. La posibilidad de que un gobierno de derecha y extrema derecha ocupe la Moncloa se junta con el recuerdo de las plazas vibrando.

Pero otros, como yo, más optimistas, pensamos que al menos existe en mucha gente el germen de la rebeldía, el antídoto al conformismo con el que nos tienen callados y manejados. Creo que la conciencia de clase está muy debilitada, pero que no se ha perdido del todo. El 15M fue un ensayo, quiero yo pensar.
Como mujer, el 15M fue también una luz de esperanza para que se corrigieran las discriminaciones, las desigualdades, que sufrimos el colectivo de las mujeres por el hecho de serlo, porque el sistema, de antiguo, está dirigido por mentes sin valores igualitarios y justos; el machismo, la religión, la moda, la prostitución, etc., son mecanismos que no colocan a la mujer en pie de igualdad con el hombre. Al igual que sufren otros colectivos víctimas de prejuicios.

Cuando nuestra sociedad avance más en valores, no cabrán la discriminación ni los prejuicios. Para ello, habría que reactivar el espíritu del 15M, y conservarlo, potenciarlo y extenderlo. Parece muy muy difícil, ¡pero no es imposible!

Maribel. Badajoz

Tengo 59 años y soy de Badajoz. Para mí el 15M supuso un rayo de esperanza de que podemos cambiar nuestro mundo. Hastiada de ver cómo las élites políticas, movidas por las económicas y aprovechando otra crisis económica, creada para tal fin, recortaba de nuevo los derechos de los trabajadores y de todos los ciudadanos... Ver en la calle a tanta gente junta, trabajando en asambleas, relacionándose de forma fraternal y horizontal, me hizo sentirme ilusionada de nuevo. Se consiguieron muchas cosas, aunque intenten hacernos creer que no. Sobre todo, nos hizo creer de nuevo en la idea de que asociándonos somos fuertes. A unos ciudadanos conscientes es más difícil engañarlos. La lucha tiene que seguir en las calles, creando redes. La lucha continua...

Cris. Badajoz

Lo recuerdo como unos días muy bonitos. Hicimos grupos de trabajo: coordinación, comunicación, logística, acción... Había un ambiente de ilusión, alegría y solidaridad.

Muchísimas personas venían a las asambleas; traían comida, libros, materiales... Se hizo un pequeño huerto en la misma avenida de manera simbólica, pero vimos crecer algunas semillas. Las asambleas eran muy participativas, llegando a congregar cientos de personas, y en las manifestaciones se alcanzaban 3.000 o 4.000 personas en Badajoz ciudad.

Quedan muchas semillas de aquellos días, y creo que es importante visibilizar que, juntas y desde abajo podemos cambiar las cosas

El 15M ha sido una escuela en donde aprender muchas cosas y compartirlas. Hablábamos de capitalismo, desigualdades, injusticias sociales e intentábamos dar soluciones locales y difusión de las problemáticas. (…) Creo que quedan muchas semillas de aquellos días, y creo que es importante visibilizar que, juntas y desde abajo podemos cambiar las cosas. El 15M consiguió que fuéramos más críticas, más participativas y nos juntáramos más para buscar soluciones comunes. 

Lidia. Cáceres

Su origen, su construcción, su desarrollo, su culminación siguen estando más llenos de interrogantes que de certezas. Si sigue vivo o si murió con la caída del bipartidismo... Pero también nos dejó algunas certezas. Quizás es el mejor espejo en el que mirarnos para sentirnos vivas y vivos, capaces de decidir nuestro futuro, si es que existe, de exigir respuestas a muchos interrogantes aún hoy por resolver. Seguimos queriendo más feminismo, más democracia, más participación, menos precariedad, reformas fiscales, derecho a viviendas dignas, igualdad de oportunidades, más educación pública, más sanidad pública, más ecologismo, menos racismo.

El feminismo cogió el testigo de esa materialización de la indignación y la usó como modelo para conseguir crecer y hacer un gran músculo con mujeres dispuestas a conquistar nuestros derechos

El feminismo cogió el testigo de esa materialización de la indignación y la usó como modelo para conseguir crecer y hacer un gran músculo con mujeres dispuestas a conquistar nuestros derechos, nuestra dignidad, nuestro espacio, sin constituirse como partido, siguiendo presionando en las plazas, en cada ciudad, en cada calle. El 15M hoy es violeta.

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