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Voces de Extremadura
Felipe Zapico: “De mayor me gustaría ser anarquista”
Decir Felipe Zapico es decir libertario y polifacético; es decir espléndido y desinteresado”. Esto escribía Gsus Bonilla en el prólogo a Ladrón de peras, uno de los libros de nuestro entrevistado. Felipe Zapico escribe poemas, relatos y letras de canciones. Y además es cantante, fotógrafo viajero y artesano de la tinta y el papel. Pero a él le producen alergia las etiquetas: “Me gusta indefinirme como mamífero anartista y punto”.
“Decir Felipe Zapico es decir libertario y polifacético; es decir espléndido y desinteresado”. Esto escribía Gsus Bonilla en el prólogo a Ladrón de peras, uno de los libros de nuestro entrevistado. Felipe Zapico escribe poemas, relatos y letras de canciones. Y además es cantante, fotógrafo viajero y artesano de la tinta y el papel. Pero a él le producen alergia las etiquetas: “Me gusta indefinirme como mamífero anartista y punto”.
Actualmente ejerce como profesor en la Facultad de Biblioteconomía de la Universidad de Extremadura. Pero Felipe tiene mucha vida no académica en la mochila. Entre los oficios nobles que ha conocido están el de limpiacristales, jefe de sala de bingo, camarero e incluso mozo de espadas. “Vengo de familia obrera y torera. Mi padre fue banderillero, de León, que es un poco exótico. Y mi hermano llegó a tomar la alternativa y era mozo de espadas”.
La entrevista tiene lugar dos días antes de que se declare el estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Nos vemos en Mérida, frente al Teatro Romano. Felipe viene con su risa atronadora, tierno e iracundo, con su aire de métèque, de Moustaki de las tierras extremeñas.
Empecemos la conversación por el curro, Felipe. ¿Cómo sobrevive un desobediente compulsivo como tú en la Universidad?
Pues intentando estar al margen de todo el tiralevitismo. Como no quiero ascensos, ni prebendas, ni carguillos, me dejan un poco en paz. Saben que yo no voto a un rector ni a otro, ni a Maroto. Y tengo la enorme suerte de que nuestra facultad está fuera del campus. Hay muchos que dicen “Ay, la vida del campus”. Pues en mi caso se pasan los años y no veo a un rector ni a un vicerrector. Hay gente que le gusta estar allí, ir a la cafetería del rectorado: ¡Rector, vicerrector!, como a esos que les gusta decir ¡Presidente, consejero!
Me cabreo con la burocracia, que cada día ponen más. Vivimos en el mundo de la burocracia, solo hay que llenar papeles y formularios sin fin, en aras de una supuesta calidad. ¿Y qué es la calidad? Intentar que los alumnos sean un poco críticos, un poco desobedientes –no mucho para que no me alboroten la clase, aunque casi siempre el que más la alborota soy yo.
Algunos exaltados de facebook, cuando discuten contigo acaban diciéndote “Un anarquista ¡funcionario!”. ¿Qué pasa, si trabajo en una fábrica apretando tornillos si puedo ser anarquista, pero si mi patrón es el Estado ya no puedo serlo? Que además, tampoco yo digo que lo sea. Yo digo que de mayor me gustaría ser anarquista. Ser anarquista es muy difícil. Porque hay que dar ejemplo con el hecho y vivir como anarquista de verdad.
Me cabreo con la burocracia, que cada día ponen más. Vivimos en el mundo de la burocracia, solo hay que llenar papeles y formularios sin fin, en aras de una supuesta calidad
Hablando de anarquismo, me gusta mucho ese poema tuyo que dice “Entre Bakunin y Durruti, me quedo con Durruti”.
El asunto es si te quedas en el envoltorio o vas al fondo. Es muy bonito toda esa gente que sabe tantas citas y tantos pasajes, pero se queda ahí, en el “como-dijo”. “Como dijo Proudhon, como dijo Bakunin, como dijo Marx, como dijo Engels. Como dijo, ya lo dijo”. Y ¿qué prefieres, lo que dijo el que dijo, o el que cogió la pistola e intentó hacer la revolución de verdad, la gimnasia revolucionaria? Y como digo en ese poema, si me obligas a elegir otro compañero, me quedo con Robespierre. Es una figura que la burguesía ha conseguido pintar como un tipo sanguinario, pero lo único que quería era poner las cosas un poco en orden. Que a lo mejor se le fue un poco la mano, o a lo mejor se le tenía que haber ido un poco más... Bueno, un poco de orden dentro del pacifismo que nos gustaría tener.
“Extraños versos que no hablan de golondrinas, que incitan ya a estallar”, escribes en uno de los poemas de Muros marcados con tiza. Y en las páginas centrales representas la explosión de una bomba.
Sí, y en la portada hay una foto que es una bomba Orsini, en la cual se refleja mi cara y detrás está el Congreso de los Diputados. Yo quería ver si me llamaban a la Audiencia Nacional, pero por publicidad, no por valentía, a ver si así por lo menos en vez de 800 vendemos 1200 libros. Pero ni así, yo les provoco, pero es tan insignificante lo mío que no llega a molestar a ningún fiscal, a ningún juez ni a ningún picoleto.
Está bien que todos los poderosos supiesen que podía alguien pasarle las facturas por sus malas acciones, por sus perversas acciones. No como ahora que parece que es todo gratis para ellos
La bomba Orsini me gusta. Me gustan todos aquellos hombres del siglo XIX y principios del XX que, ante una injusticia y sin encomendarse a nadie ni hacer banda armada, como están tipificadas esas cosas, tomaban la justicia por su mano. Dicho así, en 2020, parece que estoy grillado. Pero tengo admiración por toda esa gente. Sabían que los iban a fusilar a los dos días. Está bien que todos los poderosos supiesen que podía alguien pasarle las facturas por sus malas acciones, por sus perversas acciones. No como ahora que parece que es todo gratis para ellos. Ahora los magnicidios sólo los hacen Trump y Obama, con otros magnates del frente de ellos. ¿Me llevarán a la Audiencia Nacional por decir esto? ¿Será apología a Bin Laden?
Espero que no, Felipe. Cambiando de tercio. Tan pronto haces poesía como fotografía o música, pero veo que no te gusta la palabra polifacético.
A veces la gente te quiere encasillar, porque es lo fácil. Vamos a hablar con este señor que es poeta, profesor, jardinero, fotógrafo… Yo creo que la vida de todos, hasta de la persona más desconocida engloba más cosas que si es zapatero… Yo tengo muchas inquietudes que es lo que me ayuda a vivir. Lo de polifacético no sé exactamente qué es.
Hay mucha gente haciendo muchas cosas y la desconocemos completamente. En música, en poesía, en pintura. No conocemos su existencia y están haciendo cosas igual tres puertas más allá que tú. Yo como no estoy adscrito a ninguna corriente ni me adscriben, pues polifacético. Casi prefiero que me digan polifacético.
¿Bueno, Lizanista, sí?
Seguidor y aprendiz de [Jesús] Lizano, siempre. Que vivió y murió con la pena de no encontrar la repercusión de su obra más allá de los círculos libertarios y de los círculos de poesía social. La mayoría de su obra no estaba de moda. Pero ahí está, siempre en nuestra memoria.
En tu obra hay una constante crítica al corporativismo poético, a las mafias poéticas, como dices en algún momento.
Los de la mafia C cuando hablan, hablan de la mafia A. Y ni se quieren dar cuenta de que ellos son otra mafia. Las mafias son como el fútbol, que hay de primera, segunda, tercera o cuarta división. Hasta en el pueblo más pequeño, si hay tres poetas cada uno será de una mafia y estará jodiendo a los otros. Y el que tenga el poder de ser amigo del alcalde, cogerá el recital y llevará a su amigo y no al otro, porque dirá que es muy malo.
Y además siempre arrimándose a los alcaldes, a las Juntas, a las diputaciones… Para cambiar un ladrillo –aunque luego hagan tongo- hay que hacer un concurso público. Pero para hacer una cosa cultural, tú lo haces y ya está. Y qué casualidad, como digo en el poema “Te llevo, me llevas, te cito, me citas, te premio, me premias”. Este, con el dinero que le ha dado el ayuntamiento X trae a este, a este y a este. Y luego este y este le llevan a él, al otro y al otro. Y luego hablan de la mafia del gran mafioso, de LGM (Luis García Montero). Todos le atacan a él pero sin darse cuenta de que la inmensa mayoría o bien quisieran estar en su lugar o hacen lo mismo en su pequeño ámbito.
No queréis que los que están en guerra, en Mali o en Senegal, salgan huyendo y vosotros por un virus ya habéis dejado los supermercados vacío
Me canon-izas, te canon-izo.
Sí, ese poema cuando lo recito siempre digo: Todos los que lo vais a escuchar hoy pensaréis en otros, no pensaréis en nosotros. Hay gente maravillosa, admirable. Pero como magma humano somos bastante despreciables. Esta mañana, cuando han empezado a hablar del acaparamiento de papel higiénico y de comida, he visto varios que ponían: no queréis que los que están en guerra, en Mali o en Senegal, salgan huyendo y vosotros por un virus ya habéis dejado los supermercados vacíos. Un egoísmo social sobresaturado.
“En el mismo momento en que aprendimos/ a pronunciar retrogusto/ los retrógrados comenzaron a afilarse las manos”. Criticas el esteticismo y a los “poetas que llaman a las cosas por otro nombre”. Escribes sin miedo, algo que no es nada habitual.
No, yo miedo no tengo. Empecé a escribir muy pronto, en 1980, pero la primera vez que publiqué fue en 2009. Yo me dedicaba a otras cosas, a la música, a la universidad. Hasta que te das cuenta de que es otro tocomocho. Me sucedió lo de mi viudedad, y ahí tuve un bruuuu… y dije eso que dicen todos: Lo importante es el día a día y vivir, y dejarte en paz de la mayoría de las tonterías que hay. Y entonces es cuando empecé a publicar.
El primer libro, Litro de versos, lo escribí en una libreta, en tres meses. Empecé en enero, por un desengaño amoroso. Lo que más me gusta es el colofón, que dice: “Terminado en Madrid un 14 de abril, cuando la República es solo un recuerdo”. Porque entonces, aquel año de 1988, de la República no hablaba ni dios. Y luego Ladrón de peras es el primer libro que escribo en el siglo XXI.
También las mejores personas que he conocido, ha sido en estos ambientes. Personas con las que me une un afecto, una fraternidad y una solidaridad enorme que espero que se mantenga durante toda la vida. Pero a nivel general cada vez me interesa menos. Por eso, aunque no me he quitado de escribir, digo que me estoy quitando del virus poético. Espero no ofender a nadie en particular, y a muchos en general.
Las mejores personas que he conocido, ha sido en estos ambientes de la poesía. Personas con las que me une un afecto, una fraternidad y una solidaridad enorme que espero que se mantenga durante toda la vida
En tus poemas es muy frecuente la crítica a la resignación frente a la injusticia y a los indiferentes. “Ese que mira para otro lado o que aunque esté en el centro de la catástrofe afirma no ver nada”.
Es lo peor. Prefiero un tipo que sea de VOX y lo diga y lo defienda, desde su enfermedad, al indiferente que, como Saza en la película aquella, La Escopeta Nacional, diga: yo, apolítico, de derechas de toda la vida. Esos, el día que empieza el desfile de la oca, sacan la bandera que haga falta por la ventana. Como en Alemania: Ah, ya no lo vi, no sabíamos nada; ¿Pero no veían que salía humo?; Sí, pero pensamos que era masa forestal, una masa biodegradable produciendo energía ecológica.
Aquí, la mayoría de la población, durante el franquismo, fue indiferente. E hicieron como los que mandaban: un día eran de Franco, y al día siguiente eran de Suárez. Como dice Saza en Amanece que no es poco: “las elecciones las ha perdido la Guardia Civil, pero las ha ganado la Secreta, que somos los mismos”.
La violencia machista es algo tan incomprensible y tan doloroso. O el maltrato en la casa. Cerrar la puerta y que estés con el horror dentro, con el terror a tu lado, esperando a ver en qué momento estalla
“No estoy de luto nada más que por todos los muertos dignos del mundo”. Una denuncia constante tuya son también los asesinatos machistas y las muertes en accidente laboral.
Cuando me quedé viudo yo vi el dolor que tenía por la pérdida de mi mujer. Muchas veces intentaba reflexionar: si yo tengo esta pena, este dolor tan grande, cómo serán estos tíos que matan a sus mujeres porque, según ellos, las quieren. Es incomprensible ¿cómo se puede llegar a eso? Desde ese momento seguí mucho los crímenes machistas, todavía no había tanta conciencia como ahora. Vas leyendo, vas viendo lo que dicen las compañeras, el patriarcado, el heteropatriarcado, todas esas palabras de las que se ríen tanto los fachas, y ves que que no importa la clase social, la edad, la procedencia geográfica, que está todos los días ahí, todas las semanas. Es algo que me escalofría.
La violencia machista es algo tan incomprensible y tan doloroso. O el maltrato en la casa. Para todos nosotros el hogar es nuestro refugio. Pero cerrar la puerta y que estés con el horror dentro, con el terror a tu lado, esperando a ver en qué momento estalla, te insulta o te agrede, me parece algo muy terrible. Que el terror, el horror, como decía el coronel Kurtz, de Conrad y luego de Coppola, esté ahí, acechándote en el otro lado de tu cama. Me parece una de las cosas más espantosas que puede haber. Hay gente que no lo ve, que no lo quiere ver. E incluso hay partidos que buscan los votos de esos maltratadores.
Tan acto de servicio es un señor que está descargando un buque y le caen encima 30 toneladas de soja y lo mata, como el que se le vuelca el TOA en el Líbano
Y los accidentes laborales, que muchos compañeros le llaman terrorismo patronal. Si un señor va en un carro de combate al Líbano, ganando 6000 euros al mes y se le vuelca el camión y se mata, le dan medallas, le entierran con la bandera de España… Muerto en acto de servicio, dicen. Tan acto de servicio es un señor que está descargando un buque y le caen encima 30 toneladas de soja y lo mata, como el que se le vuelca el TOA en el Líbano. Los últimos seis mineros que murieron en León, por ejemplo. Llegan las autoridades y ahí te quedes, las viudas, los padres, los hijos, ahí os apañéis. Parece que servicio es solo lo que hacen los que tienen uniforme.
Cuando nació el 15M tuviste una identificación grande con el movimiento.
Yo viví el 15M en tres sitios distintos, en Badajoz, en Ciudad Real y en Madrid. Tenía una estancia de investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que empecé el 18 o 19 de mayo, por lo que estuve muchos días en la Puerta de Sol. A mí lo de la gente que habla mucho nunca me ha gustado. Me ilusioné dentro de la prevención que me suponía, aunque enseguida empecé a no darme por aludido cuando algunos de los grupúsculos que se veían esos días antes de las elecciones empezaban a explicar lo que es la abstención, que si los partidos minoritarios… ¿Pero no veis que se os ve el plumero? Y entonces cogía el megáfono y los ponía a caldo. Que esto es otra cosa, no es de los partidos minoritarios.
Cuando empezaron las primarias de Podemos, todos decían en su primer renglón: soy 15M. Pues yo no os vi por ningún sitio a vosotros
Más tarde, ya hace mucho, me di cuenta, como digo en el poema Tonto útil, de que todo fue una maniobra, no sé de quiénes, aunque lo imagino. Fue todo un experimento para ser vicepresidente del gobierno… ¡Uy, ya estoy haciendo amigos!
¿En Badajoz quiénes fueron los últimos que quedaron acampados en la calle? jóvenes libertarios fundamentalmente. Yo seguí hasta el último momento con ellos. Me unía la afinidad de querer cambiar las cosas radicalmente, no del entrismo, una vez más el entrismo, “vamos a entrar y desde dentro vamos a daros la felicidad”. La felicidad solo se da saliendo, no entrando.
Enseguida me desilusioné con el 15M. Cuando empezaron las primarias de Podemos, todos decían en su primer renglón: soy 15M. Pues yo no os vi por ningún sitio a vosotros. Dejad el 15M en paz, no lo manoseéis. Es como una frase que tengo, con muy mala ostia: dejad la poesía en paz, igual que la poesía os deja a vosotros. No uséis el 15M en vano.
Se ha conseguido domesticar todo aquel activismo, aquella efervescencia, aquella ansia de tantos millones de personas
¿Y ahora cómo ves el panorama de los movimientos sociales, dónde crees que está más la llama de la rebeldía, la esperanza de pelea?
Esperanza poca. Se ha conseguido domesticar todo aquel activismo, aquella efervescencia, aquella ansia de tantos millones de personas. Se desvaneció y ahora ¿qué hay? Movimientos residuales, la renta básica, las mareas, pero sin fuerza de cambio, en la decepción habitual. Después de aquel caramelo, que tomé con gusto, la decepción. Son todos iguales. Me dicen, ¿cómo puedes decir eso? Pues sí, lo digo, son todos iguales.
Comentábamos antes que has tocado muchos palos, entre ellos el de la poesía visual.
Sí, me encuentro muy a gusto en eso de lo visual, le llamamos poesía o no. Es una forma de expresarte que te da más libertad que la palabra. Muchas veces -la cabra tira al monte- me voy al monte. Me gusta jugar con las palabras, desactivarlas, darle a las frases hechas un sentido contrario, cambiando una letra. No sé, siempre el juego.
Y también la música. Fuiste el vocalista del histórico grupo leonés Deicidas, una banda de punk-rock. “Ni Texas ni Arizona el oeste está en León”, decíais en la canción Cuatreros de ganado”. Y ahora formas parte de Bluiscerales.
Con Deicidas estuvimos muchos años, pero no logramos sacar cabeza. Fue una gran etapa, bebíamos del punk, del rock y de la nueva ola. El grupo se creó en 1983 y fue creciendo también con polémicas como lo que nos ocurrió en Cacabelos. En ese pueblo nos contrataron para actuar en Jueves Santo. Nosotros nos llamábamos Deicidas, que significa asesinos de dios. El concejal del PSOE dimitió en protesta por la afrenta a nuestro señor, nuestra señora… O sea, que lo del PSOE no viene de ahora.
Tenemos el honor de que no nos han puesto ni una sola vez en Radio 3. Será porque no somos indies.
Siempre me quedé con el gusanillo, a mí las canciones me alivian mucho la vida. Y después de muchos años empecé a hacer canciones. En un recital coincidí con Marcos Cachaldora y Gonzalo Ordás, dos amigos de León, que tocan la guitarra y la armónica, y montamos Bluiscerales. Empezamos a ensayar, grabamos un disco que salió con un libro, Amoribundia. Y ahí vamos, aunque de tarde en tarde, porque está muy complicado, tanto actuar, como la repercusión o que te radien. Por ejemplo tenemos el honor de que no nos han puesto ni una sola vez en Radio 3. Será porque no somos indies. Alguno, cuando lea esto, dirá: cómo serán estos de malos que no les pone nadie. Yo creo que no somos malos. Pero sí nos salimos del tiesto de lo normal y de lo correcto.
De entre todas tus dedicaciones, además de la poesía a mí me gusta especialmente lo relativo a la fotografía, que me parece magnífico.
La vengo practicando desde hace mucho tiempo, pero es ahora, en los últimos años, cuando estoy encontrando el camino que quiero plasmar, sobre todo en el blanco y negro. Ese blanco y negro dramático, saturado, un poco como veo el mundo. No quiere decir que lo vea todo negro, en el plan de los Rolling Stones. No soy reacio a la belleza del color, pero me gusta la belleza del blanco y negro y su forma de arañar. Es un poco como escribo, me gusta escribir de forma que arañe las cosas, no que pase sin pena ni gloria. Y en la fotografía también.
Las migraciones, la trashumancia, el viaje, aunque sea por imperativo genético, no por voluntad propia, me gusta. Sin fronteras, sin guardias fronterizos, sin alambradas y sin concertinas
Y como viajo tanto puedo dedicarme a las flores que me encantan, a los pájaros. Mis grullas, mis cigüeñas, mis estorninos. Una de las cosas que me gustaría es seguir a las grullas en su migración al Gran Norte. Igual que cuando vienen aquí al Gran Sur, ahora que se acaban de ir, coger mi coche, Francia, Alemania, Finlandia, Estonia y verlas criar. Es una de las cosas que tengo pendiente y que la haré. Esas bandadas enormes en uve, que ocupan todo el cielo trompeteando, de esa forma tan característica. Me gusta cuando empiezan a llenar nuestros campos, allí por las Vegas Altas, y ahora que ya no quedan, las echo de menos. Y después en septiembre siempre estoy esperando a ver si llegan las primeras.
Me gustan las aves. Tienen el sentido imperioso de las migraciones. Febrero nos vamos a Suecia, en octubre nos venimos a España. Las migraciones, la trashumancia, el viaje, aunque sea por imperativo genético, no por voluntad propia, me gusta. Sin fronteras, sin guardias fronterizos, sin alambradas y sin concertinas.
Uno de tus últimos trabajos es, precisamente, una exposición de fotografía a la que has titulado Iberia asolada
Siempre me han gustado mucho las ruinas y la desolación. Todas las fotografías tienen su historia y su imaginación. Lo que veo: esta casa con un árbol creciendo dentro, qué desolado. La vida surgiendo entre las ruinas.
No sabía si poner Iberia asolada o desolada. Al final le llamé asolada, que quiere decir caída al suelo. Iberia es porque se trata de Portugal y España. No en vano me gustaría ser miembro de la Federación Anarquista Ibérica, la FAI. Es la única concepción geográfica a la que me adscribo. Nacional no, porque yo no me adscribo a nada que sea nacional.
¿La sociedad puede permitir que se tire algo que está utilizable, económicamente, socialmente, ecológicamente para hacer un negocio?
En el pequeño texto que hice meto mucha caña a los constructores y a los políticos. Veo lo que está vacío o roto, o que no está roto, pero que está asolado. Y siempre pienso: aquí podía vivir gente, trabajar gente. Hay cosas asoladas, que simplemente están cerradas: fábricas, colegios, cuarteles, pero por todos los lados. Todo esto, lo que costó en su momento hacerlo, y la sociedad deja que acabe con las tejas en el suelo, encima de las baldosas, antes de dárselo a gente que lo necesita y que vemos todo el día que lo necesita. Es algo que me revela mucho. ¿A quién le interesa que eso esté así? ¿La sociedad puede permitir que se tire algo que está utilizable, económicamente, socialmente, ecológicamente para hacer un negocio?
El concepto de España vaciada, que se está utilizando tanto últimamente, no te gusta mucho.
No, me parecen eslóganes. En el momento que algo se repite como papagayos ya no sabes qué se está diciendo. Queda la frase y se quita el contenido. Primero fue la España vacía, luego la España vaciada. Y voy a decir más: si a lo mejor no está mal que esté vaciada, porque cuantas menos personas haya menos mal hacen a la naturaleza. Lo que hay que hacer es que las personas que resisten ahí se les den los mismos servicios que los que reciben en una gran ciudad. Porque lo que algunos quieren es rellenar la España vaciada de gente. Lo que veo es la Iberia asolada, frente a ese concepto. En el momento que pasa una generación, si no cambias las tejas, las lluvias, las nieves, al final se viene abajo todo. Lo de los pueblos abandonados no viene de ahora, viene de finales del siglo XIX cuando se acelera la revolución industrial y el capitalismo.
En el momento que algo se repite como papagayos ya no sabes qué se está diciendo. Queda la frase y se quita el contenido. Primero fue la España vacía, luego la España vaciada
Para terminar, Felipe, ¿qué poetas te gustan especialmente?
Me gustan muchos, pero te voy a mencionar los que leo que además son amigos, para que quede claro. Ana Pérez Cañamares, Gsus Bonilla, Batania Neorrabioso, para mí uno de los mejores escritores que hay en España, junto a Eladio Orta, Teresa Naranjo Pérez… Como siempre, se me quedan en el tintero un montón. Espero que no se ofenda nadie. Aunque no todos los que no están citados se piensen que son.
Por ese camino no te vas a ganar ningún premio, Felipe. Aunque, como tú dices, quizás tampoco vas a perderlo.
Claro. ¿Un escritor qué es, los premios que tiene? ¿Por qué en la solapa de los libros hablan solo de sus premios? Finalista del premio Ciudad de Azuaga, ganador del premio Ciudad de Coria... ¿Tú eres eso? Pues vaya puta mierda que eres. Yo estoy en contra de todos los premios. Porque la mayoría de los que ganan un premio dicen “Este es limpio”. Yo, que soy profesor y me cuesta tanto evaluar, me sorprende que haya personas que se auto-intitulen como jurado. A mí me resultaría imposible y ya no hablo de corruptelas, sino del simple hecho de juzgar. Hay gente que lo tiene muy claro, la teoría de la crítica literaria, y yo sé si esto es bueno sobre lo otro. A mí me cuesta mucho trabajo. Y luego, las corruptelas, porque a partir de un nivel económico los premios son una cosa corrupta.
Muchas gracias por todo Felipe. Salud y rebeldía.
Terminamos la entrevista incluyendo un poema incluido en Muros marcados con tiza.
Sonreír,
apoyar a los demás (aunque sea un poco),
mirar las cigüeñas por la ventana,
indignarme hasta la extenuación,
amar,
saltar al vacío de las miradas estancadas,
abrazar a los amigos
no golpear a los enemigos
sentir la lluvia en la calva
perder la vista más allá del fin del mundo
desobedecer en toda ocasión,
desmontar la realidad.
Pueden verse los vídeos de Felipe Zapico aquí
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Bendita entrevista, que nos saca de virus y de coronas y nos devuelve al mundo. Muchas gracias.