Sinhogarismo - 1
De izquierda a derecha, Laura, Luz María y Pepe antes de la rueda de prensa en Lavapiés (Madrid). Elvira Megías

Derecho a la vivienda
De vivir en la calle a tomar la palabra

Laura, Silvia, Luz María y Pepe son cuatro de las integrantes de la escuela de portavocía 'Mi voz, nuestros derechos' con la que se pretende que personas que han estado en situación de calle rompan los mitos sobre el sinhogarismo.

“En la calle se te olvida hablar. La gente te toma como parte del mobiliario”. Pepe, de 64 años, sabe lo que es sentirse invisible para la sociedad. Ha estado tiempo viviendo en la calle y relata como ha renacido ahora que ha recuperado la voz. Es uno de los participantes de la escuela de portavocía 'Mi voz, mis derechos', que nace con la intención de que, cuando se habla de sinhogarismo, quienes emitan la información sean quienes lo han vivido en primera persona.

Le acompañan Laura, Luz María y Silvia, compañeras de escuela, y les escuchan medios de comunicación en el espacio Ecoo de Lavapiés (Madrid). Es martes, el ruido de la lluvia se cuela entre los cristales pero no empaña la máxima concentración que exhiben las y los portavoces. Entre sus manos: datos del INE y muchos mitos que romper sobre las personas que no tienen hogar.

Sinhogarismo - 4
Laura quedó en la calle con sus dos hijas durante un proceso oncológico. Elvira Megías

Laura quedó sin un techo durante su tratamiento oncológico. Pasó varias semanas en coma y cuando regresó a la que era su casa la dueña la dejó sin hogar. A ella y a sus dos hijas. “Yo nunca pensé que me vería en la calle”, afirma, mientras destaca que el sinhogarismo no es un problema individual, sino un problema social que le puede pasar a cualquiera. “En lo personal jamás me imaginé que a mí me iba a afectar una situación de estas”, afirma. Primer mito a desterrar.

“Las mujeres son el 23% de las personas sin hogar. Pero la verdad es que muchas veces no entran en este cálculo. Son invisibles. Por ejemplo, las mujeres internas no se consideran personas sin hogar”

Según los datos del INE recogidos por Provivienda y Hogar sí, las entidades que dan soporte a esta escuela, en España en los últimos diez años, han aumentado de 22.938 a 28.552 las personas en situación de sinhogarismo, esto es casi un 25%. Y las personas contabilizadas son las que hacen uso de programas de atención, las cifras pueden ser mucho mayores. “Uno de los mitos que hay muy marcados es que el sinhogarismo solo lo viven las personas extranjeras, y realmente no es así: el 51% en situación de sinhogarismo son españoles”, explica Laura.

Mujer, infraestimada

Dentro de este colectivo, la presencia de las mujeres está infraestimada. Así lo explica Silvia, otra de las integrantes de la escuela. “Los datos dicen que el 77% de las personas en situación de calle son hombres y que las mujeres son el 23%. Pero la verdad es que muchas veces no entran en este cálculo. Son como invisibles. Por ejemplo, las mujeres internas no se consideran personas sin hogar. Como en mi situación”. Silvia, de 60 años y procedente de Nigeria, estuvo trabajando en casa de unos conocidos durante dos años “y luego ni paro ni paga. Al final me quedé en la calle”, relata. Las mujeres internas que no tienen familia en España se enfrentan a este tipo de desprotección. Una desprotección que no sale en las estadísticas, denuncia Silvia.

Esta invisibilidad repercute en el trato que reciben las mujeres en situación de calle. Los albergues están pensados para hombres y así lo explica Luz María, que lleva un año en España y tuvo que pasar por esos lugares. “Tengo una amiga que estuvo en una habitación con cinco hombres. Pierdes autonomía, intimidad y no hay garantía de seguridad para las mujeres”, explica Luz María. Hoy tanto ella como sus compañeras de escuela disfrutan de una habitación privada gracias a los programas de Provivienda.

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Luz María es de Perú y lleva un año en España. Elvira Megías

De alcoholismo y 'paguitas'

Siguiendo con los mitos a desterrar, Luz María se focaliza en uno: el consumo de alcohol y drogas entre la gente sin hogar. “Mucha gente piensa que todas las personas sin hogar son alcohólicas o drogadictas, pero solo un 12% consumen estas sustancias”, denuncia. 

“El 81% no cobramos ni Renta Mínima de Inserción (RMI) ni Ingreso Mínimo Vital (IMV). Yo mismo el año pasado metí los papeles para el IMV y aún no ha salido”

Algo similar ocurre con las conocidas como “paguitas”, y así lo relata Pepe: “El 81% no cobramos ni Renta Mínima de Inserción (RMI) ni Ingreso Mínimo Vital (IMV). Yo mismo el año pasado metí los papeles para el IMV y aún no ha salido”.

Lo que sí se sufre en la calle es violencia. Pepe explica que, cuando dormía cerca de una discoteca se ponía la alarma en el móvil a la hora que cerraba el local para no estar expuesto a las posibles palizas. “El 50% hemos sufrido violencia pero solo el 13% hemos denunciado por miedo”, añade.

Sinhogarismo - 2
Pepe antes de comenzar el acto. Elvira Megías

Soluciones

Según el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), los 944 euros al mes de media que paga un joven por alquilar una vivienda es el precio más alto desde que existen registros, supone el 93,9% de su sueldo e implica un encarecimiento del 9,3% respecto a un año antes y de casi un 70% respecto al que tenían las viviendas de alquiler hace diez años.

El sinhogarismo entre jóvenes de 18 a 29 años ha aumentado en España un 36,13%, mientras que en el conjunto de la población ha crecido un 24,47% entre 2012 y 2022

Detrás del sinhogarismo, los participantes en el acto sitúan el acceso a la vivienda como el principal problema. Un problema que ya azota a los jóvenes: según los datos del INE, el sinhogarismo entre jóvenes de 18 a 29 años ha aumentado en España un 36,13%, mientras que en el conjunto de la población ha crecido un 24,47% entre 2012 y 2022.

“En España solo el 2,5% de las viviendas son de carácter social, por debajo de la media europea que es un 9,3%. Pedimos aumentar ese parqué”, reivindica Silvia. Pepe añade datos: en España hay cuatro millones de viviendas vacías, si un millón de ellas fueran del Estado y se fijaran alquileres de 400 euros para esas viviendas se obtendrían 400 millones para las arcas públicas. 

Mientras Pepe hace cuentas, un mensaje regresa al acto: en la situación actual cualquiera puede verse en la calle. Y así lo quieren transmitir en esta tarde lluviosa, ahora que ya son expertas en comunicación y ya nadie tendrá que hablar por ellas.

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