Nicaragua
Nicaragua y la izquierda muerta

Seguir apoyando al régimen orteguista, es hacer una política profundamente conservadora, anquilosada por el miedo a deshacerse del dogma conocido que nos lo explica todo: el bien, aquí; el mal, en el imperialismo gringo que todolopuede. Una izquierda viva y valiente, una izquierda no testosterónica, es la que se hace responsable de apoyar a la resistencia para que de ella pueda construirse verdadero poder popular. La que mira a Nicaragua para aprender cómo recoger aquí el malestar social sin pretender hacerlo desde un sujeto revolucionario unívoco, homogéneamente oprimido por la mano del capital o del imperio.

Marcha UPOLI, abril 2018
Fotografía de Oscar Navarrete.
15 oct 2018 09:42

Pasan tantas cosas y tan terribles en este mundo de mierda. Está tan mal todo, en tantos sitios, que el corazón, la cabeza, el tiempo no dan para responder a todo lo que sucede.

Y, entonces, en Nicaragua se desata la represión. Una represión que venía fraguándose de lejos y que se evidenciaba en el ahogo de la lucha por la soberanía de los cuerpos, ejemplarizado con la prohibición absoluta del aborto. Una represión que se ha desatado en sus formas más virulentas desde abril, con muertes primero, con detenciones, agresiones sexuales, torturas, despidos políticos y exilios después.

Se desata todo esto y hay quienes no tienen la capacidad de convertir la lucha contra la represión del régimen de Ortega-Murillo en una prioridad, porque el mundo nos desborda. Hasta aquí, comprensible y ¿lamentablemente aceptable? Pero lo que resulta a todas luces inaceptable (quizá sí lamentablemente comprensible) es justificar la represión en nombre de una supuesta resistencia al imperialismo yankee.

En nombre de una supuesta izquierda, se articulan todo tipo de planteamientos conspiranoicos: la Caravana de Solidaridad Internacional y el movimiento feminista nicaragüense están financiados por la USAID; el capital norteamericano pretende retomar posiciones frente al chino. Es el imperialismo, la sombra omnipresente que maneja las vidas de tantas y tantas y tantos nicas. Son sus títeres, aunque ellxs se crean que actúan por sí mismxs cada día que se lo juegan todo; que se juegan la tranquilidad del anonimato o la connivencia por salir a un tranque, por apoyar un centro médico clandestino, por protestar ante una prisión, por conformar una articulación de movimientos sociales contra el orteguismo.

¿Qué izquierda es esta? ¿Qué clase de izquierda es un planteamiento político que nos lee como meras marionetas de una mano que lo puede todo, negando la inteligencia vital y política de las personas en función de cómo calcemos en un esquema de distribución de culpas preconcebido? Hay quienes, frente a la retórica del más-allá-de-la-izquierda-y-la-derecha, hemos defendido el valor de esta etiqueta… No por la etiqueta en sí, que vale nada. Sino por lo que contiene. Pero, a la hora de la verdad… ¿qué contiene?

La izquierda es una política de lo vivo: la que es capaz de comprender los procesos, las relaciones, las situaciones históricas vivas; más aún aquellas que nos desbordan y nos rompen los esquemas. Es una política de la valentía. La que no se aferra a un dogma impuesto y prefabricado. La que mira a los ojos y escucha a las compañeras más acá de su pre-adscripción a ningún color. La que hace todo eso marcando líneas rojas: La línea roja de la soberanía sobre la propia vida particular y colectiva, y sobre la propia tierra. Claro que sí. La que apoya un proceso de rebeldía para que no se lo adueñe o meriende nadie ajeno al pueblo mismo. La línea roja de la justicia social, peleando por que el proceso de rebelión vaya de la mano de una redistribución del poder socioeconómico, y apoya a los movimientos de base para que sean fuertes y marquen el ritmo y el contenido de la resistencia frente a otros actores, como iglesia y empresarios, aliados dadas las circunstancias, pero aliados extraños, coyunturales, parciales y/o indeseables.

Seguir apoyando al régimen orteguista, llamar a eso segunda fase de la revolución, es hacer una política de la abstracción sobre lo vivo, una política de los esquemas muertos sobre las ilusiones que se hacen carne cada día. Una política que no se atreve a cuestionarse ni a revisarse. Es una política profundamente conservadora, que se anquilosa por el miedo a deshacerse de lo conocido que nos lo explica todo: el bien, aquí; el mal, en el imperialismo gringo que todolopuede.

Una izquierda viva y valiente, una izquierda no testosterónica, se hace responsable de apoyar a la resistencia para que de ella pueda construirse verdadero poder popular. Una izquierda viva y valiente es una izquierda que apoya a las compañeras feministas, que, por vericuetos de la historia, se encuentran luchando, en parte, con quienes están en profundo desacuerdo, por otra parte.

Una izquierda viva y valiente es la que mira a Nicaragua y se pregunta por lo que nos sucede aquí: por cómo vamos a (re)construir nuestro sujeto de lucha, asumiendo que, o es para todas-todos-todes, o no hay liberación, emancipación ni subversión posibles. La que mira a Nicaragua para aprender cómo recoger aquí el malestar social y luchar contra la precariedad vital como régimen político sin pretender hacerlo desde un sujeto revolucionario unívoco, homogéneamente oprimido por la mano del capital o el imperio y subyugado al dogma del bien y el mal. La que asume la complicadísima tarea de hacerse eco de la dolorosa sensación de que nos la han colado: nos prometían el sueño americano, y resulta que en este mundo no caben los sueños de todas las personas. Y entonces… ¿qué?, ¿otro mundo donde sí quepamos o echamos a quien sobra? Abordar este momento y rebelarse contra la receta que dictamina la expulsión para los de fuera y el orden para los de dentro (bien colocados por jerarquía social, de género y racialización) exige mucha valentía construida desde la vida misma y que resuelva la vida misma, aquí y ahora.

Nicaragua, como México o como Brasil, no es un otro: es un espejo en el que mirarnos para cambiar y aprender. Y, ante ese espejo, hay quienes reiteran una política de izquierdas muerta. Atrevámonos a ensayar una política viva.

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Hoy, en medio de una de las tantas tormentas de la lluvia ácida del capital, mezclamos voces, deseos y miradas feministas para interrogar la realidad desde otros lugares que no sean el sujeto obrero-blanco-heterosexual-urbano que hace tiempo dejó de representarnos. Aquí nos encontramos amaia orozco, Haizea M. Alvarez, Martu, Sara LF y Silvia L. Gil, partiendo de nuestros cotidianos para conversar entre nosotras y con otras en las fugas y resistencias que visibilizan conflictos y generan otras formas de vida.
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#26713
26/11/2018 4:38

Esos articulis son tan confuses, tan esquetis que no se sabe sobre que exactamente escribo. Un articulo lleno de epitetos y descalificativos contra Daniel Ortega. Quienes son los que andan con la brujula politica atrofiada?.

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#24688
19/10/2018 11:16

El problema para l@s blanquit@s es Nicaragua, mientras tanto en Honduras, Guatemala, Colombia, Mexico...

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#24725
20/10/2018 0:33

Los problemas no son excluyentes. Para los "blanquitos y los negritos" los problemas son Nicaragua, Honduras, Guatemala, Colombia, Mexico....Los hay que sin embargo que para evitar un problema incomodo, en su miopia "campista", aluden como coartada que hay otros.

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#24668
19/10/2018 0:54

Otra q se suma al carro de apoyar a l@s golpistas, q pena he estado en alguna charla tuya muy interesantes pero hoy me has decepcionado con algunas afirmaciones q no son del todo ciertas.
Por cierto, soy nicaragüense, feminista y lo que he visto no ha sido en las redes sociales ni me lo han contado
Un saludo y Dejadnos en paz a los nicaragüenses y resolver sus propios problemas q no son pocos

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Jorge Capelán
17/10/2018 18:17

Por favor, esto es verdaderamente desastroso. Nicaragua hoy en día está repleta de "zombies" de la "dictadura Ortega-Murillo". ¿Por qué? Porque durante las semanas que tuvieron (o creyeron que tenían) control de las calles, le mostraron muy pedagógicamente a todo el pueblo la clase de criminales, delincuentes y corruptos que son. En los tranques robaron, violaron, torturaron, destruyeron y le negaron a la gente su derecho a la circulación. Ahora, en cada ciudad de Nicaragua dos, tres o incluso más veces a la semana se organizan manifestaciones masivas de apoyo al Frente Sandinista. Las multitudes que hoy se están manifestando en las calles de todo el país a favor de la "dictadura Ortega-Murillo" baten récords históricos. Ya son varios meses de movilizaciones masivas, y seguirán ocurriendo hasta que el mundo se convenza de que lo que aquí ha pasado no ha sido una insurrección popular sino una intentona golpista contra un gobierno popular y legítimamente electo. ¿Qué apoya la gente? Apoya 100 mil títulos de propiedad a campesinos y trabajadores (la mayoría mujeres) solamente los últimos 10 años (y 100 mil títulos más que se entregarán de aquí a 2021); apoyan clínicas de salud especialmente orientadas a las mujeres en los más recónditos lugares del país; apoyan que por primera vez en los últimos 30 años el seguro social y la jubilación dejaron de ser motivo de risa o de llanto, ofreciendo verdaderos servicios a la población; defienden un Gobierno y toda una estructura política que se moviliza a la menor amenaza de lluvia o ante cualquier catástrofe natural para que la desgracia y la ignominia del Huracán Mitch jamás se ceben sobre nuestro pueblo; defienden una "dictadura" que en los últimos 11 años ha construido una economía que basa su poder y su estabilidad en los sujetos populares como sujetos económicos: La Economía Popular y Asociativa en Nicaragua controla el 80% del empleo, más del 60% del ingreso, cerca de la mitad del PIB y ramas enteras de la economía, fundamentalmente en manos de mujeres. Esas multitudes que diario se manifiestan en apoyo al FSLN, que en su mayoría son mujeres, y en la que están representadas todas las identidades de género, son la Nicaragua real, y son la izquierda real en Nicaragua. Todo lo demás es puro humo tóxico, palabras bonitas de escritores a sueldo de la mafia de las ONGs. Dicen que es "conspiranoico" andar señalando la mano imperial tras el golpe suave. Pero no pueden borrar las fotos que muestran a sus representantes abrazados con Illeana Ros-Lehtinen, Marco Rubio o los políticos de ARENA, el partido de los Escuadrones de la Muerte en El Salvador. No son nada, la gente no los quiere. Son puchos insignificantes, pura ficción propagandística. Y el que dude de lo que escribo, que venga a Nicaragua y vea con sus propios ojos.

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Enrique
15/10/2018 22:16

En todos los territorios se verifica la ecuación: No existe "la izquierda" y no existe tampoco "la resistencia" - existen las izquierdas y existen las resistencias. Fuera de Nicaragua, hay una izquierda anquilosada que se niega a ver de frente la absoluta disociación entre el gobierno neoliberal y reaccionario de Ortega y tiempos pasados. Hay también muchas otras izquierdas. Dentro de Nicaragua, hay una izquierda que se niega a acompañar la revuelta - existe. También hay una o varias izquierdas que se levantan, en una operación que es tan legítima como evidente es su coincidencia en el tiempo con la arremetida de la derecha más recalcitrante, en sintonía esta última con el cronograma de injerencia. Esa miopía de la izquierda militante a favor de la revuelta se manifiesta en muchos análisis que defienden sus posiciones - o bien endosan toda la violencia a la represión estatal o la señalan como insurgencia (¿semi?) armada popular. Sin duda hay motivos de sobra para acompañar sus demandas ante el gobierno, y es inevitable que muchas se solapen con las de la derecha y la oligarquía. Pero cuando el análisis que busca la solidaridad elimina esa incómoda coexistencia, debilita la credibilidad del relato y dificulta la activación efectivamente solidaria de otra izquierda - la que acompaña el diagnóstico acerca de la caricatura de gobierno que enfrentan, pero que demanda también a las fuerzas populares claridad en la exposición del escenario donde tiene lugar el conflicto.

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#24505
15/10/2018 20:02

Apelando a la sororidad vuelven a convertirnos en cosas, en objetos políticos y no en sujetos políticos; pertenecientes a una clase, con intereses contrapuestos o simplemente seres pensantes que desarrollan ideologías y militancias en base a su circunstancia pero sobre todo a su propio análisis de la realidad social y política. Bajo argumentos como la lucha feminista la deben dirigir las mujeres se obvia que ser mujer no es una ideología. Bajo esta premisa tan legítimo sería Obama como Malcolm X para liderar movimientos antirracistas en EEUU.

Este silogismo nos convierte en arma arrojadiza y es una herramienta tan falaz como machista porque anula la capacidad de las mujeres para ser sujetos activos con ideología propia. Apelando a la sororidad es habitual que se intente erradicar todo discurso combativo contra el sistema puesto que siempre habrá mujeres que opinen de una forma más adecuada para el sostenimiento del estado actual de las cosas. Así te llamarán a ser sorora con Clinton pero no con Leila Khaled.

Así debemos ser sororas con las “hermanas Nicas” sin ni siquiera plantear quiénes son esas hermanas.

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Angel
15/10/2018 19:09

En Nicaragua la izquierda se perdió hace muchos años: las trabajadoras de las maquilas tienen el salario más bajo de centroamerica y normas altísimas que deben hacer horas extras para cumplirlas pero no se pagan. Las conseciones mineras van en aumento y amenazan y dañan el medio ambiente. Menos del 4% del presupuesto general va destinado a la educación. Y hoy, sin orden de captura te secuestran encapuchados y luego, apareces en una mazmorra heredada de somoza con todos los delitos imaginables. Etc, etc, etc. La izquierda como doctrina pasó de largo por Nicaragua

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Jl Gago
15/10/2018 18:38

Estuve en Nicaragua en el año.1984...creo que saque una idea clara de la situacion...luego he seguido informandome de como iban las cosas por alli...A día de hoy no creo que Sandino militase en.el FSLN...creo que los sandinistas de corazón y mente están en las barricadas luchando contra los orteguistas o al menis deberían.

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#24487
15/10/2018 17:04

Buen articulo. Pero, haces un llamado a apoyar a una resistencia del pueblo. Me pregunto (y no lo hago de mala fe) si es autentico el haber quemado a un ex combatiente y luego bailar sobre el quemando la bandera sandinista. Es autentica la voz de gente como Baez, Brenes o Mata esos que convivieron sin problema con Somoza y que siempre, siempre en los ochenta en los noventa satanizarón el sandinismo. Olvidemos por un rato los ortega Amaia y pensemos en gente como Healey el ejemplo claro de un oligarca desplazado que toda su vida vivio del expolio de lo público junto a su familia (los lacayo) y los montealegre (por que fue su gerente de campaña. Si estos están a la cabeza y con la voz al frente como creer en ustedes Amaia. Como creer si han resucitado el odio y el rencor que dejó la guerra a los somocistas contra el sandinismo (o no lees las redes sociales). No justifico lo hecho, cuestiono su auntenticidad!

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#24506
15/10/2018 20:36

No es autentico pero válido, q creés? que eso NO se hizo contra la GN somocista? Estabas vis vivo para la guerra del 79 y los 80s? Yo si, y participé.

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#24518
16/10/2018 1:01

La altura moral del sandinismo en la lucha contra Somoza es gigantesca. Se le puede acusar de lo que sea, se puede hablar de la piñata luego; pero la superioridad moral del sandinismo contra el somocismo, eso será siempre un baluarte en Nicaragua, jamas se torturó, jamas se actuó con saña, se perdonaba a los torturadores, se les dejó libre.

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#24519
16/10/2018 1:01

La altura moral del sandinismo en la lucha contra Somoza es gigantesca. Se le puede acusar de lo que sea, se puede hablar de la piñata luego; pero la superioridad moral del sandinismo contra el somocismo, eso será siempre un baluarte en Nicaragua, jamas se torturó, jamas se actuó con saña, se perdonaba a los torturadores, se les dejó libre.

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#24561
17/10/2018 5:56

Te exaltas por un video de dudosa procedencia (dado a que los pañuelos que lleva en el cuerpo el que le prende fuego al cuerpo luego aparecen en foto de un paramilitar orteguista tomada por otro paramilitar orteguista) pero no te exaltas por las barbaridades cometidas por el FSLN que siguen sin ser ajusticiadas desde hace décadas. Un policía muerto que ha traicionado a su pueblo jamás tendrá el mismo peso en comparación a acciones como el genocidio de las comunidades indígenas durante la operación Navidad Roja del '81. Una atroz acción criminal que sólo se puede comparar con los otros peores gobiernos autoritarios que han habido en la historia de la humanidad.

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#36936
9/7/2019 19:22

...a estas alturas, a casi un año de los hechos, es imposible de negar las atrocidades que cometieron estos supuestos "luchadores por la libertad". Por favor, hagan la autocrítica y reconozcan que se dejaron usar por una manga de asesinos y mercenarios. Hoy en día las calles de Nicaragua están llenas de pueblo sandinista. Jamás fue un levantamiento, fue un golpe que ya no agarrará al pueblo desprevenido... ¡Jamás!

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Ramón
15/10/2018 16:20

Buen artículo. Y aquí la izquierda anquilosada, que sigue atada al antiimperialismo simplificador, erre que erre en sus comentarios. Qué pereza cuando prefieren sus catecismos a la empatía y la escucha. (Además, ensucian el trabajo de Marx reclamándose seguidores suyos, aunque no entiendan ni media palabra de lo que éste estudió).

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#24473
15/10/2018 12:04

https://www.investigaction.net/es/nicaragua-amnistia-se-equivoco/

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#24470
15/10/2018 10:52

http://www.revistalacomuna.com/internacional/mujeres-de-nicaragua/
http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/10/14/numerosas-detenciones-en-nicaragua-denuncia-la-articulacion-feminista-de-ese-pais/

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