Embarcaciones Palma
Álvaro Minguito Embarcaciones frente al paseo marítimo de Palma de Mallorca.
28 sep 2025 06:00

La mujer que habla desde detrás de la mesa en la que hay otras cinco mujeres, no mira el cuaderno que tiene abierto justo delante de ella. Del otro lado, sentadas en sillas que se alinean formando filas, más de un centenar de personas la escuchan. Habla de una ruta migratoria que conoce bien. De Argelia a Baleares. Mallorca es, también, una frontera.

“Es una ruta de la que no se habla apenas”, dice, “una ruta que las instituciones no reconocen, pero que existe. Es una ruta estable. Concreta. Clara. Una ruta que, tiempo atrás, se hacía en sentido contrario”. 

Las personas que llegan en embarcaciones precarias son un 0,2% de las personas de otros lugares que llegan a la isla. Pero, refiriéndose a ese porcentaje que llega de África, los medios de comunicación hablan de invasión

Las personas que llegan en embarcaciones precarias son un 0,2% de las personas de otros lugares que llegan a la isla. Pero, refiriéndose a ese porcentaje que llega de África, los medios de comunicación hablan de invasión. “En agosto del año pasado llegaron dos millones de personas de manera legal. Cuando aterrizan en avión y se alojan en hoteles y comen en restaurantes y consumen se les llama turistas, aunque sean muchas personas, muchas más de las que llegan en embarcaciones inestables”, comenta. La palabra turista y la palabra invasión nunca aparecen juntas en los medios.

Las personas que no son turistas suelen viajar en varios grupos a la vez. Salen varias embarcaciones juntas. La misma estrategia que usan los peces pequeños frente a los depredadores. Colapsar a quienes quieren cazarlos. Colapsar a la policía. No siempre funciona. Ni para los peces ni para las personas que tratan de llegar a la costa.

Cuenta que hay gente que vive en Palma que ha empezado a organizarse para ir al puerto. Las personas que llegan están agotadas. Son cientos de kilómetros recorridos en el mar. Muchos días de viaje. Les llevan comida. Les dan agua. Les ayudan a comunicarse con sus familias para que les puedan decir que consiguieron llegar. Les informan de cómo pueden continuar hasta el destino al que quieren llegar. “No es caridad lo que hacemos. Es una forma de reivindicar su derecho a migrar, su derecho a moverse de forma segura igual que lo hacen las personas que llegan a Mallorca a hacer turismo. De ayudarles a que continúen”, dice.

Comenta que esas redes de apoyo se empezaron a organizar hace poco, que tienen mucho que aprender, que les gustaría tejer alianzas con colectivos que trabajan apoyando a las personas migrantes en otras fronteras.

Muchas logran continuar su viaje gracias a esas redes de apoyo. Otras no.

Hablando del miedo, un chico resumió en una frase por qué había decidido subirse a esa embarcación. “Prefiero que me coman los peces en el mar a que me coman los gusanos en mi tierra”

Cuenta que, hablando con las personas que llegan, hablando del riesgo que supone, del sufrimiento que genera, del dolor de saber que te marchas probablemente sin posibilidad de retorno. Hablando del miedo, un chico resumió en una frase por qué había decidido subirse a esa embarcación. “Prefiero que me coman los peces en el mar a que me coman los gusanos en mi tierra”, dijo. 

Han pagado entre mil y dos mil euros por un viaje que, a diferencia de los paquetes turísticos, no incluye necesariamente la llegada al lugar de destino.

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