Sanidad
Los colegios de médicos rechazan el concepto de violencia obstétrica y dicen que no existe en España

No se ajusta a la realidad y criminaliza a los profesionales. Así se ha pronunciado el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) en una nota de prensa después de una serie de conversatorios del Instituto de las Mujeres sobre salud sexual y reproductiva el viernes 9 de julio, unos encuentros que el Ministerio de Igualdad sitúa como punto de partida para un debate amplio sobre una futura reforma de la ley 2/2010, la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.
Los colegios de médicos reaccionan así ante uno de los ejes de esa reforma, que pasa por abordar diferentes tipos de violencias contra las mujeres, entre ellas la violencia obstétrica. Los colegios de médicos entienden que esta violencia se refiere a “aquella ejercida por un profesional a su paciente durante el proceso reproductivo”, algo que, aseguran, “no se ajusta a la realidad de la asistencia al embarazo, parto y posparto en nuestro país y criminaliza las actuaciones de profesionales que trabajan bajo los principios del rigor científico y la ética médica”.
Los profesionales dicen adherirse así “al posicionamiento emitido por la comunidad científica” y, sigue el comunicado, “garantizan la inexistencia de actos violentos en la atención a las pacientes”. Además, recuerdan el compromiso de los especialistas en Ginecología y Obstetricia de velar por el bienestar de las mujeres. El uso del término “violencia”, argumentan, es ofensivo ya que “los procedimientos obstétricos que puedan considerarse excesivos e inapropiados serían, en todo caso, acciones basadas en el principio de beneficencia, que buscarían lo mejor para la mujer”.
“La profesión médica pide prudencia y no crear alarmas sociales innecesarias que pueden contribuir a deteriorar la necesaria confianza entre el médico y su paciente; rigor para denominar las prácticas profesionales y respeto para los especialistas que trabajan con entrega, servicio, humanidad y ética”, terminan, antes de ponerse a disposición del Ministerio de Igualdad para participar en el debate.
Rectificar y reconocer
La asociación El Parto es Nuestro, que desde 2003 promueve la visibilización de esta violencia en España y que participa en el proceso de debate abierto con el objetivo de hacer aportaciones para la futura reforma, ha pedido a la organización profesional rectificar y reflexionar. “Consideramos que la presencia de las sociedades científicas en la reforma de esta ley es importantísima porque tienen que abrir los ojos a la realidad que estamos visibilizando”, explica Virginia Murialdo, vicepresidenta de la organización.
Murialdo pide a los profesionales que reconozcan qué intervenciones se realizan de más, qué abusos verbales y físicos sufren las mujeres durante el parto, y que trabajen junto a los Ministerio de Sanidad e Igualdad en la erradicación de estas prácticas, entre ellas la inducción forzada de partos en la semana 39, y en especial el uso de órdenes judiciales como forma de enfrentar la negativa de las mujeres a la inducción.
El Parto es Nuestro pide a los profesionales que escuchen a los organismo internacionales y recuerda que el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de Naciones Unidas dictó una sentencia el 28 de febrero de 2020 donde condenaba al Estado español por violencia obstétrica.
Además, en enero de este año el Parlamento Europeo publicó una resolución sobre la estrategia de la Unión para la igualdad de género, en la que reconoce que “la violencia de género en el ámbito sanitario, por ejemplo la violencia obstétrica y ginecológica, es una forma de violencia que solo ha salido a la luz en los últimos años”.
También la OMS reconoce la violencia obstétrica y entiende como prácticas de este tipo el maltrato físico, humillación y abuso verbal, procedimientos médicos coercitivos o no consentidos, no obtener un consentimiento informado, negativa a administrar medicamentos para el dolor, descuido de la atención o violaciones graves de la intimidad.
“Si no quieren ser parte del problema van a tener que ser parte de la solución, y la solución pasa por hacer caso a la ONU, a la Unión Europea y la OMS”, dice Murialdo, que pide a los profesionales médicos escuchar y “reciclarse en base a la evidencia científica disponible para que la fisiología del aprto se empiece a respetar como un parto normal”.
Desde la asociación, explica, saben que esta posición no refleja la totalidad de la profesión y tratarán de buscar alianzas con profesionales que ya reconocen y combaten este tipo de violencia.
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