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Sanidad pública
Mónica García: “Ifema fue una apuesta propagandística que desmontó la atención primaria”
Mónica García Gómez (Madrid, 1974) atiende a El Salto un día antes de dar un paso al frente y anunciar que se presentará como candidata para formar parte de la dirección de Más Madrid. Esta diputada autonómica y coportavoz de su grupo parlamentario, convertida en el azote de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no revela sus intenciones y se muestra sorprendida de haberse convertido en viral hablando de sanidad en la Asamblea de Madrid.
Anestesista en el 12 de Octubre —aunque lleva un tiempo de baja por una intervención en un brazo— ha vivido la crisis del covid-19 dentro de la Unidad de Cuidados Intensivos y desde el escaño parlamentario. Ha visto la ausencia de respiradores mientras escuchaba a Ayuso congratularse por el “gran milagro” de Ifema. Y no le tiembla el pulso al asegurar que desde su grupo parlamentario, Más Madrid, cederán sus fuerzas a la coalición que sea para desterrar al PP del poder.
Que haya tenido que venir una pandemia para que hayamos conseguido priorizar nuestros recursos sociales es bastante dramático, pero también esperanzador de que podamos avanzar
Madrid, a pesar de ser la comunidad autónoma más rica del Estado, es la que —en proporción— menos recursos destina a Sanidad, apenas un 3,6% de su PIB. Y de esos recursos, es la segunda que menos invierte en atención primaria, solo por detrás de Andalucía. Y, sin embargo, es la que más gasta en especialidades y derivaciones, que en buena medida van hacia el área privada. ¿Esta filosofía en la administración de recursos sanitarios pudo haber tenido alguna influencia en las cotas de catástrofe que trajo la pandemia en Madrid?
La catástrofe tiene muchas vertientes, unas imprevisibles y otras surgen del modelo sanitario, que viene mermado en una comunidad rica. Además de todos esos datos, Madrid es de las regiones que menos camas tiene de toda Europa. Entonces esto tiene que ver con las prioridades que han tenido los Gobiernos de la CAM, que han sido quitarle impuestos a los patrimonios más altos y no en invertir en sanidad. Y eso, obviamente tiene que ver con un modelo de sociedad que han modelado. ¿En cuánto han influido los recortes y la baja inversión en la sanidad? Creo que eso nunca lo sabremos, pero me parece que si ahora le preguntas a cualquier persona si prefiere que invirtamos el dinero en sanidad o en fondos buitre, nadie tendrá ninguna duda. Que haya tenido que venir una pandemia para que hayamos conseguido priorizar nuestros recursos sociales es bastante dramático, pero también esperanzador de que podamos avanzar.
¿Cuál es tu balance general de la actuación del Gobierno autonómico durante la pandemia desde el punto de vista sanitario?
El balance general es malo. Días atrás me preguntaban si había alguna cosa que habían hecho bien y me cuesta encontrar algo de lo que nos podamos sentir orgullosos. Salvo de los profesionales, de la vocación pública, de los servicios sociales, de la sociedad que se ha volcado, de los voluntarios que nos han traído material a los hospitales. Pero el Gobierno de la comunidad no ha estado al frente de decisiones importantes, nos hemos tenido que autoorganizar los propios profesionales, no ha sido capaz de ejercer su labor de gobernar y se ha centrado en dos aspectos: uno, confrontar con el Gobierno central —esa ha sido básicamente su misión— y segundo, sacar una tajada propagandística de esto. Un ejemplo de esto es el Ifema. En lo demás, no hemos tenido una organización estructurada y al mismo tiempo lo suficientemente flexible como para poder abordar esta pandemia con rigor.
¿Tuvo sentido el Ifema o había alternativas mejores?
Por supuesto que había alternativas. Varias ONG ya tenían montados diferentes pabellones, uno en Leganés, otro en el edificio de consultas de mi hospital (el 12 de Octubre), en Alcalá y otros sitios, que hacían la función del Ifema, pero cerca de un hospital y esto era lo que recomendaban los expertos en pandemias, que ya las han pasado en otros países, con el ébola, el cólera, etc. Esta gente recomendaba crear ese tipo de soportes, que se llaman Arca de Noé, pero cerca de los centros hospitalarios. Ya los tenían montados y para montar el Ifema hubo que desmontarlos, con todo el coste que significa en traslados, en estar fuera de los centros sanitarios, que están equipados para tener manutención, lavandería, limpieza, de oxígeno, de medicamentos, de rayos, de laboratorio, de transporte, de todo... Por eso creo que fue una apuesta propagandística, para la cual tuvieron que desmontar no solo esos pabellones, sino también parte de la atención primaria. Hay que recordar que en los hospitales la atención especializada no la lleva atención primaria y si se le hubiese participado, la podría haber llevado atendiendo a muchos de los pacientes en sus domicilios.
Y a esa acción de finalidad propagandístico hay que añadirle unos sobrecostes que no son justificables de ninguna manera porque no devienen de la urgencia, la necesidad o la demanda, son absolutamente desproporcionados y con empresas conocidas por la privatización sanitaria.
Son empresas que ya han participado en esta política de trocear y repartirse la sanidad. La misma que participó en la privatización de los archivos de los hospitales se llevó un contrato de 400.000 euros de almacenaje, lo mismo con la empresa de Florentino Pérez (ACS) y Ferrovial, e incluso a la de mantenimiento que tiene muchísimas irregularidades denunciadas desde hace muchos años, “casualmente” le cayó el contrato. Entonces ya no es solo la cuantía, sino también a quién le han dado el dinero. Esto es una pérdida de coste de oportunidad de haberlo hecho de otra manera, que habría sido más eficiente desde el punto de vista sanitario porque los pacientes habrían estado en un sitio más cercano a un hospital y no se habría despilfarrado un dinero necesario para contratar a profesionales, para logística, vigilancia epidemiológica y todo lo demás.
¿Qué balance haces de la actuación del Gobierno autonómico en las residencias de mayores?
Tanto en el fondo como en la forma ha sido algo absolutamente esperpéntico. De fondo porque, como todos conocemos, ha sido una discriminación clara por edad, por lugar de residencia y, luego nos hemos enterado que también por condición económica porque aquellos que tenían seguro privado sí que podían salir de la residencia hospitalaria. Y luego, en la forma, por la falta de información, la opacidad, la mentira, las diferentes versiones que ha habido. Seguramente es la punta del iceberg del drama que ha ocurrido en Madrid.
Y tiene que ver también con un modelo low cost que han fomentado para el cuidado de nuestros mayores, que ahora están gestionando fondos de inversión. Y cuando tienes un fondo gestionando un servicio, con costes mínimos, malas condiciones laborales y de asistencia para los mayores, cuando hay una pandemia esto se agudiza. Y el Gobierno de la comunidad no ha sido capaz de actuar, seguramente también porque no tiene capacidad, ya que en Madrid tenemos apenas el 10% de residencias públicas, un 90% son privadas, donde no tienes radares, ni vigilancia. Y eso porque el Gobierno regional tampoco se ha preocupado en tomar providencias, porque las denuncias sobre las residencias datan de muchos años. No sé si recordáis al consejero de políticas sociales cuando fueron las familias a la asamblea de Madrid y se quejaron y se alteraron y le dijeron “eso es mentira”, su respuesta fue “ladran, luego cabalgamos”. Es que el conflicto con la atención de nuestros mayores viene de lejos y se ha materializado en un drama y un esperpento.
El hospital es el peor sitio para morir, pero no se trataba de que los mayores fueran allí para morir sino para ser tratados, que es una cosa bien diferente
¿Cuándo habéis tenido conocimiento de las órdenes que se realizaron para no trasladar mayores a hospitales?
Bastante pronto, la verdad. Mis compañeros, tanto Emilio Delgado como Diego Figueras, diputados de la asamblea, enseguida vieron esos protocolos y los denunciaron públicamente y los hablaron en la propia consejería. Es que había el mismo protocolo para las residencias con discapacitados, lo denunciaron hacia finales de marzo.
Por respuesta, la señora Ayuso ha dicho que no había habido discriminación sino pragmatismo. Y que los médicos habían sido quiénes decidían quién vivía y quién moría, cuando realmente había órdenes expresas de discriminar a determinados pacientes. Hay una parte que es entendible, cuando tienes un hospital colapsado tienes que intentar no aumentar el colapso, pero no es de recibo que no vayas a esas residencias a tratar a esos pacientes, han ido unos pocos geriatras a unas pocas residencias, han medicalizado apenas a 14 de las alrededor de 500 existentes. Entonces, ni llevaron a los mayores a los hospitales —o que puede tener una justificación— tampoco les han llevado ni la medicina, ni los médicos a las residencias, ni tampoco los evacuaron y ni siquiera separaron a los contagiados de los que no lo estaban.
Hay médicos que dicen que no siempre un hospital es el mejor sitio para morir, y que si un anciano está muy grave quizá la mejor opción no sea trasladarle, pero lo que no se puede admitir es que muera ahogado, sin cuidados paliativos... ¿Y eso es lo que ha pasado, verdad?
Estoy de acuerdo. Hasta me atrevería a decir que el hospital es el peor sitio para morir, pero no se trataba de que fueran allí para morir sino para ser tratados, que es una cosa bien diferente. Si tienes un paciente terminal, sí creo que es mejor y va a estar más confortable en su casa, es lo que viene a ser la muerte digna. Pero son dos conceptos diferentes, una cosa es que tú no hayas sido tratado para curarte y otra cosa es que hagas tratamiento para dignificar la muerte.
¿Qué opinas de los argumentos esgrimidos por Ayuso o Rafael Escudero en defensa de su actuación en la gestión de estos centros? Sabido es que a pesar de estar derivadas las competencias a las comunidades, ellos han intentado colocar las responsabilidades en el vicepresidente del Gobierno.
Cuando ejerces una responsabilidad lo mínimo que se espera es que des la cara por ella. Las comunidades tienen todas las competencias —y esto no solo lo dijo Núñez Feijó hace poco, sino que lo dice el BOE—, aunque el Gobierno central podría tener una tutela. Yo siempre pongo el ejemplo de que mientras en el ministerio de Sanidad hay 1.000 funcionarios en la consejería de Sanidad somos 75.000. Quiere decir que tanto los recursos como las competencias las tienen las comunidades.
Entonces, esta política de “lo que ha salido bien” —que todavía no sabemos qué es, aunque supongo que es el dispositivo propagandístico del Ifema— es un milagro nuestro y lo que ha salido mal no tiene nada que ver con nosotros... Ellos han defendido los dos modelos privatizadores, tanto el de la sanidad como el del cuidado de los mayores, un modelo entregado al mercado. Y me parece ideológicamente coherente, pero cuando tienes la carga de la responsabilidad por las consecuencias, no puedes derivarla a terceros, como si no tuviera nada que ver con tu Gobierno.
¿Qué te parece que Ayuso dirija la nueva investigación sobre las residencias?
A la señora Ayuso se le acumulan las investigaciones: de su hotel de lujo, de las residencias, de los contratos con sobrecostes. Viendo cómo han sido las investigaciones internas, supongo que esto recaerá en algún chivo expiatorio al que le derivarán todas las culpas y ya está. Será un lavado de manos de su responsabilidad.
Sobre la situación laboral del personal sanitario en Madrid. La CAM dice que contrató 10.000 sanitarios, pero las cifras no están claras. Ayuso prometió que se iba a renovar a todo el personal extra contratado para luchar contra el covid-19 y parece que no se está haciendo y que cuando lo comunicó ya había despidos. ¿Cuál es la situación actual de la plantilla?
Es una de las grandes incógnitas. Han hablado de 10.600 contratados y cuando les hemos pedido dónde, cuándo y cómo, las cifras no cuadran. Si a esto le añadimos los testimonios de los propios profesionales que dicen “me han cesado”, o “me han ofrecido un contrato basura”… De hecho, hay a la vista una huelga de los MIR, porque les ofrecen contratos que son básicamente indignos, por su formación y por haber estado dando el 150% durante la pandemia.
Este es el modus operandi y tiene que ver con este deterioro de nuestro sistema público, en el cual si se deterioran las condiciones laborales de los profesionales deterioras todo el sistema. Si deterioras el core del conocimiento y de la vocación profesional con condiciones laborales malas, con maltrato y al final, acabas dañando el sistema completo, claro.
En urgencias hay un 80% de temporalidad y hay profesionales sanitarios que han tenido 150 contratos en un año
Los sanitarios se quejan de la precariedad laboral, ¿tienen fundamento?
Claro que sí. Tenemos una eventualidad absolutamente escandalosa. Un compañero que trabaja en las urgencias me decía que en ese ámbito tenemos en Madrid una eventualidad de un 80%. Y lo que ofrecen ahora mismo es un contrato que dura solo seis meses, hasta diciembre y que se lo pueden rescindir en cualquier momento, además no les aseguran el sitio donde van a trabajar. Un contrato de seis meses, no sabes qué proyecto profesional vas a hacer, no puedes desarrollar un proyecto de vida, eso se llama “contrato basura”. Es cierto que partimos de una base contaminada donde hay contratos de fin de semana, y de semana, que hay profesionales a los que les han hecho 150 contratos en un año, sí, pero eso no significa que el de seis meses sea digno. Intentan cambiarnos los paradigmas de lo que es digno y lo que no y, entre otras cosas, se encuentran con una huelga de los residentes que acaban de terminar y de los que aún están, no quieren trabajar así y necesitan unas condiciones dignas.
¿El proyectado hospital de Valdebebas está inspirado en una nueva filosofía —de recursos y gestión pública— o continúa la línea privatizadora de Esperanza Aguirre?
Si no tuviéramos tanta hemeroteca dando cuenta de lo que ha pasado con los hospitales que ha construido el Partido Popular, nos podría caber la duda. Pero es que tenemos evidencia científica de para qué han utilizado las infraestructuras y las instalaciones. Básicamente ha sido para especular y no para dar un buen servicio.
Ese hospital que propone la señora Ayuso es de 1.000 camas y en la CAM, donde se han construido once nuevos hospitales en los últimos diez años, se han perdido 2.000 camas. En las propias memorias del SERMAS sale que tenemos 14.500 camas instaladas, pero funcionando solo 12.500. O sea, 2.000 camas menos. Que no son camas, son profesionales que las atiendan. Si contamos con que los hospitales privatizados de la señora Aguirre no han cumplido con los planes funcionales que decían que en 2017 iban a abrir 300 camas más, si vemos que en los hospitales tenemos plantas enteras cerradas, ni siquiera con un hospital de 1.000 camas arreglamos lo que ha pasado. La imagen que venden es, “esto se nos va a volver a ir de las manos, vamos a volver a necesitar un Ifema”, pero lo que no puede ser es que se nos vuelva a ir de las manos, que no haya una vigilancia epidemiológica, que no aislemos los primeros casos, que no confinemos las poblaciones que surjan. La señal es “vamos a seguir construyendo”, en lo que nosotros denominamos “el hospitalocentrismo” y no se han enterado de que esto no va de hospitales, sino de atención primaria, de salud pública, de vigilancia epidemiológica y otras cosas. Entonces es como seguir la misma rueda de Esperanza Aguirre.
Tanto el PSOE como Podemos tenían una mochila por estar en el Gobierno central y seguramente se habrán dejado llevar por una política de no confrontación
¿En orden de prioridades es necesario ese hospital, o sería más conveniente reforzar la atención primaria?
En Madrid, a la atención primaria le dedicamos apenas un 10% del presupuesto frente al 14% que le destinan —en promedio— el resto de las comunidades. Como resultado de ello, tenemos un 12% menos de profesionales en atención primaria. Una Salud Pública raquítica no, lo siguiente. Tenemos problemas de base, esto no lo solucionas construyendo otro hospital, además, insisto, una cama no es una cama, son profesionales. Son recursos humanos lo que necesitamos y se está demostrando que la comunidad es incapaz, ya no te digo de aumentar la plantilla sino de cubrir el déficit histórico que hay. No necesitamos un hospital nuevo.
En cuanto a tu papel en la asamblea. Te has transformado en la oposición de facto, ante un más que llamativo silencio del PSOE. ¿Qué opinión te merece la actitud de Gabilondo?
A Gabilondo le tengo muchísimo respeto, incluso cariño y creo que tanto el PSOE como Podemos tenían una mochila por estar gobernando en el Gobierno central y seguramente se habrán dejado llevar por una política de no confrontación. Pero cuando pasamos de algo que ya no es confrontación sino esperpento, creo que hay que plantarles cara. Enfrentar las mentiras, los bulos, las infamias. Cada uno tiene que valorar cuál es su papel en cada momento y creo que a Más Madrid, siendo leales a lo que somos —que es a la representación política—, le ha llegado el momento de hacer una oposición adecuada a las circunstancias y estas eran duras y difíciles.
Desde tu grupo político, Más Madrid, ¿estáis a favor de impulsar una moción de censura y exigir que se convoquen elecciones en la Comunidad de Madrid?
Los 20 diputados que conformamos nuestro grupo parlamentario siempre hemos estado dispuestos a que cambie el Gobierno de la CAM, desde el principio. Por nosotros, ni un día más la señora Ayuso, ni el Partido Popular, ni la Púnica, ni la Gürtel, ni todas estas mamandurrias en un Gobierno de la CAM. Llevan mucho tiempo haciendo daño y se acaba de comprobar que continúan haciéndolo. Pero la pelota no está en nuestro tejado, sino en el de Ciudadanos seguramente, a quienes al principio de la legislatura les instamos a que dejaran atrás a un Gobierno que ha conseguido el deterioro de nuestros pilares públicos, de lo común, y que se ha dedicado a lo que sabemos y que los procesos judiciales dan fe. Nosotros ponemos todas nuestras energías en que Ayuso salga de la Puerta del Sol, pero no tenemos la llave.
Pero, en esa hipótesis, ¿en qué lugar colocarías al PSOE y a Ciudadanos? ¿Quiénes entrarían en el marco de alianzas que imaginas?
Nosotros siempre hemos compartido fines progresistas con el PSOE y con Podemos, pero dejaríamos que el PSOE con su conformación, que seguramente contempla a Ciudadanos, haga un cambio de Gobierno. Con tal de que no estén ni el Partido Popular de la Púnica y la Gürtel, ni la ultraderecha manejando el timón, estaríamos dispuestos a abrir ese escenario. Luego habría que aterrizarlo para ver con qué tipo de políticas. Pero es de higiene política, democrática, que el rumbo de la CAM cambie.
Analistas y colectivos sanitarios aseguran que la Ley 15/97 posibilitó el proceso de privatización de la sanidad pública. ¿Estás a favor de su derogación, o crees que hay que mantenerla?
Estoy totalmente a favor de su derogación, porque abrió una puerta a la perversión. Esto no significa que no pueda haber procesos de colaboración público-privada, pero siempre en el marco de la colaboración. Pero la Ley 15/97 abrió el marco a la parasitación y a la casi depredación de lo público. Entonces es como cuando prescribes un medicamento y valoras los efectos secundarios, tienes que decir “me compensa o no me compensa”, aquí creo que los efectos secundarios han sido devastadores. Se abrió la puerta a un modelo que luego no han sabido regular ni controlar, en el cual las normas no eran de colaboración sino de depredación. Entonces, cerremos esa puerta y abramos otra que sea con otro modelo, porque yo sí creo que habrá cosas en Sanidad, donde hay muchos terrenos, no de asistencia pero sí de provisiones, donde tienes que contemporizar con la parte privada, pero hagámoslo de colaboración, de un win-win, que sea una cosa colaborativa, no abusiva. Y como no puedes confiar en gobiernos que velen por eso, tendrás que confiar en unas normas que impidan hacer eso.
¿Pero entonces, cómo se podría revertir la privatización de la sanidad pública en alianza con partidos como el PSOE, que fue uno de los que aprobó esa ley? ¿Y con Ciudadanos, que parece obvio que también estará a favor de continuar con ella?
Yo creo que ni las circunstancias ni las evidencias que tenemos ahora son las que había en 1997. Quiero creer que ahora hay una evidencia de cuál ha sido la perversión de esa ley. Todas las leyes tienen un fin para el que se crean y luego aparecen efectos colaterales. Parafraseando con la medicina, tú das un medicamento y sabes que va a tener efectos secundarios y colaterales. Hasta qué punto ese efecto secundario tiene una relación coste-beneficio para que permita concluir “esta ley ha sido buena en esto, pero ha tenido este efecto secundario”. Pero es que en el caso de la privatización de la sanidad ha tenido un efecto absolutamente devastador. Igual tiene que ver con que quienes la pusieron en marcha lo hicieron para parasitar y desviar fondos públicos a la privada. Las únicas excepciones han sido algunas entidades sin ánimo de lucro, que llevan algunas residencias de salud mental, por ejemplo. Depende de cuáles sean las reglas de juego que tú pongas, si te riges por la mercantilización, el mercado, los beneficios y el lucro, la colaboración público-privada se orientará a ese rumbo.
Quiero creer que el PSOE, que la aprobó en aquel momento, hoy se haya dado cuenta de que esta ley no ha funcionado para lo que ellos supongo que querían en el 97. Más difícil es aquellos que creen que todo tiene que estar supeditado al mercado y al liberalismo, como puede ser Ciudadanos. Hay que convencerles de que todo dinero que se vaya a un fondo especulador deja de ir a un profesional sanitario, a un respirador, a una mascarilla, a un tratamiento. Son dos valores que nunca se van a poder encontrar.
¿Cómo llevas esto de haberte convertido en viral?
Es raro. Son cosas en las cuales no sabes muy bien por qué, hay una determinada sensibilidad sobre ciertas cosas y de repente das en la tecla. Esto mismo lo llevo denunciando hace muchos años, pero seguramente ahora haya alguna mayor sensibilidad, mayor empatía y también interés por la política. Han intentado hacer una sociedad apolítica, que le da igual quién gestiona la sanidad, cuando te ves en una pandemia y estás en casa viendo que tu vida depende de la política que, te guste o no, depende de decisiones políticas, yo creo que esto ha incrementado el interés por la información y por la política. Es verdad que la parte sanitaria estaba en el epicentro y por eso seguramente haya tenido más gancho.
Puede ser porque eres la única voz de oposición...
El problema que tenemos en la asamblea es que se trata de un lugar completamente insonorizado, que se han encargado ellos mismos de insonorizarlo, entonces no se sabe lo que ocurre allí dentro. Es muy difícil que se conozcan noticias de la asamblea, excepto cuando hay exabruptos y barbaridades, o cuando la señora Cifuentes sale en un Caso Máster, o la otra en Aval Madrid. Todo eso sale, pero no la política bonita que hay en la asamblea, no sale casi nada. Creo que mi grupo ha tenido intervenciones duras y elocuentes con el Gobierno, pero al final se queda en un espacio invisibilizado.
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