Religión
Javier Baeza: “Estamos atendiendo a familias de chavales que se buscan la vida con pequeños hurtos para poder apostar”

Javier Baeza Atienza (Madrid, 1967), el cura ‘rojo’ u ‘obrero’, anda con los pies en el barro. “Ninguneado” por la jerarquía católica, da cobijo incluso a quien dice “me cago en Dios”.

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Javier Baeza, cura de la Parroquia San Carlos Borromeo. David F. Sabadell

Es una semana agitada para la Parroquia de San Carlos Borromeo, en el barrio de Entrevías. Comienzo de clases y las familias no tienen dinero para los libros de sus hijos e hijas. La pobreza pega donde más duele, en la infancia de un barrio con altos niveles de desempleo, desahucios y personas que no han podido terminar sus estudios.

Javier Baeza Atienza (Madrid, 1967), el cura ‘rojo’ u ‘obrero’, anda con los pies en el barro. “Ninguneado” por la jerarquía católica, da cobijo incluso a quien dice “me cago en Dios”. Las paredes del centro pastoral están llenas de lemas como “Alfon libertad” o “Salvar vidas no es delito”.

El Cristo está rodeado de fotografías de personas migrantes y en 2010 la comunidad se reunió en la parroquia para ver la final del Mundial de Fútbol. “Fue bonito, había chavales recién llegados junto a la gente de siempre. Los espacios son sagrados o no dependiendo de lo que se haga en ellos. San Carlos es sagrado porque es un espacio abierto para jóvenes que la campaña de frío deja en la calle, para mujeres maltratadas o chavales que no pueden estudiar en casa. También para los creyentes que nos juntamos el domingo a celebrar nuestra fiesta”, reflexiona.

Fui compañero de clase del ministro Pedro Duque. Él subió a los cielos y yo aterricé en los infiernos. Y seguimos ahí a la par. No sé si era bueno o malo

¿Qué recuerdas especialmente de tu infancia?
La primera vez que vi llorar a mi padre fue en una vuelta por el Centro Comercial Las Rosas, en San Blas. Vio que los televisores Philips eran más baratos de venta al público que el precio que le daban a él de costo. Me acuerdo que decía: “Llevo 40 años trabajando con ellos, ¡cómo me pueden hacer esto!”. Creo que fue el bautizo de mi anticapitalismo.

¿Eras buen estudiante?
Fui compañero de clase del ministro Pedro Duque. Él subió a los cielos y yo aterricé en los infiernos. Y seguimos ahí a la par. No sé si era bueno o malo. Los profesores usaban la regla de palo para darte en la mano. Y el director, un tal don Joaquín, te cogía de la patilla para arriba y a la que bajaba te daba con la regla. Eso lo recuerdo con mucha claridad, así que debe ser que pillé bastante.

¿Qué te llevó a ser cura y qué dijo tu familia cuando se enteró?
Se dieron varias cosas: me llevaba muy mal con mi madre, cambios de colegio, la adolescencia que te acabas desencantando con la chica que creías que iba a ser el amor de tu vida, y justo conocí a un chico en la parroquia que estaba en el seminario. Dije ‘a lo mejor en esto soy feliz’.
La familia lo vivió con muchísima alegría. El que lloró fue mi abuelo paterno, a quien, siendo muy buena gente, la abuela lo acusaba de ser comunista solo por no ir a misa. Al verlo llorar, creían que se había convertido, pero no. El abuelo lloraba preocupado por dos cosas: que se perdía el apellido y quién se iba a hacer cargo de la tienda, porque no podía entender que mis hermanas pudieran hacerlo. Así que, en realidad, esto agudizó mucho más su comunismo.

¿Cómo era aquella iglesia?
Soy de la generación de la involución de la Iglesia. La primera generación que, de vivir en pisos, en barrios, pasamos a hacerlo todos juntos en Las Vistillas. En aquel momento, curso 1987-88, llegan seminaristas del Opus, de Comunidad y Liberación, los neocatecumenales y el seminario cambia.
En los años 90, hasta hace dos días prácticamente, pasamos a esa gran noche oscura de la Iglesia española, en la que lo peor de la institución ha ido pudiendo a personas muy interesantes

Hasta ahí había una interrelación muy chula entre el barrio y los seminaristas porque éramos todos chavales de entre 18 y 24 o 25 años, a los que chicos del barrio nos abren el mundo de las drogas, la droga lleva a la cárcel, la cárcel nos trae el Sida, etc. Si la formación hubiera sido solo en el seminario, no creo que estuviera aquí.

Empiezo en una iglesia muy comprometida, íbamos a las marchas contra la OTAN. Aquel era un momento esperanzador. El formador nos decía que curas para las parroquias no van a faltar, pero curas para estar en la calle, sí. En los años 90, hasta hace dos días prácticamente, pasamos a esa gran noche oscura de la Iglesia española, en la que lo peor de la institución ha ido pudiendo a personas muy interesantes.

¿Cuándo conoces a la comunidad de San Carlos Borromeo?
A mediados de los 80 estaba aquí Enrique de Castro y se realiza el primer encierro para denunciar la complicidad policial con los puntos de venta de droga. Con el tiempo, después de 11 años en Vicálvaro, sentía que había una dicotomía importante en mi vida. Una cosa era por las mañanas, de juzgados, de hospitales, y otra por las tardes, mucho más parroquial, con mucha vida sacramental. Había veranos que a lo mejor un sábado me tocaban seis o siete bodas. Como mi hermana es enfermera, me apuntaba en un esparadrapo los nombres de las parejas y me lo pegaba en la palma de la mano. En 2003-2004 Enrique quería comenzar los pasos de la jubilación, y comentamos a Rouco Varela mi deseo de cambiar.

La iglesia cambiará el día que el Papa de turno deshaga los Estados pontificios y toda esa mandanga. Esta iglesia, con estos condicionantes, es una iglesia que no tiene sentido desde la mirada del Evangelio

Si hubiera sabido la que te iba a liar, no le dejaba…
¡Vamos, eso seguro! Me han comentado que dijo: “Pensábamos que íbamos a cambiar la parroquia llevando ahí a Javi y al final ha sido un desastre”. Así que casi fui parte de una estrategia de Rouco.

Viendo los millones que maneja la Iglesia, ¿no te dan ganas de dejar todo?
Eso me ocurre con la iglesia, la política, el fútbol. Es verdad que el nuevo Papa ha dado algunos aldabonazos, pero me temo que la Iglesia va a poder incluso con él. Desde luego en España mi sensación es que su mensaje no ha llegado.

Javier Baeza
Javier Baeza, en un momento de la entrevista en San Carlos Borromeo. David F. Sabadell

Tiene que ser una iglesia con las puertas abiertas que recupere la esencia del Evangelio, que es el no tener nada. La iglesia cambiará el día que el Papa de turno deshaga los Estados pontificios y toda esa mandanga. Esta iglesia, con estos condicionantes, es una iglesia que no tiene sentido desde la mirada del Evangelio. El obispo francés de Évreux, Jacques Gaillot, dice en un libro que “una iglesia que no sirve, no sirve para nada”.

¿Te sientes solo?
Respecto a la institución, sí. Hay muchos curas que son amigos, pero me sorprende por ejemplo que el cardenal Carlos Osoro, que conmigo ha tenido una relación cercana y hemos quedado a comer varias veces, sin embargo, no haya querido venir aquí nunca. En ese sentido no es que sienta soledad, sino que hay un ninguneo, que pasan de nosotros.

¿Demasiados tirones de oreja en tu carrera sacerdotal?
El peor momento fue aquel de Rouco Varela de 2007, cuando ordenó que la parroquia pasara a ser un centro pastoral. Aquel seudo juicio que se nos hizo en el obispado, cuando nos ponen allí a los tres curas, Enrique de Castro, Pepe [José Díaz Ortíz] y a mí, frente a diez ‘señorones’ juzgándonos. Me desbordó.

Con lo de Willy Toledo quisimos poner sobre la mesa que “me cago en Dios”, que no me gusta y me parece malsonante, es una expresión casi del acervo tradicional cultural español y no tiene más trascendencia

Pero también fueron impresionantes las muestras de solidaridad. Desde llamadas de misioneros en otros países hasta los Bukaneros, que ese domingo que nos prohibieron celebrar la misa colgaron en el campo la pancarta: “Nuestra Parroquia es San Carlos Borromeo”. Otro momento muy duro fue reciente, la conversación con el vicario de Vallecas, cuando me llamó para que suspendiera la rueda de prensa de Willy Toledo. Le dije que no, pero luego no tuve posibilidad de explicarle mis razones.

Dentro de la comunidad primaron dos cosas: por un lado, aquí se ha sufrido mucho lo penal y no podíamos permitir la barbaridad de que a alguien se le pueda condenar por dañar un sentimiento. Y, por otro lado, quisimos poner sobre la mesa que “me cago en Dios”, que no me gusta y me parece malsonante, es una expresión casi del acervo tradicional cultural español y no tiene más trascendencia.

No ha habido muchos tirones de oreja explícitos, porque uno de los problemas de la Iglesia es que no es muy clara, se guarda las cosas. Es el maldito silencio de la Iglesia respecto a todo.

Dadas las investigaciones que en Alemania y Estados Unidos han sacado a la luz centenares de casos de pederastia en la iglesia, o casos como el de Astorga, ¿crees que una investigación en España podría arrojar resultados similares?
Pues, sinceramente, no tengo ni idea de la existencia de algún caso. De cualquier manera, si hubiera duda creo que, efectivamente, habría que iniciar una investigación.

¿Le falta denuncia a la Iglesia?
Mi sensación es que la jerarquía no utiliza la experiencia de la iglesia de base para cuestionar a los poderosos. Yo, por ejemplo, acuso mucho a los obispos españoles, quitando a Santiago Agrelo en Tánger, de que nadie diga nada en el tema migración.

Los servicios sociales en Madrid siguen siendo igual de desastre en los cuatro años de Manuela Carmena, a la que quiero un montón, que en los veinte años con el PP

Y me da rabia porque hay mucha gente creyente dejándose la vida, dispuesta a servir, pero muy condicionada por protocolos y con un pecado grave que es que cuesta mucho la denuncia.
Si algo tiene la propuesta de Jesús es el anuncio y la denuncia. El proponer y hacer cosas, pero denunciando las causas. Vamos a cuestionar por qué este sistema, estos políticos, estos economistas, estos quien sea, siguen permitiendo que haya montones de familias para quienes comenzar el colegio sea un suplicio porque no tienen recursos.

¿Cómo definirías el contexto social actual?
Es un momento muy duro. Muchas personas creen que hay recursos para todos, pero a la gente más jodida no le llegan. Te dicen que está Cruz Roja, que hemos acogido el Aquarius, que están los servicios sociales; pero la gente va a la calle y la mañana de ayer fue terrible con las familias del barrio que venían diciendo ‘no tenemos para libros’. Y no, los servicios sociales en Madrid siguen siendo igual de desastre en los cuatro años de Manuela Carmena, a la que quiero un montón, que en los veinte años con el PP.

Por otro lado, a nivel macro social, es preocupante esa salida del armario de todos los grupos fascistas. Se ve en las redes sociales la cantidad de barbaridades que nos dicen. Cada vez están más presentes. Eso me inquieta.

¿Cuáles son las situaciones más delicadas que estás viendo?
Por un lado, el acompañamiento de muchachos que se han jugado la vida en una patera. Y, por otro, la situación de muchas familias que, a pesar de planes contra la pobreza, lo siguen pasando muy mal. El panorama es preocupante y oscuro.

Los jóvenes están sufriendo la violencia de todos estos establecimientos de apuestas. En los 80 decíamos que la gente llevaba su dignidad en el culo con la marca de un pantalón o en unas zapatillas, hoy los chavales se pirran por tener el modelo XG o por haber conseguido ganar, irónicamente, en el último establecimiento de juegos con el que han sembrado este barrio obrero.

¿Se nota el problema del juego?
Nosotros estamos atendiendo a familias de chavales que se buscan la vida con pequeños hurtos para poder apostar. Lo que hicieron sus padres y madres para poder sobrevivir, pero ahora para apostar.

Hay un caldo de cultivo entre los colegas, la publicidad en las camisetas de equipos de fútbol, el actor de moda de la película que los promociona, ¡y puedes apostar desde el móvil! Esas cosas acaban calando, en especial en los sectores más humildes.

Por suerte, en Vallecas, a pesar de estos años de crisis, el barrio ha mantenido vivo su tejido social. Hay una fuerza de centros sociales ocupados, de gente con la que puedes compartir todo o un poco, como La Villana, que creo que ofrecen diferentes respuestas a la juventud del barrio. O lo que implica un club como la gente del Rayo.

¿Por qué crees que la institución sigue sin escuchar las luchas sociales?
La institución tiene miedo a no controlar. Por ejemplo, la Iglesia a no controlar lo ideológico. Y cuando se ponen lugares en marcha de este tipo, como los centros sociales, no se controlan y hay una persecución.

Desespera cuando fundaciones de las empresas eléctricas anuncian o auspician eventos oficiales. Bajen los precios de la luz, dejen de cortar el servicio a familias que no pueden asumirlo por falta de pagarlo, si es que quieren ayudarnos.

No acabo de entender que hoy, habiendo en la institución amigos o gente que supuestamente ha salido de la calle, sigan con ese miedo de enfrentarse al poderoso para defender a la ciudadanía. La institucionalización necesita controlar todos los movimientos de rebeldía y de contestación y eso provoca un cansancio y una especie de anemia o desmemoria social.

Hablando de memoria, ¿qué opinión te merece la cuestión del Valle de los Caídos?
Siguiendo el argumento de los ‘muy mucho españoles’ respecto a que la palabra de las víctimas de ETA debe ser parte importante de las decisiones que se tomen, en esa línea tienen que ser las víctimas o sus familias las que decidan qué se hace. Tienen que salir de allí Franco y todos los victimarios, que aquello deje de ser un lugar para blanquear a un asesino y a un régimen totalitario.

Javier Baeza, durante la entrevista con El Salto.
Javier Baeza, durante la entrevista con El Salto. David F. Sabadell
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Javier
5/4/2019 10:37

El otro día salió una entrevista de nuestro querido concejal Calvo negando que exista ningún problema de ludopatía en la juventud: http://www.infoplay.info/2019-03-28/el-ayuntamiento-de-madrid-niega-problemas-de-menores-quiere-establecer-distancias-entre-locales-y-cuestiona-la-proliferacion/8169/noticia/

Igual debería salir un rato de su despacho y pasarse por la parroquia de San Carlos Borromeo a ver otras realidades.

En fin, la izquierda será madura cuando personas tan cortas de miras como Calvo no lleguen a puestos de responsabilidad política.

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José Antonio
22/11/2018 19:28

En España, necesitamos más Santiagos Barromeos.
Para mí, este es el germen del auténtico cristianismo, comprometido con los más necesitados.

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Marisa
6/11/2018 22:19

¡Hurra por Javier Baeza! Si todos los curas y monjas fueran como este señor la iglesia católica estaría en verdad siguiendo las enseñanzas del que dicen es su maestro, Jesús de Nazareth. Lástima que no sea así.

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#25180
28/10/2018 15:07

Muchisisimas gracias por estar de verdad al servicio de las personas que lo necesitan. En ti, en enrique, en las personas que estais en san carlos, veo de verdad a Jesús. Sois un testimonio real.

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Begoña Sánchez
27/10/2018 20:28

Este cura es como alguno que conocí en mi adolescencia, cuando creía que todo era posible y en Dios y su iglesia católica. Ahora, desde otra orilla, reconozco y valoro a este cura, Javier Baeza y a la San Carlos Borromeo. Muy buena esta entrevista: con las manos en la masa, ahora con los chavales que apuestan...Una referencia de dignidad, gracias.

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JASB
27/10/2018 15:57

Gran entrevista. Como decía otro comentador: "Ojalá la Iglesia fuese como este cura".

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#25073
27/10/2018 13:55

Ojalá la iglesia fuese como este cura

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#25066
27/10/2018 12:36

Pues hace algún tiempo, no sé si ya erais el salto o todavía diagonal, teníais publicidad en forma de pop under de casas de apuestas deportivas.

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Compasión
27/10/2018 13:48

Puede ser que este medio o cuando tenían otro nombre le llegase publicidad que han criticado (a veces la publicidad no es tan simple como se contrata, mire como funciona Google en este aspecto).

Pero, si cuando alguien se atreve a hablar de estos temas, que supongo usted considera importante, usted se para más a dejar caer la posibilidad de que este medio haya aceptado dinero de publicidad de juego (usando su memoria, no está ni seguro de lo que ha dicho) y usted le da más valor a eso. Pues entonces, dudo que encuentre usted muchas sitios donde se sigan hablando de estos temas.

Total que más le da a usted aceptar 100 euros por publicidad en un tema que no le gusta, que 100.000 euros? Pues como le da igual esa diferencia, pues ya que he aceptado los 100 euros, me deja usted poco lugar a no aceptar los 99.900 euros restantes. Total a sus ojos seguiré siendo alguien que no puede hablar de estos temas.

O quizás podríamos tener más compasion, y aceptar que lo importante es hablar de estos temas y saber que el juego tiene muchos problemas, y que quizás ahora me he dado cuenta y he decidido cambiar y dejar de aceptar dinero de casas de juego para hacer publicidad.

Le parece más importante que la gente cambie a mejor o "llevar la razón"? Llevar la razón es adictivo, yo también lo siento. No tengamos miedo a admitirlo.

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Begoña Sánchez
27/10/2018 22:28

No sé si se trata de compasión, creo más bien que pretende "hacerse el sabiondo" que también tiene lo suyo. Cambiar de opinión, que está tan mal visto (decía Rajoy que él no dudaba, ni cambiaba de opinión, siempre con su sentido común a cuestas) supone una actitud de búsqueda, de conocimiento, de apertura de la mente. Si en Diagonal, estuve suscrita creo que durante toda su vida y de lo que menos me acuerdo es de lo que publicitaban, sí de que me ayudaron a cambiar de opinión a veces y por eso ahora me considero un poco más sabia. También me ha ocurrido al leer esta entrevista: más cambios en mis opiniones sobre la iglesia y he entendido porque Javier Baeza aceptó el acto de W. Toledo, con diarrea mental, desde mi punto de vista extra religioso. Total que ahora más sabia por Diagonal antes y por El Salto y el cura Baeza ahora. Prefiero caminar con muchas dudas ... para darles sentido con las miradas de l@s demás. Gracias a tod@s.

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Begoña Sánchez
27/10/2018 22:41

Había escrito un comentario y como ahora no lo veo lo rehago:
No creo que se trata de compasión, es adoptar posturas de sabiondo. He seguido a Diagonal prácticamente durante toda su vida y no recuerdo su publicidad, bueno sí de una tienda de marihuana o algo similar. Lo que recuerdo es la cantidad de veces que me hicieron reflexionar y cambiar de opinión, creo que para ser un poco sabia, que de eso se trata y si han cambiado de opinión respecto al juego y a las apuestas y al tipo de publicidad, pues mejor que mejor, han dado El Salto. Al leer esta entrevista también he cambiado de opinión, respecto al acto que realizaron con W Toledo que a mi parecer padece de diarrea ¿física y/o mental? Está el ambiente como para añadir mierda a diestro y siniestro, digo yo, con la voz de la experiencia, canas y ganas de que todo vaya por otro camino. Gracias al entrevistado, al entrevistador y al personal que rodea al entorno.

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#25756
9/11/2018 18:34

Y de otra de hamacas. A mi me gustaba mucho la de las hamacas.

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#25067
27/10/2018 13:42

Me extraña que en este medio haya habido anuncios de casas de apuestas. El código ético que tienen de publicidad es muy estricto

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#25061
27/10/2018 10:55

Gracias Javier, por existir gente con tanta coherencia y dignidad

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