Personas refugiadas
Las vecinas dicen basta ante el colapso del Samur Social en Madrid

Residentes del distrito centro de Madrid exigen a las administraciones que garanticen los derechos de las personas solicitantes de asilo y les brinden los recursos necesarios para que nadie vuelva a dormir a la intemperie frente al Samur Social.
Niños vecinos samur social
Un grupo de niñas y niños participan con sus familias en la concentración Pablo Fernández
26 nov 2019 06:34

El autobús de la EMT dobla frente a la iglesia de San Francisco el Grande y enfila calle arriba, topándose con un grupo de gente que corta el tránsito. No son muchas personas, el conductor pita con moderada impaciencia mientras se escuchan los cánticos que vienen de la calzada: “¡Ninguna familia sin solución!”.

Quienes obstaculizan la circulación a la altura de la sede central del Samur Social son familias, como son famlias las que duermen a veces sobre la acera. Pero las familias que se manifiestan hoy tienen casas cerca, y llevan a sus niñas y niños a colegios cercanos. Son, en definitiva, vecinas y vecinos del distrito centro que se han autoconvocado para protestar por las carencias de un sistema de protección incapaz de dar respuesta y techo a quienes vienen en busca de refugio. Tranquilamente, los manifestantes se apartan y dejan pasar el autobús.

“Cuando pasamos por aquí los niños preguntan que por qué hay niños en la calle, que por qué están tomando sopa en un plato de plástico, que por qué hace frío y siguen así”

Carmen se ha enterado por las redes sociales de la convocatoria. Ha llegado algo más tarde, tras recoger a sus hijos de la escuela. “Cuando pasamos por aquí los niños preguntan que por qué hay niños en la calle, que por qué están tomando sopa en un plato de plástico, que por qué hace frío y siguen así”. Su hijo de unos cinco años le replica: “Yo ya sé por qué”. “Lo sabes porque te lo he explicado yo”, le contesta, suave. Carmen no querría tener que explicar algo que le parece incomprensible, intolerable: “Todo el mundo tiene derecho a que se le trate dignamente, estas personas vienen a España buscando refugio y no se les está dando. Somos un país con muchos recursos, me niego a creer que no podemos acoger a 400, 500, mil o dos mil personas que están en situación de desamparo”, afirma.

Ayuntamiento de Madrid
Seguimiento del 100% en la huelga del Samur Social para mejorar las condiciones del servicio

Los empleados de Grupo 5, empresa concesionaria del Samur Social, solicitan el cumplimiento del Convenio Estatal de Acción Social, el seguimiento del contrato por parte del ayuntamiento y la mejora de las condiciones de trabajo para poder prestar el servicio con garantías.

Frente al Samur Social además de vecinas y vecinos de todas las edades, hay bolsas llenas de ropa de abrigo para enfrentar el invierno. Las han traído ellos, como cada noche. El termómetro roza los diez grados, ha habido días peores. Luis está de pie junto a la reja que protege los soportales del Samur Social, es la décima noche que viene a intentar encontrar un recurso donde dormir, no suele tener suerte. Ha estado ya en la Parroquia San Carlos Borromeo, pero también ha hecho alguna noche ahí mismo, con una veintena de personas en la misma situación. A ver qué le toca esta noche. “Lo vecinos son buena gente, vienen cada noche, nos apoyan mucho, estamos muy agradecidos”, cuenta este venezolano. Para él quienes fallan son quienes tienen responsabilidad en las administraciones. “Les diría que se pongan la mano en el corazón, que somos personas, créame que si alguno de nosotros no tuviera la necesidad de estar acá, no estaría. Más allá de todo, somos seres humanos. La vida da muchas vueltas. Esperemos que nunca ellos necesiten ayuda”.

Aunque no vive ahí, Merche también se ha unido a las vecinas, es a quien señalan algunas personas cuando se les pregunta si quieren hablar. “No, mejor habla con Merche”. No hay portavoces, nadie parece saber muy bien cómo empezó todo esto, solo que se han ido enterando de la concentración de una forma u otra y ahí están. “Son mamás del barrio, familias del barrio que han visto lo que pasaba y han dicho: vamos. Ha sido un boca a boca, también se han enterado por las redes”, dice Merche mientras despacha a los rezagados hacia la Junta del distrito Centro, destino hacia al que se van dirigiendo buena parte de las 150 o 200 personas que se han llegado a concentrar. Allí está por conformarse el pleno. “Yo soy periodista y lo que estoy haciendo aquí es lobby mediático. Me indigna esta situación y cada uno trae lo que sabe” comenta Merche antes de desaparecer en el trajín, requerida para alguna información o una entrevista.

No hay portavoces, nadie parece saber muy bien cómo empezó todo esto, solo que se han ido enterando de la concentración de una forma u otra y ahí están

La gente circula por Bailén hacia la calle Mayor. Sobre el cielo del puente de Segovia se pone el sol pintando todo de rojo. “¡Ningún ser humano es ilegal!”, corean las vecinas mientras se adentran en el centro de la ciudad. La noche empieza y el frío arrecia, aunque entre la gente en movimiento, se nota menos.

“¡Vergüenza me daría dejar niños en la calle!”, interpelan a la altura de la Junta. Quieren entrar en el pleno, pero solo lo consiguen unas pocas, en seguida cierran las puertas. A quienes han entrado, según contarán después, les dicen que no hay aforo. Un vecino se levantará de su asiento y les cederá el lugar. El resto de los manifestantes siguen afuera bloqueando ahora la calle Mayor, donde en realidad hay más turistas que coches.

“Ha sido espontáneo, seguimos a los vecinos que están tan indignados o más que nosotros, y ha sido iniciativa únicamente de ellos”, dice Pedro del comité de empresa del Samur Social que lleva de huelga toda la jornada. De fondo se oye ahora un clamor: “¡Vergüenza, vergüenza!”. “Reivindicamos lo que oyes”, apunta, “es una vergüenza que los niños estén en la calle, llevamos un año y medio con esto, los gobiernos se tienen que juntar, y tienen que hablar y solucionarlo que para eso se les paga, y si no, ¡que se vayan!”, apunta Pedro, aludiendo a cómo el Ayuntamiento y el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social se pasan la pelota.

En este contexto, el trabajador de la institución, empleado de Grupo 5, halaga a los vecinos pues “hacen más que el Samur Social”. Así, acusa de incompetentes a sus responsables. Y saluda sobre todo su acción visibilizando el colapso del servicio.  En definitiva, les tiene fe: “Si ni la presión que hacen ellos funciona, ya no sé qué va a funcionar”.

Hay varios colegios en la zona, uno justo enfrente, el Virgen de la Paloma. “Las familias de este cole cada vez que tienen que recoger a sus hijos y van a sus casas pasan por delante de la puerta de la central del Samur Social, ven día a día como niños de la edad de sus hijos, más mayores o más pequeños, están en la puerta durmiendo”, apunta Azucena, otra trabajadora del Samur Social que lleva todo el día movilizada.

“¿Qué pasaría si fueran tus hijos?”, le preguntan las personas concentradas al edificio de la Junta. El edificio, como es lógico, no responde. “Ver familias, madres con niños pequeños que tengan que estar en la calle es una cosa que no se puede aceptar”, sigue Massimo mientras batalla con su hijo que no se quiere sentar en el carrito. Este italiano vecino del barrio no sabe qué va a pasar después de esta concentración, “espero que no hagan falta más acciones, que se pueda arreglar.

Personas refugiadas
Solicitantes de asilo denuncian la ineficaz acogida del Ministerio y el Ayuntamiento

Más de 30 solicitantes de protección internacional, acompañadas por integrantes de la Red Solidaria de Acogida y la Parroquia San Carlos Borromeo, han presentado ante el registro del Ayuntamiento reclamaciones ante la mala gestión del Samur Social y la ineficiencia de un sistema de acogida que les deja en situación de calle. 

Carmen Navas, otra Carmen que vino desde Bolivia, ya no duerme en la calle, le han adjudicado una plaza. Sin embargo, no trae buenas noticias: “Vengo representando a las familias que se encuentran acogidas, a dar denuncia de que en ese lugar [el centro de Valdelatas donde se aloja] hay plazas vacías”. Plazas vacías y familias que tienen fecha de salida, y que no saben dónde irán. Carmen exime de culpa al Samur Social, para ella el problema son las adjudicaciones, la privatización de la ayuda que se otorga a empresas y ONGs. Apunta a que hay recursos vacíos mientras la gente sigue en la calle. “Es sospechoso que en Madrid haya este tipo de situaciones. Es la única comunidad, a nivel europeo, que deja dormir a niños en la calle“, insiste.

Las redes que se hacen en el desamparo son sólidas y Carmen cuenta cómo quienes ya están alojados ayudan a quien lo están esperando. Se juntan “porque si no hacemos presión ni unión popular ninguna institución nos va a dar cabida ni nos va a dar voz. Al principio nos sentíamos impotentes, pero ahora estamos juntos y nos sentimos indignados pero fuertes”.

Un aplauso cierra la concentración, algunos participantes se animan a corear “el pueblo unido, jamás será vencido”, hay quien se emociona

El grupo de personas que ha conseguido entrar a la Junta sale en ese momento. Una de ellas comenta para los demás qué es lo que ha pasado en el interior. “Entramos, la vocal de Más Madrid ha cogido todos los papeles para repartirlos, creo que iba a leer el comunicado también, o mencionarlo en el pleno. Pues ya está hecho, nos vamos, levantamos campamento”. Un aplauso cierra la concentración, algunos participantes se animan a corear “el pueblo unido, jamás será vencido”, hay quien se emociona. Empiezan a dispersarse, algunas hablan de ir a Príncipe Pío donde comienza la campaña de frío, otras se dirigen hacia la manifestación del 25N, otros a sus casas calientes a dar de cenar a sus hijos. Y otros, quizás, se quedarán en la calle llamando a la suerte frente a la entrada del edificio central del Samur Social.

“Las familias del distrito acudimos a esta junta municipal ante lo que consideramos una emergencia social. Estamos perplejas e indignadas por la pasividad de las instituciones ante la presencia de solicitantes de asilo, familias con niños y niñas pequeños, que pasan interminables horas a las puertas del Samur Social, sufren frío y hambre en la calle y pasan la noche en la intemperie, esperando una ayuda de emergencia que no llega”, sumariza el comunicado que las vecinas y vecinos han dejado en la Junta. Lo que ha llegado es el invierno, la campaña de frío, y aún más demanda de unos recursos municipales que no alcanzan. Bajo las luces navideñas, esas que han costado tres millones de euros, los turistas reconquistan la Calle Mayor mientras cientos de solicitantes de asilo siguen buscando su hueco en una ciudad que por ahora solo les ofrece incertidumbre.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Siria
Siria Cuando el miedo a la deportación es real: obligados a volver a Siria
Turquía lleva mucho tiempo deportando a los refugiados sirios. Aunque intenta justificar sus prácticas ante la comunidad mundial, estas vulneran el derecho internacional.
Tribuna
Tribuna Personas solicitantes de asilo, las grandes olvidadas en la reforma del Reglamento de Extranjería
El nuevo reglamento deja un vacío en el sistema, como forma de disuadir a las personas que quieren pedir asilo en el Estado español y que reúnen las condiciones para ello.
#43724
26/11/2019 21:58

https://murciaeconomia.com/art/65854/espana-supera-los-500-muertos-en-accidentes-de-trabajo-en-nueve-meses

0
0
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.

Últimas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Más noticias
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.

Recomendadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.