Carmen Arnedo: “Cuando canto en los desahucios las penas parecen más débiles”

Es una de los 'cascos azules' que luchan por evitar los desahucios de Argumosa. Arnedo es una activista por la vivienda.

Carmen Arnedo
David F. Sabadell Carmen Arnedo, activista antideshaucios.

Carmen Arnedo (Vallecas, 1950) tiene su calendario de stop desahucios lleno. Dice que está overbooking y antes de cerrar esta entrevista pasa rápido las hojas para ver cuándo tiene un hueco. Por fin conseguimos cuadrar nuestro encuentro en una encapotada mañana de enero en la que se han cancelado dos desalojos. Esta vallecana tiene una agenda más apretada que la de cualquier política o ministra, pero su nombre no sale en una búsqueda de Google.

¿Cómo llegaste al mundo de la lucha antidesahucios?
Mi hijo se compró una casa contratando una hipoteca en la cual fui avalista. Una hipoteca de 110.000 euros. Se quedó en el paro, dejó de pagar y en el 2012 nos subastaron los dos pisos, el de mi hijo y el mío. El suyo era un piso en Torrelaguna, a 100 kilómetros de Madrid y se lo quedó el banco; pero como mi piso está en la Avenida de los Castillos de Alcorcón y tiene 90 metros cuadrados, se lo quedó un subastero por 58.000 euros. Se lo dije a uno de los monitores de mis nietos, que van a los scouts del barrio de La Elipa y me dijo que se lo iba a comentar a alguien para que me ayudara. Qué sorpresa cuando al día siguiente se presentó Rafa Mayoral [hoy diputado de Unidos Podemos] que cogió mi hipoteca, la leyó un poquito y me dijo “Carmen, esta hipoteca tiene una mala ostia... lucha por ello”.

Vivo en la incertidumbre porque, aunque yo cante, la pena la tengo por dentro y sé que me van a quitar mi casa
¿Y cuánto llevas luchando?
Llevo nueve años luchando. Ahora, en el mes de marzo, tenemos que entregar las llaves del piso de mi hijo. Y el mío, ha ido el subastero a mi casa y me lo he comido. Le he dicho que no voy a salir de mi casa, que voy a luchar por ella. Yo vivo en esta incertidumbre porque, aunque yo cante, la pena la tengo por dentro y sé que me van a quitar mi casa.

De esta lucha individual pasaste a una lucha colectiva...
En La Elipa me dijeron que las reuniones de todas las Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAHs) se hacían en la calle Bocángel. Y allí que fui un día allá por 2012. Yo vivía en Alcorcón y me dijeron que fuera al 15M de mi lugar. Mi asamblea empezó en Alcorcón, pero mi banco le tengo en la plaza Pradillo de Móstoles. Allí me han apoyado mucho. Así que, al final, pertenezco a las dos, a la PAH de Alcorcón y a la de Móstoles.

¿El primer desahucio que paraste?
El de Aroa y Laura en Móstoles. Muy duro y sangrante. Hubo mucha policía y las echaron a la calle. De los 500 que llevo ese me impactó mucho.

¿Y el más emocionante?
Todos los que paro. Sobre todo, cuando hay niños de por medio. Ver que un niño viene del colegio y tiene sus juguetes fuera, eso sí que es sangrante. Y sí que hemos parado muchos. Cuando yo empecé la lucha, había muchos desahucios y era muy difícil pararlos. Había mucha policía. Ahora se aplazan, dan daciones en pago, te dejan hasta una quinta vez… Al final se producen, pero si has conseguido pararlo cinco veces es que te quedas un añito más en tu casa.

La imaginación y el arte, ¿son esenciales en el activismo?
Mi gente cuando me ve llegar por la acera dice: “Ya viene la Carmen, se acabaron las penas”. Escribo canciones de los desahucios y las canto. También me disfrazo de casita para interpelar a los políticos. Cuando canto parece que las penas son un poco más débiles. Yo siempre he cantado, pero ahora le pongo más sentimiento. Yo vivo sola y esta es la vida que tengo: los desahucios, protestas en los bancos, las manifestaciones…

Hay muchos activistas hombres, pero en Stop desahucios damos el ‘do’ de pecho las mujeres
Por tu experiencia, ¿somos las mujeres las primeras que ponemos nuestro cuerpo para defender nuestra casa?
Por supuesto. Hay muchos activistas hombres, pero en Stop desahucios damos el ‘do’ de pecho las mujeres. Nosotras tenemos menos vergüenza. Además, hay muchos desahucios que son de madres que están solas con sus hijos e hijas.

¿Dónde hemos estado los jóvenes en otras luchas como la de las pensiones?
No estáis en el mundo de los jubilados. Y deberíais estar; es vuestro futuro. Si nosotros conseguimos ahora una pensión digna será para nuestros hijos y para nuestros nietos.

Eres una de los ‘cascos azules’ de Argumosa. ¿Es más fácil conseguir atención en Lavapiés que en Villaverde?
En Argumosa están muy promocionados. Hay mucha gente del barrio que se mueve mucho y el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid se mueve mucho. Pero si hay un desahucio de Parla, de Móstoles, de Pinto… yo no voy a Argumosa.

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