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Perú
La incertidumbre y las acusaciones de corrupción marcan el primer año de Pedro Castillo como presidente de Perú
Hace un año todo Perú miraba con expectativas a Pedro Castillo, maestro y sindicalista de 52 años, que llegó a lo más alto sin hacer mucho ruido, acompañado de su inconfundible sombrero con el que todo el mundo lo reconocería como el nuevo presidente del país andino. Estuvieran a favor o en contra del nuevo mandatario, la población solo deseaba un período de estabilidad política que no habían podido disfrutar por seis años.
Sin embargo, en los 12 meses que Pedro Castillo lleva en el poder no consigue mantener su popularidad y la confianza de los peruanos baja cada vez más. Según el diario El Comercio, el Gobierno acumula 237 situaciones polémicas en un solo año, es decir, 1 cada 6 horas desde el mes de agosto de 2021 que el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) recoge los datos acerca de la opinión de los ciudadanos frente a este nuevo gobierno. En aquel momento, Castillo tenía cifras aceptables, nada más y nada menos que el 57% de los encuestados afirmaba que el presidente se preocupaba ‘mucho o algo’ con los que menos tienen. Pero aquel que en su día dejara para la historia ese eslogan de campaña, “no más pobres en un país rico”, ha visto caer esta cifra en picado en la actualidad. En junio del 2022 solo el 28% sigue creyendo en esta afirmación. Sus detractores han ido en aumento, si en el 2021 eran el 51% los que pensaban que Castillo tenía ‘poco o nada’ de capacidad para gobernar, actualmente esa cifra ha subido al 73%.
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Falta de comunicación con los ciudadanos
Uno de los motivos por los que la popularidad de Castillo cae cada día más es debido a que su relación con la prensa es prácticamente inexistente. En todo este año, Castillo solo ha concedido cinco entrevistas y evita dar declaraciones a la prensa en general. El periodista Gabriel Mejía, redactor del diario La República, cuenta que Castillo no quiere tratar con la prensa porque “siempre tiene las de perder” y muestra de ello es “la humillación” que vivió cuando un periodista de la CNN en español le entrevistó. “Le preguntó por sus decisiones y por no ejercer sus responsabilidades y Castillo no supo qué contestar”. Este desaire por parte del presidente no ocurre solo con los medios privados, ni con los que en campaña se posicionaron claramente en contra de él, sino que también incluye a los estatales. “No ha habido contacto con la prensa, ha habido una ausencia. Castillo está atemorizado o tiene la sensación de que lo primero que van a hacer los medios es apabullarlo”, continúa Gabriel.
Uno de los motivos de la caída de popularidad de Castillo es su casi inexistente relación con la prensa. En todo este año, Castillo solo ha concedido cinco entrevistas y evita dar declaraciones a la prensa en general
Perú es un país que sí tiene confianza en su prensa, comenta Gabriel. Si bien es cierto, hubo momentos duros en los que los ciudadanos la cuestionaron, como en el nombramiento de Manuel Merino como presidente, que provocó la ira de los peruanos y decidieron salir a manifestarse. Los disturbios de esos días acabaron con la vida de dos jóvenes y dejaron decenas de heridos. Manuel Merino en la actualidad está siendo investigado y aún no ha sido condenado por su responsabilidad política en este caso, al contrario, ha sido condecorado por parte del Congreso en el mes de julio, situación que crispa todavía más a la población.
Desconfianza e inseguridad ciudadana
Su ruptura con el partido que le permitió llegar al poder, Perú Libre, también marcó un antes y un después en su gobierno. Castillo rompió oficialmente su relación política con el fundador de Perú Libre, Vladimir Cerrón, un político que fue condenado por corrupción, motivos por los que no pudo presentarse a las elecciones y por lo que decidió contar con Castillo para que fuera el candidato a la presidencia. Resulta que Pedro Castillo necesitó el apoyo de la izquierda más progresista, en ese entonces liderada por Verónika Mendoza, la cual decidió posicionarse a su favor no sin antes hacerle firmar un compromiso con el país en cuanto a derechos fundamentales, en especial con los que afectaban a la comunidad LGTB+ y otros colectivos sensibles del país. Recordemos que, durante su campaña electoral, Castillo fue protagonista de muchos titulares que le tildaban de homófobo o de estar en contra del aborto, cuestiones que sobre todo afectaban a los votantes más jóvenes, ya que para ellos son temas de vital importancia y dónde quieren situar el verdadero cambio.
Perú es un país todavía muy conservador, la religión tiene un peso muy importante y muestra de ello es que una de las Instituciones en las que más confían los peruanos por encima de todas, es la Iglesia Católica, solo situándose por detrás de la RENIEC (Registro Nacional de Identificación y Estado Civil). Sin duda es desalentador pensar que los peruanos no solo no confíen en Castillo, si no que no confían en las Instituciones debido a que su percepción de corrupción hacia ellas es muy alta. Como muestra el IEP, el 80.8% de los peruanos piensa que existe corrupción en el poder ejecutivo, y un 86.2% en los actuales gobiernos regionales.
“Perú es un país con tendencias altamente autoritarias que se difunden mediante ideas como el tener mano dura con la delincuencia, precisamente porque es un país muy inseguro”
Esto solo muestra que existe un problema de fondo en la política peruana. La mayoría de la población no tienen ningún tipo de confianza ni en Castillo, ni en el que pueda venir después, ni mucho menos en los órganos que conforman el poder. La confianza en las elecciones solo es de un 33% según un estudio del Barómetro de las Américas que se encarga de medir el estado de la democracia en la región. “Si ni siquiera confiamos en eso que es lo más tangible, la experiencia más directa y palpable de la democracia que tenemos como ciudadanos, creo que tenemos un problema muy grave”, mencionaba Patricia Zarate, jefa del área de Opinión del IEP, en el medio independiente peruano Ojo Público. Otro dato muy preocupante, no solo para las instituciones sino para la democracia del país en general es si los peruanos apoyarían un golpe de Estado. La respuesta da escalofríos, pero es real, el 52% de los ciudadanos estaría de acuerdo con que esto pasara.
Stephany Calisaya, politóloga especializada en temas de gestión intercultural y natural de Puno, una de las regiones que destacan por su apoyo a Castillo, lo tiene muy claro: “Perú es un país con tendencias altamente autoritarias que se difunden mediante ideas como el tener mano dura con la delincuencia, precisamente porque es un país muy inseguro”. Según cuenta Stephany, la pandemia no hizo más que elevar aún más la percepción de inseguridad en el país, “cuando por ese entonces se consideraba la idea de sacar a los militares en las calles para gestionar o combatir esta inseguridad”. Por lo que no es descabellado que esa cifra sea alta; de hecho, siempre se ha mantenido por encima del 30% en toda Latinoamérica a excepción de Uruguay.
Investigado por corrupción
Las cifras no acompañan a Castillo, como tampoco los escándalos por corrupción en los que se ha visto envuelto él y su círculo más cercano, entre los que se encuentran su sobrino y otros familiares. Cinco son el número de investigaciones contra el presidente en este momento, una por un supuesto fraude con su tesis presentada en la Universidad César Vallejo, y las otras cuatro por delitos relacionados directamente con la corrupción. Uno de ellos, el más reciente, se trata de un delito por obstrucción a la justicia relacionado con la destitución de su Ministro de Interior, Mariano González, el séptimo Ministro de Interior desde que Castillo entró en el poder.
Mariano González “renunció” a su cargo y no lo supo hasta que se enteró por redes sociales a través de un tweet de Pedro Castillo agradeciéndole sus servicios durante este tiempo. Ese día, González estuvo dando entrevistas por los principales medios del país anunciando la creación de un equipo especial para que trabaje mano a mano con la Fiscal que lleva las investigaciones contra el presidente y que priorizaba la búsqueda de los prófugos como el ex Ministro de Transporte. Cuando Mariano González se enteró de “su renuncia” dio una entrevista en la que dijo literalmente que Castillo estaba incómodo con la creación de ese equipo y que este hecho “constituía una obstrucción a la justicia”.
Por si fuera poco, otro de los prófugos involucrado en estas investigaciones contra Castillo, era Bruno Pacheco, que ocupaba el cargo de ‘Secretario de Palacio’ y era la mano derecha de Castillo. Pacheco estuvo prófugo tres meses, pero ya está puesto a disposición de la Fiscalía Anticorrupción y declaró que Pedro Castillo habría recibido un soborno de un millón de dólares por una licitación de obras y que fue el responsable de su fuga. Todos estos acontecimientos han ocurrido en apenas dos días, por lo que el ritmo de cambio de la política peruana se encuentra excesivamente acelerado.
Estos cambios sumados al nombramiento de la nueva Presidenta del Congreso, nombrada el día 26 de julio, Lady Camones, perteneciente a un partido conservador (APP) que ya ha manifestado su interés en investigar a Castillo a fondo y solventar estos problemas de corrupción, hacen muy posible que a Castillo le queden meses, semanas o quizás días en el poder.
¿Nueva Constitución?
Tras las manifestaciones en 2020 contra Manuel Merino la necesidad de una nueva Constitución estaba muy presente en las calles y en la sociedad en general. Incluso Pedro Castillo se comprometió a hacerla realidad sabiendo que no tenía la mayoría necesaria como para plantearlo. Sin embargo, tras las carencias básicas de la población, los paros nacionales de transportistas, la escasez de fertilizantes (provocados por la Guerra entre Rusia y Ucrania) y los problemas por salir adelante tras la pandemia, las opiniones referentes a este tema cambiaron. Guillermo Zuñiga, politólogo de la Universidad Católica del Perú, mantiene que, aunque sería lo ideal, tener una nueva Constitución no es realista y existen otras prioridades:“Cada vez que alguien dice, “lo primero es la asamblea constituyente” al menos yo pierdo la paciencia, porque así llevamos un año y solo se acumulan los problemas. No se ha resuelto la contaminación de Repsol, hasta ahora no se pueden comprar fertilizantes, hay que resolver los conflictos sociales, los conflictos mineros, eso puede demorar pero que esas no sean las prioridades y sí mantener el discurso de la nueva constitución es desesperante. Yo creo que no es oportuno, no sería útil ahora, es dañino en este momento para el país y sobre todo para los grupos de izquierda”.
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Para Guillermo, hay que llegar a la raíz del problema y para eso es necesario crear otros espacios, “la solución final es una reforma política, puntual, directa y profunda y poder discutir temas que son muy relevantes como los derechos civiles, medioambientales, con los espacios que habilite una reforma política. Con partidos más institucionalizados, en un senado mucho más regulado, con diputados, con relaciones ejecutivo-legislativo mucho más claras, sin mociones de censura por incapacidad moral permanente ni ese tipo de cosas. Con eso sí, sin eso nada”.
El Perú Post-Castillo
José Carlos Chullunquía, economista peruano, considera que “Pedro Castillo será destituido por el Congreso de la República, al igual que su vicepresidenta Dina Boluarte y se convocarán elecciones generales dentro de los seis meses posteriores”. Si esto llega a ocurrir, Lady Camones, la recién nombrada presidenta del Congreso, sería la nueva presidenta del Perú hasta que se pudieran llevar a cabo las elecciones.
En cuánto a qué esperar de esas posibles elecciones, Chullunquía lo tiene claro. “Se esperaría que en estas nuevas elecciones la izquierda quedara relegada y la presidencia pudiera estar a cargo de un presidente de ideología de derecha o centro derecha, pero sin mayoría parlamentaria, pues es evidente que tendremos un congreso dividido”. El economista piensa que la única manera de garantizar un futuro en el país es: “Mediante una economía de libre mercado con mínima intervención del Estado en asuntos económicos, una política monetaria y fiscal responsable y garantía legal; todo esto garantizado por la Constitución Política del Perú de 1993”.
“En Perú́ la contienda política va a seguir entre candidatos de extrema derecha, pero también se apreciará ese ‘gobernar para uno mismo’ con argumentos y recursos nuevos. Y sobre todo con una clara muestra de que la izquierda no funciona”
Stephany Calisaya también hace una predicción de lo que puede pasar si Castillo finalmente deja la presidencia: “En los últimos años tanto en el escenario global como en la región, se ha visto un resurgimiento de movimientos de extrema derecha. En el caso del Perú́ la contienda política va a seguir entre candidatos de esa tendencia, pero también se apreciará ese ‘gobernar para uno mismo’ con argumentos y recursos nuevos. Y sobre todo con una clara muestra de que la izquierda no funciona”.
Con motivo de las Fiestas Patrias, el 28 de julio muchos esperaban que Castillo renunciara o convocara elecciones, no obstante, dio el habitual mensaje a la Nación, propio de estas festividades. Todo el país estaba expectante ya que dos días antes habían detenido a una pieza clave para poder condenar a Castillo por corrupción. El presidente no hizo mención directa de tales casos, pero mantuvo su inocencia y la de sus familiares: “Aún cuando se injuria a mi familia a diario y se ofende la majestad de la presidencia de la República me someto a la justicia para aclarar los delitos que se me pretenden imputar (…) se van a cansar de buscar las pruebas porque no las van a encontrar”.
Castillo también mencionó su decisión de responder ante la justicia, que será “por respeto al Perú, a su Constitución y al pueblo peruano”, y en ningún caso por la presión mediática de estas últimas semanas, ya que “son los medios con grandes oligarcas detrás, los que emiten mentiras y fake news sobre mi persona”.
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Francamente me decepciona el artículo, con continuas referencias a medios y politólogos de la derecha peruana, un análisis que podría haber aparecido en cualquier medio al uso, y yo al menos espero algo diferente en el salto. No cuenta nada de las contradicciones reales que aquejan al Perú, un país desgarrado por el racismo y la desigualdad, ni habla de movimientos sociales que los hay y muy importantes, no del centralismo limeño criollo... sino que se limita a un análisis de politólogo "pituco" de la Católica, dando voz a otros politólogos pitucos. Dicho todo ello con todos mis respetos a la autora del artículo.
Pero al fin y al cabo el artículo es una crónica de la coyuntura actual con Castillo en la presidencia verdad? No entiendo la crítica del comentario ya que al final si uno lo que quiere saber es un resumen de lo que sucede en distintos contextos en la actualidad (en este caso la peruana), acuden precisamente a estas publicaciones, pero si lo que uno/una quiere es un análisis que expliquen las variables estructurales que arrastra el país desde la etapa (pre) colonial lo mejor que se puede hacer es acudir a revistas científicas enfocadas a ello. Te recomiendo justamente el IEP donde existen artículos en esta materia y que irán acorde con tus expectativas. Eso sí, los que publicamos ese tipo de artículos científicos nos es indiferente si los análisis vienen de la Católica o de Somosaguas. Un saludo.
Hola! Gracias por tu comentario respetuoso. Quizás no quedó claro, pero solo una de las tres personas consultadas es de derechas. Los otros dos son personas, politólogas sí, pero votantes de Castillo y de izquierdas (y no precisamente limeñas). La pluralidad de las declaraciones es vital. Muchas gracias y un saludo.