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Durante los últimos días, la prensa deportiva ha acaparado mayor protagonismo si cabe. La muerte repentina de Diego Armando Maradona ha provocado que las noticias relacionadas con el fútbol pasaran a primera plana y que las webs especializadas dispararan sus visitas. Es lo que tiene cuando una figura trasciende a lo meramente deportivo, para bien o para mal, que provoca debates y, sobre todo, genera información y un incremento de lectores que los periodistas y los jefes de los medios agradecen, pese a la tragedia. Pero más allá de estos días convulsos, este tipo de prensa especializada está entre la más leída en el Estado español. Aunque no se tiene en cuenta su poder, puede ser más influyente que El País o La Vanguardia, por nombrar la única prensa generalista que les hace sombra en cifras de lectores.
Tampoco es ninguna sorpresa. Aunque se hable de ella con cierto desdén, muchas personas de las que reniegan en público por el qué dirán, acaban echando un ojo a la web de Marca o As para saber cómo va su equipo o leer alguna novedad sobre su deporte favorito. No tenemos el afán lector de Mariano Rajoy, tal vez, pero es difícil que no te despierte pasión algún club o deportista en una sociedad donde tienen tanto peso en nuestra cultura popular. Está presente en nuestro día a día. En las tertulias del horario del café, en los debates radiofónicos y cada bar suele tener su prensa deportiva para que la consultemos con la caña o el refresco. Son varios factores los que hacen que, tanto en web como en papel, estén entre los medios más leídos del país.
Más allá de su tirón comercial, la prensa deportiva se considera inofensiva, de baja calificación, destinada al populacho y a mover pasiones, pero siempre se entiende que en el terreno deportivo
Más allá de su tirón comercial, es un tipo de prensa amarillista que no se suele tener muy en cuenta en el debate social y político. Se la considera inofensiva, de baja calificación, destinada al populacho y a mover pasiones, pero siempre se entiende que en el terreno deportivo. Pero, ahora que vivimos unos años en los que se habla de posibles leyes de prensa o, durante las últimas semanas, sobre el polémico Procedimiento de actuación contra la desinformación, tal vez se debería abordar el papel que tiene la prensa deportiva en el ideario colectivo y su capacidad para generar opinión.
En el terreno relacionado con lo deportivo, este tipo de medios ha favorecido a la crispación entre aficiones, más allá de las rivalidades históricas. Ha contribuido a la desigualdad entre el fútbol y el resto de los deportes. Ha señalado y “ajusticiado" a deportistas que, en términos políticos, se salieron del discurso oficial. Es una prensa capaz de poner y quitar entrenadores y jugadores. Al igual que la prensa generalista puede poner y quitar políticos.
En los últimos tiempos, con la eclosión de las redes sociales, ha comenzado a nutrir sus noticias de la vida personal de los jugadores, contribuyendo a vender una imagen de individualismo y lujos que se aleja de los valores positivos que puede (y debe) aportar el deporte. También, aunque intenten ahora sumarse a los éxitos del deporte femenino, tienen un historial de machismo en sus páginas que sigue hoy en día. Seguramente, habría muchas más informaciones que poner en duda y que, al ser prensa deportiva, nadie parece tomar en serio ni criticar, más allá de denuncias esporádicas por Twitter o similar. Parece que se les permite todo.
Sin quitar hierro a los demás problemas que tienen estos medios, todo se agrava cuando, desde que estalló la pandemia, han decidido incorporar información sobre el coronavirus en sus páginas, tanto físicas como digitales. De entrada, no parece algo negativo. De hecho, durante las primeras semanas, las más duras en restricciones y cuando se sabía poco acerca del virus, hicieron un buen servicio público ampliando la información institucional y las novedades sobre la Covid19. Pero la curva descendió, la gente perdió el miedo (o el respeto) y el negacionismo comenzó a ganar relevancia. Desde entonces, la prensa deportiva ha contribuido más a crear confusión sobre la pandemia que a informar de su evolución.
Para esa tarea han estado tirando de titulares llamativos. Los denominados clickbait. Tanto Marca como As (por hablar de los dos más leídos con diferencia de los demás), tienen un espacio web con noticias en directo relacionadas con el virus. Aunque actualizan los datos de contagios y muertos diarios y ponen declaraciones del ministro de Sanidad o de Fernando Simón, entre otros, también recogen informaciones llamativas de fuentes dudosas y que buscan provocar al lector más que informar.
Sin tener que rebuscar en la hemeroteca, a estas horas de la tarde del jueves 26 de noviembre, si entramos en la web de Marca leemos en su portada, entre las noticias destacadas, unas declaraciones que dicen “vamos a vivir el resto de nuestras vidas con este virus, no va a desaparecer”. Si no entras en el enlace no aparece ni quién lo dice ni ninguna información más. Si atenemos a que muchas personas se informan sólo por el titular es, sinceramente, un peligro. Si haces clic y les das esa visita de más que buscan, observas que proviene de una entrevista de El País donde un epidemiólogo dice lo que muchos otros, que el virus ha llegado para quedarse, pero que si se consigue inmunidad de grupo será como otros con los que convivimos. Algo distinto a lo llamativo y alarmante del titular.
En Marca han dado una relevancia casi notarial a las múltiples declaraciones ofensivas de Pablo Motos sobre Fernando Simón o a los programas panfletarios de Iker Jiménez
Por su parte, en el Diario As encontramos el titular “Los médicos advierten sobre los efectos secundarios de la vacuna”. Al igual que en el otro periódico, no indican nada más si no accedes a la noticia y puede llevar a confusión. Son sólo dos ejemplos, pero es una constante diaria. Además, en Marca han dado una relevancia casi notarial a las múltiples declaraciones ofensivas de Pablo Motos sobre Fernando Simón o a los programas panfletarios de Iker Jiménez. Han sido dos fijos durante meses entre sus primeras noticias como si fueran relevantes para el seguimiento de la pandemia. Una vez más, confundir e irritar en lugar de informar y tranquilizar.
Entiendo que es un tema complicado, que volvemos al eterno debate sobre la libertad de expresión (y de información en este caso). Que si comenzamos a legislar sobre los medios puede haber cierto peligro de censura, que quién controla al que controla, etc. Además, en este caso es complicado porque no están difundiendo bulos, que se dice desde el Gobierno que es lo que se busca perseguir, pero también escogiendo qué información se da se puede inclinar la opinión hacia un lado u otro.
Cuando le das la misma importancia a un epidemiólogo que a Pablo Motos también estás desinformando. Cuando crees que el programa de Iker Jiménez contribuye a algo que no sea a su bolsillo y a un espectáculo de dudoso gusto, también es una manera de difundir bulos. No está hablando de la chica de la curva de nuevo, está llevando a su programa a una mujer que asegura que el virus ha sido creado en un laboratorio sin mayor prueba que su palabra; y se le está dando un altavoz potentísimo. Tanto tiempo oyendo psicofonías no ha sentado bien a Iker, parece ser.
Fútbol
Maradona, sin autoengañarnos
Huérfanos de jugadores rebeldes como seguimos estando, quienes reconocemos en el fútbol una manifestación fundamental de la cultura popular sujeta a un contexto socioeconómico del que no escapa, acogimos a Maradona como si fuera un revolucionario.
Considero necesario señalar que tanto Marca como As forman parte de grandes corporaciones mediáticas. Mientras el primero está en el mismo grupo de medios que El Mundo, el segundo comparte empresa con El País. Por lo tanto, no se pueden considerar medios independientes ni mucho menos y sus estrategias informativas pueden responder al mismo patrón que los periódicos de información generalista. Además, al llegarte la información a través de estos medios, puede ser que tengas las defensas bajas, que no lo tomes tan en serio, y acabes asumiendo las noticias que te ofrecen objetando menos que con otros medios que consideres más influyentes y/o con más intereses políticos. Sin duda, usando el símil futbolístico, todo un gol por la escuadra de los capos mediáticos.
Si vamos a comenzar a discutir sobre la importancia de la prensa en la sociedad y si debe haber algún tipo de control, es imprescindible que la prensa deportiva entre en ese debate. No podemos obviarla por pensar que son medios indignos para las élites políticas. Marca y As, nos guste o no, tienen más capacidad de crear opinión que muchos políticos o intelectuales de hoy en día. Por ese motivo, mirar para otro lado y no abrir el melón de estos medios hará que no sirva de nada perseguir las fake news en medios generalistas o redes sociales. Decía Diego Maradona que “la pelota no se mancha”, no permitamos tampoco que el periodismo se manche.
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Marca antes se limitaba a ser un periódico deportivo pero luego le dio bola a ciertas tonterias de Íker Jiménez sobre el ridículo " Informe Royuela " que es un informe dr lo más folklórico y poco serio que se puede hacer y que la prensa no hace caso porque el "iInforme Royuela no se sostiene sólo como tantas informaciones tendenciosas , bastardas é interesadas.
Varios de mis iconos han sido deportistas como los ex boxeadores Muhammad Ali, José Legrá y José Durán.
Aunque alguna gente desprecia el deporte y hasta lo considera reaccionario sin pararse a pensar porque lo dice.
José Legrá y José Durán eran buenos boxeadores y grandes campeones del mundo y grandes campeones de Europa.
Muhammad Alí,José Legrá y José Durán eran 3 artistas del ring y 3 grandes campeones del mundo.😎✌
Evidentemente, los medios deportivos estan controlados por las mismas elites economicas que poseen los mismos interesen cuando sacan dia tras dia sus periodicos deportivos o llenan su pagina web de noticias. Y lo peor, esque muchos trabajadres los ven como algo inofensivo, fuera de la manipulacion de los medios tradicionales, y esa es una gran lacra, porque al mismo tiempo cargan con bulos, mentiras y desinformacion al lector, para que la culpa jamas la tenga el culpable, el capitalismo y su libre mercado, sino mas bien otros factores claramente falsos como los misterios, las sectas y demas inventadas