Opinión
La política que cuesta vidas

Al Patricova y al Pativel, dos instrumentos esenciales para proteger nuestro territorio y, literalmente, nuestras vidas, se les tilda de “planes ideológicos”, como si prever inundaciones o proteger la costa fuera un capricho partidista.
Costa la Renega en Benicassim
David F. Sabadell Paisaje amenazado en la costa de Benicassim
21 oct 2025 13:46

En los últimos días hemos escuchado declaraciones que cuestionan la validez del PATRICOVA y del PATIVEL, dos instrumentos esenciales para proteger nuestro territorio y, literalmente, nuestras vidas. Se los tilda de “planes ideológicos”, como si prever inundaciones o proteger la costa fuera un capricho partidista. Ese es el nivel. Hay ideología detrás de esos planes, sí. Una ideología basada en datos, ciencia, experiencia y memoria. La ideología de quienes saben leer el territorio y entender sus límites: los técnicos.

En el País Valenciano sabemos bien lo que significa una dana. Al meu país la pluja no sap ploure, cantaba Raimon. No hace ni un año que Valencia sufrió la devastadora dana del 29 de octubre de 2024, con 230 personas fallecidas en todo el episodio. Las lluvias torrenciales superaron registros históricos: en algunos observatorios se llegaron a acumular más de 700 l/m² en 24 horas. Ese día, el desbordamiento de barrancos como el del Poyo y la confluencia del agua en zonas altamente urbanizadas contribuyeron a efectos embudo que multiplicaron la tragedia en municipios del sur de Valencia. Y mientras tanto, esta misma semana hemos conocido que durante 2024 se han observado 423 ppm de CO₂, que deja lejos los 350 ppm del umbral de seguridad climática que se estimaba hace apenas una década. Cada vez que un responsable político desprecia la planificación técnica o banaliza el riesgo, está jugando con fuego. Y ese fuego, como la lluvia, termina por arrasar vidas.

El PATRICOVA no es un obstáculo para el desarrollo: es una cartografía del riesgo, una guía que nos recuerda que el territorio tiene memoria. Ignorar sus recomendaciones no genera progreso, sino vulnerabilidad. Los mapas no son dogmas: son advertencias basadas en series hidrológicas, en datos contrastados, en lecciones aprendidas a golpe de tragedia.

El PATIVEL, por su parte, protege los últimos tramos libres del litoral valenciano. No impide el desarrollo: lo ordena, lo racionaliza y lo hace compatible con la vida. Porque el litoral es algo más que una postal: es defensa natural frente a las tormentas, es ecosistema, es paisaje y también es identidad.

Lo verdaderamente político, en el peor sentido, es anular la técnica para contentar a la inmediatez. Es fingir que el cambio climático no existe. Es seguir prometiendo urbanismo infinito en un territorio finito

Calificar estos planes como “políticos” es invertir el sentido de la palabra política. Lo verdaderamente político, en el peor sentido, es anular la técnica para contentar a la inmediatez. Es fingir que el cambio climático no existe. Es seguir prometiendo urbanismo infinito en un territorio finito. Es ignorar que la prevención no solo ahorra dinero: salva vidas.

Los técnicos, geógrafos, ingenieros, arquitectos y urbanistas trabajamos para ofrecer herramientas que eviten repetir errores. Lo hacemos desde el conocimiento, sí, pero también desde una ética territorial: la ideología aprendida al estudiar el suelo, el agua y el paisaje. Es ideología no querer levantar una urbanización en un barranco o un colegio en una zona inundable.

Cuando el poder político desacredita ese trabajo, no solo erosiona la confianza pública: erosiona la seguridad colectiva. Si alguien quiere debatir técnicamente, hay reglas: vamos a ello. Pero si pretende enfrentar hechos con opiniones, recordémoslo claro: no vale lo mismo la ignorancia que el conocimiento. La política que desprecia la técnica y se cree por encima se convierte en una política que cuesta vidas. No hay manera más clara de decirlo.

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