Opinión
¿La “gran transformación” del siglo XXI? Capitalismo digital, neofascismo y alternativas colectivas

La nueva gran transformación —de la que Silicon Valley es su máximo exponente— ha alterado profundamente las condiciones de vida y trabajo de millones de personas, con una violencia que ahora retorna de forma perversa.

Collage de Kurt Schwitters
Collage de Kurt Schwitters, uno de los artistas condenados por "degenerados" por el régimen nazi.

Sociólogo y cooperativista @ivan_sants

1 abr 2019 10:59

“Para entender el fascismo alemán, debemos retornar a la Inglaterra de Ricardo”. Lo afirmaba Karl Polanyi en plena Segunda Guerra Mundial, golpeado por la brutalidad de los regímenes nazi-fascistas. Señalando David Ricardo —con Adam Smith, padre del liberalismo económico—, Polanyi relacionaba el violento siglo XX con los comunes privatizados, las fábricas de Manchester y el imperialismo colonial del XIX, cuando la utopía de los mercados autorregulados y la economía política agrietó las sociedades mundiales hasta hundirlas en la guerra y el totalitarismo. ¿Qué diría Polanyi en el siglo XXI? Quizá, que para entender el neofascismo populista de Trump, Bolsonaro o Casado-Rivera-Abascal, debemos poner la mirada en el Silicon Valley de Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y el resto de capitanes del capitalismo digital.

¿Quién agrieta las sociedades actuales y promueve la emergencia del neofascismo populista? Pues la economía que impone un nuevo orden económico, político, social y cultural mundial. Un modo de producción y reproducción sistémico —el capitalismo de datos— que rompe todas las barreras para la acumulación privada de capital. Que modela la subjetividad de las poblaciones a nivel psicológico, económico, político y cultural: el “capitalismo de vigilancia” (Shoshana Zuboff). Que subsume el vínculo social en el vínculo tecnológico: “el mundo como interfaz” (Ingrid Guardiola). Que busca monopolizar toda actividad humana, mediatizando la producción, la distribución y el consumo, sin aportar productividad y parasitando el capital riesgo: el “capitalismo de plataforma” (Nick Srnicek).

La hegemonía de Amazon, Facebook, Google, Uber o Airbnb fractura toda regulación colectiva (¿Seguridad social? ¿Impuestos? ¿Derechos laborales? ¿Sindicatos?), desorganiza la fuerza de trabajo, los sectores productivos, las culturas locales, las colectividades humanas.

Es la reinvención —ahora digital— de la utopía liberal de la sociedad de mercado, propulsada en el siglo XIX europeo como una novedad radical en la historia. Y que, ante su fracaso civilizatorio, tuvo que ser confrontada por una ola de legislaciones sociales y por el movimiento obrero socialista y anarquista, que actuó de contrapeso al nihilismo economicista y refundó el vínculo social con ateneos, sindicatos, mutualidades y cooperativas. Si —siguiendo a Polanyi— los estragos del liberalismo económico del XIX establecieron las bases del fascismo del siglo XX, ¿cuál es el impacto de la utopía liberal de hoy, encarnada por un capitalismo de plataforma forjado en las cenizas de la crisis? Cómo afecta a las poblaciones mundiales la imposición de un paradigma aún más individualizador?

La nueva gran transformación ha alterado profundamente las condiciones de vida y trabajo de millones de personas, con una violencia que ahora retorna de forma perversa. Frente a la soledad y el debilitamiento de las sociabilidades no digitales, frente a la aceleración y la disolución de las certidumbres, frente al miedo del individuo sin comunidad, hoy vuelve un colectivismo reaccionario y abstracto, que no cuestiona el poder sino que lo refuerza, que promete la salvación oprimiendo quien se encuentra inmediatamente por debajo, que idealiza una comunidad autoritaria, sin diversidad y con desigualdad, jerarquizada por el poder clasista, machista, racista, nacionalista de estado o religioso. Es, de nuevo, el fascismo: ahora subvencionado por la interfaz amigable del capitalismo digital y desregulado. Es la ultraderecha ultraliberal.

ANTE LA FALSA BIFURCACIÓN: COLECTIVISMOS EMANCIPADORES

¿Qué fuerzas rompen la falsa bifurcación entre liberalismo económico y fascismo político, y crean hoy comunidades emancipadoras? ¿Donde se forja un nuevo colectivismo democrático y solidario?

Feminismos. El feminismo se erige en la gran barricada global frente al fascismo patriarcal, arma de guerra del hombre blanco y heterosexual que no quiere perder dominio y privilegios. Desde India a Argentina, de Kurdistán a Nigeria, de Ciudad Juárez a Iruña, las mujeres se levantan, son asesinadas y sobreviven a la contrarrevolución patriarcal. “Contrapedagogia al mandato cruel de la masculinidad” (Rita Segato), esbozo de una sociedad sin opresiones: “el feminismo está reconceptualizar el internacionalismo” (Verónica Gago). Si la horizontalidad y el apoyo mutuo entre mujeres refunda el vínculo comunitario, las huelgas feministas ganan derechos para todos. El ecofeminismo, además, es imprescindible para “torcer el rumbo del colapso ecológico de la civilización capitalista” (Yayo Herrero).

Efecto cínico del péndulo de la historia, el tiempo político presente no se caracteriza por la alegría y la esperanza, sino que la desconfianza y el temor son las “tonalidades emotivas” con que subjetivamos la regresión política, económica y cultural

Municipalismo. Sea reorientando la administración local al servicio del bien común o desde organismos autónomos comunales, el municipalismo transformador fortalece las comunidades locales y promueve la autoorganización de base, conjuga alianzas mundiales para regular el capitalismo global y hace de contrapeso a la involución autoritaria de los estados. Democratiza la participación política e instituye nuevos derechos sociales: es antídoto y contrapoder a la ultraderecha ultraliberal. Sólo “una confederación global de ciudades rebeldes nos puede hacer salir de la espiral mortal del neoliberalismo” (Debbie Bookchin).

Cooperativismo. En 1970, el capitalismo emprendió una profunda reorganización para desarticular una clase obrera capaz de disputarle la hegemonía. De ahí nació la individualización de las relaciones laborales. Con la crisis de 2008, las infraestructuras digitales monopolistas del capitalismo de datos radicalizan la descomposición del trabajo y la producción, para reorganizarlas bajo su cadena de valor. ¿Cómo recomponer la producción social en una matriz emancipadora?

El cooperativismo —trabajo, consumo, vivienda, crédito, etc.— muestra una vía para mancomunar la creación y la distribución de la riqueza. Propiedad colectiva de los medios de producción social, gestión democrática y socialización del excedente, son bases para una economía social y solidaria donde el asociacionismo cooperativo, comunitario, mutualista —y también sindical— apúntale la democratización popular de la economía y la transición ecológica desde abajo.

Antirracismo. ¿Cómo el 1% más rico mantiene un control desproporcionado de la riqueza? Keeanga-Yamahtta Taylor responde: “Con un proceso de división y dominación, donde el racismo es una de las principales opresiones destinadas a este objetivo”. Para Ngugi wa Thiong'o, el racismo es un arma ideológica del capitalismo que promueve que los trabajadores blancos se sientan más identificados “con la blancura del capital que con la negritud del trabajo”.

Realidad psicológica, cultural, política y económica, el racismo se convierte en la principal palanca para llegar al poder de los movimientos reaccionarios y fascistas. Frente a la ruptura racista de la comunidad, los movimientos antirracistas y por los derechos de las personas migradas posibilitan una colectividad diversa y en pie de lucha contra las desigualdades basadas en la racialización.

CONTRACICLO: POR UNA FUERZA GLOBAL TRANSFORMADORA

A diferencia de hace unos años, el ciclo que nos toca vivir es el de la contrarrevolución y el de la extrema derecha global. Efecto cínico del péndulo de la historia, el tiempo político presente no se caracteriza por la alegría y la esperanza, sino que la desconfianza y el temor son las “tonalidades emotivas” —término que acuñó Paolo Virno en relación a los años de plomo en Italia— con que subjetivamos la regresión política, económica y cultural. Parece que los populismos fascistas encarnen un nuevo sentido común de masas: entronizan la seguridad —sacrificando, a la vez, justicia y libertades— en nombre de mitigar el miedo y la incertidumbre global.

Pero no es un nuevo sentido común. El auge del fascismo hoy, como en otras ocasiones, es consecuencia provocada y reforzada por el liberalismo digital y el capitalismo de datos, que necesita gobernar las crisis —políticas, económicas, sociales, ambientales— que ha causado con su nueva hegemonía. De nuevo, Verónica Gago: “Hoy el neoliberalismo requiere una micropolítica fascista”. Por lo tanto, atravesando la lógica del ciclo, hay que rehacer los estragos de la “siliconización del mundo” (Éric Sadie) y transformar el falso binomio “individualización mercantil / gregarismo fascista”, a partir de las fuerzas locales y mundiales que ya esbozan un colectivismo transformador, solidario, emancipador y democratizador. No sólo para hacer de contrapeso al ascenso del fascismo global, sino para sentar las bases materiales y existenciales, políticas y culturales, de una renovada alternativa al capitalismo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Murcia
Racismo Institucional La ultraderecha incentiva ataques racistas en Torre Pacheco: “Moros de mierda”
Diversos grupos de extrema derecha como Vox, Frente Obrero y Deport Them Now están promoviendo linchamientos a personas migrantes en la localidad murciana de Torre Pacheco
Extrema derecha
Extrema derecha Estados Unidos declara la guerra contra los pobres con la ley “grande y bella” de Trump
VV.AA.
La norma presupuestaria, que contempla más de un centenar de disposiciones, convierte a ICE en el cuerpo de seguridad del Estado más financiado y es un cheque en blanco para las grandes contaminantes.
Historia
Historia ‘Weimar’, y su eco
‘Tiempos inciertos’, la exposición dedicada a la República de Weimar en el CaixaForum de Barcelona, apenas se deja nada, pero vuelve a incurrir en la idea de las “dos Alemanias” contrapuestas.
#35277
2/6/2019 2:09

Pues mi primo, que es catedrático, dice que eso del cambio climático psché...

0
0
#35276
2/6/2019 2:06

Lo peor es cuando lees a estos gurús tecnológicos que apunta el artículo, hablar sobre sus "visiones de futuro" para la sociedad. Todos comparten el uso como bandera causas justas y solemnes como la paz, igualdad (típico de los malos)... Pero, cuando entran en materia, concretamente a desglosar el papel que jugaría sus avances tecnológicos en sus visiones de futuro es cuando me echo ha temblar.
Desde la primera vez que oí sobre "el internet de las cosas", redes sociales (honey-pots), el "todo y todos" conectados, juro que me sonó a distopía en deriva totalitaria.
Hace poco rescaté algunas revistas CIMOC y TOTEM de mi padre, tenían un par de historias ciber-punk que en su día publicaron como "buah, mira un futuro de mierda probable". Pues bien, ¡estamos en él!
Desde luego, no en la fase mas infernal (incluye canibalismo) pero camino a ello. Eso pasa cuando llega una crisis de materias primas/alimentaria y la gestionan los mismos genios que nos han guiado en la crisis económica.
También está el momento épico en el que una masa migratoria del desértico hemisferio norte va en busca de tierras verdes fértiles en Sudáfrica. Nos reciben con besos, claro, igualito que a ellos aquí.

0
0
#32589
3/4/2019 13:06

Magnífico texto, la recuperación de lo común es hoy en día el terreno donde pisar firme

1
1
#32567
2/4/2019 23:18

los fascistas no son capitalistas, los capitalistas son neoliberales, un fascista del Hogar Social, DN o Alianza Nacional no sale en la tele, mientras que VOX, que son neoliberales, salen en la tele

2
1
#32582
3/4/2019 10:20

La postura económica no define al fascismo, se define por otros elementos, como por ejemplo exaltación de la patria, odio al diferente, anulación del pensamiento crítico entre otros.

5
0
#32606
3/4/2019 19:06

El fascismo fue desde el principio el último intento del capitalismo salvaje para detener las reclamaciones proletarias de proncipios del siglo XX.
El neofascismo pretende apuntalar la crisis autodestructiva del neoliberalismo terminal ante los límites del planeta.
Y los "camisas vieja" nunca se han declarado anticapitalistas, les falta lo que hay que tener para hacerlo.

2
1
#32510
1/4/2019 20:32

Brillante.
Solo queda tomar conciencia de ello y llevar a cabo la alternativa.
Nadie dice que sea fácil, pero no intentarlo es dar paso a la siguiente crisis de probeta que están preparando los multimillonarios para privatizar las ganancias de todas.

5
4
LGTBIAQ+
Mana Muscarsel “La amistad da más juego para salir de la lógica de la familia porque tiene menos reglas"
La autora y psicóloga argentina pone en valor la amistad frente a los modelos relacionales centrados en la pareja y la familia. Tampoco le interesa la familia elegida: “Marca una línea muy clara entre lo que pertenece y lo que no”.
Río Arriba
Río Arriba Javier Guzmán: “Desde la izquierda falta la visión de que el derecho a la alimentación es un tema básico”
Nueva entrevista de Río Arriba en formato podcast donde hablamos de soberanía alimentaria, políticas públicas relacionadas con la alimentación, tratados de libre comercio y sus efectos sobre la agricultura, ganadería y alimentación.
Análisis
Análisis La propuesta abolicionista de Igualdad, otro intento de regular el cuerpo de las trabajadoras sexuales
La figura de la prostituta no es solo una categoría laboral o una práctica sexual, sino que es uno de los dispositivos más antiguos y eficaces del patriarcado para disciplinar a todas las mujeres.
La vida y ya
La vida y ya La manera natural
Si te alejas un poco y miras a todo ese grupo desde fuera, podrías llegar a pensar que esa forma de construir vidas en común es un modo de resistir.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sánchez resiste, los aliados se ilusionan y Feijóo se llena de barro
Se apaga el ciclo político antes del receso de verano con un líder del PSOE que ve la luz al final del túnel, a pesar del desplome en las encuestas.

Últimas

Pesca
Pesca ¿Sostenible para quién? Detrás de las bambalinas del acuerdo de pesca sostenible entre la UE y Madagascar
Gracias a un acuerdo pesquero con la Unión Europea, en 2023 Madagascar autorizó el acceso a sus aguas territoriales a 65 barcos europeos. Aunque el acuerdo promueve una pesca “sostenible”, las técnicas empleadas agravan la crisis ecológica.
Salud mental
Salud mental Familia y escuela son los principales factores de protección para la salud mental de adolescentes LGTBI+
Las personas con una orientación sexual divergente con la heterosexualidad muestran mayor grado de depresión e ideación suicida que las heterosexuales. Los vínculos son clave para mitigar los riesgos, según un estudio.
Países emergentes
Cumbre de Brasil BRICS en la encrucijada: la cumbre que expuso su poder (y sus grietas)
Los próximos cinco años constituyen una ventana crítica para los BRICS, donde su hoja de ruta post-Río despliega ambiciones transformadoras cargadas de fragilidad.
Partidos políticos
Partidos políticos La extrema derecha se dispara en un CIS en el que el PSOE acusa el golpe del Caso Koldo
El barómetro mensual señala un empate virtual entre PSOE y Partido Popular y anticipa un crecimiento de Vox. El CIS no pregunta por el caso Koldo, pero éste se hace notar en el resultado.
Más noticias
Justicia
Juana rivas La defensa de Juana Rivas pide a España escuchar al menor ante la contradicción de la justicia italiana
La defensa de Juana Rivas alerta sobre una “grave contradicción” en el proceso judicial italiano y pide a los tribunales españoles que escuchen al hijo menor para evitar contravenir los principios fundamentales de protección a la infancia.

Recomendadas

Barcelona
Chatarreros El reciclaje invisible: la relación entre la chatarra y la ciudad de Barcelona
La red de reciclaje en Barcelona es de una complejidad casi hermética, más aún si hablamos de los recicladores informales, más conocidos como chatarreros. Salimos a la calle a entender una economía sumergida que está a la vista de todos.
Medios de comunicación
Medios de comunicación El futuro del periodismo no lo está escribiendo una máquina
El periodista Pablo Mancini, estratega dentro de The Washington Post, defiende una profesión aquejada de múltiples problemas. El primero, y más crucial, la deserción de miles de personas que ya no quieren estar informadas.
Entrevista La Poderío
Andalucía Virginia Piña: “Con la Guerra Civil y su posguerra intentaron aniquilar nuestra conciencia”
Quien tiene el poder, tiene los recursos, y quien tiene los recursos también tiene la palabra. Virginia Piña (Jaén, 1988) la lleva tomando en los últimos seis años, dándole forma para hablar de figuras clave en la historia de las mujeres en Andalucía
Laboral
Laboral Jornadas de 50 horas semanales haciendo tareas de categoría superior: así se trabaja en hostelería
Es uno de los sectores con más sanciones e intervenciones de la Inspección de Trabajo, con más de 12.000 trabajadores extranjeros aflorados en las intervenciones y que cuenta con el 21% de las sanciones emitidas por este organismo.