Opinión
La democracia no puede permitirse borrar a las personas no binarias

Una instrucción de la Junta Electoral obliga a que las listas electorales solo identifiquen a las personas como “hombre” o “mujer” según conste en su DNI, en una aplicación de la norma lo más restrictiva posible.

@darkodarkito

Activista no binarie
20 nov 2025 10:34

En pleno 2025, mientras Europa y otros países avanzan hacia modelos de reconocimiento de género que superan el binarismo de género, España decide mirar hacia otro lado. Y no solo mirar: también borrar. La reciente decisión de la Junta Electoral Central (JEC) de impedir que las personas no binarias aparezcamos en las listas electorales conforme a nuestra identidad no es un simple tecnicismo. Es un mensaje político, institucional y profundamente violento: “No existís para la democracia”.

Y lo digo así, sin rodeos, porque ya está bien de disfrazar la exclusión con lenguaje administrativo. Estamos hartes de que cada vez que tienen la oportunidad de revisar cuestiones relativas al género, en vez de decidir analizar todo con perspectiva de inclusión decidan siempre la exclusión.

Para quienes no lo sepan, la Instrucción 3/2025 obliga a que las listas electorales solo identifiquen a las personas como “hombre” o “mujer” según conste en su DNI. La JEC ha aplicado esta instrucción de la forma más restrictiva posible, hasta el punto de impedir que las personas no binarias —que ya contamos con reconocimiento en varias comunidades autónomas, en políticas públicas y, además, con un pasaporte que admite el marcador “X”— podamos estar en una candidatura siendo quienes somos.

Que un organismo del Estado decida ignorar todo esto no es un desajuste legal. Es una decisión política que tiene consecuencias reales. Ya lo vimos cuando el PSOE decidió excluirnos de la “Ley Trans”.

Cuando una institución te dice que para participar tienes que borrar quién eres, eso no es burocracia: es violencia administrativa

Porque cuando una institución te dice que para participar tienes que borrar quién eres, eso no es burocracia: es violencia administrativa. Es negar espacios públicos. Es dejar claro quién merece ser visto y quién debe desaparecer entre líneas. Y además es una decisión jurídicamente incoherente.

Mientras comunidades autónomas como Canarias o La Rioja ya reconocen de forma explícita a las personas no binarias en su normativa; mientras la Unión Europea publica recomendaciones que instan a los Estados miembros a incorporar categorías no binarias en los sistemas de registro civil y documentación; mientras los estándares internacionales de la ICAO (Organización de Aviación Civil Internacional) aceptan sin problema el marcador “X” en los pasaportes… aquí seguimos atrapados en una visión electoral de los años 80.

Lo más irónico es que todo esto se hace en nombre de la paridad. Como si respetar la identidad de las personas no binarias pusiera en riesgo la igualdad entre mujeres y hombres

Y lo más irónico es que todo esto se hace en nombre de la paridad. Como si respetar la identidad de las personas no binarias pusiera en riesgo la igualdad entre mujeres y hombres. No solo es falso; es una trampa conceptual.

La paridad no se defiende excluyendo identidades: se defiende aplicando la proporcionalidad, la acomodación razonable y la interpretación conforme a los derechos fundamentales. Todo lo demás es excusa.

España tiene leyes que reconocen la diversidad de género, documentos oficiales que la recogen y comunidades autónomas que la aplican en su día a día. Pretender que el ámbito electoral es una isla normativa ajena al resto del ordenamiento es, como mínimo, absurdo. Y como máximo, discriminatorio.

Y aquí es donde la JEC debe pararse a pensar: ¿Cómo puede un Estado democrático exigir a una persona que renuncie a su identidad para ejercer el derecho al sufragio pasivo? ¿Cómo puede pedirse a un colectivo que se invisibilice para participar en aquello que, supuestamente, nos pertenece a todas, todos y todes: la democracia? Las personas no binarias existimos. Y nuestra existencia tiene ya efectos jurídicos. La pregunta no es si la Junta Electoral nos reconoce; es por qué decide no hacerlo.

Lo que pedimos no es un privilegio ni una excepción. Pedimos lo mínimo: que el Estado que nos exige participar y confiar en sus instituciones deje de obligarnos a elegir entre ser ciudadanas/os o ser nosotres mismes.

Porque la democracia no se fortalece excluyendo. Se fortalece reconociendo, adaptando, escuchando y garantizando que nadie quede fuera del espacio público por ser quien es.

Y aquí estaremos. Firmes y visibles. Porque somos parte de esta democracia, le guste o no a quienes aún creen que solo existen dos formas de ser.

LGTBIAQ+
Colectivos de personas no binarias e intersex impulsan una reforma de la ley trans para ampliar derechos
Sumar ha registrado la propuesta esta mañana. El texto plantea poder inscribir a las personas intersex sin referencia al sexo en el Registro, adecuación de otros documentos, así cómo medidas en el ámbito de la sanidad y al educación.

Los artículos de opinión no reflejan necesariamente la visión del medio.

Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando...
Cargando...
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...