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Militarismo
La presión de EE UU para evitar el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares
Una vez aprobado el Tratado de Prohibición de las armas nucleares, el gobierno norteamericano ha intentado impedir que se consiguieran las cincuenta ratificaciones necesarias para su entrada en vigor.
Este 24 de octubre se logró el número mínimo exigido de cincuenta ratificaciones para que el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) entre en vigor. Este tratado se aprobó en la Asamblea General de Naciones Unidas el 7 de julio de 2017, con 122 votos a favor, una abstención y un voto en contra.
El camino para llegar hasta aquí ha sido largo y lleno de obstáculos, sobre todo debido a la oposición de ciertos estados. En este artículo nos fijaremos en la actuación de Estados Unidos para evitar la consecución de un tratado que prohíba el armamento nuclear.
Mucho tiempo atrás, algunos países ya pedían en la Asamblea de la ONU que se iniciara un proceso de negociación que desembocara en un tratado de estas características. En ese momento aquellos intentos no prosperaron porque, por una parte chocaron con la negativa de varios estados nucleares y sus aliados y, por otra parte, no encontraron suficiente apoyo entre el resto de países. Ya desde los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki, la sociedad civil también se ha movilizado en contra del armamento nuclear. Pero estos últimos años esta movilización se ha fortalecido y se han creado varias entidades que han dado un impulso notable al movimiento. Una de las entidades que ha trabajado más en este sentido ha sido ICAN (International Campaign against Nuclear weapons). A finales de 2017 recibió el premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a esta tarea.
Armas nucleares
Entrevista con Alyn Ware sobre armas nucleares
Hablamos con Alyn Ware, coordinador global de Parlamentarios por la No Proliferación y el Desarme Nuclear, sobre el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares aprobado en julio por la ONU y sobre los peligros de una conflagración nuclear.
Desde el año 1968 el desarme nuclear se ha debatido en el marco del Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP), cuyo Artículo VI estipula que los Estados Parte se comprometen a emprender negociaciones sobre un tratado de desarme general y completo. El TNP dispone que los únicos estados que pueden poseer armas nucleares son EE UU, URSS (ahora Rusia), China, Reino Unido y Francia y prohíbe su posesión al resto de países adheridos. No es, pues, un tratado de prohibición. Los estados nuclearmente armados signatarios del TNP siempre han alegado que un tratado de prohibición minaría el TNP. Es difícil de entender como los esfuerzos destinados al pleno cumplimiento del artículo VI del TNP pueden debilitarlo. Los otros estados posesores de armas nucleares, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte, no están adheridos al TNP.
EE UU recordó a sus socios de la Alianza Atlántica que la disuasión nuclear es uno de los pilares de la política de la Alianza y que, por lo tanto, un tratado de prohibición de armas nucleares iría en contra de la política de la OTAN
Hagamos un poco de cronología de los últimos años, de la conducta de EE UU en cuanto al desarme nuclear.
El año 2015 ya se entreveía la viabilidad de llegar a un tratado de prohibición. Durante la primavera de ese año se celebró en Nueva York la novena Conferencia de revisión del TNP, que generó grandes expectativas respecto a dos cuestiones. Por un lado, que se declarase Oriente Medio como Zona Libre de Armas Nucleares (ZLAN). Por otro lado, estaba la esperanza de dar un impulso significativo al desarme nuclear. El borrador del Documento Final planteaba la celebración de una conferencia, antes de marzo de 2016, para crear la ZLAN en Oriente Medio y también una propuesta no demasiada ambiciosa de desarme. Pero el Documento Final no se aprobó puesto que EE UU, Reino Unido y Canadá se negaron a que se fijara un plazo para la realización de aquella conferencia de creación de la ZLAN. Estados Unidos y sus aliados defendieron los intereses de Israel, que siempre se ha opuesto a crear una ZLAN en Oriente Medio. De rebote, tampoco se aprobó el apoyo al desarme.
El 27 de octubre de 2016 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución donde se estipulaba que en 2017 se celebraría una conferencia para iniciar las negociaciones sobre un tratado de eliminación y prohibición de las armas nucleares. Hubo 123 votos a favor, 38 en contra y 16 abstenciones. Todos los estados de la OTAN votaron en contra, salvo Países Bajos, que se abstuvo. Una nota elaborada por la delegación de EE UU en la OTAN y dirigida al resto de estados miembros explica el origen del voto de los miembros de la Alianza. La nota está datada del 17 de octubre, anterior por lo tanto, a la asamblea donde se acordó la resolución. En esa nota, el representante de EE UU en la OTAN pide con firmeza al resto de aliados y también a sus estados amigos, que voten en contra de la resolución y no únicamente que se abstengan. Incluso se les pide que, en caso de que se inicien negociaciones, no participen en ellas. Les recuerda que la disuasión nuclear es uno de los pilares de la política de la Alianza y que, por lo tanto, un tratado de prohibición de armas nucleares iría en contra de la política de la OTAN. La nota fue bastante eficaz, visto el resultado de la votación del 27 de octubre en Naciones Unidas. En aquella votación, no todos los estados nuclearmente armados votaron en el mismo sentido: EE UU, Rusia, Gran Bretaña, Francia e Israel se opusieron a la resolución, pero China, India y Pakistán se abstuvieron. Y Corea del Norte votó a favor. Meses más tarde, en la conferencia de negociaciones de 2017, previas a la aprobación del Tratado, no asistió ningún miembro de la OTAN, salvo Países Bajos. Obedecieron disciplinadamente la consigna explícita de EE UU.
Una vez aprobado el Tratado de Prohibición, el gobierno norteamericano ha intentado impedir que se consiguieran las cincuenta ratificaciones necesarias para su entrada en vigor. Ya en agosto de 2017, pocas semanas después de la aprobación, el Secretario de Defensa de EE UU envió una carta al ministro sueco de Defensa, en que le advertía que si Suecia firmaba el Tratado, la cooperación en defensa entre los dos países saldría perjudicada.
A punto ya de llegar a la cifra de 50 ratificaciones, el 22 de octubre de 2020, The Associated Press informaba que EE UU está presionando estados que ya han ratificado el TPAN, para que se retiren del Tratado. Les ha dirigido una carta en que se afirma: “A pesar de que reconocemos vuestro derecho soberano a ratificar el TPAN, creemos que habéis cometido un error estratégico y que tenéis que retirar vuestra ratificación”.
No se puede descartar que haya habido otras medidas de presión, pero que no hayan transcendido. Si repasamos las fechas de las que sí conocemos, observamos la coincidencia entre las Administraciones Obama y Trump respecto la voluntad de frustrar la llegada a buen término del TPAN. Ello se debe a que la política de defensa norteamericana tiene como uno de sus pilares fundamentales la disuasión nuclear. Por esta razón se han esforzado tanto a evitar que las armas nucleares estén prohibidas por el derecho internacional.