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Migración
Familias migrantes denuncian trato intimidatorio y malas condiciones en un albergue de València
Familias residentes en un albergue de acogida en Rocafort (València) denuncian las malas condiciones y el trato intimidatorio de la ONG que gestiona el centro: “Nos dejan sin luz por las noches para que no pongamos calefactores y no hay mantas suficientes. La comida está bajo llave y nos amenazan con dejarnos en la calle”.
“En plena ola de frío nos requisaron los calefactores. Nos dejan toda la noche sin luz para que nadie encienda la calefacción”, denuncia Daysi, que llegó hace 20 días, junto a su pareja y sus tres hijos, a este albergue municipal situado en Rocafort, a las afueras de València. “Nos quejamos porque tenemos frío y no podemos dormir pero nos responden que deberíamos estar agradecidos y que si no nos gusta, que nos vayamos a nuestro país”, relata otra de las madres que actualmente reside con su hijo en el albergue.
Actualmente un total de ocho familias, con 12 menores, residen en este centro de acogida temporal destinado mayoritariamente a familias migrantes y solicitantes de asilo. Un recurso que depende del Ayuntamiento de València y que está gestionado por la ONG Obra Mercedaria València (OMV) Associació, con un presupuesto de licitación pública que este año asciende a los 117.485 euros..
“Quedan prohibidos todos los calefactores en las habitaciones”, “son muchas habitaciones y es mucho gasto de luz” o “la factura la paga el Ayuntamiento de València, yo solo acato órdenes”, son algunas de las frases que las trabajadoras trasladaron a las familias, según aseguran. Algunas de ellas, motivadas por la prohibición de utilizar los calefactores y a pesar de declarar haber recibido amenazas de quedarse sin plaza en el albergue, han iniciado una denuncia pública “para que esto no quede silenciado y para que las familias que vengan no tengan que sufrir lo que estamos viviendo nosotros”, reclama Daysi. “Si nos echan de aquí, con el frío y con el estado de alarma que hay; ¿a dónde vamos a ir?”, señala otra de las madres residentes en el centro.
Las malas condiciones de habitabilidad, el frío en las habitaciones, la comida insuficiente o en mal estado, muchas veces basada en latas precocinadas, son algunos de los reclamos que las familias intentaron trasladar la pasada semana al CAI (Centro de Atención al Inmigrante), de quien depende la asignación de plazas en este albergue. “Estamos sufriendo xenofobia y maltrato psicológico”, relataba el comunicado que intentaron presentar ante esta oficina y que horas más tarde se transformaba en denuncia ante las dependencias de la guardia civil de Moncada.
Desde el Servicio de Cooperación e Inmigración del Ayuntamiento de València, al ser consultados por El Salto Diario, argumentan que desconocían completamente los hechos y que abrirán una investigación para recoger la información y los reclamos de las familias con el objetivo de tomar las medidas que consideren oportunas.
Por su parte, la entidad Obra Mercedaria València Associació, con la que este medio intentó ponerse en contacto sin éxito, hizo público un comunicado en el que desmienten los hechos denunciados por las familias y dan su versión de los acontecimientos. “El problema vino cuando se le pidió a las familias que turnaran el tiempo que tenían encendidos los aparatos de aire caliente porque saltaba la luz”, declaran. “Por la peligrosidad que suponía, las trabajadoras se vieron obligadas en más de una ocasión a llamar habitación por habitación para pedir que retiraran los aparatos”, explican. Niegan también las acusaciones de malos tratos e insultos que las personas usuarias denunciaron ante la guardia civil.
Trato intimidatorio y amenazas
De un total de ocho familias que actualmente residen en este recurso, cinco de ellas están presentando reclamaciones y denunciando los hechos, aunque admiten el miedo a ser expulsados del centro. De hecho, pocos días después de la denuncia, Daysi y su familia recibieron una comunicación de la coordinadora de Obra Mercedaria València, Geles Orti Alemany, en la que les dan de plazo hasta el día 25 de enero para abandonar el centro. “Acabo de hablar con el CAI y como tope podéis estar aquí hasta el día 25. El informe policial ha llegado al CAI, así que yo he hecho el mío”, dice la coordinadora en uno de los audios registrados por la familia. “Se os dijo claramente que si no queríais estar aquí, que os fuerais”, sentencia.
El informe policial al que hacía referencia Orti, venía motivado por una llamada que la misma Daysi realizó a la Policía Local de Rocafort en medio de una discusión mantenida con una de las trabajadoras del centro. La trabajadora recriminaba a las familias por haber trasladado a las habitaciones una estufa de butano destinada únicamente a calentar el salón. Los audios registrados durante este episodio también revelan comentarios inadecuados por parte de la policía. “Esto es una casa de acogida para gente que lo necesita. Si no os gusta, cogéis y os vais”, apuntaba uno de los agentes. “Mucho frío no tendrías, si estabas sin calcetines. Y si tenéis frío y os queréis tapar un poquito más, os tendréis que buscar otro sitio”, añadía.
Extrabajadoras del centro también señalan a la entidad gestora
Desde la plataforma València És Refugi, Ana Isabel Martínez, afirma que llevan varios años recibiendo quejas sobre la dirección de esta entidad, tanto de personas que han sido usuarias como de ex-trabajadores. “Tenemos conocimiento de agresiones verbales de carácter racista y xenófobo. Llevamos años recibiendo quejas por parte de usuarios y de trabajadores de esta entidad. Algunos de ellos nos contactan para denunciar estas situaciones y acaban siendo despedidos”, afirma Martínez.
“Esto no es puntual sino que llevan ya mucho tiempo con estas dinámicas”, reconoce una de las educadoras que trabajó para la dirección de esta entidad y que prefiere mantenerse en el anonimato. “Cuando yo trabajaba allí, la organización se mostraba con un discurso social y de ayuda que no era real”, recuerda otra extrabajadora y añade: “Tenían siempre un aire de superioridad hacia los usuarios y el trato a las trabajadoras también era bastante malo”.
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Como ex personal del casal ratifico estos hechos. Y si bien es cierto que de manera formal nunca se hizo una queja, era sabido por todo el mundo que rodeaba el albergue las deficiencias en el trato y la atención a las personas. Con la esperanza de que no renovaran concesión marche de allí (no eran bienvenidas las ideas disidentes) y mi sorpresa fue saber que no solo se les renovó la concesión del albergue que ya tenían en Rocafort, si no que se les concedió la gestión de otro nuevo para familias... Geles y Andrés vinculados al partido de Compromís saben muy bien cómo salir de los aprietos. No es la primera vez que se ven contra las cuerdas. Inteligentes y calculadores con interés real por el cambio social, pero con muy poca capacidad para la atención directa a las personas vulnerables. Tal vez en programas con reclusos, ex reclusos o drogodependencias sus métodos funcionasen. Pero no estaban ni estarán a la altura para gestionar las necesidades de familias con menores a su cargo. Les falta empatía, les falta amor y les falta pedagogía del cuidado tan importantes para poder intervenir y trabajar en un lugar donde las personas viven y donde la mayoría tiene su encontronazo con su nueva realidad y las dificultades que plantea ser inmigrante y no tener recursos en un país como el nuestro.