Centros de menores
Vigilar y educar: el día a día de los centros de internamiento de menores infractores

Más allá de eufemismos, estos centros funcionan como un contenedor social de jóvenes pobres a los que se les impone un periodo de hibernación
Centro de menores teresa de calcuta

Profesor de Antropología Social de la Universidad de Córdoba

9 jun 2021 06:06

En una de las inmovilizaciones que presencié en un centro de menores dos agentes de seguridad intentaban contener a un menor. Para ello, uno mantenía al joven boca abajo, sujetándole las piernas, mientras que otro le palanqueaba los brazos para que se hiciese daño si seguía moviéndose y obligarle así a cejar en su comportamiento. Durante ese forcejeo, el agente que le sujetaba las piernas, fruto del esfuerzo, se mareó. Esto hizo que, de repente, toda la situación cambiase por completo. El menor se incorporó para interesarse por el agente de seguridad y ver si estaba bien, mientras que le decía al otro agente y al educador que le pusiesen las piernas en alto y que trajesen agua.

Toda la escena se transformó. De reducción —que es como lo llaman allí— e inmovilización del menor que presentaba una “conducta agresiva y retadora”, se pasó a un mareo y una bajada de azúcar en la que todos nos interesamos por el compañero.

Esto me dio mucho que pensar, y me hizo reflexionar sobre la perspectiva sociocultural del internamiento y las convenciones culturales que allí dentro se emplean. Este cambio repentino de escena condensa perfectamente casi todas las teorías con las que he trabajado durante mi análisis de los centros de internamiento y cómo podemos analizar este proceso desde un enfoque cultural basándonos en las teorías de roles impuestos, el papel del buen interno, la violencia estructural y directa, los eufemismos que empleamos, los centros como contenedores sociales o el discurso de las mayorías; enfoques que quedaban todos plasmados en esas llaves de kung fu y esa bajada de azúcar. Me explico.

Los centros de menores como eufemismo

Un centro de internamiento de menores infractores (o centro de ejecución de medidas judiciales) es un espacio acotado en el que los jóvenes cumplen una medida de privación de libertad. Algo así como una cárcel para menores de edad, pero donde esa consideración de menor de edad hace que todo cambie. Que no se le pueda llamar cárcel, sino centro de internamiento, que no sean sentencias lo que se cumplen, sino medidas, que se aleje de la cárcel para parecerse más a un internado, que los internos no parezcan presos, sino internos y que los programas educativos y resocializadores impregnen todo el día a día. Y que, por cierto, no tengan nada que ver con otros menores los “MENAs”  que no han cometido ningún delito más allá de cruzar una frontera y que no pintan nada aquí.

Los muros siguen estando, los agentes de seguridad siguen atentos y las puertas no tienen pomo por dentro

Todo esto estará sujeto por lo que dice la Ley Orgánica 5/2000, donde se aclara que el carácter educativo primará sobre el punitivo y que siempre se priorizará el superior interés del menor. En definitiva, una consideración de menor de edad que lo catalogará como sujeto que aún no es plenamente responsable de sus actos un acuerdo social al que todos hemos llegado como prueba de nuestra madurez como sociedad que deberá marcar la actuación con ellos y ellas, y que convertirá su medida judicial en una “intervención de naturaleza educativa” con la que conseguir su “efectiva reinserción”.

Pero los muros siguen estando, los agentes de seguridad siguen atentos y las puertas no tienen pomo por dentro.

El teatro del internamiento

Retomando lo que decía sobre el desmayo, si lo vemos desde la teoría de roles, vemos cómo a lo largo de su medida el menor tendrá que adquirir y cumplir unas reglas de comportamiento con las que llevar a buen puerto su internamiento, cumplir las expectativas del teatro allí vivido. Así, pedir permiso, participar en las actividades, conocer la normativa o mostrar buena actitud serían algunas de ellas.

Lo que se puede y lo que no se puede hacer estará más o menos previsto y protocolizado

Del mismo modo, también existirán canales mediante los que desafiar ese sistema y se articularán vías por las que manifestar su descontento (se normalizarán desaires, insultos, pequeñas agresiones más o menos controladas, pero se cortarán rápidamente otras actuaciones o incluso se convertirán en tabú por ellos mismos). Lo que se puede y lo que no se puede hacer estará más o menos previsto y protocolizado, es decir, culturalmente regulado.

De este modo se comienza a desarrollar el rol del buen interno, aquel que, siguiendo las teorías de Bourdieu y Foucault, aceptará su papel como dominado, legitimando incluso la actuación contra él y reproduciendo los papeles que le serán asignados. Convirtiéndose en cómplice de esa violencia simbólica que recaerá sobre él y que, en determinados momentos, se podrá convertir en simple violencia directa. Desde esta perspectiva, se observa de manera meridiana cómo todos deben conocer y cumplir su papel para que todo funcione según lo previsto: el menor debe comportarse como menor, el vigilante de seguridad como vigilante de seguridad y los educadores como educadores.

El control y la regulación de la violencia son la clave de estos espacios

Todo esto provoca que los centros estén recubiertos de un halo educativo que, si bien será el objetivo del internamiento, no oculta esa violencia ejercida contra el menor y que, en caso necesario, se volverá palpable y directa. No debemos ser tan ingenuos de no verla o desentendernos de esa premisa porque caracterizará todo el día a día. La escuela tendrá un vigilante en la puerta, los desayunos, las cenas o los patios serán controlados y evaluados por los educadores y las correcciones serán permanentes. Por lo que el control y la regulación de la violencia (y su coordinación con otras actuaciones, como la voluntariedad, la sugestión o la motivación) serán la clave de estos espacios.

Por otro lado, esta violencia simbólica y la teoría de roles engarzan directamente con el análisis de las instituciones socioculturales, aquellas estructuras que dan forma al comportamiento socialmente aceptado, que deberían haber sustentado al menor y que, de algún u otro modo y siempre desde la perspectiva de la mayoría, han fracasado.

Centros de menores
CC OO reclama mayor seguridad en los centros de menores de Andalucía tras la “brutal agresión” a una trabajadora

No cumplir la normativa vigente y la inacción de la Fiscalía de Menores hace que los trabajadores se sientan indefensos ante cualquier conflicto que pueda surgir dentro de los centros. Piden cumplir la normativa vigente y no crear macrocentros, además de reforzar la seguridad en los mismos.

Así, la familia, los grupos de iguales o el sistema educativo, sumadas a los ritos de paso que deberían haber pautado también su progresiva introducción en la sociedad como adultos (los cambios de etapa educativa, las prácticas laborales, los primeros trabajos remunerados) no habrán sido eficaces, por lo que se replantean ahora de nuevo bajo otros ropajes. Una repetición de esas instituciones y de esas fases rituales revestidas de otro significado que intentarán repetir esa incorporación a la sociedad a través de nuevas oportunidades de resocialización, sea lo que sea lo que signifique eso.

El internamiento se convierte en un re-rito de paso con el que facilitar y pautar el paso a la vida adulta

Y desde esa perspectiva se entiende que el centro de menores se convierta para muchos en algo así a lo más parecido a su familia, su instituto, su lugar donde hacer amigos o la institución a la que recurrir cuando, tiempo después, tengan que resolver algún problema burocrático o personal. Es así como se entiende que el internamiento se convierta en un re-rito de paso con el que facilitar y pautar ese paso a la vida adulta. Y también que algunos abracen ese estado liminal (de menor infractor) como situación permanente ante la vida anterior y la previsión de la siguiente. Una prueba más de que el fracaso no estaba en su comportamiento ni en el internamiento.

Los centros como sistemas expertos

Esta amalgama de significados hace también que los centros de internamiento se estén convirtiendo en sistemas expertos (y cada vez más de gestión privada), es decir, en entes que aglutinan una gran cantidad de saberes específicos (pensemos en los aviones o los quirófanos) y que se ponen a disposición de la sociedad con un grado de apertura mínimo y exigiéndole una alta asunción de riesgo y confianza.

Centros de menores
Ginso, que gestiona el centro donde murió Iliass Tahiri, ya estuvo implicada en el caso de Ramón Barrios en 2011

Seis vigilantes del centro de Tierras de Oria de Almería, gestionado por la empresa Ginso, aparecen en un vídeo publicado hoy que reabre las sospechas en el caso de la muerte de Iliass Tahiri, fallecido en junio de 2019. La empresa ya fue acusada por la familia de Ramón Barrios, joven madrileño muerto en parecidas circunstancias.

La vida cotidiana de un centro 

Es con toda esta amalgama de enfoques con la que escribí mi último libro, Chabolo, patio y escuela. Etnografía del internamiento en un centro de menores infractores, donde traté de escudriñar cómo era un proceso de privación de libertad para un menor, cómo lo entiende él y qué actuaciones conlleva; presentando una etnografía sobre su día a día y un cóctel de teorías y de autores que me llevaban siempre a las mismas conclusiones: los centros de internamiento como contenedores sociales, el internamiento como periodo de hibernación y el revestimiento educativo de una situación tremendamente violenta, como es la privación de libertad. Y en medio de todo aquello, el joven infractor.

Así, entendía que los centros servían como un contenedor social porque cuando te ha tocado nacer en la cara mala del mundo, cuando ni el barrio, ni la familia ni la escuela, ni nada de lo que ves por televisión es como lo que ves por televisión, las grietas empiezan a hacerse más grandes. De ahí que en muchos casos el internamiento sea un internado para pobres y sirva tan sólo como periodo de hibernación para algunos, en el mejor de los casos —en esa época de tempestad que es la adolescencia— o como prueba irrefutable del fracaso estructural de la sociedad, un fracaso que se concreta en ciertos menores, que tendrán aquí su lugar donde expiar “esas culpas” y también una vía para canalizar la ira de sentir dicho fracaso sobre sus cabezas.

Centros de menores
La Junta de Andalucía cierra el último centro de menores infractores de gestión pública
Antes de ser empleada pública trabajé en la empresa privada. Viví en carne propia cómo nuestros derechos se podían vulnerar. Ahora he comprobado que en la pública también.

Es así como se entiende que el joven, convertido en menor infractor, se vea en mitad de una lucha de tensiones sociales entre la justicia ordinaria, el sistema educativo, su entorno social y familiar, su grupo de iguales, las decisiones políticas, las teorías sociales e incluso algún que otro investigador social. Ahí, en medio de todo eso, debemos situarlo.

Un joven que es menor y que debe tener trato de menor, de sujeto que queremos incorporar a la sociedad como sujeto funcional (signifique eso lo que cada cual entienda), y que es desarraigado de su grupo. Ahí, su cuerpo se convertirá en campo de batalla sobre el que la resocialización, el desarrollo integral de su persona y la responsabilización por los hechos cometidos (tal como reza la ley orgánica del menor) actuarán despiadadamente. Un cuerpo sobre el que maestros, psicólogos, educadores sociales, psiquiatras, jueces, abogados, familia e instituciones públicas actuarán conjuntamente.

Los tatuajes transgresores adquieren un significado de desprecio hacia el grupo mayoritario y de iniciación (rito de paso) en el minoritario

Será en esa situación en la que el menor tendrá el dilema de abrazar esas nuevas propuestas de resocialización o de afirmarse como desviado a través de manifestaciones que se encarnarán en su propio cuerpo y que mostrarán el desprecio hacia esas formas mayoritarias. Así se entienden los tatuajes transgresores o el rechazo a cualquier indicio de autoridad formal. El estigma y la confrontación como método de autoexclusión y al mismo tiempo de identificación con los excluidos. De ahí que rajarse el nombre del chico o chica que le gusta, tatuarse la manzana de Apple o el símbolo de Nike hechos por ellos mismos, pintarse los dedos de la mano con lo primero que se les ocurra o tatuarse en la cara una bailarina “porque por 20 euros era lo único que me hacía el tatuador”, adquieran ese significado de desprecio hacia el grupo mayoritario y de iniciación (rito de paso) en el minoritario.

Desde esa perspectiva, el internamiento se convierte en un teatro vivido en el que la violencia y la cultura propia de estos espacios dotarán de sentido al vigilante de seguridad contra el que desfogar, al muro de cinco metros o a la puerta sin pomo por dentro. Unos espacios en los que si te mareas en mitad de la función, el escenario se desmonta y aparecerán otros significados; el de communitas o de compañeros de la misma tragedia, en la que cada uno cumplen su función. Aunque ese es otro cantar.

Sobre este blog
Metropolice pretende ser un pequeño medio de difusión de problemáticas asociadas a los dispositivos de control policial, el securitarismo y las instituciones punitivas.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis Los riesgos del uso de IA para evitar fraudes en el pago de impuestos. ¿Quién nos protege?
Detrás del uso frenético de sistemas algorítmicos y de IA está el discurso manido que nos habla de herramientas objetivas y resultados neutrales, pero la experiencia demuestra que esto está lejos de ser así.
Opinión
Opinión Datos y control social
Lo que hasta la pandemia había sido un debate bastante teórico, sobre el uso de nuestros datos íntimos, se convirtió de pronto en una realidad que puede permitir un control mundial de las personas con relativa facilidad.
Armamento policial
VIGILANCIA POLICIA La Ertzaintza actualiza el sistema biométrico de voz que adquirió a una firma señalada por Wikileaks
El software de identificación de la policía vasca, que estaba en manos de una empresa cercana a la israelí Verint Systems, distribuidora del spyware Pegasus, será actualizado por Migertron, cuyo negocio se centra en la militarización de fronteras.
#92156
10/6/2021 10:45

"Maltratar y torturar. El día a día de los..."

4
1
#92140
10/6/2021 9:52

Hola! Os pediría, que si podéis, cambiéis la foto de entrada del artículo. Habéis puesto la foto de un centro de protección de primera acogida de Granada que no tiene nada que ver con un centro de internamiento de menores infractores. Un centro que además sufre bastante criminalización por la confusión popular entre los distintos tipos de centros de menores y por la campaña existente hacia los menores que migran solos. Creo que hacer un artículo sobre centro de menores infractores poniendo una foto de un centro de protección contribuye precisamente a esa confusión. Gracias!

6
1
#92350
12/6/2021 11:19

¿Aun no te has dado cuenta de que nunca Pudieron?

0
0
Sobre este blog
Metropolice pretende ser un pequeño medio de difusión de problemáticas asociadas a los dispositivos de control policial, el securitarismo y las instituciones punitivas.
Ver todas las entradas
Ocupación israelí
Ocupación Israelí La policía egipcia impide con violencia la marcha internacional a Gaza
La marcha de 4.000 personas a Gaza es reprimida por la policía del régimen de Al-Sisi. La organización pide a las embajadas que reaccionen y protejan a sus ciudadanos.
Ocupación israelí
Movilizaciones Un centenar de organizaciones de 26 países denuncian a la empresa vasca CAF y su tren del apartheid
Más de 50 localidades salen a la calle este fin de semana para señalar a la empresa que construyó el tranvía que conecta Jerusalén con territorio ocupados y exigir el fin del genocidio en Gaza.
Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.
Análisis
Análisis del CIS La calma antes de la tormenta: la dimisión de Santos Cerdán como punto de inflexión
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha muerto pocas horas después de nacer por la dimisión de Santos Cerdán, aunque sirve como foto fija de un escenario que favorece a la derecha.
Argentina
Extrema derecha La motosierra de Milei se ceba con los hospitales públicos y las personas con discapacidad
Los recortes del Gobierno afectan al Hospital Garrahan, un centro de alta complejidad, referente pediátrico nacional y latinoamericano, y también a los recursos de las personas con discapacidad, a los que el ejecutivo califica de “idiotas”.
Estados Unidos
Estados Unidos “No Kings”: más de 2.000 manifestaciones en EEUU para protestar contra la deriva autoritaria de Trump
Con el nombre de movimiento No Kings (sin reyes), millones de personas están convocadas a manifestarse en todo el país este sábado y enfrentar el desfile militar organizado por Trump el día de su 79 cumpleaños.

Últimas

Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.
Galicia
TSXG Peritos en el juicio contra la Xunta: la contaminación del embalse de As Conchas es “extremadamente peligrosa”
Siete vecinos, la Asociación de vecinos de As Conchas y la organización de consumidores CECU han demandado a varias administraciones gallegas por presunta mala gestión de una contaminación derivada del exceso de macrogranjas en la comarca de A Limia.
Palestina
Marcha a Gaza Poner el cuerpo contra el genocidio
Miles de activistas de todo el mundo participan en la Marcha a Gaza desde Egipto. Desde el movimiento solidario extremeño con Palestina, una reflexión acerca de la importancia de esta lucha y de su momento histórico.
La madeja
La Madeja Oído/lengua/vientre
El oído que deja de prestar atención a la palabra del amo y se vuelve, inclinado ligeramente hacia abajo, a las que durante siglos callaron y al fin abandonaron la mudez, no será nunca subyugado.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Un centro de salud desbordado y con cucarachas y otro pendiente de construir desde hace 22 años
Los vecinos del barrio de Comillas, en Carabanchel Bajo, se han manifestado para reclamar el nuevo centro de salud planificado desde 2003 y cuya parcela ya fue cedida por el Ayuntamiento a la CAM, que no da explicaciones por la paralización.
Centrales nucleares
Cierre de Almaraz Las empresas propietarias de Almaraz no acuerdan una propuesta conjunta para alargar la vida de la central
Solo Iberdrola y Endesa firman la propuesta de alargar la vida de Almaraz trasladada al MITECO. Naturgy se descuelga de la misma y bloquea su viabilidad, al estar la central explotada por las tres energéticas en un régimen de comunidad de bienes.
Más noticias
Israel
Oriente Próximo Israel mata al comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, que prepara “una respuesta contundente”
Israel ha atacado Irán en la madrugada del viernes 13 de junio con bombardeos de unos 200 aviones de combate. La Guardia Revolucionaria iraní ha confirmado la muerte de su comandante, el general Hossein Salamí.

Recomendadas

Derecho a la vivienda
Jaime Palomera “La vivienda necesita una revolución”
Investigador y uno de los fundadores del Sindicat de Llogateres, Jaime Palomera presenta ‘El secuestro de la vivienda’, un libro sobre el juego amañado en el que los propietarios son cada vez más ricos y los inquilinos cada vez más pobres.
Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Brasil
Extrema derecha Arte en tiempos de fascismo: cuando enseñar a Goya y Rubens le cuesta el puesto a un profesor
Una clase de Historia en la escuela municipal en una localidad del Estado de São Paulo desemboca en acusaciones contra el profesor y una campaña de difamaciones que encabeza el concejal de educación de la zona, de la extrema derecha bolsonarista.
Literatura
María Agúndez “El trabajo de limpiadora es muy digno, pero nadie quiere hacerlo”
La escritora retrata en ‘Casas limpias’ las contradicciones de quienes considerándose personas igualitarias y progresistas delegan los cuidados y la limpieza para evitar el conflicto y sostener su comodidad.