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Referéndum del 1 de octubre
La política vuelve a las calles y plazas de los barrios y municipios de Catalunya
Que el 1 de octubre cambiaría la historia de Catalunya y del Estado español, era esperable. Que la represión y la violencia estatal actuarían, fue aclarado al trasladar más de 15.000 agentes a Catalunya. Pero que miles de catalanas y catalanes se autorganizarían durante días para asegurar pacíficamente las votaciones, ha sido realmente sorprendente.
Desde el viernes por la tarde, tras el fin de las clases, miles de vecinas y vecinos de toda Catalunya se desplazaron a los colegios para poner en marcha actividades con las cuales mantener abiertos los centros. Actividades deportivas, lecturas colectivas, talleres, etc, todo lo necesario para asegurar la participación colectiva en lo que estaba por venir. Todo ello organizado por el movimiento de las “Escolas Obertas” (Escuelas Abiertas).
En los barrios y municipios comenzaron a organizarse desde hace semanas las Comisiones de Defensa del Referéndum, conocidas como CDR. Asambleas repletas en las plazas de los barrios, donde el objetivo era común: la protección de los colegios par que la gente pueda ejercer su derecho a la votación. Desde los CDR se coordinaban todas estas labores con otros barrios y se autorganizaban los vecinos. Las asambleas se sucedieron durante los días previos para tratar las cuestiones logísticas y organizativas.
La política tomaba forma, se hacía en y por la calle. Lo que llevaba años fraguándose desde la suspensión del Estatut por el Tribunal Constitucional se hacía tangible ese domingo
Nosotros pasamos el fin de semana con uno de ellos en el barrio de Sant Antoni en el centro de la ciudad de Barcelona. Al llegar el sábado por la tarde, más de cien personas se encontraban ya en la puerta del centro electoral. Carpas y mesas improvisadas para asegurar alimento y bebida a todo el mundo cedidas voluntariamente por las vecinas y vecinos.
Tranquilidad total y alegría por lo que allí se estaba construyendo se respiraban en el ambiente. Música para amenizar la noche y café caliente para evitar el sueño. Unas horas después un grupo variado de jóvenes aparecieron para ofrecer su apoyo al CDR, nada extraño en estos días si no fuera por su heterogénea composición. Gente de Cádiz, Murcia, Madrid, Valencia, además de gente de Francia y una joven italiana, un sentimiento de solidaridad y gratitud recorrió a las personas que llevaban horas aguantando.
En pequeños círculos se multiplicaba el debate y la reflexión colectiva sobre qué pasaría mañana, como respondería el estado español, si el miedo superaría la ilusión de la gente. Las horas se sucedían una tras otra con pequeños sobresaltos al oír cualquier sirena a lo lejos, pues nadie conocía la estrategia de intervención de las fuerzas del estado. A partir de las de las siete de la mañana más vecinos empiezan a acercarse con sus hijos.
La política tomaba forma, se hacía en y por la calle, lo que llevaba más de cinco años fraguándose desde la suspensión del Estatut por el TC (Tribunal Constitucional) a petición del Partido Popular, tras ser aprobado con mayoría en el Parlament y en el Congreso de los diputados, se hacía tangible ese mismo domingo.
A las 8:00h empezaban a abrirse los primeros colegios y levantaban sus puertas los centros electorales de Campo Santo y Escolas Pías del barrio de Sant Antoni, dos de los más grandes de toda la ciudad. A pesar del día gris que amaneció y la lluvia, cientos de personas iban acercándose desde primera hora de la mañana. Charlamos con ellas y los sentimientos son compartidos “queremos decidir democráticamente nuestro futuro”, “somos gente pacífica, llevamos años trabajando por este día”.
La emoción del momento se mezclaba con el nerviosismo de la información recibida a través de las redes y la comunicación constante entre los CDR. La guardia civil y la policía nacional se desplegaban por el territorio para detener las votaciones, los vídeos de las agresiones policiales corrían como la pólvora. Pero a cambio más y más gente se sumaba a las colas sin importarle la lluvia de agua y de palos. A pesar de los constantes intentos por cerrar los sistemas digitales de confirmación del voto, eran recuperados, y cada votación se recibía como una victoria. La tensión por lo que estaba por venir se conjugaba con el sentimiento de estar haciendo historia a cada minuto. Una vez más el pueblo catalán era el protagonista de las transformación en Europa.
Finalmente llegó el momento temido, la policía nacional estaba en camino dispuesta a requisar las urnas y cerrar el colegio electoral de Escola Pias. El nerviosismo salió a reflotar pero no así el caos. Tal como se había organizado desde el CDR local, niños y personas mayores se retiraron de la zona, la cadena humana cubrió la puerta para evitar la entrada de la policía nacional. Más de diez furgones policiales llegaron a la calle, rápidamente las fuerzas represivas se distribuyeron y formaron para encarar la puerta del centro electoral. Y en ese momento, comenzó el caos.
Puñetazos, rodillazos, brutales tirones, gente arrastrada por el suelo. Mientras tanto del otro lado, resistencia pasiva de cientos de personas y miles que se acercaban de las calles colindantes. Finalmente la policía escapa en sus furgones con las urnas requisadas y miles de personas gritando contra la violencia y por la democracia.
La impotencia iba más allá de las agresiones, provenía del sentimiento compartido de haber sentido como un estado habituado a vencer había aplicado toda su fuerza sobre un pueblo dispuesto a decidir democráticamente su futuro.
Dos eran las principales consignas lanzadas desde las calles de Catalunya que demuestran muy bien en qué términos se producía el conflicto en es esos momentos, en que espacio y tiempo: “Fora les forces d'ocupació (Fuera las fuerzas de ocupación)” y “Els carrers serán sempre nostras (Las calles serán siempre nuestras)”, es decir, las calles como espacio de conflicto donde se desarrolla la política desde abajo contra la tendencia de las élites a enmarcar la actividad política dentro de los parlamentos.
La unión provocada a partir de la experiencia colectiva que supuso el pasado domingo ha supuesto para muchísimas personas en Catalunya el cemento aglutinador capaz de constituir un amplio bloque más amplio que la propia independencia. Y para muestra los millones de personas que se volcaron el martes 3, en la huelga general puesta en marcha por todo el sindicalismo alternativo y combativo. Apoyada y organizada, en algunos casos donde este sindicalismo no llega, a partir de los CDR y de los comités barriales, estructuras que muestran la profundización del momento democrático que se vive en Catalunya.
Y que según gran parte de las fuentes, ha movilizado a más personas que el propio día de la votación, alcanzando una participación del 80%. Acompañada por tractoradas, marchas desde el área metropolitana al interior de la ciudad barcelonesa, movilizaciones nunca vistas en otras ciudades de Catalunya. Con una combinación heterogénea donde ha destacado la participación de jóvenes, muchos de los cuales aprovecharon esta huelga para expresar su posición ya que al ser menores de edad no pudieron votar en el referéndum.
Desde posiciones claras de rechazo ante la violencia policial, a favor de la autodeterminación pero donde el independentismo ha jugado un papel protagonista.
El momento defensivo y de protesta va dando lugar a la lucha en sentido constructivo en donde nuevas formas de organización van surgiendo
Una huelga donde la patronal, ANC y el Govern se posicionaron de forma ambigua llamando a un “paro del país” pero sin pronunciar ni llamar claramente a la huelga. Paso a paso, el conflicto estrecha sus márgenes y obliga a todos a no ponerse de perfil. El momento defensivo y de protesta va dando lugar a la lucha en sentido constructivo en donde nuevas formas de organización van surgiendo.
Éstas no son resultado únicamente espontaneo del momento vivido, aunque es sin duda es el factor determinante, sino que nace del caldo tradicional de la autorganización en centros culturales, barriales, laborales, etc de Catalunya históricamente. Donde se combinan desde sectores libertarios hasta el renacimiento de las antiguas asambleas nacidas al calor del 15M, incluyendo a sectores que anteriormente no se declaraban independentistas.
Tras varios días de movilización total, la mayoría de las asambleas se mantienen abiertas y activas ante futuras convocatorias. Con la declaración de la República Catalana el próximo lunes como horizonte. Llegándose a plantear espacios de coordinación de los distintos CDR y asambleas municipales y barriales.
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Una aportación a la reflexión y el debate: http://aeropinakes.com/entrada/wordpress/2017/10/07/esa-horrible-gente-del-suroeste-aquesta-horrible-gent-del-sud-oest/