Panafricanismo
 Irene Yamba, la reina de Moka

Desde abril la busqué sin éxito por toda la ciudad condal. Parecía que la tierra se la hubiera tragado. No supe que estaba convaleciente. Durante ese tiempo asistí a funerales, fiestas, bodas y bautizos de negros, hasta que el abogado José Luis Nvumba me facilitó su contacto en una comunión de negros en Badalona, fiestón al que acompañé a Mario Makon, primer candidato negro a la alcaldía de Barcelona.

Maaba Nguema la calificó como una de las pocas referencias con cierta integridad que quedan. Ella y Rufi me acompañó a la estación de Sanz. Estaba nervioso, hacía casi una década que no nos veíamos. De hecho, fueron ellas quienes la reconocieron nada más bajar del tren procedente de Mataró: “avoo, Irene éeñi!, ¿yené waata ñi?” [¿Date prisa alli está Irene, es que no la ves?]  Esto ya no es como antes, ya no hay mayores, be ñamboro como decís los pamues (risas). Irene dijo: ¿A qué te refieres?, me hice el loco entre carcajadas. Antes de que las jipis de pelo afrodescendiente acabaran con los negros para hacernos racializados, existieron mujeres negras que impulsaron el panafricanismo feminista que fueron ejemplo y sirvieron de inspiración para el movimiento negro de hoy en España, una de ellas es sin duda Irene Yamba Jora.

Yamba procede de las localidades de Moeri, Bateté y Bokoricho, lugares con una tradición espiritual y política vinculada a la resistencia que enlaza con la memoria de quienes se levantaron en 1888 contra la invasión de la monarquía española  

Irene Yamba (Malabo Guinea Ecuatorial 1947) procede de las localidades de Moeri, Bateté y Bokoricho, lugares con una tradición espiritual y política vinculada a la resistencia y la tradición monárquica isleña que enlaza con la memoria de Sas Ebwera y otros antepasados que se levantaron en 1888 contra la invasión de la monarquía española.

En esa parte de Bioko Sur, por tradición se esposaban con el linaje de la realeza bubi. (Lo que los Fang llamamos Mikúkumá).  Esta activista luchadora e intelectual republicana, estudió y creció en Luba durante la provincia española de Guinea Ecuatorial 1960-1964, en el colegio de Teresianas y asistió al instituto de Malabo llamado entonces Cardenal Cisneros, durante los últimos coletazos de la autonomía de Guínea.

Los negros no pasan la reválida 

Sobre la condición colonial, Irene nos recuerda que, en las primeras décadas de la posguerra española, hasta los 60, a los negros no nos dejaban acceder al bachillerato. Luego cuando pudimos acceder no podíamos aprobar la reválida de cuarto y directamente nos desanimaban, nos decían que no valíamos o nos mandaban a casa.

Explica que fue así hasta que llegó de la península un grupo de profesores tecnócratas franquistas del Opus Dei, uno de ellos llamado Pegenaute quien junto a otra pareja de apellido Caballero preguntaron, ¿por qué los negros no acceden a la reválida? Y se empeñó en demostrar que habíamos negros preparados, capaces de tal suerte que pronunció una frase que quedó en el argot de la entonces Santa Isabel, hoy Malabo: “El que sabe, sabe”. (Risas) Por esta labor antiracista fue trasladado, siendo éste su primer y último año en Guinea. Aquel año fue histórico, cuenta Irene, “fue el primero que aprobamos la reválida de cuarto nueve estudiantes negros contados, y te puedo dar los nombres”.

Falange española

Irene continua su biografía, seis meses antes de la independencia vine a la península con una amiga a través de “un sacerdote que tenía como misión buscarnos una residencia estudiantil, entonces no había pateras; pero del resto de los gastos se tenían que ocupar nuestras familias. Era enero de 1968, pero ya sabes, la independencia fue muy empobrecida, caótica y enseguida tuvimos que ponernos a trabajar para vivir”.

Irene acabó aquí el bachillerato en el instituto público Monserrat de Barcelona. Recuerda aquellos años: “Nadie te orientaba. A lo mejor cogías una carrera que no te interesaba”. También había que cumplir con El Servicio Social femenino, que organizaba la Sección Femenina de la Falange Española, era obligatorio para las mujeres solteras entre 17 a 35 años que quisieran acceder a un trabajo remunerado o a un título académico u oficial, unirse a una asociación u obtener el pasaporte o el carné de conducir. Sin embargo ya apuntaba maneras: “Yo siempre he relacionado todo lo que hacía con mis pensamientos para ser coherente. No sé cómo ni dónde saqué la coherencia pero desde muy jovencita ya la tenía. Hice aquí revalida de 4º y 6º”. En aquella época ya estaba obsesionada con una idea que le persiguió siempre. “No sé de dónde saqué la idea de estudiar algo que fuera coherente con mi ideología, pero obviamente tenía que comer, pagar transporte…etc, aunque en aquel entonces era muy barato”. 

Republicanismo 

Con la transición llegó la contracultura de la que ella fue una representante clandestina. Las luchas de aquellos años son el resultado de un amplio contexto que arranca con las independencias africanas, la lucha por los derechos civiles en EE UU con la rebeldía de Rosa Park, las luchas republicanas y estudiantiles. En ese contexto, Irene empiza a buscar “proyectos alternativos a la familia y modos de vida con un significado amplio para la gente afro y dentro de esos procesos pacifistas contra las guerras, me socialicé en estas movilizaciones por la libertad, la democracia y el anti franquismo”. 

“Yo estaba en todas las manifestaciones, desde el 1º de mayo día del trabajador, al día de la mujer 8 de marzo o el  11 de septiembre la diada de Catalunya. Yo no era la única negra había más, me pararon los grises como a todo el mundo y tuve suerte, no me han llegado a cascar pero a otras las dieron de lo lindo”

“Yo tenía amistades blancas que eran como mi familia; descubrí que en realidad también eran militantes antifranquistas y republicanos de estos que escribían los panfletos que se leían en las manifestaciones por la libertad, la amnistía y el estatuto de autonomía —ríe—. Esta familia cuyo nombres no doy,  estaba metida en todos los líos y me debieron contagiar ese activismo político republicanista , la conciencia de rebeldía y protesta”.

Cuenta Irene que ahora ya no protesta mucho pero que de jovencita protestaba muchísimo, quizás demasiado, y vuelve a reírse. “Yo estaba en todas las manifestaciones, desde el 1º de mayo día del trabajador, al día de la mujer 8 de marzo o el  11 de septiembre la diada de Catalunya. Yo no era la única negra había más, me pararon los grises como a todo el mundo y tuve suerte, no me han llegado a cascar pero a otras las dieron de lo lindo”. Y vuelve a reír.

LGTBI y contra cultura 

La cultura de protesta que llegó con la nova cançó catalana y el crecimiento editorial que precisaba la lucha antifranquista cada vez más organizada, le fue bien porque le permitió ver y ser consciente de la necesidad de luchas contra las dictaduras africanas donde nadie protesta y reina el conformismo. Por 1973 comenzó a trabajar en una gestoría de patrimonio, experta en propiedad inmobiliaria y en la tarde en unos laboratorios de análisis clínicos. Así Irene inicia su militancia en las luchas de la época, participando en las numerosas luchas sindicales, por la democracia, LGTBI, antifranquismo y republicanas.

El 5 de agosto de 1970 se aprobó la ley sobre peligrosidad y rehabilitación social que establecía penas de 5 años de prisión o internamiento psiquiátrico para los homosexuales. Esta ley proviene de la antigua ley de la 2ª República sobre “Vagos y Maleantes”. Ese mismo año nace clandestinamente en Barcelona, el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH), primera asociación a nivel estatal y editora de la revista Aghois. En esos días surge desde la clandestinidad la FAGC contra la represión homosexual. “Asistí en Junio de 1977 a la primera manifestación en Barcelona del Día del Orgullo donde la bandera arcoíris empezó a usarse como símbolo hasta que en 1979 se despenalizaron las prácticas homosexuales”. Y reconoce, riendo: “La verdad es que había muchas luchas: Vietnam, Cuba, Sahara Occidental, además de Guinea”.

Tercermundismo

Tras el mayo francés y las independencias africanas surge en 1969 a partir de una escisión del Front Nacional de Catalunya (FNC), el Partit Socialista d'Alliberament Nacional dels Països Catalans de ideología nacionalista y marxista-leninista pero con una fuerte connotación tercermundista. “En estos momentos tomé conciencia del necesario trato humilde y equitativo al abordar temas sociales. Coincidí con iconos de la contracultura a través de gente como Guillem de Efack y María del Mar Bonet que estaban en la canción protesta”. Bonet años después homenajeó a Guillem con el tema  “Blues en Sol”.

En esta época renace en Barcelona la CNT en un histórico y multitudinario mitin en Montjuïc, el primero tras la dictadura. Reaparecen figuras como Federica Montseny, destacada militante libertaria y antigua ministra de la II República, siendo la primera mujer en la historia de Europa en ese cargo. Muere Salvador Puig Antich un anarquista y antifascista. “Eso me pilló en el trabajo, recuerdo que bajaban por la rambla un torrente de gente hacia Montjuïc. Sí, sí, fue uno de los últimos ejecutados por el franquismo, en marzo de 1974. Miembro del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), organización anticapitalista armada y obrera. Fue ejecutado por garrote”.

De anti Macías a anti Obiang

En 1973 se produjo el asalto a la embajada de Guinea Ecuatorial en Madrid donde participaron muchos grupos como la ARND, URGE, MOLIFUGE, Representantes de Alianza Nacional de Restauración Democrática (III Asamblea), Frente de Liberación de Guinea Ecuatorial, Reforma Democrática, Movimiento de Liberación y Futuro de Guinea Ecuatorial y Partido del Progreso. Se constituyeron en diferentes juntas para coordinar todas las fuerzas de la oposición, cuyos objetivos son lograr que se produzca de inmediato en Guinea Ecuatorial un cambio político profundo, que inicie el fin de la agonía del pueblo guineano.

“Aquí está lo que yo denomino mi segundo activismo, que fue con guineanos en general aunque no llegué a militar concretamente en alguna organización, sino que colaboré y mucho con todos. Melchor Cruz Eya Nchama, a quien conocía desde Malabo, me invitó a la ARND y fui a escucharle aquí en Barcelona cuando vino. Después cuando Severo Moto huyó de Malabo en 1983 y montó el Partido del Progreso y el gobierno en el exilio. Le habían hablado de mí y vino a buscarme. Siempre que  había actos acudía. Participé en la actividad de refundación de Unión Bubi en Barcelona pero no me desplacé ni a Valencia ni a Madrid…aquí vino el abogado Ela Andeme de Canarias que tenía buena relación con Abaga Ndong porque era el hombre de la ARND, aquí en Barcelona”, rememora Irene. 

Españoles: Franco ha muerto 

El asesinato de Carrero Blanco a manos de ETA aceleró el proceso del fin del franquismo que ya estaba en marcha debido a las diferentes luchas obreras y por la evolución interna del régimen. Así una vez muerto el bicho se acabo la rabia, y Juan Carlos es proclamado rey de acuerdo con la ley de sucesión.

Todos estos procesos intelectuales y políticos no pasaron desparecidos a Irene. “Vivía con mi familia blanca adoptiva: republicana para más inri. Y es cuando Arias Navarro sale por la tele y anuncia que Franco ha muerto — ¡toma ya, hostias!— Alguien nos aconsejó que no salgamos que no se puede por si los fachas nos pegan. Aparte de los grises, estaban los guerrillero de Cristo Rey”. Le dijeron que tuviese cuidado, que no se sabía qué podía pasar. Que rompiese cualquier documento que pudises compremeterla. “Pero me opuse y no lo rompí. Había miedo mucho miedo debido a los tiempos de la guerra civil. Además me acaba de inscribir a un sindicato, me acababan de dar el carnet de la UGT”. 

“Vivía con mi familia blanca adoptiva: republicana para más inri. Cuando Arias Navarro sale por la tele y anuncia que Franco ha muerto — ¡toma ya, hostias!— Alguien nos aconsejó que no salgamos que no se puede por si los fachas nos pegan”

Irene se negó a romper el carnet, trabajaba en la gestoría y se mudó a un apartamento propio, “acababa de realizar una conquista en mis derechos sindicales y no iba renunciar a esa conquista como trabajadora. Antes de meterme en la cama, puse la radio bajita y después la TV, solo se oían marchas militares. Apagué todo y me fui a dormir”. Cuando acudió al trabajo el día después estabas las luces apagadas, nadie había ido ese día a trabajar. “Regresé a casa con un cabreo... y me dije: Tengo que hablar con el portero. Pero mira tú, no pasó nada más, a Franco se le enterró tras una semana. En la Rambla de Canalejas lo celebró por lo alto mucha gente bebieron tal cantidad de champán que aquello parecía vamos...”.

Desde las primeras elecciones siguió vinculada a luchas sindicales, mientras tomaba los trabajos que le iban saliendo. Para ilusionar a su padre se sacó el graduado social, y de allí fue a la universidad, donde estudió Antropología. Se puso enferma justo cuando estaba por leer la tesis, dos meses en el hospital que le impidieron acabar el doctorado. 

Transición Riebapua 

“Chico, llegó la transición del 1976-78 la de la mano de Suárez, volvió Tarradellas y da comienzo el pujolismo y la efervescencia del asociacionismo del que los africanos no éramos ajenos”. Irene se convierte en promotora de numerosas asambleas sociales, migratorias, del exilio, feministas. Fue una de las impulsoras en Barcelona de la Asociación Cultural Riebapua en 1976, primera asociación negra de carácter cultural creada tras la muerte de Franco. 

“Me metí en Riebapua en el momento de su fundación, no teníamos oficina todavía y nos reuníamos los fines de semana en casa de un señor cuya esposa nos preparaba comida africana domingos. Como tenía cierta experiencia con grupos clandestinos republicanos colaboré en la redacción de estatutos”. Cuenta Irene que con los estatutos acabados, alguien se ofreció a pasarlos a máquina y registrarlos y fueron quienes hicieron esto quienes firmaron, quedando su nombre y el del señor de la casa donde se reunían fuera. “Así quedó y les dejamos con la asociación. No me apunté nunca como socia formal pero cuando había actividades siempre aporté con mi presencia”.

Irene continuó involucrada en diferentes movimientos, aunque siempre se mantuvo vinculada a la universidad, ya fuere la de Barcelona o la Pompeu Fabra, hasta el golpe de Tejero. En el 82 durante el mundial de fútbol contrajo matrimonio con un sierraleonés. “Lo recuerdo porque el fútbol no me apasiona mucho”, dice ríendo. Desmiente la afirmación ya establecida de que aquí no había negros entonces,  “había una amplia población negra en Barcelona: caboverdianos, gambianos, senegaleses, sierraleoneses... tras la crisis de Cubillo con el tema de la independencia de Canarias en 1977. España hizo una exención de visado a los países africanos que le apoyaron en la ONU con el peñón de Gibraltar. Estos venían a trabajar al campo y entraban aquí sin visado. De hecho todavía un español para ir a Senegal no necesita visado. Vino mucha mano de obra negra a trabajar en el campo. Recuerdo a  gente que venía de las universidades africanas pero que aquí solo podían recoger fruta en el campo”.

Primera Ley de Extranjería 1985-1996

Desde 1984 hay un auge de  la  visibilidad y presencia de los migrantes. Se da un boom donde las instituciones incorporan al inmigrante antes colonizado a la ciudadanía. Irene se curtió durante este periodo en las luchas que emergen producto de la ley de extranjería donde surgen organizaciones como AMAL, ATIME, MALEVA, AISE, AEME, El Colectivo en Sevilla. “Quisimos combatir ésta ley y pusimos en marcha una confluencia de lucha entre colectivos sudamericanos y africanos, sindicatos... Entonces realizamos varios encuentros en Madrid con movilizaciones. Esta ley se mantuvo hasta 1998 que dimitió Pimentel. Enviamos un ante proyecto de ley a Madrid que chocó con el gabinete de Aznar”.

Doblegar a Aznar era imposible, se optó por elevar la lucha al contexto europeo, en el que las leyes de los otros países miembros no eran mejores que la española. Consiguieron conquistar un espacio y un presupuesto a través del Foro europeo de migrantes de la UE, del cual Irene fue portavoz y coordinadora en Catalunya.  Entre 1998 y 2005 fue presidenta de Federación Asociaciones de Migrantes de Catalunya y cofundadora del European Migrant Forum. Tenían un encuentro al año y se crearon tres sedes Madrid, Barcelona y Sevilla.

“Impulsamos la Red Europea de Mujeres Migrantes. Vinieron aquí mujeres de las que aprendimos mucho. En mi opinión fueron los propios migrantes quienes lo estropeamos...No había una cohesión, ni visión, ni unidad temática. Estaban los árabes, que es la población más numerosa en Europa, y ellos han sido siempre mayoritarios. A la hora de votar una directiva siempre salían ellos”, evoca.

Ewaiso i Pola

Con el boom de asociacionismo tras la muerte de Franco en 1975 irrumpen en Barcelona organizaciones ecuatoguineanas y la prensa africana. Entre ellas la mencionada asociación Riebapua en 1977, la Asociación Ndowe Rombhe, la Asociación Anobonesa Vinyil y Bia Fang. Entre carcajadas me cuenta Irene como inició una colaboración con la revista Tam-Tam de Amaga Nguema Eyui y Lucrecia Ndong. En el número tres, Irene escribió un artículo titulado: “El sexo del negro”, un texto que revolucionó y escandalizó socialmente la ciudad, abriendo un debate.

Es entonces cuando Irene activa sus inquietudes feministas que le llevaron en 1992 a inspirar la creación de la Asociación de Mujeres Guineanas Ewaiso i Pola. Irene recuerda como al acto de presentación vino mucha gente e incluso un hombre le propuso ser alcaldesa de su pueblo.

“En las reuniones los hombres solo nos daban las gracias por hacer la comida. No quiero que ningún señor me dé las gracias, porque las mujeres somos muy importantes para liderar cualquier proceso de transformación social en España, Guinea o donde sea y deberían internalizar eso”

“En las reuniones los hombres solo nos daban las gracias por hacer la comida. No quiero que ningún señor me dé las gracias, porque las mujeres somos muy importantes para liderar cualquier proceso de transformación social en España, Guinea o donde sea y deberían internalizar eso”, afirma rotunda. “No se trata de que las mujeres apoyemos los hombres sino de la liberación, del cambio político. La frustración la supimos convertir en algo positivo, y unas cuantas mujeres nos juntamos y así creamos Ewaiso”. El grupo promotor fueron Isabel Riesa que fue la primera presidenta, Manuela Buesule, Paquita Roca, Placida Mao, Remei [Sipì], Resurrección Rope, Anuncia Bonapo, [Francisca] Belobe e Irene Yamba Jora,  “y otras que no me acuerdo pero éramos diez, decidimos también formarnos ya que había hombres que veían con malos ojos ésta revolución política feminista nuestra”. De aquel contexto, previo a los Juegos Olímpicos de Barcelona, nació la asociación y la revista Ewaiso, que de vez en cuando sigue saliendo. 

Espíritu de la PNL 2010

Irene había oído hablar de los Panteras Negras, la escuela de la filosofía africana y todos esos grupos de jóvenes militantes que se habían radicalizado durante el acompañamiento en la lucha al Doctor Arcelin por el Negro de Banyoles, pero fue durante los encierros de 2001 en la iglesia del Pi (en el marco del movimiento Papeles para Todos), donde hicimos más migas. “En una ocasión Kemit Kareba, Maabá Rufi y Ras Babiker, vinieron a verme a la sede Federació Colectius de inmigrants de Catalunya porque ellos habían okupado otra iglesia para los negros en El Raval”, cuenta entre risas.

2010, fue un año de máxima referencia simbólica y conceptual para el paradigma cimarrón. El 20 aniversario de la derrota del Apartheid en Sudáfrica, gesta en la que las mujeres jugaron un papel fundamental. Se aprobó la PNL 2010 de reparación negra en virtud de la esclavitud y colonialismo.

Fue en ese año que la Federación Panafricanista de España decidió conceder uno de sus Premios Internacionales Winnie Mandela a Irene. La gala tuvo lugar en el palacio Cultura Egipcio y participaron otras activistas de Londres, Italia y Noruega. El jurado reconoció la excelente trayectoria y el compromiso de Irene a lo largo de toda su vida. “Me puse guapa y me fui pa Madrid —ríe Irene recordándolo— ¡Qué alegría, Winnie Mandela! para nosotras las mujeres es un incuestionable ejemplo”.  Allí pronunció un emotivo discurso. 

Tres años después, en ocasión del IV Congreso del Movimiento Panafricanista “panafricanismo del Siglo XXI”, celebrado en Barcelona el 2 de Marzo de 2013, junto a mujeres nigerianas, gambianas, peruanas, senegalesas, afrocolombianas como Diana Rengyfo, Graciela Magán y Fatou Secka, fue una de las oradoras del plenario titulado: “Liderazgo de las Mujeres en la construcción del movimiento negro radical”. Tras toda una vida de activismo y compromiso Irene hace balance del momento en el que estamos ahora. “Nosotras estamos haciendo mucho, pero debemos construir desde ya un discurso hegemónico que suponga un punto de inflexión”, concluye.