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El Consejo de Ministros aprueba un Estatuto del Becario condenado a no ver la luz
           
        
        
Lo que se consideró la nueva batalla de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, despùés del pinchazo de la reducción de la jornada laboral, de sacar un nuevo registro horario descafeinado o el derecho a la desconexión, es aprobada con la certeza de que no será efectiva esta legislatura. La razón es la falta de mayoría en el Congreso de los Diputados, donde el Estatuto del Becario por su forma de ley, debería ser aprobado. Esa falta de apoyos se ha visto incluso agravada más en las últimas semanas por el ultimátum de Junts.
Esta norma, que este martes ha sido respaldada por el Consejo de Ministros, pretende perseguir el abuso que se puede dar en la formación en empresas, como que los estudiantes sustituyan a trabajadores. La ministra, que ha arrancado su comparecencia este martes leyendo ofertas de prácticas completamente abusivas, ha destacado la falta de derechos de estos y estas estudiantes. “Una de cada diez personas asalariadas están en esta situación, no es una anécdota”, ha destacado, al dar datos de los más de un millón de becarios que hay y que hay más mujeres que hombres en esta situación. “Este estatuto delimita lo que es la formación de un contrato en prácticas”, ha asegurado.
Para limitar un posible abuso de las empresas, la norma marca que haya un tutor del centro velando porque se cumplan los horarios y las funciones, para que el alumno no sustituya un trabajador, etc. También establece que se cumpla y conozcan las normas de funcionamiento, seguridad y prevención de riesgos laborales de la empresa, así como seguir un proyecto formativo. Por su parte, los becarios deberán comprometerse con la confidencialidad y mostrar una actitud respetuosa hacia la política de la empresa, entre otras.
Según lo que se ha desprendido, las multas para quien no use la figura de becario de la manera correcta estarían entre los 120.006 euros y los 225.018 para las infracciones graves. Estas infracciones corresponderían a discriminaciones directas o indirectas por razón de sexo, edad o discapacidad, así como toda la discriminación que se condidre por las retribuciones, la distribución de la jornada, la opoerunidad de formación, promoción, etc. Las menos graves irían entre los 7.501 y los 30.000.
Formación extracurricular finalmente se queda
Aunque en un principio se reclamaba que no fuera así, el Estatuto del Becario incluiría las prácticas extracurriculares de los estudios oficiales de grado universitario o, en su caso, doctorado. La idea es que se incluyeran solo las que son necesarias para tener los créditos necesarios para graduarse y no otras optativas fuera de estos créditos. Hasta ahora, esta relación formativa solo está regulada por los convenios de prácticas que se firman entre centro educativo y empresa, que están contemplados en el Real Decreto 592/2014 y que muchas veces ni es conocido por los estudiantes.
El texto de este estatuto fue acordado por CCOO y UGT en 2022. “El objetivo que tenemos es hacer frente a la precariedad laboral a la que se enfrentaba quien hacía estas prácticas, que muchas veces iban sin derechos, sin herramientas”, explica a El Salto la secretaría de Juventud de CCOO, Pau García Orrit, que indica que serán sobre todo las prácticas de Formación Profesional, certificados de profesionalidad y algunas universitarias las que sean más afectadas por el futuro Estatuto del Becario.
CGT teme que quede en papel mojado y recuerda que ha habido “becarios de primera y segunda”, entre los que cobraban algo por sus prácticas y los que no
Más allá de que se pueda aprobar en el Congreso, desde sindicatos como CGT se teme que el Estatuto del Becario se quede en papel mojado al no llegar a reconocer la relación laboral entre empresa y becarios. “Lo he sufrido yo en mis propias carnes”, indica a este medio Sergio García Benel, abogado del sindicato CGT, que recuerda que en su momento de formación había “becarios de primera y segunda”, entre los que cobraban algo por sus prácticas y los que no. “Nos dio esperanza cuando se empezó a hablar del anteproyecto de ley, sobre todo la desprotección cuando se acaban las prácticas, que no tienen derecho ni a paro ni a indemnización ni a nada”, explica, incluso cuando muchas veces se amplía el tiempo de la beca, sin derecho a vacaciones y teniendo que recuperar horas incluso cuando hay una visita al médico o se está enfermo o enferma.
El abogado también pone en duda que la forma legislativa de sacar esta reforma: “No entiendo por qué no han recurrido a otras formas de aprobarlo, porque está claro que esta propuesta de ley necesita apoyos en el Congreso y Junts defiende los intereses de parte de Cataluña que tiene mucho interés en seguir teniendo mano de obra barata”.
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El Estatuto del Becario: nueva batalla de Yolanda Díaz en el Congreso
        
      
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