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Retorno a la casilla de salida. La izquierda francesa se ha dividido de nuevo tras la coalición unitaria NUPES compuesta en la primavera de 2022. La Francia Insumisa, el Partido Socialista, los Ecologistas (nuevo nombre de los verdes) y el Partido Comunista se presentan por separado en las elecciones europeas. Esta fragmentación los ha dejado como comparsas de cara a los comicios del 9 de junio, donde la ultraderecha de Marine Le Pen parte como clara favorita (30-28% en los sondeos) y el macronismo puede sufrir un duro revés (20-18%), pero mantendría la segunda posición, según los sondeos, que deben cogerse con pinzas.
Pese a tratarse prácticamente de las únicas elecciones nacionales en Francia antes de las presidenciales de 2027, las formaciones progresistas han desaprovechado la oportunidad de erigirse en la principal alternativa a la Reagrupación Nacional (RN) de Le Pen. Los verdes, socialistas y comunistas han preferido convertir las europeas en una especie de primarias de la izquierda. Quieren modificar los roles en el seno de la gauche, en que Jean-Luc Mélenchon consolidó una hegemonía radical —algo distintivo respecto a la situación en España, Alemania o Reino Unido— con su buen resultado en las presidenciales de hace dos años. Con cerca del 22% de los sufragios, quedó claramente por delante de los otros candidatos de izquierdas, con menos del 5%.
Aunque la estrategia unitaria de la NUPES suscitó esperanza entre los votantes progresistas, buena parte del aparato de los comunistas, verdes y socialistas solo la veían como circunstancial
Tras su agridulce remontada en esa carrera hacia el Elíseo, Mélenchon apostó por la alianza de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) para las legislativas de junio de 2022. Socialistas, verdes y comunistas se sumaron como socios minoritarios en una coalición que defendía un reformismo radical, con tintes anticapitalistas. La izquierda logró 151 diputados (de un total de 577) y se convirtió en la principal fuerza de oposición en la Asamblea, por delante de los 89 de la RN. Aunque esa estrategia unitaria suscitó esperanza entre los votantes progresistas, buena parte del aparato de los comunistas, verdes y socialistas solo la veían como circunstancial.
Los primeros en desmarcarse de la NUPES fueron curiosamente los comunistas, a pesar de que el programa del PCF resulta el más cercano al de la izquierda insumisa. Luego, los siguieron los verdes, quienes ya anunciaron en 2023 que se presentarían por su cuenta el 9 de junio. “Los insumisos les propusieron hacer una lista conjunta y encabezada por un ecologista, pero los verdes se opusieron ya que tenían en mente los resultados de 2019”, cuando obtuvieron cerca del 14% y quedaron terceros, por detrás de lepenistas y macronistas, explica el politólogo Stefano Palombarini. Finalmente, el dividido Partido Socialista —históricamente proisraelí— consumó su separación tras el ataque de Hamás del 7 de octubre y la brutal respuesta de Israel.
El declive de la Francia Insumisa
“Han querido convertir las europeas en un congreso de la NUPES. Es una lástima, pero vamos a intentar que nuestro partido esté lo más fuerte posible”, defendía el diputado insumiso Antoine Leaument en declaraciones a El Salto. Era el 16 de marzo y la Francia Insumisa acababa de dar el pistoletazo de salida a su campaña para las europeas con un mitin multitudinario en la “banlieue” norte de París. Bajo los gritos del público de “Unión popular” —el eslogan en la campaña de 2022—, los representantes insumisos intentaron mostrarse combativos en un acto que concluyeron Mélenchon y Manon Aubry, de 34 años, quien repite como cabeza de lista en las europeas.
“Estas elecciones de 2024 preparan las presidenciales de 2027”, defendió el líder de los insumisos. Esta formación socio-ecologista, demasiado dependiente de su líder carismático, confía en recuperar el espíritu de las últimas presidenciales para salvar los muebles en las europeas. Durante los dos últimos años, la Francia Insumisa ha perdido una parte del capital político. Y los sondeos le pronostican apenas el 8-7% en las europeas.
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Por un lado, los insumisos sufren la demonización de la izquierda, alimentada por los macronistas y los grandes medios en aras de consolidar un nuevo bipartidismo entre la ultraderecha y el neoliberalismo del presidente Emmanuel Macron. Por el otro, se dispararon al pie el pasado otoño al negarse a tachar a Hamás como “grupo terrorista”, lo que alimentó las previsibles críticas a Mélenchon por un supuesto (e infundado) antisemitismo. Sufrió entonces una lapidación mediática parecida a la del laborista británico Jeremy Corbyn.
Una vez pasada la página de un otoño aciago, los insumisos han recuperado algo de oxígeno. Se presentan en las europeas como los defensores de la NUPES, rota por “la banda de hipócritas” de los otros partidos, según ha criticado Camille Hachez, la ex responsable de las juventudes de los verdes. La lista de Manon Aubry ha logrado el apoyo de representantes de otras formaciones progresistas, como el verde Damien Carême o el exmacronista Aurélien Taché. Pero también de figuras de la sociedad civil, siendo la activista franco-palestina Rima Hassan el ejemplo más conocido. Incluida por la revista Forbes en la última lista de las 40 mujeres francesas más influyentes, esta jurista cuenta con opciones de salir elegida eurodiputada.
La elevada abstención favorece al centroizquierda
Tras haberse posicionado claramente a favor de la causa palestina, los insumisos confían en movilizar a partir de esta cuestión a los habitantes de las “banlieues”, quienes se decantaron claramente por Mélenchon en 2022. Esta estrategia se enfrenta, sin embargo, a un obstáculo evidente: la elevada abstención. En Francia, la participación apenas fue del 50% en las europeas del 2019 y del 42% en 2014. “Los sondeos apuntan que el 65% de los obreros no irán a votar ni el 70% de los jóvenes”, explica Palombarini sobre la abstención diferencial. Esta puede ser un verdadero lastre para la izquierda mélenchonista. Su electorado fluctuante destaca por la heterogeneidad social, desde el joven precario hasta la clase media diplomada, pasando por la clase trabajadora.
Según este politólogo, autor del interesante ensayo L’illusion du bloc bourgeois, “las europeas son unos comicios propicios para el centroizquierda en Francia, ya que tanto los jóvenes como los obreros no votan”. Los verdes, con una base electoral homogénea y en que están sobrerrepresentadas las clases medias de las grandes urbes, confiaban en aprovecharlo. Y así erigirse en el primer partido de la gauche, como había sucedido en las europeas de 2019 y las municipales de 2020. Pero ahora la coyuntura resulta menos propicia para ellos que hace cinco años. El climato-escepticismo ha crecido en Europa —la instrumentalización del malestar de los agricultores fue un buen ejemplo de ello— y las reivindicaciones de los colectivos ecologistas se han radicalizado.
Actualmente, las intenciones de voto de los Ecologistas resultan modestas (8-7%). De los tres principales partidos de izquierdas, su campaña está siendo la más letárgica
Actualmente, las intenciones de voto de los Ecologistas resultan modestas (8-7%). De los tres principales partidos de izquierdas, su campaña está siendo la más letárgica. Pocos franceses conocen a su candidata, la eurodiputada Marie Toussaint. Su línea política aparece desdibujada, con una mezcla de propuestas técnicas —su medida estrella es que el Banco Europeo de Inversiones compre acciones de las empresas energéticas— y la voluntad de ampliar la causa ecologista a categorías más populares. Priscillia Ludosky, una de las impulsoras de la revuelta de los chalecos amarillos, y Amine Kessaci, un activista de las “banlieues”, forman parte de la lista, en puestos de salida.
“Tengo la sensación de que los verdes no han sabido identificar los verdaderos temas de esta campaña”, asegura el diputado Aurélien Taché, quien forma parte del grupo ecologista en la Asamblea Nacional, pero apoya la lista insumisa. Este representante progresista menciona la guerra de Gaza y la de Ucrania como dos de los principales ejes de esta contienda electoral.
El trampantojo del retorno del Partido Socialista
La formación progresista con mejores perspectivas en las europeas es el Partido Socialista (13-10%). Su cabeza de lista, Raphaël Glucksmann, destaca por su posición claramente favorable al envío de armas a Ucrania y al hecho de que Europa apueste por una “economía de guerra”. Estos postulados belicistas, sumados a la condena tímida de la muerte de unos 32.500 palestinos en Gaza, lo ha convertido en la niñita de los ojos de los grandes medios, quienes anhelan que el centroizquierda vuelva ser hegemónico entre los progresistas franceses.
Hijo del intelectual André Glucksmann —uno de los nouveaux philosophes que pasó del maoísmo en los años 1970 a defender la invasión de Irak en 2003—, este eurodiputado, de 44 años, es un firme defensor del atlantismo. Pero también defiende una mayor tasación de los más ricos y grandes inversiones continentales para hacer frente a la urgencia climática. Si superara el 13% de los sufragios, representaría el mejor resultado de los socialistas en Francia desde 2014.
“El perfil de Glucksmann gusta a aquellos votantes progresistas que no tienen problemas para llegar a final de mes, pero no creo que haya un retorno de la socialdemocracia”, defiende Palombarini. Según este analista, verdes y socialistas se han invertido los roles respecto a 2019, pero “los sondeos pronostican que el centroizquierda obtendrá un menor apoyo que entonces”. Debido a la elevada abstención, “las europeas no son representativas”, añade Palombarini. De hecho, recuerda el caso del ecologista Yannick Jadot que obtuvo cerca del 14% de los sufragios hace cinco años y apenas el 4% en las presidenciales de 2022.
A diferencia de socialistas y verdes, la Francia Insumisa ha sabido hacer emerger figuras mediáticas, con suficientes galones para llevar las riendas de una campaña presidencial
“Ruptura” con el liderazgo de Mélenchon
A pesar de ello, socialistas, verdes y comunistas —en su caso quedarán probablemente fuera de la Eurocámara— quieren aprovechar las europeas para cuestionar el liderazgo de la izquierda insumisa y, más en concreto, de Mélenchon. Aunque oficialmente esta fragmentación solo resulta temporal, según Palombarini, “estos comicios han sido una gran oportunidad” para oficializar una división que ya es una realidad de facto. El PS suspendió en otoño su presencia en la NUPES.
“La ruptura con Mélenchon sobre el fondo es una realidad. Hará falta una unión de la izquierda después de estas elecciones, pero con otra línea”, defendió el viernes en la emisora de radio France Info el socialista Glucksmann, quien tacha al líder de los insumisos de “putino-pacifista”. Mélenchon tiene 72 años y, en caso de que se presentara en 2027, serían sus cuartas presidenciales. Aunque ha evitado que la gauche padezca un fuerte declive como la izquierda italiana, su figura sufre un desgaste evidente.
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El líder insumiso, tras las legislativas de 2022, hizo un medio paso atrás. No ocupa ningún cargo representativo, pero tampoco ha dejado la política y no está claro si desea presentarse en las próximas presidenciales. “Lo repito: quiero que me reemplacen”, aseguró el 22 de marzo en la red social X. Entonces, mencionó los nombres de los diputados François Ruffin, Mathilde Panot y Manuel Bompard como posibles sucesores.
A diferencia de socialistas y verdes, la Francia Insumisa ha sabido hacer emerger figuras mediáticas, con suficientes galones para llevar las riendas de una campaña presidencial. Cuenta ahora con esta baza para imponerse en el pulso interno con el resto de la izquierda. E intentar revalidar una alianza unitaria con un liderazgo radical.
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Un detalle, el nombre del padre de Raphaël Glucksman es André Glucksman
Por otra parte, los verdes franceses, como los verdes alemanes, solo tienen una tonalidad: el verde caqui. El PSF solo fue un partido decente en la época del asesinado -por estar en contra de la 1ªGM-, Jean Jaurés. Las bases del PCF, que fue como en Italia uno de los más potentes de Europa, se fueron mayoritariamente a votar por Le Pen, y Mélenchon ya se hace mayor. Hay un montón de jóvenes franceses que estarían encantados de votar a quien les escuche y articular auténticas propuestas de cambio de un sistema que pretende llevar a media humanidad a la aniquilación, y no es broma. Hay multitud de activistas sociales que solo reciben represión policial y el olvido de los partidos. Frente a ello, los que están en el patio de la izquierda, tanto en Portugal, como aquí y ahora en Francia, ponen la alfombra roja para que el militarismo y la vigilancia interna y de fronteras nos lleeve al totalitarismo.
Es cierto que la figura centralista de Melenchon puede causar dudas o llevar cierto desgaste, pero lo que han hecho los partidos de la NUPES, saliéndose de la alianza para competir por quién tiene más apoyo, es vergonzoso y puramente electoralista.
Están demostrando que les importan más los asientos burocráticos que lograr una alianza popular que tenga posibilidades de hacer una transformación social en Francia...
Seguimos apoyando lo intentos de alianza y el proyecto de la Francia Insumisa!
Bueno eso de que Melenchón se "centra", todos buscan el nido de los votos, estos NO son de nadie y lo son de todos. Pero, ¿que estrategia es esa? Para vestir al neoliberalismo acaban por marchitar los brotes nuevos y limpios.
El ejemplo claro lo tenemos en este Estado. Quienes osaron quebrar el "bipartidismo de cloacas", fueron perseguidos por todos los medios (que son todos), y además usando la "cuña" de una madera igual, o parecida.
Se hacen trampas ellos solos, ya que los "colocados" NO pasan por primarias, es el "dedo" y vuelta a los enfrentamientos con los ex compañeros.
Sumar, es la otra cara por donde se blanquea al "neoliberalismo". ¿Puede y debe haber unión con aquellos que NO se mojan ni en la ducha?
Se juntan 15 partidos para colocar a Errejón de director de una nave descontrolada, que divide, resta, pero (según ellos y algún medio) ¡Suman!
En Euskadi Elkarrekin Podemos está en el Parlamento y en ayuntamientos, sin embargo en Catalunya NO se presentarán, por NO tener la organización debida y para NO restar apoyos, ni confundir al electorado.
El elegir la "papeleta" es cosa de formación política, de coherencia para votar, en ¡Defensa propia!
Cuando la verdad salta a la vista, NO se debate te dan un negativo. . . ¡Para encerrarse en su concha! Por tal motivo, NO hay que buscar otras excusas ¡Algunos tienen lo que se merecen! Aunque lo paguemos todos, al NO votar ¡En defensa propia!
Una pena. Se repiten los mismos errores. En vez de fortalecer a la Francia Insumisa de Melenchon, los de siempre se dedican a romper y destrozar la ilusión de la izquierda. En España tenemos un ejemplo claro.
Ahí van los de pudimos y Sumar divididos en Euskadi a la (merecida y absoluta) irrelevancia.
Los únicos que rompen, dividen y restan son los de ( + )unos resentidos que han roto la ilusión de mucha gente y que PODEMOS poco a poco recuperará.