Fascismo
El fascismo de traje y corbata se postula para la formación de Gobierno en Austria

El domingo 15 de octubre se celebran elecciones en Austria. Desde hace años, el FPÖ se presenta como una alternativa a los partidos del statu quo. Este partido de corte xenófobo puede obtener hasta el 20% de los sufragios.

Heinz-Christian Strache
Heinz-Christian Strache, el candidato de la FPÖ ha blanqueado la imagen del partido ultra. Allan Leonard
12 oct 2017 06:00

En las elecciones de este domingo el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) podría convertirse en la tercera fuerza del país. Pervirtiendo el centenario de la Revolución rusa, su presidente y candidato a la cancillería, Heinz-Christian Strache, prometió meses atrás una “revolución de octubre”: desde la posición de fuerza que le otorgaría obtener un 20% o más de los votos –como indican actualmente las encuestas–, el FPÖ podría condicionar desde la oposición la política de Viena e incluso negociar su entrada en el gobierno. No sería la primera vez –ya lo hizo en 1999 bajo el liderazgo de Jörg Haider–, pero muchas cosas han cambiado desde entonces en Europa y en el propio FPÖ como para que esa posibilidad no parezca hoy remota.

El ascenso de fuerzas similares al FPÖ en toda Europa ha suscitado preocupación por un fenómeno que parece un eco lejano del período de entreguerras, pero cuya definición exacta provoca en realidad quebraderos de cabeza a periodistas y académicos. He aquí una lista de algunos de los adjetivos con los que la prensa en lengua alemana trata de describir a esta formación: ultraderecha, extrema derecha, derecha radical, nueva derecha, derecha nacionalista, populista de derechas, nacional-conservadora, nacional-populista, xenófoba, anti-inmigración.

“El primer impulso del FPÖ”, explica Auinger, “vino tras la crisis de Grecia en 2015”; el segundo impulso fue “con la crisis de los refugiados” ese mismo año

Con humor típicamente vienés, un comentarista ha hablado de 'Slim-fit Faschismus', en referencia a los trajes estilizados por los que la clase política austriaca parece decantarse. ¿De dónde viene el FPÖ? ¿Es el partido de hoy el mismo que el de hace unos años? ¿Quiénes son sus caras visibles, cuál es su ideología?

Desplegando velas y recogiendo el viento del descontento

Herbert Auinger (Gmunden, 1954) es un buen conocedor del FPÖ, del que ha escrito dos libros, Haider. Nachrede auf einen bürgerlichen Politiker [Haider: la difamación de un político burgués] (Promedia, 2000) y Die FPÖ: Blaupause der Neuen Rechten in Europa [El FPÖ: modelo para la nueva derecha europea] (Promedia, 2017). Nos encontramos en un céntrico café de Viena para hablar de lo que parece el irresistible ascenso del FPÖ estos últimos años.

Mi primera pregunta a Auinger es por qué considera que el FPÖ ha servido de modelo para la nueva derecha en Europa. “Básicamente por su posición hacia la Unión Europea: es lo que une al FPÖ con el Frente Nacional de Francia, con Alternativa para Alemania (AfD) y con el Partido de la Libertad (PVV) de Holanda.

Desde la entrada de Austria en la Unión Europea, el FPÖ ha articulado un discurso según el cual un pequeño país no puede defender realmente sus intereses en la UE, y que la cesión de su soberanía tiene un efecto o un éxito cuestionable”, mientras “los partidos tradicionales de gobierno [conservadores, ÖVP, y socialdemócratas, SPÖ] lo vieron al revés: Austria cedía una parte de su soberanía, pero se aprovechaba de ello participando en el mercado interno común y en la ampliación oriental, en la que el capital austriaco se expandió considerablemente hacia el Este.”

Hasta la crisis financiera de 2008. “El FPÖ siempre mantuvo la misma posición” y la capitalizó, “aprovechándose de la crisis”. “El primer impulso del FPÖ”, explica Auinger, “vino tras la crisis de Grecia en 2015”; el segundo impulso fue “con la crisis de los refugiados” ese mismo año. Aunque el ÖVP ha criticado la política de inmigración y asilo de Alemania, y el candidato conservador, Sebastian Kurz, la ha calificado de “error”, “para el FPÖ la señora Merkel es una criminal” y los inmigrantes y refugiados, “criminales y parásitos, de manera no muy diferente a como Trump se refiere a los mexicanos”. Aunque, añade, “en campaña han reducido el tono” de su discurso con miras a ampliar su base electoral. 

El espectro del Öxit 

“Incluso los socialdemócratas no han descartado una coalición con el FPÖ, como la que existe ya en el estado federado de Burgerland”, comento. “Todo es posible”, responde Auinger. “Todo dependerá de los resultados, de cómo se posicionen tácticamente los partidos, pero el cordón sanitario de los socialdemócratas ya no está ahí, ha desaparecido”, prosigue. Con todo, si eso ocurre, “el SPÖ se desgarraría y habría una escisión”. Como muchos otros aquí en Austria, Auinger ve más probable que se forme una coalición entre el ÖVP y el FPÖ como la que hubo en 1999. “El FPÖ ha presentado un programa económico que está orientado a conseguir esa misma coalición”, señala. Y ambos han hecho gestos de acercamiento: mientras Kurz ha afirmado “que no conviene juzgar a Hungría” por su política migratoria, el FPÖ “ha evitado declaraciones sobre la UE”. 

Con todo, matiza, “desde la victoria de Trump y el Brexit hay una cierta desilusión en esta nueva derecha”. “Durante un tiempo el FPÖ coqueteó con la posibilidad de una salida de la UE (Öxit), pero eso ha desaparecido en su mayor parte y ahora afirman que quieren otra UE”. (Hasta 2016 el programa del FPÖ incluía el lema “nuestro futuro se encuentra en el chelín”.) La idea “de que fuera de la UE todo iría mejor ha desaparecido”, insiste Auinger.

“Con el Brexit han visto cómo un país grande como el Reino Unido tiene que hacer frente a problemas, cómo en Austria eso no funcionaría, y eso lo saben”, comenta el autor, para quien, al mismo tiempo, la política oficial de “'cooperamos con Europa, ésa es nuestra receta del éxito, nos beneficiamos y refuerza nuestra economía' ha dejado de funcionar”.

Esta coalición de partidos de extrema derecha “es una coalición negativa”, puramente oportunista, que los une en aquello a lo que se oponen

“Con el canciller actual (Christian Kern, SPÖ)”, continúa Auinger, “estamos viendo debates sobre el dumping social, sobre la libertad de movimiento de trabajadores”: “Ahora la divisa es que Austria debe reposicionarse y repensar” su posición en el bloque.

Un cambio de postura que beneficia al FPÖ y, de rebote, a sus correligionarios en otros países, retroalimentándose. Con los contactos con Rusia, Hungría o el encuentro del candidato a la presidencia, Norbert Hofer, en 2016 con el presidente de la República checa, Miloš Zeman, el FPÖ “ha intentado hacer ver que no está aislado” y que “propone una política exterior alternativa”.

A propósito de lo cual. “Hay una paradoja que he querido recoger en el libro, y son las similitudes entre los partidos de la nueva derecha”, explica. “Todos afirman que su nación se ha beneficiado poco de 'Europa', y que, por el contrario, otros países europeos se han aprovechado de su nación, algo que resulta absurdo cuando coinciden todos juntos y, al mismo tiempo, cooperan sobre esa misma base”, indica Auinger. Esta coalición de partidos de extrema derecha “es una coalición negativa”, puramente oportunista, que los une en aquello a lo que se oponen. “Esta 'internacional de las patrias y naciones' es un absurdo”, concluye.

Nazis en el sótano

¿Quién es su candidato, Heinz-Christian Strache? Antes de responderme Herbert Auinger me advierte de que a la hora de hablar de los políticos del FPÖ hay que hacerlo con precaución y seleccionar los términos con sumo cuidado para evitar demandas por su parte.

“¿Qué hacen los radicales de derecha, sobre todo aquí en Europa? Apuntarse a clubes de tiro, milicias. Strache pertenecía a un club de paintball, 'Jux'”. De aquella etapa han quedado fotografías en las que se ve al candidato al FPÖ vistiendo ropa militar similar a la que llevaban los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Strache –de profesión protesista dental– abandonó después este club “para afiliarse al FPÖ”, en el que fue ascendiendo hasta ocupar la presidencia del partido en la capital en 2004. Un año después sería elegido presidente de la formación en medio de una fuerte disputa con el sector del partido liderado por Jörg Haider.

Auinger no cree que recordar los orígenes fascistoides del partido sirva por sí solo para restar fuerza a la formación

“Tras la coalición entre Haider y Schlüssel aparecieron varios casos de corrupción y el FPÖ se escindió: Haider abandonó el FPÖ con la mayoría de miembros del gabinete que pertenecían al partido y fundó el BZÖ [Alianza Futuro de Austria]”, explica Auinger, para quien “fue una suerte para el FPÖ que los afectados por los casos de corrupción abandonasen el partido”. Fue entonces cuando Strache tomó los mandos del mismo con el objetivo claro de blanquear su pasado, que se remonta a la Federación de Independientes (VdU), el partido que agrupó a los antiguos nazis después de la Segunda Guerra Mundial y el restablecimiento de la República de Austria.

“En el partido hubo siempre ansemitismo, lo que en Austria llamamos 'nazis de sótano' (Kellernazis): abajo, en el sótano, son nazis, y arriba pertenecen al partido”, sostiene Auinger. Strache llegó a viajar a Israel el año pasado y también ha intentado acercarse a la derecha sionista, como han hecho el Frente Nacional o el PVV. “Quieren dejar atrás el antisemitismo, han purgado el partido varias veces”, dice Auinger al recordar el caso de Susanne Winter, excluida del FPÖ al responder en su página de Facebook a otro usuario que acusaba al “dinero sionista y los judíos” de haber organizado la crisis de los refugiados con el siguiente mensaje: “Me ha quitado usted las palabras de la boca, no puedo escribir más, pero me alegro de que haya personas valientes como usted”. Esto es algo que ocurre a menudo porque “el subsuelo está ahí”, asegura Auinger, que cuestiona las posibilidades de éxito de la estrategia de Strache. 

Herbert Auinger
Herbert Auinger ha escrito sobre el origen del éxito del partido xenófobo FPÖ.

Con todo, Auinger no cree que recordar los orígenes fascistoides del partido sirva por sí solo para restar fuerza a la formación. “En Austria tienes a estos críticos del FPÖ, ese discurso que critica al partido por sus orígenes... esto es históricamente correcto, pero la crítica tiene que dirigirse al presente, también; ellos se remiten a la cuestión del sistema de partidos, al 20% que le dan las encuestas, a todo eso, y dicen que esto no debería ocurrir y luego, cuando ocurre, se plantean la pregunta: ¿Cómo ha ocurrido aquello que no debería de haber ocurrido?”. "¿Por qué el FPÖ es tan popular? ¿Por qué encuentra apoyo? Ésa debería ser, en mi opinión, la manera de comenzar a aproximarse a este problema. No se discute la política europea que ha permitido todo esto, desde Grecia".

En su libro, Auinger describe cómo muchos de los críticos del FPÖ del establishment mediático “escanean” los documentos del partido a la búsqueda de palabras que puedan tener un doble significado, sin conducir su crítica al terreno social y económico. Y eso que, como recuerda, “Austria ha sorteado bastante bien la crisis”. “Hemos llevado a cabo rescates bancarios, no tan radicales como en Europa meridional”, a la que, añade, se dispensó un trato rayano al racismo (“los griegos vagos, los griegos que malgastan nuestro dinero, etcétera”). Todo ello abonó el terreno del descontento entre la ciudadanía europea, a la espera de que un partido supiese articularlo. “Y la derecha ha sabido articular esto mejor que nadie”, lamenta.

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