Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
            
            
           
           
Piratas zapatistas: aprender de 'otroas' disidencias sexuales indígenas rebeldes
           
        
         
Botas  hasta la rodilla, pantalones vaqueros, una blusa de animal print, una  gorra rosa y la mascarilla (porque es el año 2021). En el barco La  Montaña venía el Escuadrón  421, la delegación marítima  Zapatista de la Travesía por la Vida, formado por cuatro compañeras,  dos compañeros y una compañeroa: Marijose, loa otroa.
Así  de primeras, aquí en Europa, 'otroa' pudiera sonar a un animal  mitológico, pero como la propia María José se encargó de  explicar,  loa otroa de las comunidades zapatistas resume toda la disidencia,  todo lo cuir, de las lesbianas, maricas, bisexuales, trans y demás  identidades desplegadas en la representación del colectivo en  occidente.
Loa otroa de las comunidades zapatistas resume toda la disidencia, todo lo cuir, de las lesbianas, maricas, bisexuales, trans y demás identidades desplegadas en la representación del colectivo en occidente
Detrás  de su vida, algo muy similar a cualquier persona cuir de un entorno  rural: infancia confusa, aventuras de adolescencia en la ciudad,  cambio furtivo de ropa al salir de casa, nuevas amistades en la  noche. Llegó un momento en que Marijose se preguntó si entrar en un  monasterio o si coger las armas y subir al monte a luchar con el  EZLN. Había que erradicar toda la feminidad desbordante, domesticar  la pluma entre hombres.
 
Pero  en las comunidades zapatistas, Marijose nos contó que nadie la  rechazó ni a nadie se le rechaza, porque tienen claro que el enemigo  a batir es el sistema capitalista patriarcal. Toda la violencia que  vivió con los hombres de fuera, no se ha dado con los de dentro.  Todo esto lo relató  en la okupa Koch Areal de Zúrich. Para entonces Marijose y las demás  compañeras llevaban ya 73 días en Europa.
Desembarcaron  en Vigo después de 50 días cruzando el Atlántico, como una réplica  del viaje que hicieron los buques españoles hacía 500 años para  llevar a cabo la toma de México/Tenochtitlán. Un viaje en barco a  la inversa para deslegitimar el discurso de la colonización  planteado desde Europa hacia América. Un viaje en medio de una  pandemia simbólico y narrativo. Pero Marijose más que una colona  parece una pirata.
La imaginería contemporánea ha convertido las figuras de loas piratas en personajes que desde su marginalidad supieron establecer estrategias de gozo y libertad, así como comunidades autogestionadas con mayor o menor jerarquía según el caso. Hay en concreto dos personajes del siglo XVIII recurrentes dentro del imaginario cuir actual: Anne Bonny y Mary Read, dos mujeres nacidas en las Islas Británicas que discreparon de la norma social para enrolarse en alta mar como piratas, vestidas como hombres al menos durante las batallas. Esa alternancia entre lo femenino y masculino ejemplifica fácilmente la iconicidad de estas dos piratas. Antes incluso de ponerse el traje de hombre, Anne Bonny y Mary Read ya estaban incumpliendo el mandato de la familia/Estado al rechazar el matrimonio y lanzarse a la vida pirata, huyendo de la norma dicotómica de los roles hombre-producción y mujer-reproducción.
En  el libro  Villanos de todas las naciones. Los  piratas del Atlántico en su edad de oro,  el autor Marcus Rediker, dice de ellas: «Bonny y Read plantearon su  mayor reto a la autoridad estatal al elegir la vida pirata, que era  por un lado otra experiencia de clase y no en menor medida, una  experiencia de libertad a su manera». Una vida de libertad escogida  por sus propias protagonistas, lanzada al presente en forma de relato  mitológico, de testimonio que nos llega como un mensaje dentro de  una botella. A Mary y a Anne dejadme sumar, ahora, a Marijose.
“La Magdalena era una “compañeroa”. Quien piense que ella, o él, según, es un personaje literario se equivoca”, diría el subcomandante Marcos en el Festival de la Digna Rabia de 2009
No es Marijose tampoco la primera figura disidente en los relatos zapatistas. Ya hace años se comenzó a hablar con frecuencia de la Magdalena, unoa trabajadoroa sexual que entabló una relación con Elías Contreras, un comisario de investigación del EZLN, y que fue asesinadoa por la policía. Una historia ubicada, como corresponde al imaginario utópico, entre la realidad y la leyenda, y recogida, entre otros lugares, en la novela que escribieron a cuatro manos el Subcomandante Marcos y el escritor Paco Ignacio Taibo II en el año 2005, Muertos incómodos. De ella, diría después el Subcomandante Marcos en el Festival de la Digna Rabia de 2009: “La Magdalena era una “compañeroa”. Quien piense que ella, o él, según, es un personaje literario se equivoca”.
No sé  cómo se fraguó el concepto de otroa. En la novela no aparece esa  representación de lo no binario, y en la documentación de esos años  la disidencia sexual en la comunidad zapatista todavía recibe los  mismos nombres que se utilizan o se han utilizado en occidente: homosexuales, lesbianas, transexuales o travestis. Es  precisamente en los actos de 2009 cuando el Subcomandante Marcos  indica: “Nosotros buscamos nuestro modo y llegamos en esto que hemos  llamado compañeroa”.
Una de las experiencias de otroas que podemos aprender desde nuestro colectivo es entender un paraguas unido por la diferencia
El  concepto de otroa es relevante porque pone el foco en lo otro, lo  externo, lo discriminado, para establecer una definición política  desde ese lugar. Una de las experiencias de otroas que podemos aprender  desde nuestro colectivo es entender un paraguas unido por la  diferencia. Hemos impulsado una imparable enumeración de siglas en  pos de la visibilidad que ha servido al desarrollo de identidades  utilizadas en favor de su propia comercialización. Una división por  siglas a nivel horizontal, que nos diferencia a unas con las otras,  cada día menos politizadas al perder la carga anticapitalista  reclamada por los Orgullos críticos, o como indicaron  loas zapatistas en el Acto por la diversidad sexual de la Ciudad de  Juárez en el año 2006: “Hemos aprendido también a respetar, no  sólo la existencia de los trabajadores y trabajadoras sexuales,  también su lucha, las formas en que se están organizando. Allá  arriba (…) hay también un proceso de enfrentar diferencias y estas  organizaciones”. Con 'allá arriba' se traza una división de un  espacio de privilegio desde donde se articula el poder y otro  espacio, 'el de abajo' se entiende, donde se despliegan las  externalidades sin opción a intervenir. Es decir, una diferencia  vertical, de clase, en nuestros términos, en lugar de una diferencia  horizontal de identidades. Como Marijose indicaba al contar su  historia, la discriminación se ve menguada cuando se focaliza en  eliminar el sistema capitalista patriarcal (hacia arriba) en lugar de  un proceso de corrección de los iguales (hacia los lados). Nos falta  entendernos como una comunidad pirata, en transición, disidente del  binarismo, no obstante, en comunión con todas las personas  interpeladas en el 'aquí abajo' del que formamos parte.
Nos falta entendernos como una comunidad pirata, en transición, disidente del binarismo, no obstante, en comunión con todas las personas interpeladas en el 'aquí abajo'
Este  mensaje de arriba abajo puede sonar fácilmente populista en Europa y  a estas alturas de la historia, sin embargo me dejo afectar  deliberadamente por el ideario zapatista para establecer la siguiente  idea. Las comunidades indígenas han visto transformados sus modos de  vida tradicional por la incorporación de procesos de colonización,  como en tantos otros lugares donde unas civilizaciones son asumidas  por otras, en el más radical de los casos, o afectadas, en el más  ligero. Una invasión cultural que se produce de arriba a abajo por  parte de aquella civilización que hace un uso más eficaz de la  violencia. Probablemente sea una buena idea modificar violencia por  aprecio y establecer una incorporación de abajo a arriba. Aprender  de la diferencia, asumirla de manera honesta. “La lucha por la  diferencia es una lucha por la vida, por existir”, palabras que se  recogieron también en el Acto por la diversidad sexual.
Las comunidades zapatistas llevan 30 años demostrando una capacidad inventiva fuera de la lógica neoliberal sobre la que podemos poner la vista en este lugar de Europa y aprender. Redacto este mensaje pensando en las compañeras que tengo a mi vera, pero después lo meto en una botella y lo lanzo al mar. Con el deseo, de que llegue a mis compañeroas del otro lado.
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