Gerardo Rubio: “La única izquierda que puede resolver los problemas de Extremadura es la soberanista”

El candidato de Nuevo Extremeñismo - Adelante Extremadura (NEX), a la Asamblea de Extremadura defiende una izquierda que construya su camino desde pueblos y comarcas, siguiendo el ejemplo de Adelante Andalucía o BNG.
Gerardo Rubio Nuevo Extremeñismo
Gerardo Rubio y Mónica López en la antesala del debate en Canal Extremadura.
14 dic 2025 07:30

Gerardo Rubio tiene 25 años, estudia Ciencias Políticas y es el candidato a la Asamblea de Extremadura por Nuevo Extremeñismo, una formación nacida en 2021 que se presenta por primera vez a las elecciones. Hijo de emigrantes retornados, Rubio lidera un proyecto de soberanía progresista que busca romper con las “imposiciones centralistas”. Propone un modelo propio para la gestión de la energía, el campo y la vivienda, mirándose en el espejo de fuerzas como el BNG o Adelante Andalucía para ofrecer un futuro digno a la juventud que se resiste a abandonar su tierra. Charlamos con él de cara a las próximas elecciones del 21 de diciembre.

Vienes de una familia de migrantes extremeños que volvieron de Catalunya para luchar por una vida digna en su tierra. ¿Cómo se relaciona esa experiencia personal de retorno y activismo con la necesidad de construir Nuevo Extremeñismo?
La herencia familiar pesa, mis padres decidieron volver creyendo con firmeza que una vida en Extremadura era posible, que el mundo rural podría ofrecer muchas más oportunidades de lo que la gente pensaba. Mi experiencia es parecida, me voy a estudiar a Madrid y vuelvo al pueblo porque mi cabeza seguía aquí. Nuevo Extremeñismo nace desde la necesidad de darle a la gente joven que ha tenido que marcharse, y a los que tendrá que hacerlo si seguimos con esta tendencia, las herramientas para quedarse en Extremadura, estudiar aquí, trabajar aquí y construir un proyecto viable y feliz en su tierra. 

¿Qué significa el extremeñismo que proponéis y cómo se diferencia del regionalismo tradicional extremeño? El extremeñismo es reivindicado desde posiciones de izquierdas, pero también desde ciertos sectores de ultraderecha.
El extremeñismo es, por definición, un movimiento estrictamente progresista, un movimiento soberanista y emancipador que nace desde la defensa de la identidad y la autoestima para la construcción de un proyecto político propio. El extremeñismo no puede ser reivindicado por la ultraderecha. Ese proyecto, por llamarlo de alguna manera, puede llamarse de muchas formas, pero no es extremeñismo. El legado del extremeñismo viene de aquellos extremeños y extremeñas que propusieron una nueva forma de pensar, vivir y construir Extremadura, desde el reparto de la tierra hasta la soberanía energética, pasando por la vertebración del territorio. De esto hablaban hace más de un siglo y de esto hablamos hoy.

Entrando en el tablero electoral del 21D, en la Asamblea ya se sienta una fuerza con cierta trayectoria como Unidas por Extremadura. Sin embargo, irrumpís con un programa que subraya obsesivamente el “fin de las imposiciones centralistas”. ¿El carril de la izquierda transformadora se ha estrechado demasiado por tener que pedir permiso (o perdón) en despachos que están a 300 kilómetros de aquí?
La única izquierda que puede, la única izquierda que suma, es la izquierda soberanista; la única que tiene capacidad transformadora y la única cuyas vías de emancipación nacen desde el pueblo extremeño para resolver los problemas del pueblo extremeño. Las circunstancias materiales concretas de Extremadura requieren una fuerza soberanista implantada en el territorio que construya su camino desde nuestros pueblos y comarcas, y que entienda nuestra tierra como un proyecto con una identidad política diferenciada, sin relaciones asimétricas con marcas ajenas a nuestra realidad.

En vuestro programa habláis de “soberanía” y de que “el pueblo extremeño decide”, un lenguaje que resuena mucho con el proceso de Adelante Andalucía. De hecho, concurrís a las elecciones como Nuevo Extremeñismo - Adelante Extremadura (NEX). ¿Es Nuevo Extremeñismo el movimiento hermano de esa corriente confederal? ¿Os sentís más cercanos a esa izquierda soberanista andaluza o gallega (BNG, por ejemplo) que a la estrategia estatal de Sumar?
Sí, somos parte del despertar soberanista de los pueblos del Estado español. Nuestras relaciones naturales son con aquellos partidos que intentan mejorar la vida de las personas desde su propia tierra y realidad. Adelante Andalucía, Chunta, BNG o Cantabristas son espejos en los que nos miramos y en los que nos hemos apoyado durante nuestra construcción.

Las circunstancias de Extremadura requieren una fuerza soberanista implantada en el territorio que construya su camino desde nuestros pueblos y comarcas

La senda del soberanismo es imparable y no ha hecho nada más que empezar. Nuestros proyectos defienden su tierra y a sus habitantes desde los ideales del progreso y con un marcado carácter internacionalista. El triunfo de todos los soberanismos del Estado será el triunfo de la clase trabajadora. El modelo territorial y municipalista del BNG es un gran ejemplo de cómo implantar una estructura de partido y proyecto político desde los barrios y los pueblos. Adelante Andalucía, por su lado, es un gran ejemplo de cómo aprovechar la política institucional para captar nuevos militantes a través de la identidad y la cultura, dejando siempre a Andalucía en lo más alto posible.

Vamos a lo material. Diagnosticáis a Extremadura como una colonia energética y proponéis medidas muy confrontativas como un “Peaje Eléctrico a las megaplantas” o la creación de una Empresa Pública de Energía. Pero hay un punto muy técnico en vuestra medida 129: reconvertir la Central Nuclear de Almaraz utilizando sus alternadores como “sistema de provisión de inercia” para estabilizar la red. ¿Significa esto que os oponéis al desmantelamiento total que pide el ecologismo clásico? ¿Consideráis que la transición ecológica no puede significar la desindustrialización de la comarca?
Es un tema muy complejo para el que necesitaríamos una entrevista entera. La decisión de desmantelarlos ya está tomada, y no se ha tomado aquí. Lo que están ahora discutiendo PP y PSOE no es el cierre, es el cuándo. Y ni los que gritan “cerrar Almaraz” ni los que quieren la prórroga tienen un plan para el día después que, tarde o temprano, va a llegar. Nosotros sí. Somos la única formación que tiene una solución al problema Almaraz, y además es una solución multifocal, que busca abordar todos los problemas en su conjunto. Convertir esta crisis en una oportunidad para el Campo Arañuelo.

Somos la única formación que tiene una solución al problema Almaraz, y además es una solución multifocal, que busca abordar todos los problemas en su conjunto. Convertir esta crisis en una oportunidad para el Campo Arañuelo

Esto no es una cuestión de transición ecológica versus industrialización, eso es mirar el problema con las gafas del pasado. Extremadura tiene un problema real y crítico, que también es una amenaza para el sistema eléctrico español en general. La red de transporte de alta tensión (400 kV) en Extremadura no fue diseñada originalmente para evacuar tanta potencia. La red eléctrica extremeña tiene problemas de estabilidad que vuelve a la red más “rígida” y vulnerable a fluctuaciones. Existe un peligro real de descoordinación de protecciones, y la saturación de líneas puede causar disparos no deseados de protecciones, con riesgo de apagones locales o incluso en cascada.

La parada de la Central generará un vacío de estabilidad y aumentará los problemas de la red si no se implementan alternativas a tiempo. Lo que el soberanismo está exigiendo son dos cosas muy sencillas:

La primera, que no roben y desmantelen Almaraz. Almaraz es un tesoro que las eléctricas van a querer expoliar. Aunque los reactores se apaguen y desmantelen, la infraestructura de Almaraz puede seguir funcionando como estabilizador de la red. De ahí nuestra promesa de convertirlo en un nodo anti-apagones. La segunda exigencia es que el Gobierno central colabore en reimpulsar económicamente la zona apoyando un plan de Trabajo Garantizado.

Otra cuestión importante. Frente al malestar del campo que intenta capitalizar la derecha, vosotros recuperáis términos históricos como un “Banco Público de Tierras” o una “Reforma Agraria y recuperación de la gestión comunal”. ¿Estáis planteando la expropiación de latifundios? ¿Cómo le explicáis al pequeño agricultor que la solución a sus problemas pasa por estas medidas?
El pequeño agricultor no debería verse amenazado por este tipo de medidas. En definitiva, las tierras que formen parte de este Banco de Tierras han de ser aquellas copadas por grandes tenedores, fondos de inversión o que están perdidas a su suerte por descuido u olvido de sus propietarios, poniendo en riesgo al resto de tierras cultivadas o poblaciones. En definitiva, la expulsión de los latifundios intensivistas beneficia el acceso a la tierra por parte de quien quiera trabajarla, evitando intermediarios y precios abusivos fruto de la acaparación de tierras.

Nosotros estamos trabajando en un proyecto muy ambicioso, parecido a lo que se hizo con el Plan Badajoz en su día, con un enfoque en la renaturalización, la agricultura regenerativa y la repoblación del medio rural. Volviendo a Almaraz y el Campo Arañuelo, nuestro proyecto es, en esencia, crear un Centro de Capacitación Aplicada donde se integre también el aprendizaje y la formación en prácticas agrícolas regenerativas con la parcelación de las 700 hectáreas de la barrera natural de amortiguación. Se pueden generar miles de empleos con una inversión perfectamente viable en la zona. De hecho, podríamos incluso generar más puestos de trabajo que los que genera una Central Nuclear.

Siguiendo con vuestro programa, uno de los ejes es garantizar a la juventud “un presente y un futuro aquí”, pero la realidad es que la subida de los alquileres está devorando los salarios precarios, impidiendo la emancipación. Para frenar esto, planteáis un pulso directo al mercado: proponéis el “tope al precio del alquiler”, la “prohibición de la compra especulativa” e incluso la “expropiación de viviendas a fondos buitre y bancos”. ¿Es la intervención radical de la propiedad la única vía que queda para que los y las jóvenes no se vayan? Sabiendo que la justicia suele tumbar estas leyes autonómicas, ¿tenéis un plan B jurídico o esta propuesta es más bien una declaración de intenciones para señalar a los culpables de la crisis habitacional?
No se interviene la propiedad, se interviene su uso contra el interés público de la sociedad. Teniendo en cuenta que la vivienda ha triplicado sus precios en los últimos años y que destinamos casi todo nuestro sueldo a alquileres y ya es de los negocios más lucrativos de este país, no es radical pedir que dejen de subir, a pesar de que nuestro objetivo es que bajen a la mitad.

Nosotros estamos trabajando en un proyecto muy ambicioso, parecido a lo que se hizo con el Plan Badajoz en su día, con un enfoque en la renaturalización, la agricultura regenerativa y la repoblación del medio rural

No vamos a consentir que se pueda jugar al monopoly con la vida de la gente. ¿Veríamos normal acaparar dosis de insulina y luego vendérselas a los padres que las necesitan para sus hijos 10 veces más caras? Con la vivienda pasa lo mismo. Quien quiera forrarse, que vaya al casino, invierta en criptomonedas o compre constelaciones de estrellas, pero las casas no se tocan, porque son para vivir, no para hacer negocio a costa de las familias honradas que solo quieren un techo bajo el que vivir.

Respecto a las decisiones de la justicia española, podemos intuir con qué intereses se van a alinear, pero de momento, lo que han dicho es que las competencias para los topes de precios no son del Gobierno central sino de las autonomías, y nuestro Estatuto ya recoge que en materia de vivienda tenemos competencias exclusivas. Siempre hay herramientas jurídicas para llevarlo a cabo, pero lo que hace falta es tener voluntad política. Un gobierno valiente que ponga primero a las familias extremeñas antes que el negocio de los especuladores.

También proponéis “reconstruir el sistema de Escuelas de Oficios Rurales”, citando explícitamente a carboneros, leñadores o caleros. En un mundo que avanza hacia la Inteligencia Artificial, la digitalización o la industria 4.0, ¿cómo pueden articularse estos oficios en la Extremadura del futuro?
Precisamente ahí es donde radica nuestra reconstrucción: en que la formación para esos oficios “tradicionales” por profesionales de cada sector sea complementada con los avances tecnológicos que nos permiten trabajar de manera más cómoda y sostenible, sin abandonar el modelo tradicional que cuida el planeta y hace de nuestra comunidad un motor económico y social para sí misma, satisfaciendo sus necesidades de manera adaptada y cercana.

Tenéis en el programa un punto dedicado a los Derechos Humanos y la Igualdad. Vuestra medida 136 habla de “desplegar un plan integral de apoyo a las mujeres rurales”. ¿A qué os referís exactamente?
Este Plan Integral pasa por dotar a los municipios de espacios y servicios que realmente faciliten la conciliación y tareas de cuidados que normalmente recaen sobre las mujeres. La ruralidad es un factor que diluye el derecho a estos servicios, provocando una salida de las mujeres rurales más jóvenes en busca de ellos. Buenos ejemplos son las ludotecas o guarderías que, junto con nuestra propuesta de Trabajo Garantizado, harían del mundo rural un nicho de oportunidades para poder establecer tu proyecto de vida.

En las últimas elecciones de 2023, el bloque progresista perdió la Junta por un margen finísimo, lo que abrió la puerta al gobierno de coalición entre PP y Vox. Con la ultraderecha ya en las instituciones, mucha gente se refugia en el llamado 'voto útil' para no dispersar fuerzas. En Extremadura la barrera es del 5%. ¿Qué le dices a ese/a votante que simpatiza con vuestro programa, pero tiene pánico a que votar a Nuevo Extremeñismo sirva, paradójicamente, para restar fuerza a la izquierda y atornillar a la derecha en el poder?
Les diría que Nuevo Extremeñismo no es un proyecto a corto plazo, sino que ha llegado para quedarse. Somos conscientes de que la barrera del 5% es una primera valla muy alta, pero confiamos en que el pueblo extremeño sepa cuál es el porqué de que estemos aquí: necesitamos una Extremadura con ideas nuevas, que decida por sí misma. Es decir, para reforzar una Extremadura empoderada y que coge fuerzas para seguir construyendo un proyecto que aspira a las mayorías sociales, ofreciendo una alternativa a las políticas estancadas del bipartidismo con un horizonte largoplacista, a fuego lento y con un marcado carácter municipalista.

Para terminar. Si Nuevo Extremeñismo entra en la Asamblea y vuestros escaños son decisivos para evitar un gobierno de PP y Vox, el “precio” suele ser apoyar al PSOE. ¿Seríais un dique de contención pragmático o vuestro voto de investidura dependería de que el PSOE aceptara cuestiones estructurales de vuestro programa?
Hay líneas rojas que el bipartidismo no para de sobrepasar, por mucho que prometan en campaña electoral y reflejen en sus programas. Es incansable su afán por subordinarse a los poderes económicos con tal de contentar a las clases empresariales, de las cuales muchos dependen o forman parte. Además, actúan de manera subordinada ante los mandatos que sus líderes políticos dictan desde Madrid sin mirar por los intereses de Extremadura, condenándola a ser una mera colonia que sirve de productora de recursos para el resto del estado.

Y ahora sí, ya para finalizar, ¿algo que quieras decirle al lector o a la lectora de esta entrevista antes de despedirnos?
Quiero decirles que en Extremadura podemos hacer mucho más, y que podemos hacerlo desde aquí, desde nuestra tierra, sin esperar a nadie. Son muchas décadas esperando eternas promesas que nunca se cumplen, socavando las esperanzas de un pueblo que en, muchas ocasiones, ha perdido toda autoestima como comunidad identitaria. Nuestros pueblos se vacían, nuestros jóvenes se van, muchos para no volver, va desapareciendo una forma de vivir. Se repiten las tendencias históricas que han hecho de Extremadura una tierra destinada al abandono, “para nacer aquí y morir en cualquier parte”.

Queremos sentirnos orgullosos de pertenecer, ilusionarnos por formar parte de un proyecto de futuro, que mira a Extremadura desde su infinito potencial. Somos tierra de horizontes, y honestamente, pensamos que podemos construir un destino diferente, una sociedad fundada desde sus pueblos, desde sus campos y plazas. La política tiene que volver a surgir desde abajo, tiene que convertirse en una forma de vida basada en la participación y en la toma de decisiones desde los entornos locales. En definitiva, un estilo de vida propio y diferenciado, comprometido, rural y solidario.

Por eso quiero dirigirme a ti, querido lector o lectora, para que el domingo 21 puedas ir a votar con una sonrisa, para que no pierdas la ilusión por ver una Extremadura diferente, confiando en que todavía pueden darse proyectos ilusionantes de futuro.  A lo mejor no vamos tan rápido como nos gustaría, pero es que vamos muy lejos.

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