Europa
¿Qué hay detrás del acuerdo entre Azerbaiyán y Armenia?
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Por si no tuviera suficientes frentes abiertos, el mandatario estadounidense, Donald Trump, ha puesto ahora su ojo en Armenia y Azerbaiyán, dos países del Cáucaso cuyo conflicto reciente se remonta a finales de la década de los 80. Desde entonces, las disputas entre ambos países por el control del Nagorno Karabaj, un enclave situado en Azerbaiyán pero habitado mayoritariamente por población armenia y estratégicamente muy importante, han sido constantes.
La ofensiva más reciente tuvo lugar en septiembre de 2023, cuando después de un cerco de varios meses a través del cierre del corredor de Lachín, Azerbaiyán, apoyado por Turquía, invadió el enclave, habitado por mayoría armenia y expulsó a más de 100.000 personas. El 1 de enero de 2024 el presidente de Nagorno Karabaj declaró la disolución de la República.
El viernes 8 de agosto, en el despacho Oval, los líderes de ambos países, bajo el ala del magnate y presidente estadounidense, firmaron un preacuerdo de paz
Ahora, Trump, quien acaba de cerrar una reunión histórica con Putin para el próximo 15 de agosto, vuelve a poner a la región sobre el tablero global. El jueves de 7 de agosto y desde su red social Truth Social, el presidente estadounidense anunció que recibirá a el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, para una “ceremonia oficial de firma de la paz” en lo que él insiste en llamar una “Cumbre de paz histórica”. Un día después, el viernes 8 de agosto, en el despacho Oval, los líderes de ambos países, bajo el ala del magnate y presidente estadounidense firmaron un preacuerdo de paz.
Por supuesto, el mandatario norteamericano no solo estaría interesado en la paz, sino en los recursos gasísticos y petrolíferos de la zona. A tal efecto ya ha dejado claro que tiene intención de firmar acuerdos bilaterales con ambos países para explorar “oportunidades económicas”.
En realidad, las conversaciones de paz entre Armenia y Azerbaiyán empezaron mucho antes de que Trump pusiera un ojo en la reunión y fueron auspiciadas por Emiratos Árabes Unidos. De hecho, los mandatarios de estos países se reunieron en Abu Dabi en una cumbre bilateral y sin mediadores hace casi un mes para acercar posiciones.
Bloqueo y guerra relámpago de 2023
El último desencuentro entre Armenia y Azerbaiyán tuvo lugar a lo largo de 2023. Tras varios meses de bloqueo, los azeríes tomaron por la fuerza el control de Nagorno Karabaj. Más de 120.000 armenios tuvieron que huir de la región. “Es posible que en 2023 no hubiera pasado lo que pasó, o no de la manera cómo sucedió si Rusia —que se había comprometido a garantizar la seguridad de los armenios en el enclave— no hubiera estado debilitada por la guerra de Ucrania y políticamente débil. Por otra parte, a Rusia nunca le ha interesado perder la ‘amistad’ con Azerbaiyán, o con Turquía, que es su principal valedor. Azerbaiyán es un país estratégicamente muy importante en la región, por muchos motivos; pero sobre todo porque le permite a Rusia exportar su gas con otra etiqueta. Gas que va a Europa, por cierto”, explica Abel Riu, analista y especialista en el espacio postsoviético
Este fue el último enfrentamiento entre ambos países, pero el conflicto se remonta a 1988, cuando la población de Nagorno Karabaj votó a favor de unirse a Armenia. Con la caída, en 1991, de la Unión Soviética, Armenia y Azerbaiyán declararon la independencia, lo que dio lugar a una guerra entre ambos por el control de este territorio. En aquel momento, más de 30.000 personas perdieron la vida a causa del conflicto, que vio su fin en 1994 con una firma de alto el fuego bajo el auspicio de Rusia. Fue entonces cuando nació la autoproclamada República del Alto Karabaj (República de Artsaj para los armenios), de donde se expulsó a casi medio millón de azeríes.
La República del Alto Karabaj nunca fue reconocida en el ámbito internacional; y en 2020, en plena pandemia por Covid-19 la tensión saltó por los aires de nuevo y Azerbaiyán bombardeó la región con el apoyo de Turquía. La guerra duró 44 días. El resultado fue la recuperación por parte de los azeríes de una porción del territorio que habían perdido en 1994 con os acuerdos de paz, firmados por Baku, Erevan y Moscú, quien se comprometió a desplegar unos 2.000 soldados para garantizar la paz en la región. Durante la guerra de 2020, murieron unas 6.500 personas y otras 40.000 tuvieron que desplazarse a causa de los enfrentamientos.
En 2023 se produjo la ofensiva definitiva por parte de los azeríes, que aprovecharon la debilidad de Rusia, centrada en la guerra contra Ucrania. Tras un cerco de varios meses en el que se bloqueó el corredor de Lachín (el único paso desde Armenia hasta el enclave de Nagorno Karabaj), los azeríes expulsaron a más de 120.000 armenios del territorio.
Hace años que la Unión Europea le hace ojitos a Azerbaiyán, un país rico en recursos energéticos y situado en una posición geoestratégica muy interesante.
Esto se hizo ante la atenta mirada de la comunidad internacional, pero también de la Unión Europea, que desde hace tiempo le hace ojitos a Azerbaiyán, un país rico en recursos energéticos y cada año con más pretendientes. De hecho, en julio de aquel mismo año, en 2023, la UE firmó un acuerdo histórico en el que acordaba la duplicación de las exportaciones de gas procedentes de Azerbaiyán. Como recuerda el analista Abel Riu, a pesar de las sanciones impuestas a Rusia por la invasión de Ucrania, una parte importante del petróleo ruso sale hacia Europa occidental a través de Azerbaiyán, un socio estratégico tanto para Turquía como para Rusia.
El corredor de Najicheván, en punto geoestratégico muy importante
Ahora, Trump entra en juego en la región. El estadounidense, que no da puntada sin hilo, tiene el ojo puesto en el corredor de Najicheván, un enclave perteneciente a Azerbaiyán, pero separado por Armenia, es decir, incrustado en este último país.
Según ha trascendido, la mediación de Estados Unidos no sería gratis, y la firma del acuerdo de paz le daría a Trump el permiso; o mejor dicho, daría cancha a las empresas estadounidenses, para el desarrollo de dicho corredor, que uniría a la región con Azerbaiyán, pero también con Turquía. El desarrollo de esta infraestructura serviría para trasladar petróleo, gas y otras mercancías. Eso no solo le daría dividendos económicos a Estados Unidos, sino que le garantizaría una presencia en la región, lo que haría debilitar a Rusia, aún muy presente en la zona.
La mediación de Estados Unidos no sería gratis, y la firma del acuerdo de paz le daría a Trump el permiso; o mejor dicho, daría cancha a las empresas estadounidenses, para el desarrollo de dicho corredor
Riu explica la importancia de este movimiento: “Hay que ver la firma de estos acuerdos, que serán tres, desde diferentes prismas. En primer lugar, hay que tener en cuenta el interés que tiene Azerbaiyán en tener una conexión directa con el enclave de Najicheván, al cual los azeríes solo pueden acceder ahora mismo a través de Irán o de Georgia, porque las fronteras terrestres entre Azerbaiyán y Armenia están cerradas. En el marco de las negociaciones que existen para normalizar y reconocer las fronteras, Azerbaiyán, en 2020, puso sobre la mesa que una de las condiciones para el alto el fuego era que Armenia se comprometiese a construir un corredor en el sur de su territorio. En aquel momento también se acordó que Rusia tendría un papel primordial por lo que a la seguridad y la protección respecta”.

El analista explica que esto era importante para Rusia, para poder mantener su huella en la región y asegurarse una posición estratégica, ya que el corredor conectaría no solo el enclave con Azerbaiyán, sino también con Turquía, lo que proporciona una ruta con muchos intereses. Esto, a su vez, conectaría a Turquía con el mar Caspio, y esto “es muy interesante desde el punto de vista geoestratégico. Prueba de ello es que también China o la Unión Europea están interesadas en este proyecto, porque les permitiría una vía de transporte en la región sin tener que pasar ni por Rusia ni por Irán”, especifica Riu.
El foco hay que ponerlo en “quién controla el qué”, porque los armenios tienen muy claro que no quieren ceder la soberanía de su territorio; y si algo hay de claro en todo esto es que la intervención de Estados Unidos responde a la necesidad de tener presencia en la región y por los beneficios económicos que esto pueda comportar
“Los armenios también tienen interés en que se construya este corredor, para no quedar aislados y porque hasta ahora han quedado excluidos de todos los proyectos de integración regional impulsados, como líneas ferroviarias u oleoductos, todo redirigido hacia Georgia y Turquía”. Para el analista, el foco hay que ponerlo en “quién controla el qué”, porque los armenios tienen muy claro que no quieren ceder la soberanía de su territorio; y si algo hay de claro en todo esto es que la intervención de Estados Unidos responde a la necesidad de tener presencia en la región y por los beneficios económicos que esto pueda comportar a la empresas estadounidenses, algo que se enmarca en la lógica de gobernar de Trump, que pone el foco en lo económico y no en lo político. “Trump entiende la política internacional como una manera de beneficiar a las empresas que le son afines”, recalca Riu.
Los intereses de Estados Unidos y la legitimación del régimen azerí
Se van a firmar tres acuerdos, de los cuales dos serían bilaterales entre Estados Unidos y los dos países implicados y el tercero sería entre ellos dos. “Como ha sucedido con los acuerdos firmados con Ucrania — con quien Trump ha pactado la explotación de tierras raras—, en este caso, Estados Unidos también se ha asegurado una serie de beneficios económicos. Con Armenia se ha pactado la construcción de la línea ferroviaria, que supondrá miles de millones. Con Azerbaiyán se ha pactado la explotación de hidrocarburos, sobre todo de gas del Caspio”. Otra de las condiciones sería la retirada de ambos países del grupo de Minsk, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), un organismo creado, precisamente, para la resolución de este conflicto histórico.
Con este movimiento sucede otra cosa: la legitimación de Azerbaiyán, uno de los regímenes más autoritarios del mundo, ante el resto de países. Riu explica que hasta hace poco, no en el plano económico, pero sí en el plano político, el país había tenido estatus de paria por la vulneración sistemática de los derechos humanos hacia su población; una tendencia que ha ido a más en los últimos años. “Ahora se rompe con esta dinámica”, dice Riu; y prosigue “algo que le interesa mucho a Azerbaiyán”, concluye. Esto supondrá un revés para la comunidad Armenia en Estados Unidos, muy numerosa e influyente.
La internacional Sonora
Nagorno Karabaj: radiografía del conflicto
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