Elecciones
Sumar araña un escaño, pero la izquierda confederal se hunde en Euskadi

La izquierda confederal se ha hundido hasta su peor resultado en Euskadi desde que, en 2016, el espacio hoy dividido entre las papeletas electorales de Sumar y Elkarrekin Podemos obtuviera once escaños y 157.334 votos. Dos elecciones después y una guerra encarnizada entre ambas formaciones con epicentro en Madrid, pero con efectos en todo el Estado español, se lleva un nuevo batacazo: Sumar consigue arañar por la mínima (3,34 % del voto) un escaño por Araba y el Elkarrekin Podemos desaparece tras perder seis escaños y 50.000 votos que la formación dirigida por Alba García no consigue recoger en su totalidad.
De hecho, la candidata a lehendakari de Sumar, Alba García, también se ha quedado fuera del Parlamento Vasco: García iba de cabeza de lista por Bizkaia, pero Sumar ha conseguido ese escaño por Araba y se lo llevará Jon Hernández Hidalgo, también secretario general del PCE de Euskadi y parlamentario en la anterior legislatura. El partido de Yolanda Díaz ha obtenido muchos más votos tanto en Bizkaia como en Gipuzkoa, en comparación con Araba. Sin embargo, solo en Araba han logrado obtener representación debido al reparto de escaños por provincia. En Gipuzkoa han obtenido 10.479 votos y en Bizkaia 19.010, mientras que en Araba han conseguido 5.603 votos. Los escaños se distribuyen de manera equitativa entre las tres provincias vascas con un total de 25 escaños para cada una, independientemente de su población.
En su comparecencia ante los medios de comunicación, García ha sido breve, con apenas cuatro minutos de intervención, que se han centrado en agradecimientos y una valoración “positiva” de sus resultados: “Eran unos comicios realmente muy complicados, muy polarizados entre dos opciones casi hegemónicas”. En Sumar consideran que han conseguido “romper con ese marco y convencer a una parte de la ciudadanía del valor y la utilidad de votar a la izquierda confederal”. La líder de Sumar en Euskadi también ha hecho un agradecimiento a la implicación que ha tenido Yolanda Díaz en la campaña, mientras que el único diputado por su formación, Jon Hernández Hidalgo, no ha intervenido.
Elkarrekin Podemos, sin embargo, cierra hoy un ciclo electoral de subida y bajada meteóricas. Tras ser tercera fuerza en el Parlamento Vasco y salvar 2 escaños y 40.453 votos en los comicios de 2020, esta noche del 21 de abril apenas han sumado 23.679 papeletas y, por tanto, han desaparecido de la sede de la soberanía vasca con apenas 2.000 votos más que la ultraderecha, que sí ha conseguido un escaño. La candidata de Elkarrekin Podemos, Miren Gorrotxategi, ha decidido no comparecer, pero sí que lo ha hecho Pilar Garrido, secretaria general del partido, con una intervención algo más crítica tras cosechar los peores resultados desde que su formación irrumpió con fuerza en el Parlamento Vasco en 2016: “Son unos malos resultados. No hemos conseguido llegar a obtener la confianza que queríamos para seguir empujando nuestro proyecto”.
Aseguran desde Elkarrekin Podemos que, desde luego, “también hay que saber perder”. Pero Garrido también ha levantado la cabeza para decir que todavía su voto es influyente a través de sus cargos públicos desde donde, dice, seguirán siendo decisivas las decisiones que tome su partido para el futuro de los vascos y las vascas: “Seguiremos en las instituciones, pero también en las calles para cambiar este país”.
Sumar y Podemos sellan su segundo asalto en dos meses: la izquierda pierde
En las generales de julio de 2023, los de Díaz obtuvieron 128.234 votos (algo más del 11% del total) y fueron el último partido con representación en número de votos y escaños. Pero la nueva izquierda sustituta de Unidas Podemos tiene el mismo problema de implantación territorial que ha mantenido —con la excepción de Catalunya— desde su eclosión en 2016. Hace apenas dos meses, en las elecciones gallegas, el descalabro de este espacio electoral fue peor, pero similar. Los de Yolanda Díaz se quedaron en torno al 2% del voto en el conjunto de Galicia y Podemos apenas llegó al 0,5%. La izquierda española desapareció la noche del 18 de febrero del mapa político gallego y hoy se queda herida de gravedad en otro de los territorios clave en este año electoral.
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