Elecciones 10N
Oskar Matute: “PSOE y PP tenderán a formar un pacto de gobierno disfrazado de excepcionalidad”

La porra de Oskar Matute (EH Bildu) para las próximas elecciones generales contempla la repetición de aquel pacto histórico, y a priori imposible, entre el PSE y el PP en el Gobierno vasco que se produjo en 2009. Un gobierno de Pedro Sánchez, con el beneplácito de Pablo Casado, o viceversa.
Oskar Matute
El candidato de EH Bildu por Bizkaia al Congreso de los Diputados, Oskar Matute, el pasado martes en la plaza de la Casilla de Bilbao. Christian García

Tiene una retórica impecable, sobre todo en la radio y en las distancias cortas. Es pausado y combativo, aunque habla rápido y sin levantar el tono de voz. De joven, Oskar Matute (Bilbao, 1972) estudió empresariales, se hizo insumiso y miembro de Elkarri, movimiento pacifista que en tiempos de atentados pedía una solución dialogada al conflicto vasco. En la política reglada, se afilió y trabajó en Ezker Batua-Izquierda Unida, hasta que en 2008 participó en la fundación de Alternatiba Eraikitzen y, en 2011, en la creación de la coalición EH Bildu. En esta plataforma, con la que ya ocupa un acta en el Congreso de los Diputados desde 2016, repite como cabeza de lista por Bizkaia para las próximas elecciones generales.

¿Ha hecho bien Javier Maroto en empadronarse en Sotosalbos o el 10 de noviembre el PP recuperará el escaño que EH Bildu consiguió arrebatarle al PP en Araba?
Si de nosotras depende, vamos a hacer todo lo posible nuevamente para que la candidata actual del Partido Popular en Araba vuelva a saborear la hiel de una derrota como conseguimos con Maroto el pasado abril. Dónde se empadrone cada cual es cosa suya, que tampoco voy a desearle el mal ajeno a alguien con empadronamientos de diputados frustrados del Partido Popular.

¿Araba está cambiando?
Hace dos o tres décadas, uno tenía la visión de una provincia más escorada hacia la derecha, con una identidad nacional más vinculada a la española, pero que en los últimos quince años se puede ver cómo sociológicamente Araba ha cambiado y hay una Araba que apuesta por un proyecto político conjunto con Euskal Herria con valores como la solidaridad, la justicia social y la igualdad entre mujeres y hombres.

Desde el 28 de abril, ni PP, ni Ciudadanos, ni Vox tienen representación del País Vasco en el Congreso de los Diputados, pero estamos a tope con el PNV. ¿Somos más afortunados, más listos o ni una cosa ni la otra?
Somos realidades diferentes y esa traslación de resultados asienta esa reflexión. Euskal Herria, o en este caso la Comunidad Autónoma Vasca, tiene problemas que nadie niega y tiene posiciones políticas de derechas y de izquierdas que todo el mundo observa, pero con matices y rasgos diferenciales de las propias derechas e incluso izquierdas españolas.

Uy, esto.
El Partido Nacionalista Vasco hace políticas de derechas, no voy a ser yo quien lo niegue porque las he criticado y he considerado que son nocivas para la clase trabajadora, pero siempre digo que hay un elemento que no se trata de una impresión subjetiva que te pueda hacerles ver mejor o peor sino que, por fortuna para nosotros, al menos en el 36 la derecha vasca no se alineó con el fascismo como lo hizo toda la derecha. Quizá eso hace que ahora la derecha vasca, aún siendo derecha, no sea exactamente igual al Partido Popular, Vox o Ciudadanos. Y seguramente también tiene que ver la correlación de fuerzas de Euskadi.

Y con saber caer de pie.
Siempre digo que el PNV se ha visto forzado por las mayorías sociales a aceptar cosas que probablemente estaban lejos de lo que deseaba, ya fuera laicismo, determinados niveles de protección social y estructuras que sirven de red para frenar la exclusión que, sin duda, hay que mejorar muchísimo. La sociedad vasca, igual que todas las de su entorno, vive la amenaza constante de la implantación del neoliberalismo y la cultura del individualismo y consumismo. Pero en Euskal Herria existen mayorías sociales y sensibilidades que están dispuestas a repensar nuestro país en esas claves y que empujan a la derecha vasca.

En Euskal Herria existen mayorías sociales y sensibilidades que están dispuestas a repensar nuestro país en esas claves y que empujan a la derecha vasca

El resultado de Navarra del 28 de abril, cuando Bel Pozueta, la madre de uno de los jóvenes de Altsasu y cabeza de lista de EH Bildu por Navarra, no consiguió escaño en Madrid, os dolió. ¿Esta vez se repetirán los votos?
Estoy convencido de que va a sacar el escaño. En las pasadas elecciones, aún sacando el mejor resultado que la izquierda soberanista vasca ha sacado en unas elecciones generales en Navarra, nos quedamos a 300 votos de la obtención del acta. Tengo la impresión de que en noviembre, gente que votó en abril a otras candidaturas dará su voto a Bel Pozueta para que pueda ir a Madrid a llevar su dignidad y todo lo que ella representa ante un Estado que no solo quiere quiere castigar, sino silenciar y hacer desaparecer de la vida pública determinadas realidades como la de los jóvenes de Altsasu, mientras se llenan la boca con las palabras democracia, orden y ley.

Seguramente el acierto más grande en los últimos años de la izquierda abertzale ha sido unir filas y crear en 2012 la coalición EH Bildu, incluyendo a Sortu, EA, Alternatiba y Aralar, partido que en su momento fue vilipendiando por condenar la violencia de ETA. ¿Ahora va todo bien?
Sí, vengo de experiencias militantes bastante más convulsas que la que llevo viviendo en Euskal Herria Bildu. Somos conscientes de que hay un objetivo superior que es hacer realidad el sueño de decenas miles de personas que han caminado por el lado izquierdo de la sociedad vasca. Nos lo tomamos muy en serio y hacemos todo lo que está en nuestras manos para que esa unidad no se quiebre. El objetivo no es ofrecer una opción electoral más dentro de un mercado de opciones electorales, sino construir un proyecto político al servicio de las mayorías y capaz de ser mayoritario y hegemónico, y para ello tienes que tener un proyecto sólido donde el adversario esté permanentemente fuera de tu casa, no dentro. Creo que la izquierda española, y lo digo con respeto, pierde mucho tiempo en la búsqueda del enemigo interno y eso le deja menos tiempo del deseable para combatir al enemigo externo.

¿Ese es el secreto para conseguir ser la segunda fuerza en el País Vasco?
El secreto para tener un proyecto sólido es tener una base social importante. Uno puede construir un producto desde la mercadotecnia, y puede funcionar relativamente bien mientras haya medios de comunicación que quieran proyectar esa mercadotecnia. Pero que si no tiene una base social amplia y extendida, en nuestro caso por todos los barrios y pueblos de Euskal Herria, la mercadotecnia acabará siendo pasto de la inmediatez. La izquierda soberanista vasca está presente en todas las realidades: en las culturales, sociales y sindicales y eso es fundamental para tener una base sólida de un proyecto que se quiere construir de abajo a arriba. Y esa permeabilización permite conectarte con tu pueblo y no ser un marciano cuando haces propuestas. Ahí está la clave.

La izquierda española pierde mucho tiempo en la búsqueda del enemigo interno y eso le deja menos tiempo del deseable para combatir al enemigo externo

Leí el otro día a Eduardo Inda en Ok Diario y me enteré de que Alternatiba pactó con los CDRs “el plan revolucionario de Catalunya”. No sabía nada.
Somos la leche. Somos una potencia mundial para organizar insurgencias en el mundo. Cualquier día Inda tendrá que llenar una página de eso que llama periódico, y no es más que un folletín de bulos y calumnias, y nos imputará, no sé, la formación de las guerrillas kurdas. Bah, es una estupidez. Creo que la gente de Catalunya y de los CDRs se valen por sí mismos para hacer sus reflexiones y llevar a término sus acciones.

Tras la sentencia del Procés, Elkarrekin Podemos sacó un comunicado hablando de “sentencia excesiva e injusta”. ¿Cuántos votos le hará perder no haber hablado directamente de tongo en la Justicia?
No lo sé. No sé sinceramente si esa posición que ha mantenido Podemos le va a hacer perder muchos o pocos votos. Lo que sí sé es que no ha sido acertada. La izquierda, pise el suelo que pise, porque aquí nadie es patriótico pero todo el mundo pisa algún suelo, de algún sitio surge y para algún sitio hace política, tendría que haber sido más clara. No nos estamos jugando solo a Catalunya o que a los dirigentes catalanes se les castigue con más o menos severidad. Lo que está en juego es la democracia y lo que tenemos enfrente es una involución autoritaria de carácter regresivo y ante ella la izquierda no puede ser tibia ni andar pensando cómo pisa menos callos a la hora de decir las cosas.

Oskar Matute 2
Oskar Matute Christian García

¿Qué significa la sentencia?
Los tribunales españoles están al servicio de la idea política de una España "grande y libre" y eso hay que denunciarlo porque primero van a por los catalanes y luego todos los demás, como decía Martin Niemöller. Si desobedecer se convierte en un delito, y si conviertes la desobediencia en un delito de sedición, estás diciendo es que en función de quien gobierne, si tiene una voluntad autoritaria y no nos cabe duda de que en el Estado español se lleva en el ADN de muchísimos políticos, la sentencia servirá para meter a la cárcel a quien deseen, por un escrache, un desahucio o por cortar una carretera por defender sus derechos laborales. Esto es gravísimo y en democracia no tiene un pase. Y el segundo error que cometió Podemos es que no se le puede pedir a la gente que acate la sentencia y que, a partir de ahí, hagamos como que no ha pasado nada y nos empecemos a querer. Porque nadie está obligado a querer a un maltratador. Es más, nadie debería querer a un maltratador, y el Estado español se ha comportado como un maltratador.

Lo preguntaba porque si analizas los votos de distintas elecciones se ve un trasvase de papeletas entre EH Bildu y Elkarrekin Podemos.
En los últimos años hemos podido ver que ahora los votos tienen un valor instrumental. Ya no son una expresión de lealtad. Antes uno era de un partido político como lo era de un grupo de música o de un club de fútbol. Lo eras desde que lo decidías hasta casi el fin de tus días. Pero la gente ha entendido que el voto tiene un valor instrumental y que, en función de las coyunturas y las propuestas, puedes optar por un partido u otro.

Ahora los votos tienen un valor instrumental, ya no son una expresión de lealtad

¿Cuáles son las líneas estratégicas de Bildu en el Congreso de los Diputados?
Sintetizándolas, la reivindicación del derecho a decidir, la denuncia del carácter autoritario del Estado español, la exigencia de medidas que reviertan todos los recortes que se han venido practicando en la sociedad vasca y española, y la solidaridad internacionalista.

Tras el 10N, ¿gobernará el PSOE? ¿O no? ¿O con quién? Tu porra, por favor.
Creo que Sánchez está haciendo todo lo posible por no gobernar. Nunca he visto a un candidato tan incapaz a la hora gestionar una situación política que él mismo ha provocado. No es una situación sobrevenida, la ha buscado. Estuvo en su mano no tener que ir elecciones, deseó ir a elecciones para reforzar sus posiciones, sabiendo que la sentencia del Procés iba a sacudir la campaña electoral, y lo que vemos es que su debilidad es manifiesta y su soberbia infinita. Le diría que tenga cuidado, veo a las derechas muy activadas y veo también algo que desde Euskal Herria Bildu veníamos señalando y la gente nos miraba extrañada, sobre todo la izquierda española, cuando decíamos que no conocíamos un lugar de Europa que la extrema derecha no haya llegado para quedarse y que nos sonaba raro que Vox se diluyera en tan solo unos meses y, por desgracia, estamos viendo cómo Vox refuerza sus posiciones. Es complicado hacer una porra. El escenario del 10N es bastante incierto, nos enfrentamos al riesgo de que gane el PSOE o el Partido Popular, ambas opciones lleguen a algún tipo de acuerdo que suponga el cierre del ciclo del 78, pero un cierre de forma regresiva.

La debilidad de Pedro Sánchez es manifiesta y su soberbia, infinita

¿Entonces…? ¿Un pacto entre el PSOE y PP como ocurrió aquí en 2009 y gobernaron juntos en el Parlamento vasco?
Sí, existe esa posibilidad. Que gane uno o gane el otro, tiendan a formar un pacto entre los dos, disfrazándolo de carácter de excepcionalidad política.

Supongo que Sánchez confiaba en Íñigo Errejón pero ahora hemos visto cómo Errejón ha perdido fuerza con la sentencia del Procés.
Sí, desde que la sentencia ha ocupado el foco mediático, Más País ha salido de él, pero también Podemos. No veo un papel tan notable o de igual repercusión como el que mantenía con anterioridad. Aunque, cuando ves algunas cosas, piensas que quizá es mejor que no estuvieran ni en foco, como cuando ves a una dirigente de Podemos en Catalunya felicitando a la Policía Nacional y Guardia Civil porque están consiguiendo que los malvados no tomen las calles o algo así. Creo que estas operaciones de mercadotecnia tienen una lógica muy madrileña.

¿A qué te refieres?
Probablemente a mucha gente se le escapa que el Estado español desde hace décadas viene construyendo un Estado alrededor de una capital-Estado que es Madrid. La España vaciada lo es en tanto que se ha hecho de Madrid el centro vital de millones de personas porque es ahí donde están los empleos y donde pueden obtener un futuro vital. Y eso genera una distorsión que hace que en Madrid se entiendan muy bien según qué debates, como los de Más Madrid y Podemos, que seguramente allí tendrán sus fans y detractores, pero en el Estado español suena rarísimo.

Me incluyo en ese grupo. Madrid y el Congreso de los Diputados últimamente me dan cierta sensación de caos. No al trifachito pero me opongo a pactar, Unidas Podemos pero con pocas mujeres en primera fila, Más País…
El patio de la política española está complicado y en la izquierda veo un excesivo relajo con el trifachito. Dan por descartada la posibilidad de que ganen las elecciones y yo no sería tan optimista. No es que quiera amargarle el día a quien lea esta entrevista, pero creo que las últimas semanas están señalando peligrosamente una activación del voto de la derecha que podría darnos un susto el 10 de noviembre si no nos ponemos las pilas y apelamos a toda la gente que pueda sentir pánico a un gobierno de PP, Ciudadanos y Vox para que acuda con su arma más efectiva para hacerle frente, que es el voto.

¿Qué le pasa a Iván Redondo?
Creo que vive la política como si fuera una serie de Netflix. Él sería feliz siendo guionista y le han dado un juguete, en este caso el Partido Socialista, que le permite operar en la política española sintiéndose protagonista de una de esas series que seguramente admirará. El problema es que es un comercial sin ideología, por ser suave, y poner a un comercial sin ideología entraña riesgos, sobre todo para los que se autodenominan partidos de izquierda porque, al final, esto no va de colocar mejor tu marca, sino de construir un proyecto político que se convierta en un instrumento en las manos de la gente para la que construyes. Y si eres un partido de izquierdas, se supone que lo construyes para las mayorías sociales y clases populares, y no tengo la sensación de que esto que estoy diciendo a Iván Redondo le ocupe ni dos segundos de reflexión.

Debo confesar que mi diputado preferido en el Congreso es Aitor Esteban, del PNV. Qué retórica, qué retranca, qué poesía.
Para mucha gente. Le respeto y le tengo aprecio personal porque me parece un hombre afable, pero bueno, es cuestión de gustos y no es mi estilo. A mí me gustan políticos más enérgicos, más directos, más contundentes y con un lenguaje incisivo cuando haya que serlo y capaz de tender puentes cuando haya que tenderlos. Siempre digo que a las personas las respeto pero a las ideas, las combato cuando me parecen malas.

Catalanes, feministas, pensionistas y jóvenes contra la crisis climática llevan dos años tomando las calles. Las calles siguen vivas, a pesar de los intentos de disuasión y represión.
En la última campaña electoral, cuando te dan en la tele el minuto de oro, no pedí el voto y di las gracias a los pensionistas por el ejemplo de dignidad y movilización con un epicentro muy evidente en Euskal Herria y a las mujeres por que la movilización no fuera brutal un día al año, sino sostenida en el tiempo. Estos son los contornos de la Euskal Herria que queremos construir, una Euskal Herria participada y pensada para todas y, sobre todo, para los que menos tienen o tienen más dificultades. Y creo que por fortuna eso sigue en pie. Es más, las movilizaciones de los sindicatos por el convenio del metal han llenado las calles de Bizkaia con ese aroma de clase obrera consciente y movilizada por sus derechos y la movilización de respuesta a la sentencia del Procés por parte de la juventud vasca me pareció ejemplar. No solo por los lemas o posición política, sino por la capacidad de movilización. Me llenó de orgullo ver a varios miles de jóvenes en la plaza Moyúa de Bilbao. Aquí tenemos un potencial movilizador que, por fortuna, aún no se ha perdido. El día en que una sociedad pierde su capacidad de indignarse y de responder a la injusticia, ese día la sociedad se encamina hacia su debacle.

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xkalibourbon
29/10/2019 16:19

Está bien la entrevista en general y es muy del estilo Oskar Matute. Me ha gustado especialmente la alusión al #MadridCentrismo porque se aprecia muy bien desde fuera, porque es algo tremendamente aburridor y cabreante desde el extraradio MadridCéntrico y porque alguien tenía que hacer una reflexión de ese estilo. Gracias ;-)

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