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Los ecos de la revuelta escolar han vuelto a poner sobre la mesa de los análisis a Pontevedra, la ciudad gallega que desde el corazón de las Rías Baixas emerge como un modelo de ciudad sostenible, en la que el derecho de las personas de a pie o en bicicleta lleva años ganándole terreno a la contaminación atmosférica y acústica que dejan los coches.
Pontevedra es una ciudad de casi 85.000 habitantes que destaca por la escasa circulación vehicular en todo su casco urbano. Tierra de leyendas y meigas donde los colegios no necesitan de revuelta escolar porque la calle, ese terreno inhóspito en tantas otras ciudades, es la senda por la que cada mañana caminan miles de estudiantes de todas las edades.
En Pontevedra, el 80% de las niñas y niños va andando al colegio y de ese grupo, la mitad lo hace caminando sin que una persona adulta les acompañe
Las estadísticas hablan por sí solas. Hasta antes del inicio de la pandemia, según los registros que lleva el Ayuntamiento, el 80% de las niñas y niños va andando al colegio y de ese grupo, la mitad lo hace caminando sin que una persona adulta responsable les acompañe.
El modelo de ciudad elegido por sus autoridades comenzó a plasmarse en 1999 y no se limita a las instituciones educativas, sino que se trata de un proyecto de priorización de la movilidad peatonal. Más de veinte años después, tiene el tráfico calmado y gran parte de la ciudadanía se ha apropiado de una apuesta urbanística que no ha estado falta de resistencia pero que, finalmente, ha logrado imponerse.
El responsable del Área de Urbanismo, Demetrio Gómez admite que “al principio hubo cierta polémica y siempre la hay”. No obstante, aclara que en la actualidad la principal dificultad para gestionar el modelo establecido es “la demanda de más peatonalizaciones, de pacificación del tráfico, de que pongamos lombos, lo que la policía llama tumbados, para que los coches no puedan correr. Incluso tenemos alguna calle donde el 100% de los comercios nos piden que la cerremos al tráfico de forma total, que la peatonalicemos”.
“Hay un cambio de mentalidad muy importante en la ciudad. La gente se ha apropiado del modelo y nosotros hemos apostado por ello, porque esto no es solo cambiar las calles y hacerlas de otra manera, sino que hacemos alrededor de mil actividades al año en las calles; musicales, culturales, de promoción económica, etc. Incluso hacer asambleas con los vecinos para programar cómo va a quedar una calle o qué actividad hacer”, destaca.
Más allá de que la palabra peatonal cobra otra dimensión en una ciudad conde caminar por la calle suele ser la normalidad, la apuesta del Gobierno local también ha atendido las necesidades específicas de las instituciones educativas del medio. “Hemos hecho un tratamiento muy especial a los centros escolares que están en el casco urbano. Y absolutamente priorizamos el desplazamiento de los niños y niñas”, asegura Gómez.
En el marco de la Revuelta escolar, que entre este jueves 25 y el viernes 26 ha transcurrido en un centenar de espacios educativos de varias ciudades de todo el Estado, el nombre de Pontevedra asoma en cada consulta. Desde las AFA y AMPA de todo el Estado se mira con ilusión de futuro la apuesta realizada en tierras gallegas, una demostración de que, si hay voluntad política, el deseo de pacificar los entornos escolares es posible.
“Damos prioridad a los peatones y, además, tenemos en cuenta que los niños y las niñas son ciudadanos de primera que no es que no tengan derechos en la ciudad, sino que hay que garantizar que los pueden llevar a la práctica”
La pandemia y las nuevas necesidades
“Nos encontramos con que había personas que necesitaban más espacio del que ya disponíamos, sobre todo en cuatro centros de enseñanza de la ciudad, tres de educación primaria y uno de secundaria. Por lo tanto, aplicamos lo que es nuestra teoría y lo que hacemos siempre en todos los sitios, dar prioridad a los peatones y, además, tener en cuenta que los niños y las niñas son ciudadanos de primera que no es que no tengan derechos en la ciudad, sino que hay que garantizar que los pueden llevar a la práctica. Por lo tanto, la solución era sencilla, había que quitar los coches y poner en ese sitio a los niños y a los adolescentes y a las adolescentes”, afirma Gómez sobre la situación en la nueva normalidad pandémica.
A pedido de las instituciones educativas, en lo que va del año desde Urbanismo han tenido que operar sobre dos calles. La Rúa Alfonso XIII y la Avenida Reina Victoria, esta última una arteria principal que obligaba a mayores negociaciones que aquellas situaciones en las que se necesita pacificar el entorno en arterias menores.
La Avenida, según explican desde el Ayuntamiento, la cerraron para que el Instituto de Enseñanza Secundaria Sánchez Cantón no tuviera inconvenientes en la entrada y salida de su alumnado. “Es del último eje que quedaba en Pontevedra con tráfico de paso, que solo se utiliza para atravesar la ciudad. Por lo tanto, a partir de ahora tienen que circular por el anillo perimetral, donde casi no hay vecinos. Y la zona de calle que tiene vecinos, queda con tráfico de necesidad, es decir para llegar a sus casas”, avanza Demetrio Gómez.
Educación
Fotogalería En Madrid, la revuelta escolar llenó las calles de vida
La calle de Alfonso XIII afectaba a dos colegios, el CEIP Froebel y el Doroteas, uno público y el otro concertado, ambos con la misma dificultad: con las normas Covid el patio escolar se había quedado pequeño y según Gómez, “habías niñas y niños, sobre todo los de 11 y 12 años que se quedaban sin salir al patio toda la semana, porque no llegaban a cumplirlas”.
“Lo que hicimos fue que durante dos horas al día no se puede circular de ninguna manera en coche, y el resto del tiempo hay que entrar y salir por el mismo lado de la calle, es decir que tiene solo un carril de circulación y se queda reducido a casi ningún tráfico”, asegura.
Según informan desde el Ayuntamiento, hay otro instituto que pidió poder utilizar el espacio público para las clases de educación física, sobre la Avenida Monte de los Ríos, que ya no tenía tráfico, así que la solicitud no requería un cambio sustancial. “Y en una residencia de ancianos, también, no podían salir por las normas Covid y cerramos un aparcamiento para que pudiesen utilizarlo”, detalla Gómez en su enumeración de cambios en 2021.
“Un colegio tiene que poder sacar su patio a la calle, hay que garantizar que sus niños y niñas, puedan estar con completa seguridad", afirma el responsable de urbanismo, Demetrio Gómez
“Un colegio tiene que poder sacar su patio a la calle, hay que garantizar que sus niños y niñas, profesores y profesoras, puedan estar con completa seguridad, seguros de responsabilidad civil, definición de lo que es el espacio escolar”, dice Gómez.
Desde otras ciudades se observa a Pontevedra como el ejemplo a seguir, especialmente desde las AMPA y AFA que ven en el modelo implementado el ideal de lo que ellas demandan desde la revuelta escolar.
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No. Nuestra universidad depende de Valladolid y, la otra, del estado español.
Muchos de nosotros estamos en el paro y, otros, se han tenido que ir fuera a buscarse la vida (por cierto: muy bien colocados).
Es que los mejores estudios sobre educación y nivel educativo dicen que Soria es la mejor ciudad y provincia del mundo en eso.
Y, aquí, en España; nadie nos valora.
No son ciertos. Yo vivo en Pontevedra, y eso se refiere a los colegios del centro de la ciudad. Yo vivo en la ciudad y el cole de mis hijos tiene 7 líneas de autobus, y hay otros en la ciudad. De los institutos de la ciudad sólo los que están en zona peatonal no tienen líneas de autobús.
Exacto.
Los niños tienen que ser niños y salir a la calle.
Yo: cabañas, tirachinas, aventuras, investigación, compañerismo, perplejidad ante lo desconocido...
Y eso en Soria.
En el 2002, en mi ciudad de 70.000 habitantes (con tráfico normal) a partir de los 8 años casi todos los niños ibamos solos al cole, que estaba a 1, 2 o 3 kilómetros. Hoy a muchos les pareceria una locura. Si un niño sabe pararse en un semáforo no hay nada que temer. Más que con el modelo de ciudad (que también) el hecho de que casi no haya niños solos o con amigos por la calle a esas edades tiene que ver con el miedo infundado, con el modelo securitario impuesto y con la pérdida de libertad de los niños por padres sobreprotectores.
Uno de los problemas de fondo que tenemos en España, al margen del tipo de Urbanismo de ciudades diseñadas en función del vehículo privado y la lejanía del centro de trabajo habitual, es la incomparable protección e impulsó de la enseñanza privada y Concertada que existe y que conlleva un número espectacular de desplazamientos en transporte escolar y coches privados a las horas de entrada y salida de las escuelas e institutos. Eso colapsa el tráfico diario en muchas zonas de las grandes ciudades españolas, algunas de las cuales han sufrido la imposición de este modelo educativo en casi un 60%, muy lejos de la media, Europea cercana al 12-15%.
Por ejemplo en París y otras ciudades europeas los niños incluso de los cascos antiguos más valiosos y turísticos, van a sus escuelas e institutos publicos a pié y con todo tipo de artilugios rodantes, sin que haya peligro apenas por el tráfico rodado. Tienen sus servicios públicos educativos en la cercanía de sus domicilios y una política de viviendas sociales del 23% del total que garantiza la Diversidad de su alumnado sin discriminación de origen cultural o status económico. En España el proceso ha, sido el contrario y por ello se dan los fenómenos de ghetizacion escolar, gentrificación de la población con vaciamiento de los centros históricos y caos circulatorio en los accesos a los centros educativos.
Igual soy muy escepticista, pero es demasiado bonito para que sea verdad al 100%. ¿Alguien de la zona lo podría corroborar?
Visite usted mismo la ciudad, unos días, y nos cuenta la experiencia. 😉
Soy de Vigo, confirmo que la transformación en el centro de Pontevedra es impresionante en las últimas décadas. No sé si la gente que vive en la propia ciudad tiene más quejas, si las tiene no oí demasiado. Lo único que el trafico aumentó ligeramente en las afueras.
Por lo demás, corroboro que las calles se llenaron de vida, niños jugando, ancianos paseando, familias, amigos...
En lo sencillo bien; en lo profundo... Hay que profundizar.
Ni Pontevedra es un modelo "estudiantil", ni Soria es un "estercolero".
¡No! ¡En Soria las niñas y niños van andando a clase! Soria es una ciudad de 42.000 habitantes. En el mundo no nos quiere nadie, y, en la Verdad, tampoco.
¡No! ¡No somos un ejemplo!... A pesar de que todo nuestro centro es peatonal. ¡No! ¡No somos un ejemplo! ¡A pesar de que nos hicieron la de Gamonal!
Voy a recordar a una poeta que vino a leer unos versos a esta, mi ciudad. Ella dijo que parecía que, en algunas tierras, se les daba más coba a los de fuera que a los de dentro.
¿Sabéis que le digo?: ¡qué fuera de aquí!...
... No quiero a nadie en MI TIERRA que venga a insultar a sus habitantes. Y no quiero que vengan de fuera a hacer barbaridades aquí.
Y repito: tenemos muchas: C.M.A., Macrocárcel, molinos eólicos donde no hay aire, centrales eléctricas gigantes que no funcionan, pantanos ilegales a medio construir, casitas muy nobles en la ribera de un río que es patrimonio de la humanidad, macro-redadas de caza ilegales, quema de nuestros bosques, ruinas de fábricas que nunca fueron, fracking... ... ...
¡Y eso es poco!: quieren más.
Os dejo.
Mi idioma:
¡Läî!