Educación
Familias insumisas a la vuelta al cole: “Lo que estamos planteando no es absentismo”

“Soy de Oviedo y no pienso llevarlos”. “Soy de un pueblo de Valencia, tengo una hija de 8 años, no voy a llevarla al colegio si puedo evitarlo”. “Hola!! Yo tengo una de casi 5 y otro de casi 1, no los pienso llevar”. “Hola yo soy de un municipio de Baleares, soy de riesgo y tengo un niño de 6 años, si lo puedo impedir no irá al cole”.
Mensajes como estos se repiten en un grupo de Facebook que reclama una vuelta al cole “segura y voluntaria” y supera los 3.800 miembros en el momento de escribir este texto. Muchos de estos mensajes justifican la decisión de no llevar a sus hijos o hijas al colegio a partir del 4 de septiembre, cuando comienza el curso escolar, en motivos médicos. Piden protocolos seguros para volver al colegio y, si esto no se puede garantizar, que la asistencia sea opcional. Entre las peticiones de quienes iniciaron este grupo creado el 15 de agosto está la voluntariedad de la asistencia a clase, protocolos online para el alumnado que no acuda presencialmente y medidas que velen por la salud y la seguridad de alumnos y profesorado.
Vanessa vive en el municipio madrileño de Leganés y es una de las integrantes de este grupo. Su hijo de 3 años no volverá a las aulas en el día que la administración ha previsto, el 8 de septiembre. Ese día, el pequeño tendría que incorporarse a su clase de 2º de Educación Infantil. Pero sus padres han decidido no llevarle al colegio “hasta que veamos que las medidas sean seguras”.
Y, por el momento, dice Vanessa, no lo son. Vanessa apoya su argumento en datos del propio Ministerio de Sanidad: “Madrid es la ciudad con mayor número de contagios, ingresos y muertes, por lo que creemos que no es un lugar seguro. Dicho esto, creo que tenemos el derecho legítimo de proteger a nuestros menores: no querer que se infecten ni ellos ni a nuestras familias. No queremos que nuestros hijos sean conejillos de indias”.
De momento, la familia no lo ha comunicado al centro, a la espera de recibir información que pudiera hacerles replantearse su decisión. Pero, si de aquí al día 8 de septiembre las cosas siguen igual, ella y su pareja lo comunicarán y pedirán que les envíen las tareas para trabajarlas desde casa, como de hecho ha venido ocurriendo desde marzo.

El niño, por su parte, expresa su deseo de interactuar con iguales al tiempo que comprende las circunstancias, según explica su madre. “Mi hijo sabe que no vamos a tiendas, restaurantes o centros comerciales, porque ahí se contagia más, y es consciente de la situación”, indica Vanessa.
Ante la objeción de que son minoría las familias que pueden optar a prescindir del colegio, explica su situación: la pareja tiene un negocio propio en cese de actividad, por lo que tienen la “amarga suerte” de poder acompañar a su hijo. El precio es no tener absolutamente ningún ingreso.
Pese a la determinación con la que habla, Vanessa reconoce que tiene miedo, y que han calado en ella los mensajes de una administración que, lejos de mostrarse comprensiva, lanza una advertencia a los padres y madres. Pese a que la escolarización en Educación Infantil no es obligatoria, por lo que no teme la apertura de un expediente por absentismo, teme que no llevar a su hijo pueda suponer perder la plaza en el colegio en el que está matriculado.
El pasado 27 de agosto, la ministra de Educación Isabel Celáa respondía en la rueda de prensa posterior a una reunión de varios ministros con los consejeros autonómicos que el Gobierno ha encargado un informe jurídico sobre el absentismo escolar y advertía de que la Educación es un derecho, por lo que ir a clase es obligatorio.
“Absentismo es privar a un menor de su derecho a la educación, que no es el caso”, lamenta Vanessa, que no llevará a su hijo al colegio el 8 de septiembre
“Lo que estamos planteando no es absentismo, lo que pedimos es una enseñanza online mientras duren los datos al alza de la pandemia... Absentismo es privar a un menor de su derecho a la educación, que no es el caso”, lamenta Vanessa, que cree que el mensaje que se está lanzando es incongruente: si no se permiten reuniones de más de diez personas, ¿por qué meter a 25 niños en un espacio cerrado?
UN MIEDO REAL
Cristina es autora de un blog sobre maternidad y a mediados de agosto abrió el grupo de Facebook por una vuelta al cole segura para compartir las preocupaciones que hasta entonces manifestaba con otras madres en mensajes privados. En este grupo, padres y —sobre todo— madres debaten intensamente si es oportuno que sus hijos e hijas vuelvan al colegio en los próximos días.
Esta madre, residente en un pueblo de Sevilla, aun no ha tomado una decisión sobre sus hijos de 4 y 7 años. Las medidas que conoce hasta ahora le parecen “claramente insuficientes” y esperará a saber cómo se va a organizar el colegio. Pero pide a las administraciones que tengan en cuenta la situación excepcional a la que se enfrentan las familias en esta vuelta al cole y la particularidad de cada una de ellas. Por lo que también defiende una vuelta voluntaria a las aulas. “No sé qué etiqueta ponerle a eso, pero absentismo no es”, argumenta.
“El protocolo de absentismo es una respuesta institucional para salvaguardar la salud y la integridad de los menores en situación de vulnerabilidad dentro del seno familiar... hablamos de situaciones de maltrato, abandono, dejación absoluta por parte de los padres… Lo que planteamos en este grupo es lo opuesto: se trata de familias que quieren salvaguardar la salud de los menores y de ellos mismos mientras reclaman protocolos para que puedan seguir una enseñanza no presencial, mano a mano con los centros y los profesores”, explica.
Cristina aun no ha tomado una decisión sobre la vuelta al cole y es consciente de que la opción de no volver a las aulas puede suponer una bajada de ratio con cargo a las familias
Cristina es consciente de que la opción de no volver a las aulas puede suponer una bajada de ratio con cargo a las familias, cuando “lo que tenemos que hacer es poner el foco en las administraciones”. Unas administraciones que conocen de sobra el problema que supone trabajar con ratios de entre 25 y 30 alumnos, un aspecto repetidamente señalado por las asociaciones de madres y padres ya antes de la crisis del covid-19.
“El miedo que tienen las familias es un miedo real: somos conscientes de las tasas de contagio, de las personas que han perdido la vida... Las administraciones tienen que contemplar las particularidades de las familias y facilitar una voluntariedad los primeros meses o al menos hasta que la pandemia esté controlada y es obvio que no lo está”, concluye.
movilizaciones por una vuelta voluntaria
Clara Fernández es madre, abogada y socia de 3C Compliance, y también insiste en que de ninguna manera podría considerarse absentismo la ausencia del aula en esta situación. Fernández cree que la alusión a “sin causa justificada” que contiene la definición de absentismo debería permitir contemplar una situación como la actual y respondía en este artículo al Decálogo para una vuelta al cole segura de la Consejería de Educación de Andalucía que ha levantado ampollas entre las familias. Este decálogo especifica que “en el caso que se plantea de negativa de las familias a que su hijo/a acuda al centro, salvo situaciones debidamente justificadas que ya están contempladas de cursos anteriores, se activaría el protocolo de absentismo”. Una afirmación con la que se niega a reconocer la excepcionalidad de la situación.

“Precisamente la alusión a ‘sin causa justificada’, contenida en la definición, es la que nos permite afirmar que, la falta de asistencia al centro escolar durante la pandemia, no estaría entre los supuestos que deberían permitir la apertura y/o, en todo caso, la prosperabilidad de un expediente por absentismo. La evitación de un riesgo, tan potencialmente grave, como la enfermedad del covid-19 es a todas luces un motivo a mi parecer justificado para la no asistencia a la escuela, durante un tiempo”, defiende Fernández.
“No creo que la decisión de no llevar al colegio a los niños en medio de una pandemia, con el número de contagiados creciendo de día en día pueda considerarse injustificada. Además, las familias estarían amparadas por un estado de necesidad, causa eximente de responsabilidad”, explica a El Salto.
Además, las familias que se están planteando esta opción, están al mismo tiempo buscando la manera de arbitrar alternativas no presenciales para que sus hijos puedan seguir participando en la escuela, por lo que “el absentismo no aparece por ninguna parte”, insiste: “Pocas situaciones hay que permitan justificar la inasistencia a clase, más justificadas que el hecho de atravesar una pandemia”.
Esta abogada recomienda tomar algunas medidas para que queden claros los motivos de la decisión y, con ello, la justificación de la causa. La primera es la de comunicar la decisión por escrito a la dirección del centro y a la tutora o tutor, y si fuera posible, además, en una reunión mantenida al efecto.
La abogada Clara Fernández recomienda comunicar la decisión por escrito a la dirección del centro y acordar de qué manera el niño o niña va a seguir el curso a domicilio
Por otra parte, sugiere cuando sea posible, tratar de arbitrar, en colaboración con el centro escolar, la manera en que el o la menor en cuestión, pueda seguir el ritmo de las clases desde su domicilio, de manera telemática, de la misma manera en que se haría en caso de que resultase necesario avanzar en los distintos escenarios previstos por cada Comunidad Autónoma en función de la evolución de la pandemia o si tuviera que quedarse en cuarentena, por ejemplo, porque un miembro de su familia o contactos directos estuviera contagiado.
“En realidad, la modalidad a distancia ya debería estar prevista y planificada, así como preparados los medios necesarios para ponerla en funcionamiento. En el caso de modalidades de presencialidad total, tiene que haberse previsto la atención a los niños que deban hacer cuarentena y no puedan asistir a clase y es tan sencillo como habilitar lo que se ha pensado para estos niños, para los que se quedan en cuarentena voluntariamente”, valora.
Mientras los colegios se apresuran a organizar aulas, algunos grupos de estas familias insumisas han empezado a movilizarse. En la Comunitat Valenciana, la Plataforma Libre Elección Educativa de la Comunitat presentó este martes 3.000 firmas de padres y madres que reclaman la posibilidad de elegir enseñanza a distancia y no llevar a sus hijos a las escuelas.
En Change.org se han registrado peticiones por una vuelta segura a las aulas en Aragón, Murcia, Valencia o País Vasco, y circulan ya modelos de formulario para justificar la no asistencia a las aulas.
Desde Leganés, Vanessa reflexiona: “Tenemos el derecho legítimo de proteger a nuestros menores, no queremos que nuestros hijos sean conejillos de indias”.
Educación pública
Vuelta al cole en Madrid: una “pesadilla” que solo acaba de empezar
Educación pública
Seguridad anti-covid en la vuelta a las aulas en Andalucía
Quedan dos semanas para el inicio de un curso escolar que se aproxima con muchas incertidumbres para las familias, el personal docente y el alumnado.
Relacionadas
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!