We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Economía social y solidaria
Inteligencia Artificial y economía solidaria: ¿posibles aliadas?
Una nueva polémica se ha desatado en las redes durante las últimas semanas por la proliferación de dibujos generados con Inteligencia Artificial (IA) siguiendo el estilo de Studio Ghibli, un estudio de animación japonés considerado de los mejores del mundo. Según datos proporcionados por el mismo CHatGPT, se calcula que se han usado 216 millones de litros de agua en una semana para poder refrigerar sus servidores (se estima que una sola interacción necesita de 0,5 a 2 litros de agua) a una temperatura segura mientras se generaban millones de este tipo de imágenes. Más allá del debate sobre los derechos de autor y el reconocimiento a la creatividad, la IA abre en nuestro día a día un sinfín de interrogantes sobre los límites de su uso que desde la economía social y solidaria (ESS) están empezando a abordar.
Al margen de los defensores a ultranza de las nuevas tecnologías, el boom de la IA está dando pie un conjunto de actitudes distópicas que predicen un futuro en el que los humanos ya no servirán para nada porque serán sustituidos por robots. La alarma se ha disparado con la irrupción de chatGPT que, junto con DALL·E o Midjourney, son herramientas de IA generativa, es decir, que tienen la capacidad de crear contenidos nuevos, ya sean textos, imágenes o música. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay muchas otras herramientas de IA que hace más de 20 años que se están utilizando, como los programas de análisis de datos basados en algoritmos de clasificación.
Para Judith Membrives, investigadora en IA y derechos humanos, es importante alejarse de las visiones tecnofóbicas y tecnoutópicas de la IA y promover un análisis crítico del fenómeno, como se hace con el consumo de cualquier otra cosa, ya sea de ropa o de alimentación. “Tal como se está introduciendo en el mercado, la IA responde a la ideología neoliberal turbocapitalista que pretende convertir todos los aspectos de la actividad humana en algo eficiente, incluso el arte y la creación, con la intención de precarizar más la experiencia humana en general. Y no me refiero solo al ámbito laboral, ya que también precariza la capacidad de pensar y de salir de los imaginarios más comunes”, opina. Y continúa: “Esta precarización implica que debamos plantearnos lo que validamos como saber y lo que no, puesto que lo que no está codificado deja de tener valor o genera la obligación moral de codificarlo, independientemente de que los colectivos implicados quieran o no”. “Se trata de una dinámica que tiene como consecuencia la homogeneización propia de la ideología occidental: de nuevo, es la idea del hombre blanco que nos evangeliza con las maravillas de la tecnología”, agrega.
Las economías transformadoras tienen la responsabilidad de plantearse la introducción de esta tecnología bajo nuevas premisas que permitan ponerla al servicio del bien común
Por todo ello, tiene claro que las economías transformadoras tienen la responsabilidad de plantearse la introducción de esta tecnología bajo nuevas premisas que permitan ponerla al servicio del bien común, desde valores como la interdependencia, la mancomunación de recursos, la cooperación o la perspectiva feminista, antirracista y decolonial. “¿Y si pusiéramos la IA a trabajar para adaptarnos a la transición eco-social?”, propone Membrives.
Precisamente para pasar de la mirada a la acción crítica, el grupo cooperativo Tangente –con la participación especial de Otro tiempo– y la asociación Trastería de ideas han desarrollado el proyecto Realidad aumentada e Inteligencia artificial contra las violencias machistas. El equipo implicado indica que el objetivo básico del proyecto es apropiarse de las tecnologías con mirada de género y a la vez “estar en el lugar en el que no se nos espera, huir de la estrategia del avestruz que a menudo seguimos cuando algo nos da miedo o no lo terminamos de entender, y no dejar que se nos pase el tren de las tecnologías sin enterarnos”. Quieren plantear la IA como herramienta de empoderamiento y ver todas las posibilidades que ofrecen en la lucha contra las violencias machistas, de la mano de tecnólogas con mirada de género y ESS.
En este aspecto, también coincide la cooperativa tecnológica Colectic. Núria Alonso, una de sus miembros, apunta: “Entendemos la IA como una herramienta potentísima que permite generar grandes avances y cambios. Como sociedad, tenemos el reto de que estos cambios no sirvan para aumentar las desigualdades que atraviesa nuestro planeta, sino que sirvan para garantizar el bien común siguiendo los valores de la ESS”.
La IA en el día a día cooperativo
Miembros del grupo cooperativo Tangente manifiestan que las tecnologías nuevas son nuevas oportunidades, “y lo importante es apropiárselas y decidir nosotras para qué las queremos y cómo las queremos utilizar”. Aunque actualmente hay variedad de usos y posiciones entre las 13 cooperativas del grupo, han organizado un laboratorio como punto de encuentro para compartir inquietudes con profesionales de la comunicación y de la sensibilización utilizando herramientas de IA generativa. “Cuando empezamos el acercamiento a la IA tenía más que ver con la curiosidad; ahora empezamos a hacer un uso más profesional y lo vemos como una herramienta de apoyo en los trabajos, por ejemplo, en perfiles de comunicación o en la redacción de proyectos”, explican. A pesar de que ya se está usando, reconocen que no han tenido un diálogo interno sobre en qué términos, para que sí y para que no, y cómo reconocer al exterior cuando lo usan.
Pero, ¿puede ser la IA una amenaza para el mercado social? ¿Es compatible que la IA ayude a des-precarizar la ESS facilitando algunas tareas habituales en las organizaciones y a la vez genere más precarización en algunos sectores al prescindir de profesionales de determinados ámbitos? En Tangente, son categóricas: “Preferimos las personas a las máquinas, aunque nos gusten las máquinas y sean muy útiles”. Prosiguen: “En nuestra experiencia, su uso puede ser útil como herramienta de apoyo, si sabes de lo que hablas, pero si no conoces bien el tema y no sabes discriminar, no es una herramienta fina, ya que le falta profundidad y se basa en estereotipos”. Por su parte, Membrives añade que, aunque le cuesta poner el foco en el uso individual, cree que también hay un posicionamiento político en las tareas que se le piden a una IA: “Una cosa es utilizarla para agilizar tu trabajo y otra es usarla para ahorrarnos pagar una profesional. Yo creo en la redistribución, así que rechazo ese tipo de usos”.
Uno de los aprendizajes clave del laboratorio organizado por Tangente, en palabras de la ingeniera informática y activista por el software libre Margarita Padilla, es que la IA no es una herramienta de conocimiento sino de reproducción de patrones y aprendizajes, y que se está usando un modelo de lenguaje como si fuera un modelo de conocimiento. “Cuando entendemos que la IA es una distribución de palabras probables, podemos dejar de otorgarle el poder genuino del conocimiento”, reflexiona el equipo de Tangente.
“Gracias a la automatización de procesos nos podemos dedicar más tiempo a ofrecer una gestión de los servicios desde los cuidados, hacia dentro y hacia fuera”, Joan Caballero de SomConnexió
Joan Caballero, referente del equipo de sistemas de la cooperativa de telefonía ética SomConnexió, sostiene que la IA puede tener impacto positivo en el día a día de las organizaciones porque permite ganar en eficiencia y ayuda a poner los esfuerzos en las tareas de mayor valor. Y sigue: “Es más gratificante para una persona de nuestro equipo de atención a las usuarias y más útil para nuestras consumidoras que podamos dedicar 20 minutos al teléfono para ayudar a una persona mayor a configurar sus servicios, que haciendo clics pegando información de un sistema a otro. Gracias a la automatización de procesos nos podemos dedicar más tiempo a ofrecer una gestión de los servicios desde los cuidados, hacia dentro y hacia fuera, poniendo el bienestar de las personas en el centro”. De hecho, en SomConnexió ya utilizan algunas herramientas IA –algunas, desde hace años– como soporte a los programadores informáticos para buscar soluciones a problemas técnicos, o para clasificar automáticamente las peticiones de servicios que les llegan.
En Colectic, también creen que la IA puede ser una oportunidad para las organizaciones de ESS, especialmente para las más pequeñas, ya que podría usarse para automatizar procesos de tareas administrativas, contabilidad, gestión de proyectos o seguimiento de donaciones. Según Alonso, se liberaría tiempo de las personas para concentrarse en actividades más estratégicas o directamente relacionadas con los objetivos solidarios de las organizaciones. También podría tener un impacto muy positivo en términos de inclusividad: “Mediante las tecnologías de traducción automática o de accesibilidad digital, basadas en lenguajes que entiendan nuestras organizaciones y alimentadas con nuestros datos, podríamos llegar a una audiencia más diversa, incluyendo personas con discapacidades o de diferentes idiomas y culturas”.
La Red de Economía Alternativa y Solidaria REAS - Red de Redes se sitúa en los mismos parámetros. “Hay que provechar las oportunidades que pueden abrirse para que las entidades tengan mayor incidencia económica y social gracias a ciertas herramientas, pero sin perder de vista el impacto ambiental y en materia de Derechos Humanos detrás de estos procesos”, señala Blanca Crespo, responsable de comunicación. Por ello, recuerda que en el marco de este movimiento, especialmente en ComunESS (espacio de encuentro entre personas y entidades de la comunicación en la ESS), hay abierto un debate hace años –abordado en encuentros como éste con ponencias específicas sobre IA– que enfatiza la importancia de aplicar también aquí criterios de consumo responsable así como de democratizar estas nuevas tecnologías, el poder y el rédito asociado.
¿Una IA ética?
Uno de los grandes contras de la IA es su sostenibilidad ambiental, especialmente su gran coste energético para entrenar al ordenador. Además, según la Agencia Internacional de la Energía, el mantenimiento de los centros de datos consume alrededor del 1,5% de la energía global y el uso de grandes cantidades de agua para refrigerarlos, y su predicción es que en los próximos 5 años la demanda se duplicará, alcanzando una cifra de 945 teravatios hora. De hecho, confirma la tendencia ya anunciada en el Informe sobre la Economía Digital publicado por la ONU en 2024, que se señalaba que el consumo de electricidad de los principales operadores de centros de datos se había más que duplicado entre 2018 y 2022 por la expansión de los nuevos servicios tecnológicos, entre ellos los que tienen de base la IA, con empresas como Amazon, Alphabet, Microsoft y Meta entre los mayores contribuyentes.
Todo esto sin tener en cuenta todas las vulneraciones que se dan en la primera etapa de la cadena de subministro tecnológica: el extractivismo que impacta terriblemente en las comunidades ricas en minerales, degradando suelos, contaminando aguas y contribuyendo al cambio climático, la explotación laboral en las minas que emplean a menudo niños y las mafias que se alimentan con este negocio.
Ante este panorama de devastación ambiental, ¿hasta qué punto es viable imaginar una IA ética? Membrives afirma: “Hay que desmantelar la creencia de que necesitamos una IA generativa que nos ayude a todo y pensar en aplicaciones con objetivos concretos y funcionalidades focalizadas –algo que ya está empezando a pasar incluso en el sector más comercial, que puedan impulsarse en un escenario de escasez de recursos y pensando en la sostenibilidad”. Alonso lo define como modelos que no impliquen contradicción con la mirada eco-social: “más pequeños, entrenados con fuentes de datos próximas y que den respuesta a nuestro contexto cultural”.
“Las que venimos del mundo del software libre debemos cuestionar si sus valores sirven o no para afrontar la IA generativa”, Judith Membrives
Para no bajar la guardia, Membrives plantea algunos interrogantes sobre la posibilidad de impulsar una IA basada en los principios de la ESS, ya que “a menudo reproducimos modelos de Silicon Valley basados en la idea de innovación o progreso y el replanteamiento debería ser más radical”. La investigadora observa: “Las que venimos del mundo del software libre debemos cuestionar si sus valores sirven o no para afrontar la IA generativa: la esencia de su funcionamiento (la cantidad de datos que necesita, el impacto ambiental...), por mucho que sea de código abierto, no nos exime de otras lógicas capitalistas”.
Asimismo, Alonso declara que pensar en una IA que responda a la lógica del software libre implica transformar muchos de los procesos que hacen posible una IA generativa. “Primero, entender el código con el que está escrita: que sea consultable a través de repositorios públicos, que los algoritmos que la hacen posible sean reutilizables. Pero la IA no es solo el software, también los datos con los que se ha entrenado: ¿de quién son? ¿tenemos derecho a usarlos para entrenar una IA? ¿Tenemos a nuestro alcance bases de datos de licencias abiertas para su reutilización?”. Además, Alonso insiste en la importancia de la infraestructura técnica para hacer funcionar esta IA, ya que de poco servirá que sea ética si se almacena en los centros de datos de las grandes empresas: “Nuestra IA de código abierto se sostendrá en infraestructuras públicas, tendiendo a construir un futuro común digital”, presagia.
Ahora no existe la capacidad para desarrollar IA desde la ESS, por lo tanto, Joan Caballero cree que lo importante es poner el foco en cómo se ha generado cada una de ellas
Para Caballero, es evidente que ahora no existe la capacidad para desarrollar IA desde la ESS, por lo tanto, cree que lo importante es poner el foco en cómo se ha generado cada una de ellas y “reclamar transparencia para conocer cómo se han entrenado, qué procesos han usado, qué refinamiento, cómo de abierto es el código y las herramientas usadas, etc”. También Membrives insiste en que a lo que debemos plantar cara es a la oligarquía que se está construyendo alrededor de esta tecnología, y exigir una regulación mucho más restrictiva en términos de transparencia.
En este sentido, hay que destacar que en 2021 se aprobó la normativa de la Unión Europea para regular el uso de la IA, prevenir los riesgos e intentar actuar sobre este fenómeno con el objetivo de garantizar la seguridad de los usuarios. “Pensamos que la legislación europea va por buen camino y desde la ESS creemos que podemos aportar esta consciencia, hacer de lobby y estar presentes en estas regulaciones para poder marcar qué usos son socialmente inaceptables, como la clasificación de patrones o de personas según su rastro en internet”, valora Alonso.
Inteligencia artificial
Registro central de algoritmos La coalición IA Ciudadana apela al Gobierno para crear un registro central y transparente de algoritmos
Frente común desde la ESS
Como en cualquier sector de la ESS, cooperar y tejer red será también la manera de hacer frente a la IA. En Tangente, admiten que hacer frente a la IA es necesario, pero “genera un marco de amenaza y una respuesta de autodefensa, cuando la idea es ir más allá y pasar a la creación, a la reapropiación”. Para empezar, creen que hay que tener un conocimiento muy claro de lo que son las tecnologías de inteligencia artificial. “Así como mucha gente identifica el navegador con el buscador de Google, o internet con las redes sociales, ahora identificamos inteligencia artificial con unos pocos productos de inteligencias artificiales generativas”, constatan.
Para avanzar colectivamente, ya se han dado los primeros pasos. Como ejemplo, el laboratorio y sus frutos, que han sido de gran ayuda para Tangente: “Hemos aprendido que chatGPT no es un modelo de conocimiento sino un modelo de lenguaje; que es chaquetero; que no tiene opinión propia (¿o sí?); que reproduce la hegemonía a cultural y al funcionar por repetición los conocimientos menos normativos son más difíciles de encontrar; cómo son sus sesgos y estereotipos patriarcales, coloniales y racistas; con qué fuentes trabaja y cómo se apropia del conocimiento de otras. Incluso hemos aprendido que la gente joven lo utiliza como si fuera su psicóloga particular, para no sentirse tan sola”, cuentan. Conscientes de que con la IA generativa están en juego cuáles son los marcos de pensamiento, qué se convierte en verdad social y qué es invisible, recomiendan tener una actitud de curiosidad crítica para no perderse su impacto social y poder generar espacios de oportunidad a través de ella, aunque “aún está por ver cómo se van a concretizar esos espacios de oportunidad”, confiesan.
Las expertas tecnológicas del movimiento de la ESS están alineadas con su propuesta de acercamiento crítico a la IA y animan a las entidades a utilizarla responsablemente para cuestionarla
Otra gran iniciativa colectiva que suma esfuerzos alrededor de la tecnología, IA incluida, es Som IT Cooperatiu, una cooperativa de segundo grado creada por Som Connexió, Som Mobilitat y la Fundación de Fiare. Su objetivo es generar sinergias, asegurando la mirada colectiva mediante el trabajo de cooperativas tecnológicas expertas o que puedan seguir aumentando su conocimiento y compartiéndolo con varios proyectos, y fortaleciendo al conjunto de la ESS.
En definitiva, las expertas tecnológicas del movimiento de la ESS están alineadas con su propuesta de acercamiento crítico a la IA y animan a las entidades a utilizarla responsablemente para cuestionarla y, a partir de ahí, crear alternativas coherentes con sus valores y con la situación eco-social. “El conocimiento es el primer paso, el segundo es apostar colectivamente por construir herramientas tecnológicas que den respuesta a las preguntas que se formulan en la sociedad actual. Y, por supuesto, mancomunar recursos para dar una respuesta colectiva”, concluye Alonso.
Green European Journal
Green European Journal ¿Es posible una Inteligencia Artificial verde y justa?
Relacionadas
Economía social y solidaria
Auditoria y Balance Social Una década de compromiso y transparencia empresarial
Economía social y solidaria
Nuevos formatos Nuevo estudio, formatos y programas para hablar de Economía Social y Solidaria
Economía social y solidaria
Economía social “La educación debe ir más allá de maximizar beneficios económicos”
Como traductor siento la amenaza de que la IA remplace mis trabajos, pero por otra parte también veo la potencial de que esta herramienta nos abra oportunidades de comunicación intercultural, o sea podremos comunicarnos con menos dificultad lingüística cuando queramos dialogar con estadounidenses, alemanes, palestinos, chinos, marroquíes, turcos, coreanos, indonesios etc. (Microsoft ya ha anunciado que dentro de poco lanzará el servicio de interpretación automática simultánea en nueve idiomas). ¿Por qué no aprovechamos este instrumento para fortalecer nuestras comunicaciones interculturales?
Intuyo que no vamos por buen camino. Cuando nosotros -ESS- vamos, ellos - el gran capital- ya están de vuelta. La IA es otro aprentón de tuerca del modelo de desarrollo del capitalismo para apropiarse, no solo de los recursos naturales; sino, del conocimiento humano para elevarlo a categoría de negocio, convirtiendo a las personas en escoria. Ni siquiera se nos permitira ser mano de obra barata, por que será cada vez menos necesaria.
Personalmente tendríamos que focalizar nuestro conocimiento en ver como nos desconectamos de tanta tecnología que de una u otra forma siempre estará controlada por la minoría de usurpadores de lo común.
Un servidor, como campesino que soy, he podido vivir todos los procesos tecnológicos impuestos en la agricultura en nombre del progreso. El resultado, "por no perder el carro de la modernidad", ha sido claro y conciso: desaparición absoluta de las agriculturas que cuidaban a la gente y sus territorios, despoblamiento del medio rural y acaparamiento sin piedad por parte del agronegocio de los recursos que el ser humano necesita para poder vivir: agua, tierra, semillas, bosques, alimentos. La IA es una de las herramientas que en estos momentos se utiliza en el sector primario para agudizar lo procesos de tanta catrosfe.
JEROMO
Creo que la IA generativa es un error porque exceptuando la investigación de vacunas y otras aplicaciones en las que este modelo generativo puede ayudar a ahorrar tiempo y salvar vidas, en cualquier otra actividad no le veo sentido y además pienso que hablar de aumentar la efectividad y la productividad me recuerdan demasiado al rollo capitalista de siempre cuyo objetivo es ganar más dinero. El enorme gasto energético y de agua deberian ser razones suficientes para limitar esta tecnología a casos muy concretos y que fueran beneficiosos para la mayoría.
Puf. Entiendo la necesidad de no ser reaccionaries ante nuevas tecnologías y afrontar retos de manera crítica. Pero siento que está bastante equivocado el artículo; sería un poco como si se hubiera sacado un artículo tratando de ver si se puede hacer un "uso crítico" del supuesto hidrógeno verde que tanto han empujado desde Bruselas. Creo que en el momento histórico en el que vivimos y la situación ambiental no podemos ser tan tímidos a la hora de rechazar cosas como la mal-llamada IA. Querer verle las cosas positivas se siente como la gente que no suelta Harry Potter por más que rueguen las personas trans que se le pare de dar dinero y relevancia cultural a doña Rowling. Aquí es gente que vive en relativo confort en el Norte Global queriendo ver cómo pueden crear alguna escusa bajo la cual participar en la legitimación de tecnologías de las que son dueños los lords technofeudalistas porque es conveniente. Veo muy complicado justificar cualquier uso a una tecnología así. OpenAI sigue perdiendo dinero y sigue dependiendo de ese modelo tan rapaz de capitalismo que no le importa ir con pérdidas porque saben que si logran meterse hasta en la sopa de todo mundo, buscar una alternativa va a estar muy jodido para la gente. Lo vemos con Spotify, que ha acostumbrado a la gente a que se le den las cosas en bandeja de plata en vez de buscar por su cuenta y desarrollar esas capacidades. Lo vemos con Uber y los taxis, que afortunadamente han sido menos existosos en Europa, pero que igualmente se han comido un mercado que era clave para mucha gente en el Sur Global y les ha dejado más precarias, y si quieres un taxi "tradicional" es cerca de imposible. Permitir que entre el caballo de Troya porque nos creemos muy inteligentes y ya se prevé la posibilidad de que salgan de ahí soldados que van a abrir las murallas no deja de ser algo peligrosísimo que invita al enemigo a estar dentro.
Creo que hace falta una crítica más ludita: quién es el dueño de la tecnología? Qué se está haciendo con ella? Para quién y con qué fin? A quién se le está haciendo? Había ludistas que habían incorporado tecnologías más modernas en su labor, pero al final eran elles quienes tenían control sobre su trabajo. Las computadoras, por muchos temas, son infinitamente más complicadas que las máquinas empleadas en una fábrica textil de los 1800, es una tecnología que se ha construido encima de un sistema capitalista de extracción violenta y post-globalización neoliberal. No podemos producir de manera local GPUs, CPUs, discos duros, tarjetas madre, etc. de la misma manera que podría alguien en los 1800 forjar herramientas para automatizar o agilizar ciertas tareas. El introducir más dependencia en una tecnología como la mal-llamada IA generativa es un peligro, más pensando en que muy probablemente no podamos frenar la crisis climática y por tanto sea tan dudoso que podamos seguir dependiendo de computadoras que no aguantan temperaturas elevadas, cuyos componentes se degradan y son muy difíciles de reparar... Necesitamos enfocarnos en herramientas que nos ayuden a afrontar los retos que sabemos que nos deparan, de calor y frío extremo, de apagones de energía, de acceso dudoso a comida por sequía...
Creo que el uso de la tecnología es intrínseco al ser humano, la tecnología por si misma es neutra, lo que tiene connotaciones positivas o negativas es el uso que hacemos de ella. Las herramientas se pueden usar incluso con fines distintos para las que fueron creadas. No concibo un uso peor que el de las armas, y sin embarga han servido para llevar a cabo diferentes revoluciones indudablemente positivas para la humanidad.
Cuidado, si bien estoy de acuerdo con tu comentario, la tecnología nunca es neutra. Se crea por una razón, y la mayor parte nace de la necesidad capitalista de crecer y obtener plusvalía a cualquier precio. La genAI en concreto es una de las tecnologías que más claramente nace viciada, y veremos si consigue salir del pozo especulativo que es actualmente.
Efectivamente. Entiendo el propósito del artículo, pero la argumentación falla por falta de contexto y por no distinguir entre la genAI y las otras AI (algoritmos con muchas aplicaciones, y, dependiendo del tipo, muchos fáciles de programar y pueden correr en hardware modesto). Por supuesto que la ESS puede beneficiarse y desarrollar AI (una tecnología que, según cómo interpretes, tiene 200, 80 o 50 años, ¡no es algo nuevo!). Gran problema que ni siquiera (parte) de la gente entrevistada parezca diferenciar, pero es que este debería haber sido el gran eje del artículo si es que se quiere echar algo de luz y optimismo sobre el tema: diferenciar la IA generativa depredadora del entorno y mero instrumento capitalista de los otros instrumentos que conocemos como AI (algunos tan nocivos como la genAI, pero otros libres y accesibles a todes). Y los siento, pero se nota que no hay un buen conocimiento sobre el tema ni se ha planificado bien este artículo, principalmente no usando el término genAI y no informando al lectore de qué se habla en cada caso.
Una recomendación: una vueltecita por redes como Mastodon, para ver de qué habla la gente que trabaja en estos temas y, en muchos casos, lucha contra ellos.
Gracias por tu comentario. Me parece una crítica interesante y creo que lo debería leer más gente porque es por donde hace aguas todo. Ya no es ni que se mezcle AIgen con "clásica", es que simplemente digitalización o automatización con ordenadores.