Ecologismo
La respuesta civil frente a la inacción de la COP28

Lo que comenzó como la oportunidad de imaginar soluciones y hacer bloque común frente a un problema que no entiende de fronteras, ha acabado siendo un acontecimiento de todo menos transformador.
Movilizaciones durante la cumbre del clima en Egipto. Foto: Sami Dellah (de TUAC/UFCW)
Movilizaciones durante la cumbre del clima en Egipto. Foto: Sami Dellah (de TUAC/UFCW)

Como cada fin de año desde 1992, se acerca la COP. Esta vez, la 28. Y con ella, lo de siempre: piezas informativas sobre efectos de la crisis climática; gráficos y más gráficos sobre el aumento de las temperaturas; y grandes representantes políticos centrando sus discursos en lo necesario de una acción climática urgente y ambiciosa.

Estas cumbres, con los años, se han convertido en todo un escaparate mediático dispuesto para que no se hable de otra cosa, Aun así, su celebración suele ir unida a la movilización de la sociedad civil, especialmente en las ciudades anfitrionas, algo que ha ayudado a potenciar las redes entre movimientos sociales a nivel internacional y a dar un altavoz a sus reivindicaciones en un espacio de toma de decisiones. La COP27, celebrada en Egipto, rompió la tendencia: los activistas no se pudieron manifestar fuera de la zona habilitada para ello dentro del propio recinto de la COP, a lo que se sumó, entre otras muchas cosas, la infiltración de policía egipcia en estos espacios. La edición de este año, que acogerá Emiratos Árabes Unidos del 30 de noviembre al 12 de diciembre, sigue el mismo camino.

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La región de los Estados Árabes es una de las más afectadas por la crisis climática: se prevé que las temperaturas habrán aumentado 5ºC por encima de los niveles preindustriales en 2100. Pero no solo eso, los recursos hídricos son cada vez más escasos y se calcula que para 2025 la mitad de la población sufrirá de escasez de agua, lo que significaría que cinco millones de personas de las diez que lo habitan se quedarán sin acceso a ella. A pesar de todo ello, quien presidirá esta cumbre será Sultán al Yaber, ministro emiratí de Industria y Tecnología y jefe ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC).

Lo que comenzó como la oportunidad de discutir, de imaginar soluciones, de poner en común realidades y hacer bloque común frente a un problema que no entiende de fronteras, pero que afecta a los territorios y las personas más vulnerabilizadas y empobrecidas, ha acabado siendo un acontecimiento de todo menos transformador, en el que los intereses económicos priman sobre la construcción de un modelo alternativo al que nos ha llevado hasta aquí. Las críticas que realizan los movimientos ecosociales y la sociedad civil ponen el foco en la falta de participación en las negociaciones de las personas que más sufren y sufrirán los efectos de esta crisis.

Al mirar cualquier imagen de una COP, una de las cosas que salta a la vista, además de una alarmante masculinización del espacio, es una clara falta de participación juvenil más allá de discursos personalistas. Hay pocos mecanismos de reflexión crítica juvenil con capacidad de incidencia en las negociaciones. En España, así como en otros países desde el año 2005, se ha celebrado la Conferencia Local de Juventud sobre Cambio Climático, bajo el paraguas de la LCOY (Local Conference of Youth), con el fin de elaborar una serie de puntos y propuestas que presentar como juventud española ante la próxima COP en el marco de YOUNGO, la representación oficial de las personas jóvenes en la ONU. En el documento resultante, se pone de manifiesto “la necesidad de generar espacios de participación de la población en las negociaciones”, y se demanda que “todo lo acordado por los estados sea vinculante y que se pueda castigar a los que no lo cumplan”, algo que se reclama frente al fracaso de los objetivos del Protocolo de Kyoto y, especialmente, por la falta de cumplimiento del Acuerdo de París, que precisamente será revisado durante la COP28 en lo que se conoce como “Global Stocktake”.

Los espacios institucionales se encuentran cada vez más alejados de la sociedad civil, que no se siente representada por sus representantes

La juventud exige “a los países partícipes de la COP medidas de ayuda y reparación”, declara Jaume Pujol, activista mallorquín de Juventud por el Clima. Dan un paso más allá, afirmando que “necesitamos negociaciones valientes y ambiciosas en las que todos los países se comprometan a una descarbonización ya”. Sin embargo, la conclusión está clara: los espacios institucionales se encuentran cada vez más alejados de la sociedad civil, que no se siente representada por sus representantes. El contexto abruma a una juventud sometida a un panorama repleto de conflictos bélicos, genocidios como el palestino, ascenso de la ultraderecha y una crisis climática cada vez más extrema. Ante todo ello, son necesarios “compromisos reales que nos proporcionen una respuesta a la altura de la situación de emergencia que ya vivimos”, afirma Pujol. 

En un momento en el que las crisis se suceden y azotan a la sociedad de forma continua, la participación e implicación política se vuelven imprescindibles para la canalización de rabia en demandas, buscando “una respuesta que priorice y piense en todas las afectadas por la crisis climática y deje de lado los intereses económicos de unos pocos”, según Pujol. Los cauces convencionales están quemados y frente a ello la movilización social y organización comunitaria son la herramienta para hacer frente a la frustración y la desesperanza de las Cumbres. 

En Madrid, habrá acciones los días 2 y 3 de diciembre; pero también se esperan movilizaciones en País Valencià, Navarra o Mallorca

“Que se inicien de forma inmediata los cambios necesarios para afrontar la crisis climática en las políticas energéticas, urbanas, agrarias, sociales y económicas, que protejan a las personas, especialmente a las mujeres, y al planeta frente a las múltiples agresiones que nos dejan cada vez más expuestas”, es lo que reclaman los movimientos a través de la Alianza por el Clima, plataforma que abarca decenas de organizaciones ecologistas y ecosociales, que llama a la movilización a lo largo de todo el territorio español bajo el lema “Ante la emergencia climática que ya sufrimos: Soluciones y no declaraciones”. En Madrid, habrá acciones los días 2 y 3 de diciembre; pero también se esperan movilizaciones en País Valencià, Navarra o Mallorca.

Se organiza así la respuesta de la sociedad civil a un contexto en el que la toma de decisiones requiere más que nunca de la participación social, pero en el que se hace imposible hacerlo a través protestas frente a las COPs en las que trasladar las demandas de manera directa a los representantes políticos. Así, las movilizaciones de la Alianza por el Clima se centrarán en cómo afecta esta crisis a la población, declarando la importancia de “una respuesta suficiente y adecuada contra la crisis climática que atravesamos, a través de una transformación sin precedentes que ponga en el centro a las personas, la ciencia, la salud, la reducción de las desigualdades y la justicia climática”. Es una cuestión de salud planetaria, de una violencia ejercida sistemáticamente hacia los cuerpos y territorios.

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