Despoblación
De emigrantes a ciudadanos en el exterior: las desventuras del vaciamiento rural en Extremadura

El "I Congreso Mundial Ciudadanía Extremeña en el Exterior" patrocinado por la Junta ha reabierto de nuevo el debate sobre las cuestiones del despoblamiento y la emigración en Extremadura.  

24 dic 2018 18:18
En términos de geografía humana, aquel territorio con una densidad de población inferior a los 10 habitantes por kilómetro cuadrado pasa a ser considerado un desierto demográfico. En Extremadura existen, en condiciones aún más extremas (en este caso hablaríamos de 7,6 habitantes/km2), un total de 80 municipios en la provincia de Cáceres y 3 en la de Badajoz. Junto a otras áreas de Castilla-León y Galicia, conforman un espacio que se ha dado en llamar la Franja de Portugal. Residen allí 253.690 personas repartidas en 33.500 kilómetros cuadrados, un territorio más grande que Bélgica, y cuya densidad resulta comparable a la de Laponia, en el extremo septentrional de Escandinavia. Estas cifras son, en cualquier caso, las referidas al censo, de manera que con absoluta certeza los números de residencia real resultarán aún más bajos. No hacen falta demasiados análisis de semejantes datos para contrastar la crudeza de lo que representan.

No hablamos de una excepción en el Estado español. La Serranía Celtibérica, conocida como la Laponia del Sur, ubicada en el entorno periférico de cinco comunidades autónomas (en su “núcleo duro” incluiría parte de las provincias de Soria, Guadalajara, Teruel, Cuenca y el interior de Valencia), arroja un saldo de 487.417 habitantes (7,72 hab/km2), contando, además, con la tasa española de natalidad más baja y el índice de envejecimiento mayor de la Unión Europea. El interior de la península se está vaciando desde hace décadas, pero ahora la situación asoma con los afilados colmillos de los números, de las estadísticas, del cálculo y de la probabilidad. De su mano, las definiciones grandilocuentes, los golpes de pecho de la clase política, los best-seller de moda entremezclando el resentimiento con la lástima, generando un territorio de ficción desde el que vender certezas fáciles de digerir desde, por y para la ciudad.

Ya estamos en el suroeste, entonces, homologados. Ya teníamos nuestra Siberia y ahora, casi sin darnos cuenta, obtenemos nuestra particular Laponia. Ya tenemos hechas las cuentas de liquidación de esos pueblos en constante declive, convertidos en preludio del fantasma que pueden llegar a ser. Se anuncia el éxodo como grito incontestable ―un pueblo vacío genera el más atronador de los silencios― de una situación que lleva décadas manifestándose desde las infraestructuras insuficientes, la desasistencia sanitaria o formativa, la ausencia de recursos capaces de fijar población, de mantener juventud, de atender la ancianidad.

Residen allí 253.690 personas repartidas en 33.500 kilómetros cuadrados, un territorio más grande que Bélgica, y cuya densidad resulta comparable a la de Laponia

Se está en el punto de hablar de inviabilidad biológica o, acudiendo a un término de Pilar Burillo, investigadora de la Universidad de Zaragoza, de demotanasia: “Un proceso que, tanto por acciones políticas directas o indirectas como por la omisión de las mismas, está provocando la desaparición lenta y silenciosa de la población de un territorio, que emigra, y deja a la zona sin relevo generacional”. La evidencia: sin gente no hay pueblos, no va a haber pueblos, algunos ya no están. Y crece la sangría.

El envejecimiento y el precio del éxodo

Cada vez somos menos y cada vez seremos más viejos. La Proyección de Población de España 2014-2064 (realizada por el Instituto Nacional de Estadística) pronosticaba que, en los siguientes 15 años, esta perdería un millón de habitantes. Ampliando el plazo a 50, la pérdida se elevaría a 5,6 millones (un 12,1% del total). La predicción de envejecimiento señalaba que, en la segunda mitad de siglo, los mayores de 65 años superarán el 40% de la población. Extremadura tiene hoy, aproximadamente, la misma población que en 1920 y, sin ningún género de dudas, ese vaciamiento ha tenido su expresión más aguda en el medio rural. Un exilio con nombres y apellidos de vecinos y vecinas, de sus hijas, de sus hijos, pero un exilio también del conocimiento posible, del talento creador, una fractura todavía difícil de cuantificar en la línea de transmisión de conocimiento. Transmisión que operaría no solo en referencia a tradiciones o folklore, sino al conjunto de habilidades culturales que describen un entorno social, esas que lo enriquecen y lo constituyen a través del tiempo, en íntima relación con su entorno. Es la técnica material y también son las estrategias de adaptación, los usos colectivos, las mecánicas de cooperación y de creación de comunidad, de sociedad. Cuando un pueblo muere se borra de un plumazo toda referencia social, pasa a ser objeto de evocación, de estudio. Oficios para el recuerdo, palabras perdidas, solidaridades en pretérito imperfecto, crónicas donde reposar la melancolía.

El campo contra la melancolía. Expresiones en diversidad

Lo que menos necesita el campo es melancolía. Necesita ser escuchado sin ser convertido en centro de interpretación de un tiempo extinto o en sala de reflexión de urbanitas aparentemente incapaces de contener los juicios morales acerca de un territorio que, ni conocen, ni parecen ser capaces de abordar libres de prejuicios. Necesita, también, ser observado en su auténtica dimensión de diversidad: no hay un solo medio rural. Hay un completo mosaico de realidades perfectamente diferenciables: aldeas diminutas junto a localidades con miles de vecinos donde la existencia es asimilable a la de una pequeña ciudad en relación a los usos de ocio o habitualidad social; pequeños pueblos aislados o archipiélagos de localidades de tamaño medio tejiendo una red comarcal en perfecta cercanía y continuidad; lugares remotos de difícil acceso y poblaciones al lado de una autovía... Todos son pueblo, todos son pueblos, todo eso tan diverso es el medio rural. No son pueblos solo aquellos lugares capaces de condensar estéticamente la idealización bucólica neorrural. De todos dependemos porque todos albergan un patrimonio inmaterial indispensable y porque en eso que genéricamente se llama campo se crean cosas tan simples (o complejas) como son todas las de comer y la mayor parte de aquellas que nos hacen vivir como conocemos, esas que tienen que ver, nada más y nada menos, que con la energía.
No son pueblos solo aquellos lugares capaces de condensar estéticamente la idealización bucólica neorrural

Comida y fuerza; verdura e hidroeléctricas; carne y parques eólicos... Cerezas del Jerte y Almaraz, hoy, y la intentona de Valdecaballeros en su día. Una relación de subalternidad material con doble dirección descrita desde la desposesión o la extracción de recursos, de todos los recursos, se encuentren donde se encuentren. En ese medio rural convertido en almacén extractivo, sus habitantes tienen reservada la opción de ser parte del decorado o presunta mano de obra de alguna infraestructura, sin más explicación que la apelación al progreso y sin más contrapartidas que un siempre dudoso empleo. También votan eso sí, y por eso periódicamente son carne de vindicación pública, visita ritual y consiguiente inauguración.

Una cultura y un espacio en resistencia

Existe otra oferta más, además del expolio: ser repositorio emocional de una cultura urbana necesitada de sensaciones de pureza originaria. Dentro de esa hipótesis de la ruralidad musealizada, y para demasiados agentes, la salvación del campo y de los pueblos pasaría por convertirse en un archipiélago de casas rurales a las que acudir los viernes buscando encanto y de las que volver los domingos por la tarde con tu tarro de mermelada ecológica. Todo bioguay, eso sí. Pero sucede que en los pueblos, en ese campo de expresiones tan diferentes, conviven campesinas y maestros, veterinarias, estudiantes, agricultores y artesanas, tenderos, músicos, hosteleras, pastores, panaderas, pensionistas (muchos, muchas), currelas de la construcción, desempleados, ganaderas, mujeres marroquíes dejándose la vida recogiendo fresas para media Europa o jornaleros (sí, aquí en el sur hay muchos trabajadores por cuenta ajena en la ganadería y la agricultura, no es esto ese pretendido océano de pensionistas y pequeños propietarios). Esa gente, toda, es la que da interpretación, vida y sensibilidad a un espacio que, sin su presencia, pierde todo sentido.
Una Cultura construida sobre realidades y no sobre idealizaciones, en constante pelea contra una permanente inferiorización, una población con necesidades materiales comunes...

Son sus habitantes quienes mantienen la memoria, quienes construyen y modifican día a día su cultura. Mejor dicho, su Cultura con mayúsculas. Una Cultura construida sobre realidades y no sobre idealizaciones, en constante pelea contra una permanente inferiorización, una población con necesidades materiales comunes, una población que habita también el mundo de internet y las redes sociales, sometida a las mismas guerras culturales pero que, además, se encuentra inmersa en la crisis del abandono, de la emigración, a la vez que sostiene un patrimonio en riesgo evidente de extinción. Tiene, por supuesto, líneas de tensión ecológicas, de género y de clase, no es una sociedad esperando ser considerada el paraíso.

Y ahora que tanto se habla de cuidados igual hay que recordar que eso, exactamente eso, es lo que había inscrito en las fórmulas tradicionales de cooperación rural. De ahí que un campo en proceso de despoblación también implica la pérdida de lógicas sociales valiosísimas que acompañarán en su desfile hacia ninguna parte a las razas autóctonas, las semillas, la diversidad genética, los usos del medio, el paisaje...

Escuchar a los vivos. De agendas y responsabilidades presentes

Mientras observamos la realidad a través de Españas Vacías, hotelitos con encanto y Laponias (bienvenida la denominación como concepto removedor de conciencias, en cualquier caso), sucede que acometemos el debate sobre la despoblación empeñándonos en hablar de tumbas y no de vivos, perpetuando los silencios. Se equivoca quien se queje de que el mundo rural no tiene voz. Ya la tiene, pero sofocada porque nunca se le da la palabra para escuchar sus problemas reales y porque jamás ocupa el sitio que le correspondería en la agenda política real. De ser así, alguien debería preguntarse seriamente por qué la ingente cantidad de recursos llegados de Europa no han fraguado en nada. Ante la evidencia de que no se invierten las tendencias negativas cabe, como mínimo, la interrogación sobre si algo no se habrá hecho mal, o no se habrá hecho, o se habrá dejado de hacer. Porque en otros lugares, en otras regiones de Europa, se han adoptado políticas decididas de fijación de población que sí han funcionado eficazmente y que incluían medidas concretas en relación a la sanidad, al empleo, a las comunicaciones, a la cultura, a la conectividad, a la educación, a la administración o a la fiscalidad. En el norte de Escocia, como ejemplo, su agencia de desarrollo territorial (Highlands and Islands Enterprise, HIE), consiguió invertir una situación de declive demográfico y económico endémica.
Se equivoca quien se queje de que el mundo rural no tiene voz. Ya la tiene, pero sofocada porque nunca se le da la palabra para escuchar sus problemas reales y porque jamás ocupa el sitio que le correspondería en la agenda política real

Incluso existen propuestas, como las de Asociación para el Desarrollo de Serranía Celtibérica, que se atreven a sugerir medidas similares a las adoptadas en relación a las Islas Canarias y otros territorios europeos: IVA reducido del siete por ciento, un impuesto de sociedades diferente, bonificaciones en sueldo e IRPF de los empleados públicos, subvenciones de la PAC (Política Agraria Común) más generosas, y descuentos en el transporte para residentes. Todo opinable, pero todo tangible. Ni es un designio divino que espacios geográficos inmensos del interior de la península ibérica se tengan inexorablemente que vaciar ni la administración pública está en absoluto libre de responsabilidad en el proceso. 

Ahora que crece el reconocimiento de la economía sostenible y de los valores ambientales, sociales y culturales de las actividades vinculadas con el territorio y el medio natural, cuando sería el tiempo de la producción de calidad, cuando los flujos económicos de proximidad que son capaces de establecerse con (y en) el medio rural pueden resultar un valor añadido definitivo para generar un futuro económico posible, justamente ahora, nos asomamos al precipicio del desierto demográfico. Y, claro, la observación de este fenómeno debiera animar otro debate político adicional, el que atendería a la responsabilidad del modelo neoliberal y de las lógicas de mercado en el actual estado de las cosas, el que contemplaría hasta qué punto les resulta funcional (o como mínimo indiferente) a los procesos de globalización económica y de concentración de poder la existencia de un medio rural en régimen de virtual saqueo colonial. Convendría hacer desde esa óptica, por ejemplo, un juicio real de la Política Agraria Común y de los modos, los tiempos y de las consecuencias de su aplicación. Y, de camino, reflexionar cómo tras tantos planes estratégicos de apoyo al medio rural, tantas mesas y tantas palabras, tantas economías verdes y circulares, tras la pomposa Estrategia Extremadura 2030, finalmente lo que sucede es que llega una multinacional minera por acudir al presente inmediato, amenaza con arruinar los valores ambientales de cualquier puñado de municipios extremeños y la Administración, o bien titubea o, directamente, le regala los derechos de explotación. Colofón: en Extremadura se tramitan actualmente 230 nuevos proyectos para extraer minerales a cielo abierto, “desarrollo rural” del duro.

Más de lo mismo, nadie allá arriba parece haber entendido nada, amenaza extenderse un frío lapón. En la Siberia, eso sí, dicen que van a levantar Elysium City, un nuevo y magnífico Eurovegas que traerá ríos de leche y miel. ¿Hay algo más rural que la leche y la miel? 

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

El Salto Radio
El Salto Radio Cambiar el mundo desde lo pequeño
Una jornada en la que se comparte la comida, la música y las esperanzas del mundo. Entre tortillas y paellas se habla de la realidad Palestina o las jornaleras de Huelva.
Ferrocarril
Tren y despoblación Con el Movimiento Tren Ruta de la Plata, contra el cambio climático y la despoblación
La recuperación del tren Ruta de la Plata y la articulación del llamado Corredor Oeste son esenciales en un contexto de lucha contra el cambio climático y la despoblación.
Medio rural
MEDIO RURAL Escuelas castellonenses reclaman comedores sostenibles
La visión urbano-céntrica de la legislación en materia sanitaria y alimentaria dificulta la apertura y mantenimiento de los comedores escolares rurales
#61932
28/5/2020 17:12

Hola existe muchos inmigrantes como yo que queremos irnos a dar vida aquellos pueblo que envejecen,se que podríamos muchos como yo sacar a aquellos pueblo y volverlos a renacer pero necesitamos el apoyo de los alcaldes,del ayuntamiento y unidos apoyándonos sin diferencias esos pueblos saldrían a flote estoy muy segura de ello soy mujer pero sé cómo instalar una luz una toma de agua asentar ladrillos ,clavar , mis habilidades son diversas y así como yo hay muchas mujeres que podríamos ayudar a que las cosas mejores y que aquellos pueblo se levanten....

0
0
#28471
28/12/2018 11:12

La mayoría de los trabajos que se citan en el artículo se contrata sin contrato, quizás por ahí vienen los tiros también. En el país de la subvenciones no se mueve nadie sin su trocito de pastel, y si no te llega, ya te llegará. Aquí sólo hacen dinero los que ya lo tienen o los sinvergüenzas de diversa índole.

1
0
Jose
27/12/2018 22:54

Que gran artículo y que ganas de hacer algo como extremeño emigrante

3
0
Félix
26/12/2018 20:12

Excelente artículo. Ahora sólo hace falta preguntarse a quién beneficia toda la miseria que se lleva cosechando en esta comunidad desde tiempos inmemoriales. De verdad hace falta decirlo?

3
0
el hombre sin tiempo ni tierra
25/12/2018 1:54

Una buena opción para vivir en el mundo rural es estar dispuesto/a a mancharse las manos, sentir el sudor del esfuerzo físico. Y trabajar la tierra de otros/as, porque mira que está difícil el acceso a la tierra. Pero es bonito el riesgo, y el esfuerzo, y los pequeños sacrificios. Y el campo te devuelve con creces lo que tú le das. Pero la tele vende otras cosas más estratosféricas, y los políticos regalan la tierra a las altas esferas. En palabras del Director general de minas, la minería a cielo abierto evitará la despoblación rural. Mal vamos pues. Primero nos hará emigrar a muchos/as, los que ahora habitamos y trabajamos en/la/por la tierra. Después hará emigrar a los mineros. Mal vamos si confiamos en ellos. Pero solo podemos cambiarlo desde abajo, y con esfuerzo.

7
0
#28384
24/12/2018 20:41

Estupendo artículo.

5
0
#28382
24/12/2018 19:53

Volvemos a sufrir una emigración extremeña que va recordando a los peores momentos de nuestra historia. O nos movilizamos e Extremadura se vacía

9
0
#28374
24/12/2018 18:35

Es una situación terrible, Extremadura se vacía, se marcha además el sector más dinámico y joven, nuestro futuro, y la Junta lo poco que se le ocurre es hace un acto que malgasta 120.000 euros y trae a los pocos personajes de renombre en el exterior como si fuera el programa de Extremeños por el mundo

12
0
Genocidio
Rumbo a Gaza La Flotilla de la Libertad se prepara para zarpar hacia Gaza
Un carguero con 5.500 toneladas de ayuda humanitaria y tres barcos más cargados con cientos de personas, entre ellas observadores de los derechos humanos, personal médico, periodistas y políticos —incluida Ada Colau—, integrarán la Flotilla.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Más de 80 ciudades saldrán a la calle el 20 y 21 de abril para denunciar el genocidio israelí en Gaza
El movimiento de solidaridad con el pueblo palestino denuncia la complicidad del Gobierno español con la masacre al seguir comprando y vendiendo armas a Israel.
Palestina
Palestina El terror de gestar, parir y maternar en una tierra devastada
La violencia reproductiva sacude más que nunca Gaza, donde las ONG están reportando un incremento alarmante del número de abortos espontáneos causados por el estrés extremo que atraviesan las madres durante la gestación.
Galicia
Altri Vecinos, ecologistas y científicos saltan a Bruselas para frenar la celulosa que amenaza el corazón de Galicia
Las plataformas de vecinas afectadas y ambientalistas han podido reunirse con altos funcionarios de la Comisión Europea especializados en normativa medioambiental aupados por la eurodiputada del BNG Ana Miranda para seguir defendiéndose de Altri.
Violencia policial
Violencia institucional Iridia consigue reabrir judicialmente el caso de una muerte por pistola taser policial
Es uno de los 56 casos en los que ha litigado la entidad de derechos humanos en 2023 y en los que hay un total de 156 agentes o funcionarios encausados.
Especulación urbanística
Especulación urbanística El pelotazo de Las Cárcavas: cuatro torres de apartahoteles crecen a la sombra del futuro trazado de Fórmula 1
Los vecinos del barrio madrileño denuncian el desarrollo desde hace un año de viviendas turísticas donde debían situarse equipamiento para el barrio, justo en la zona del futuro circuito de carreras urbano.
Culturas
Xirou Xiao “Mi mirada artística es constructiva y, por tanto, tiene en la educación su aliada”
La compañía de performers Cangrejo Pro; la exposición ‘Zhōngguó. El País del Centro’ o la película de Arantxa Echevarría ‘Chinas’ son algunos de los proyectos en relación a la comunidad china en Madrid con la impronta de Xirou Xiao.
Elecciones
Debate electoral Imanol Pradales esquiva el debate sobre Osakidetza tras sufrir una agresión en un mitin electoral
Imanol Pradales y Eneko Andueza mantuvieron un excelente entendimiento: los socios de Gobierno atacaron a Pello Otxandiano en cada bloque. Pradales se palpaba más asustado que Andueza, que se comportó de forma histriónica.

Últimas

El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
PSOE
PUERTAS GIRATORIAS Las Juventudes Socialistas de Euskadi, una agencia de colocación de cargos públicos
El trampolín laboral en las juventudes socialistas fue utilizado por el secretario general, la vicesecrataria, su secretaria de formación y otros cuatro miembros de su ejecutiva.
Ocupación israelí
Palestina El Salto te ofrece una camiseta para apoyar económicamente a la UNRWA
No cesamos de buscar nuevas vías para visibilizar un mayoritario clamor social que pide un alto el fuego al que apenas se da cabida en el discurso mediático convencional. Todos los beneficios de esta campaña irán destinados a la UNRWA.
África
Hakim Adi, historiador “Hay mucha desinformación sobre el comunismo y su conexión con África y la diáspora”
El historiador Hakim Adi explora las conexiones entre el panafricanismo y el comunismo en una investigación que ha desarrollado en los últimos diez años y que requirió la consulta de archivos en Rusia, EE UU, Gran Bretaña y varios países de África.
Sanidad
Sanidad a la madrileña Madrid supera el millón de pacientes en lista de espera mientras mantiene camas cerradas en hospitales
La planta siete del ala norte en el Hospital Clínico de Madrid lleva cuatro semanas cerrada con 30 camas sin utilizar mientras la comunidad supera el millón de pacientes en espera, más de 90.000 para una intervención quirúrgica.
Más noticias
El Salto Twitch
El Salto TV Los empresarios engordan la inflación y se comen tu salario
En el programa en directo de Economía Cabreada del 16 de abril analizamos los márgenes empresariales de récord, sus efectos sobre la inflación y los salarios con Natalia Arias de CCOO y Dani Yebra de Eldiario.es
Greenwashing
Greenwashing Repsol, denunciada ante Competencia y Consumo por publicidad engañosa
Ecologistas en Acción, la Federación de Consumidores y Usuarios CECU y Greenpeace denuncian ante la CNMC y ante la Dirección General de Consumo que la petrolera realiza “declaraciones ambientales engañosas” en su comunicación pública.
Laboral
Despidos irregulares El Ayuntamiento de Píñar es obligado a readmitir a las trabajadoras despedidas tras reconocer fraude de ley
Incertidumbre entre las guías de las Cuevas de Píñar y las empleadas de ayuda a domicilio: el juez de lo Social considera que se produjo un despido irregular, pero el Consistorio no parece dispuesto a devolverles sus empleos
Arte
Arte Guerra, crisis migratoria y Unión Europea: el arte crítico de Avelino Sala en la primera Bienal de Malta
El salón español de la Bienal de Arte de Malta está ocupado por cinco creaciones del artista gijonés Avelino Sala en las que representa las similitudes entre las guerras pasadas y presentes, los estallidos sociales o la hipocresía de la ONU.

Recomendadas

Genocidio
Mkhaimar Abusada “Israel quiere quedarse en Gaza”
En esta conversación el doctor gazatí de Ciencias Políticas, Mkhaimar Abusada aborda la popularidad de Hamás en Gaza, las probabilidades de éxito israelí en la lucha por extinguir la insurgencia palestina o el futuro político del enclave.
Genocidio
Genocidio Clamor entre empleadas de las big tech ante la complicidad de Google con el genocidio israelí en Palestina
El gigante tecnológico de Silicon Valley ha firmado este mismo año un acuerdo de colaboración con Israel que, según sus propios trabajadores, puede aumentar la capacidad de videovigilancia y selección de objetivos militares a través de Google Photos.
Violencia machista
Violencia patriarcal El falso Síndrome de Alienación Parental: el infierno de las “malas madres” que dicta el patriarcado
Pese a que ninguna prueba empírica lo avala, se sigue empleando entre profesionales de la justicia y trabajadores sociales para criminalizar a las madres y justificar que padres violentos pasen tiempo con sus hijos e hijas
Violencia sexual
Clara Serra “Legislar el sexo con arreglo al deseo es la vía directa al punitivismo”
En ‘El sentido de consentir’, Clara Serra defiende que el concepto de consentimiento es precario y ambiguo. Pese a su utilidad jurídica para hacer leyes, argumenta, no puede convertirse en la receta mágica.