Coronavirus
España aprueba la vacunación infantil contra el covid-19
España da el visto bueno a la vacunación infantil y comenzará la administración de dosis de Pfizer a los menores de entre 11 y 15 años el 15 de diciembre. Así lo acaba de aprobar la Comisión de Salud Pública, después de que esta vacuna fuera validada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) el pasado 25 de noviembre.
La pauta administrada, que será de dos dosis con ocho semanas de diferencia entre pinchazo y pinchazo, se ha aprobado, en palabras del Ministerio de Sanidad, para disminuir la carga de enfermedad de este colectivo y la transmisión en el entorno familiar, en los centros educativos y en la comunidad. “La Comisión destaca la importancia de proteger a los menores de estas edades no solo de la enfermedad en su faceta aguda, sino también ante posibles afecciones a futuro y frente al síndrome de COVID persistente”, indican en un breve comunicado.
Mientras, el país escala en la sexta ola de covid-19 y las cifras de incidencia acumulada llegan ya a los 249 casos por cada 100.000 habitantes, según los últimos datos del ministerio. En este contexto, la infancia marca la delantera en contagios. Así, los menores de once años muestran una tasa global de 412 y en comunidades como Euskadi o Navarra, donde los valores medios también están al alza, superan los cuatro dígitos, con 1.384 y 1.564 respectivamente.
Para los expertos esta tendencia era “previsible”, debido a que estos valores corresponden con el único colectivo que no está vacunado. Y, si bien, en un contexto de contagios en ascenso es lógico pensar que los colectivos no inmunizados serían los más afectados, la eliminación de medidas contra el covid-19 como la reducción de ratios, que acometieron muchas autonomías, han actuado de “gasolina” en este contexto.
“Es más fácil mantener la mascarilla hasta en el patio, pero medidas fundamentales como los grupos más pequeños, ya que tienen más coste, son las que menos perduran en el tiempo”
“El aumento de la incidencia en esta etapa viene condicionado porque es el tramo que no está vacunado. Ahora bien, dentro del entorno educativo el aumento de las ratios ha actuado como facilitador. Fueron muy pocas las comunidades que mantuvieron las aulas como en 2020”, expresa el médico de familia y diputado por Más Madrid en la asamblea madrileña, Javier Padilla.
Madrid, junto con Andalucía y Murcia fueron las primeras en confirmar que volverían a ratios prepandémicas. En Madrid se pasó de 10.000 profesionales de refuerzo contratados para el curso pasado a 3.000 nuevos docentes para este año y hoy hay 7.500 aulas menos. En Andalucía las cifras pasaron de 8.000 a 5.300 profesionales, y en Murcia se eliminaron todos los refuerzos, esto es, 1.500 profesores, además de recortar a la plantilla prepandémica en 400 plazas. Mientras, en Euskadi, aunque se aseguraba que se mantendría a los 1.064 extras, las aulas volvieron a 2020.
“Ahora mismo hay un aumento de transmisión y aumenta en los no vacunados pero es bastante probable que el aumento hubiera sido menor si se hubieran mantenido las medidas del año pasado”, expresa el epidemiólogo Pedro Gullón. “Durante la pandemia se han usado medidas con mucha visibilidad pero con poco coste. Las que generan coste son las que primero se suelen tumbar. Es más fácil mantener la mascarilla hasta en el patio, pero medidas fundamentales como los grupos más pequeños, ya que tienen más coste, son las que menos perduran en el tiempo”, expresa.
“La vacuna se está mostrando como segura y no hay motivo para pensar que los efectos en los niños de 13, que ya se están vacunando, van a ser diferentes en los de 12 años”, expresa Javier Padilla
Balance riesgo-beneficio
En cuanto a la conveniencia o no de la vacunación entre la población infantil, los expertos hablan del balance riesgo-beneficio como la clave en la que debe pivotar el debate. “La vacuna se está mostrando como segura y no hay motivo para pensar que los efectos en los niños de 12, que ya se están vacunando, van a ser diferentes en los de 11 años”, expresa Padilla, quien considera que el balance riesgo-beneficio es “favorable sobre todo en términos sociales”.
Pedro Gullón comparte esta visión aunque afirma tener “alguna duda” en países donde el porcentaje de vacunación es tan alto como en España. Para este epidemiólogo hay dos niveles: el nivel individual y el nivel colectivo. “La diferencia en la vacunación infantil con la de los adultos es que los beneficios individuales son menores porque la enfermedad tiene menor probabilidad de ser peligrosa en la infancia. Total que aunque los riesgos sean los mismos, los beneficios son menores”, explica Gullón. Pero, desde el punto de vista de las dinámicas poblacionales “pueden ser contagiados y contagiar y esto hace que la balanza se decante por vacunar a los niños”, explica.
“Los riesgos son muy parecidos a los del resto de la población pero una cosa es asumir los riesgos cuando los beneficios son altos y cuando estos no lo son tanto. El balance riesgo-beneficio es menor”
“Los riesgos son muy parecidos a los del resto de la población pero una cosa es asumir los riesgos cuando los beneficios son altos y cuando estos no lo son tanto. El balance riesgo-beneficio es menor. A medida que la edad va disminuyendo este balance es más pequeño. No es el mismo que en personas mayores, el balance es un poco más ajustado”, relata.
Rastreo pendiente
Lo que sí está claro es que en esta sexta ola hay tareas pendientes. Y los consultados coinciden en que la principal es el rastreo, una medida que ya estaba en proceso de desmantelamiento y que hoy se hace necesaria, principalmente en los colegios.
“Seguimos teniendo los mismos problemas de rastreo que teníamos en 2020. En la mayoría de Comunidades Autónomas no hay incentivos para que sigan realizándose y seguimos teniendo tasas de rastreo bajas”, expresa Padilla mientras añade una medida útil que podría ser aplicable en las aulas. “Algunas comunidades van a monitorizar la calidad del aire en los bares. Y esto no se va a extrapolar a colegios, cuando debería”, afirma.
“Los sistemas para el rastreo se han ido desmantelando. En cuanto la incidencia aumenta, hacer el seguimiento de casos se vuelve una tarea muy ardua pero sigue siendo fundamental”
“La herramienta más básica en epidemiología es la que sigue fallando: el rastreo”, explica Gullón. “Para los niños hay tres potenciales estrategias —prosigue—: vacunación, disminución de las ratios y fortalecer los sistemas de rastreos para que en cuanto haya un caso no se extienda por el resto del aula”.
“En los coles al principio era más fácil y con los meses es más difícil hacerlo. Los sistemas para el rastreo se han ido desmantelando. En cuanto la incidencia aumenta, hacer el seguimiento de casos se vuelve una tarea muy ardua pero sigue siendo fundamental”, concluye.
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