Cine
Filmar desde lo común

Las redes de apoyo mutuo en el sector del cine documental contemporáneo son una forma de enfrentar la precarización y la falta de respaldo institucional. Conversamos sobre su potencia con cineastas que han expuesto sus trabajos en el Festival Punto de Vista de Iruñea.

Punto de Vista
Productoras, actrices y cineastas se sientan alrededor de una mesa durante el festival de cine Punto de Vista, en Iruñea. Ione Arzoz

Dice Eva Illouz que la emoción es la energía interna que nos moviliza y nos impulsa a actuar. Las películas documentales del Festival Punto de Vista de Iruñea han estado repletas de emociones que nos invitan a la acción. Para nosotras, la acción siempre ocurre en relación, siempre es social. Por ello, la emoción que nos movilizó especialmente fue la que nos generó ver la repetición de nombres en los créditos de las películas de producción local. ¿Qué redes de colaboración hacen posible este tipo de cine documental? ¿Qué les mueve a trabajar en común? ¿Cuáles son sus condiciones de producción?

Gracias a la ayuda de David Aguilar, miembro de la productora cooperativa Zazpi T’erdi, reunimos alrededor de una mesa para conversar sobre estos temas a varias de estas artistas justo antes de la gala final del festival.

Tejer redes

Ione Atenea (Iruñea, 1985), ha presentado este año en la sección Pasaia su última película, Enero. También es una de las protagonistas de Young and Beautiful (Premio del público, Punto de vista 2018), de la directora Marina Lameiro (Iruñea, 1986). “Después de esta experiencia decidimos unirnos porque yo también tenía algún proyecto más, como la peli que he puesto hoy”, comenta Ione. Marina y Maddi Barber (Lakabe, 1988) se conocieron en el Punto de Vista y poco después empezaron a colaborar entre ellas. “Nuestra amistad surgió ya colaborando. Trabajamos muy a gusto y a raíz de ahí hemos hecho más cosas. Realmente nos conocimos trabajando juntas”, recuerda Marina.

Las redes se comenzaron a tejer a través de amigos en común y presentaciones, que hicieron que se conocieran más entre ellas y empezaran a colaborar. “Ahora Marina está en Enero como productora y yo estoy trabajando con Mirari en mi próxima película”, dice Ione. Mirari Echávarri (Iruñea, 1988) recuerda el fin de semana que se juntó con Maddi en Inglaterra para ayudarse mutuamente con sus proyectos. “Antes de esto trabajé en otros proyectos pero no había una forma de colaborar tan directa. Trabajar con Maddi en 592 metroz goiti fue un poco el comienzo de otras formas de colaborar, algo muy bonito”, afirma Mirari.

Antes de esta red más o menos informal de colaboración, la situación era muy distinta.

Antes de esta red más o menos informal de colaboración, la situación era muy distinta. Maddi rememora aquellos momentos de soledad: “No tenía a nadie, me sentía súper sola. Recuerdo que miraba a Donosti porque sí que conocía a Zazpi T’erdi y a Las chicas de Pasaik, de los cursos de cine de Arteleku. Para mí era donde estaban pasando las cosas. En Iruñea no había nadie y recuerdo mucho sentimiento de soledad... y envidia también”. Marina confirma esa sensación. “Si no os hubiera conocido no sé si me hubiera quedado aquí porque habría sido un sentimiento muy grande de soledad”, añade.

Peru Galbete (Usurbil, 1987), que ha presentado su película Ura sartu zen barrura en esta edición de Punto de Vista, define esta red como “una red de amistad y de cuidado de gente que admiras que resulta muy motivante”. “Hay una cuestión fuerte de afinidad y de admirar el trabajo de otras, nos sentimos identificadas las unas con las otras”, añade Ione Atenea. Gerard Ortín (Barcelona, 1988) considera que, aparte de las relaciones afectivas y de trabajo, son “relaciones de aprendizaje en las que nos damos la oportunidad de experimentar”. “Está permitido el error como parte del proceso de aprendizaje colectivo”, afirma Maddi. “Por ejemplo, a nivel más conceptual con Maddi tengo una relación fuerte con discursos de ecología y entonces nuestro trabajo dialoga a este nivel”, añade Gerard.

Identidades colectivas

Gerard ha presentado este año Reserve, coproducida porPirenaika y Tractora koop. Pirenaika es una productora creada por Maddi, que este año ha presentado su última película Gorria en el marco de XFilms. “En principio era para producir mis películas, pero al crear una estructura legal he empezado a producir las de otras personas, como Reserve de Gerard o Medvevek de Ainhoa Gutiérrez”, comenta Maddi. “A veces me apetece ponerme en otras posiciones y acompañar en otros procesos. Me parece muy importante la figura de alguien que te acompañe en todo el proceso de producción”, añade.

Hiruki filmak la montaron Ione, Marina y Garazi Erburu. “Juntas hacen sus películas y ayudan a otras mujeres a hacer las suyas”, dicen en la web. “Hicimos la productora un poco con la idea de sacar nuestros proyectos, acompañarnos, ayudarnos e ir rotando de puestos”, dice Ione. “También pensamos en qué pasaría si alguien quisiera que le produzcamos su proyecto y al poco vino Arantza Santesteban a presentarnos su 918 gau. Nos encantó y le dijimos que sí entusiasmadas”, añade.

El caso deZazpi T’erdi es similar. “Simple y pura naturalidad”, afirma Iñaki Sagastume (Iruñea, 1977). “También por necesidad”, añade Pello Gutiérrez (Donostia, 1979). “En un momento éramos dos individuos, David Aguilar y yo, que empezamos a trabajar y a hacer cosas juntos y decidimos montar la productora con el objetivo de hacer cosas nuestras”, relata. “Iñaki colaboraba con nosotros en la producción, así que lo lógico fue seguir trabajando los tres con el objetivo de dedicarnos a hacer solo pelis y no otro tipo de encargos. Aunque todavía no hemos conseguido vivir exclusivamente de esto”, explica Pello Gutiérrez. “La colaboración es esencial en pequeñas productoras como nosotras, es la base de nuestras películas”, reconoce Iñaki. Este año se ha proyectado de nuevo su película, La vía flotante, un proyecto elegido por Xfilms 2018 y presentado en la pasada edición del festival.

"Nos consideramos colectivo y concebíamos el trabajo desde esa identidad”

Maider Fernández (Donostia, 1988) formó con María Elorza el colectivoLas chicas de Pasaik, ahora diluido. “Nosotras nos constituimos colectivo y nos consideramos colectivo y concebíamos el trabajo desde esa identidad”, comenta Maider. En comparación con la red de colaboraciones de la que estamos hablando “aquí yo creo que lo interesante es que cada cual mantiene su identidad, os entremezcláis, se generan unas colaboraciones… existe el contexto que habéis generado vosotras pero es interesante también las diferentes maneras. Mirari monta tu peli pero ayuda a Ione a escribir el guión o lo que sea. Igual la siguiente Ione ayuda a Gerard en otra cosa. Es algo que he aprendido de vosotras”, continúa.

Formulas de trabajo

“Creo que son sinergias que surgen de manera muy natural. El cine es un proceso de colaboraciones y tiras de la gente de confianza que está haciendo cosas a la vez que tú”, comenta Pello. “En la pregunta está el deseo. ¿Con quién quiero trabajar? Pues con estas personas con las que me encanta compartir momentos, ideas…”, dice Maddi.

¿Cómo es ese trabajo? “En contra de los rodajes de grandes producciones súper jerarquizados, nosotros muchas veces planteamos estructuras horizontales en las que no hay jerarquías ni de cargos ni de mandos ni de sueldos, que hace que también sea todo mucho más participativo”, explica Iñaki. “Quizás la afinidad va por ahí también, por querer trabajar de manera diferente, con otros procesos que no son los industriales, estándares, o lo que sea y encontrarnos ahí, encontrar otras fórmulas de currar y de estar”, añade Maddi.

Estas formas de trabajar hacen que se problematicen otros aspectos de la creación artística. Según Pello, “hay una concepción del cine y de la autoría un poco más difusa. Nuestra manera de trabajar es muy abierta, no es tú haz esto y ya está, entonces es normal que la idea cambie y vaya descubriéndose a lo largo de todo el proceso”. Por ejemplo, explica Ione, “yo invité a Mirari porque quería escribir un texto y al final parece que estamos dejando el texto para ayudarme más en montaje, en guión… no sabemos muy bien ponerle un nombre, pero está conmigo aportando un montón. ¿Cómo se pone esto en los créditos? No lo sabemos, habría que inventarse algo”. Para Maider, “la autoría en las películas es muy vaga, no sé si decir ‘esta peli es de no sé quién’ es la forma correcta de hacerlo. Todas las personas que interfieren en el proceso afectan de alguna manera a lo que estás haciendo”. “De hecho, igual les invitas porque quieres que cambie hacia ese otro lugar que esas otras personas pueden aportar”, sentencia Mirari.

Cooperas y compites

La dependencia de subvenciones y ayudas a la producción hace que muchas veces tengan que competir entre ellas en festivales o convocatorias públicas. La colaboración entre productoras posibilita que en ocasiones puedan acceder a financiación de varias entidades públicas, pero la situación económica de la producción de este tipo de cine documental sigue siendo precaria. Según Maider, “las ayudas a veces tampoco te dan para cubrir todo el presupuesto. Es decir, la gente que contratamos cobra pero, ¿de qué vivimos nosotras? Pues de otros curros”. Marina lo confirma, “al final nos tenemos que dedicar a otras cosas y nos falta tiempo”. Maddi y Gerard coinciden en que hay veces en que se paga con horas de trabajo en vez de hacerlo con dinero.

Las presiones fiscales y la rigidez de las figuras legales hacen que la producción muchas veces sea complicada. Para Gerard, “nuestro trabajo, con la flexibilidad de nuestras formas de colaborar, no se puede adaptar a las formas legales actuales. Somos artistas, que no tenemos muchos ingresos pero que producimos y a la vez necesitamos pedir subvenciones siendo personas físicas”. Iñaki remarca que “hay una gran falta de apoyo institucional al tipo de cine que hacemos, que es un cine que no lo contempla ni la industria, ni el mercado. Nuestras pelis son súper difíciles de vender, súper difíciles de que estén en el cine, que entren en la televisión”.

Para Mirari, al hilo de la paradoja que se da en el acceso a las ayudas y la competitividad que se genera, “es real que esto funciona siempre con convocatorias en las que tienes que competir unos contra otros pero, como estrategia de supervivencia, no hemos dejado de competir para colaborar, es como que se da al mismo tiempo”. Maddi añade que “estamos consiguiendo subvenciones, recursos, etc. y vamos contratándonos unas a otras. Aunque compitamos, puede ser que yo gane pero que tú trabajes en mi peli o al revés. Estamos tejiendo una red”.

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