Chile
Daniel Jadue: “4,8 millones han creído en una Constitución que es la que la mayoría del pueblo chileno quiere”

El exalcalde de la localidad chilena de Recoleta se encuentra actualmente en arresto domiciliario por un contencioso con las farmacéuticas. Desde su Ayuntamiento puso en marcha una experiencia pionera: las farmacias populares.
Daniel Jadue
Daniel Jadue, exalcalde de la municipalidad de Recoleta y militante del Partido Comunista Chileno (PCCh) Foto: Cedida

Daniel Jadue es una de las figuras más prominentes de la izquierda chilena. Arquitecto y sociólogo de ascendencia palestina, militante del Partido Comunista Chileno (PCCh), del que ha sido candidato presidencial y alcalde de la municipalidad de Recoleta desde el 2012 al 2024. En donde emprendió una serie de transformaciones sociales sin precedentes en Chile que le otorgaron un importante apoyo popular que trascendió las fronteras de Recoleta.

El 15 de octubre de 2015, Jadue inauguró el que sería unos de sus proyectos estrella como alcalde, la Farmacia Popular Ricardo Silva Soto, convirtiendo a Recoleta en el primer municipio de Chile en replicar la iniciativa de las farmacias populares. Un modelo que cuestiona el oligopolio farmacéutico mediante un sistema que permite a la municipalidad comprar los medicamentos tanto de laboratorios nacionales como del extranjero, reduciendo el costo de cadena de distribución, y con ello, ofrecer hasta un 70% de descuento en estos medicamentos.

En 2016, los ocho laboratorios farmacéuticos más importantes de Chile fueron investigados por subir los precios de sus medicamentos para intentar boicotear las farmacias populares. La investigación fue desarrollada por el Instituto de Salud Pública, ISP, debido a la denuncia realizada por el alcalde de Recoleta. A pesar de los diversos intentos de boicot por parte de las farmacéuticas, la iniciativa de las farmacias populares creció hasta sumar a ciento setenta municipios chilenos convirtiéndose en un auténtico desafío para el negocio de las multinacionales farmacéuticas que convirtieron a Jadue en su enemigo número uno.

En abril del 2024 comenzó un proceso judicial contra Jadue por supuesta “mala administración” en la Asociación de Municipalidades con Farmacias Populares (Achifarp), a raíz de una denuncia de la empresa Best Quality. A partir de ese momento comenzó una persecución judicial que todavía hoy continúa, que le ha llevado a estar noventa y un días en prisión preventiva y a encontrarse actualmente en arresto domiciliario.

Desde su arresto domiciliario, Daniel Jadue conversó con el Salto sobre su situación judicial, que queda del estallido social chileno del 2019, el gobierno de Gabriel Boric, el momento político internacional desde la victoria de Trump y sobre el genocidio en marcha en Palestina

¿Cuál es tu situación en estos momentos?
Estoy con una medida cautelar de arresto domiciliario total, por una investigación que se lleva en mi contra, que ya lleva cuatro años. No llevo cuatro años en casa bajo arresto, solo estoy por cumplir un año. Estuve tres meses en prisión preventiva en el anexo penitenciario Capitán Yaber. La investigación es sobre supuestos fraudes al fisco cometidos por mí en tiempos de pandemia bajo la figura de compras de insumos médicos y medicamentos para salvar vidas de las y los vecinos de Recoleta, durante mi periodo como alcalde. La Fiscalía lo ha interpretado como pérdida de patrimonio fiscal por decisiones mal tomadas.

Las farmacias populares siguen funcionando en más de 200 municipios de los 340 que tiene Chile

Recoleta fue un municipio pionero en implementar en Chile las farmacias populares. ¿En qué consisten?
Chile tenía hasta el nacimiento de las farmacias populares los medicamentos más caros del mundo. No había medicamento que no se vendiera con un 3.000% de beneficio en un mercado absolutamente desregulado. Las tres cadenas de farmacias más grandes concentran más del 60% de los puntos de venta y el 99% del mercado, siendo condenadas por colusión años antes. Pero bueno, como todo sistema judicial de los estados liberales, la pena había quedado en nada y habían terminado pagando multas irrisorias sin asumir el costo, lo que significó poner en riesgo la vida de muchas personas que no tenían acceso a los medicamentos.

¿Qué hicisteis?
En ese contexto, nosotros avanzamos hacia un sistema que no es solo la farmacia popular, es un ecosistema de iniciativas populares que intervenía en el mercado cumpliendo la letra de la Constitución de Pinochet, pero violando el espíritu de la Constitución de Pinochet, porque la Constitución de Pinochet fue creada por Jaime Guzmán para que el Estado nunca pudiera intervenir el mercado. Y sin embargo, nosotros encontramos una arista que nos permitió hacer: farmacia popular, ópticas populares, librerías populares, disquerías populares e inmobiliarias y energía popular.

¿Qué efectos tuvo?
Aseguramos, en toda esta áreas que son muy sensibles para la vida, que las personas pagarán un precio justo. Nosotros estamos en un país absolutamente neoliberal y por lo tanto, a lo más que uno puede aspirar en términos de asegurar derechos sociales es que se paguen lo justo y que no haya abuso; con la sola excepción de la salud primaria, que está asegurada hoy día como un derecho esencial, lo mismo que la educación primaria y secundaria. Pero todo el resto son mercancías que se transan a valores de mercado en un mercado completamente desregulado y que en el último tiempo ha ido subiendo, como en todo el mundo, el valor de las mercancías para contrarrestar la tasa de ganancia del capital a escala global.

Lo que pasó el 18 octubre del 2019 en Chile fue que el gobierno Piñera fue la gota que rebasó un vaso que se venía llenando desde la transición pactada para salir de la dictadura

¿Qué tal se lo tomaron las farmacéuticas?
Desde que pusimos en marcha las farmacias populares, tuvimos la acusación de que eran inconstitucionales. Pero la ley nos dio la razón. Después hubo una campaña mediática, que todavía hoy se mantiene, para decir que fracasaron. Pero siguen funcionando en más de 200 municipios de los 340 que tiene Chile. Y dentro de esa campaña, durante la pandemia, se produjo la quiebra de una asociación de municipios con farmacias populares, porque no se pudo pagar los insumos que compró al inicio de la pandemia, que los proveedores —BestQuality— entregaban a un sobreprecio de diez veces el valor de los insumos que compramos previa a la crisis sanitaria mundial, más allá que a las pocas semanas el precio y el mercado se normalizó, como le pasó en todo el mundo a mucha gente, y la asociación no pudo responder a los compromisos que había contraído y por lo tanto fue sometida a quiebra.

¿Qué pasó después?
Esa quiebra hoy día está en discusión porque está la discusión de si esa asociación es una institución pública o privada. Si fuera privada puede quebrar, pero si fuera pública debiera tener presunción de solvencia y no debiera haber quebrado nunca. Y los delitos que se me imputan son bajo la figura de una asociación pública. Un caso judicial que está atravesado por una red de intereses, la misma fiscal es familiar directa de un dueño de una cadena de farmacias.

Recuerdo al ministro de Hacienda invitando a todos los chilenos a comprar flores en un mes en que la inflación había tenido un salto muy importante y lo único que había bajado de precio eran las flores

Unas semanas antes del estallido social, Sebastián Piñera afirmó que Chile era un oasis en América Latina. Y de repente, 15 días después, el oasis se quebró. ¿Qué queda hoy del estallido?
Lo primero es que yo nunca le he llamado estallido social, porque el concepto del estallido tiene una trampa conceptual y es que hace aparecer la revuelta popular como un hecho inorgánico. Que no tiene dirección. Espontáneo y que, por lo tanto, tampoco nadie pudo prever o entender. Y lo que pasó el 18 octubre del 2019 en Chile fue que el gobierno Piñera fue la gota que rebasó un vaso que se venía llenando desde la transición pactada para salir de la dictadura. Un vaso que empezó desde el año 1990 con protestas y con una minoría de chilenos convencidos de que teníamos que tener una nueva Constitución y un camino de superación del neoliberalismo. Y en la medida en que ese camino de transición y de superación del neoliberalismo se fue desapareciendo de las expectativas de los chilenos, las protestas comenzaron a subir.

¿Cómo?
Primero 50.000, después 60.000, 500.000, un millón. El 2001, el 2006, el 2011, el 2014 y el 2019. El país estalla porque teníamos el peor gobierno de la historia y además tenía un conjunto de ministros que se reían de la gente desde sus torres de cristal, que con frases que eran como sacadas de una novela de Kafka. Por ejemplo, recuerdo al ministro de Hacienda invitando a todos los chilenos a comprar flores en un mes en que la inflación había tenido un salto muy importante y lo único que había bajado de precio eran las flores. Entonces salió el ministro de Hacienda a decir que los chilenos podían ir a comprar flores. O recuerdo a la ministra de Salud de esa época diciendo que las colas  insufribles de los consultorios que la gente hace desde las 05:00 eran lugares donde se hacía mucha vida social. O cuando pasó el aumento de los 30$ del costo de la locomoción colectiva, habían franjas horarias de menor costo. Entonces salió el ministro de Transporte invitando a la gente a levantarse dos horas más temprano para poder hacer uso de las franjas de menor valor.

La izquierda tiene que salir de la derrota, volver a tomar el texto constitucional que fue derrotado y volver a ponerse de pie para volver a continuar la marcha

¿Qué efectos tuvo esto?
Eso se lo decían a un pueblo que estaba completamente angustiado, exhausto. Que trabaja más de 12 horas al día. Mostraban no solo una desconexión, sino además un desprecio absoluto por la calidad de vida de la gente. Por lo tanto, no fue un estallido, fue una revuelta que además yo no la asumo con la misma sensación de derrota que muchos.

¿Por qué?
Porque si uno mira el año 90 no teníamos texto constitucional propuesto y éramos una minoría los que estábamos convencidos. En cambio, la revuelta de octubre logró que hoy día tengamos un texto constitucional con una propuesta constitucional maravillosa, plurinacional, con derechos sociales, con derechos laborales, efectivamente, con una capacidad de la democracia de ser intervenida por los pueblos de Chile. Y que tiene 4.800.000 votos. Tiene más votos que todos los presidentes que hemos tenido en Chile después de la dictadura en primera vuelta.

Chile
El rechazo de Chile
La victoria del “no” a la nueva constitución chilena obliga a volver la vista a las razones íntimas de este rechazo popular.


¿Y qué queda?
¿Qué queda? Lo mismo de siempre. Hay una etapa de derrota. Y la izquierda tiene que salir de la derrota, volver a tomar el texto constitucional que fue derrotado y volver a ponerse de pie para volver a continuar la marcha. Es un proceso de acumulación de fuerzas. El proceso constitucional tenía una trampa, cambiaba el padrón electoral desde el plebiscito de entrada al plebiscito de salida. De entrada era con voto voluntario y el plebiscito de salida era con voto obligatorio. Entonces, en el plebiscito de salida se obligó a votar a 5 millones de chilenos que no tenían ganas de votar, que estaban enojados con el gobierno de Boric porque había quitado las ayudas sociales de la pandemia y porque además había rechazado el quinto retiro de los fondos previsionales después de haber aprobado cuando eran oposición cuatro. Un voto de mantención del status quo, pero por un rechazo al gobierno de turno, no porque rechazaron el texto que además no lo conocían y estaba sometido a una campaña de mentiras de la derecha. Por lo tanto, yo insisto, es un tremendo avance civilizatorio que 4.800.000 chilenos hayan creído en una Constitución que es la que la mayoría del pueblo quiere. Hoy podemos seguir.

De ser una coalición completamente enemiga de la militarización del Wallmapu, pasamos a tener el período de militarización más extenso después de la mal llamada Pacificación de la Araucanía

 Estamos a punto de que se termine la legislatura, el próximo noviembre serán las nuevas elecciones, ¿Cuál es el balance que haces del gobierno de Gabriel Boric?
 Lo primero es que este gobierno tuvo que renunciar a su programa de transformaciones en la primera vuelta de las elecciones en las que fue electo. Porque en esa primera vuelta no solo llegó segundo el presidente actual, sino que además, como en la primera vuelta se resuelve la configuración del Congreso Nacional, ese mismo día se dieron cuenta que no iban a tener los votos para desarrollar ningún proceso de transformación. Al quedarnos con minoría en el Congreso, Gabriel tuvo que abrirle el gobierno a la Concertación del Partido por la Democracia. Pero no solo de entrar, sino de tomar el gobierno y de tomarse el programa. La única posibilidad de que ese proceso de transformaciones se llevará a cabo era que el 4 de septiembre (2022) hubiera ganado la nueva Constitución, porque la nueva Constitución mandataba al Estado chileno hacer la propuesta de gobierno.

Era el momento clave.
Había una coincidencia entre la propuesta constitucional y el programa de Gabriel Boric: si la propuesta constitucional era aprobada, el programa de Gabriel Boric era un mandato para todos los sectores políticos, no solo para el Gobierno. 
Pero ya no era la promesa de transformaciones que muchos pensaban. De hecho, Camila (Vallejo), el 28 de febrero hace una declaración en radio ADN diciendo que no vamos a ser un gobierno de izquierda. Y lo dice textual a catorce días de iniciar el mandato. Pero durante los primeros meses quedaba la esperanza del 4 de septiembre, después de la derrota del apruebo, el gobierno renunció abiertamente a cualquier cambio posible. De hecho, entregó el Gobierno a la Concertación.

Sin duda la mayor probabilidad en las elecciones de noviembre la puede tener la derecha, si es que los candidatos no son capaces de seducir y convencer a la izquierda de volver a confiar en ella

¿Cómo se ha producido esa entrega?
La primera señal fue que Carolina Tovar entra como ministra y le avisa al país que se iba a dar curso a la aprobación del TPP 11, un tratado que había sido fuertemente resistido por nuestro sector. El mismo presidente con la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, habían liderado la campaña en contra el TPP 11. Y justo cuando entra el socialismo democrático a tomar el gobierno deciden dar paso a esto, generando un punto de inflexión en donde ya lo que queda es por todos conocido. De ser una coalición completamente enemiga de la militarización del Wallmapu, pasamos a tener el período de militarización más extenso después de la mal llamada Pacificación de la Araucanía, que fue una campaña muy similar a la que Israel lleva hoy día en Gaza, de despojo absoluto, de destrucción de aldeas, de violación, de asesinato masivo.

Chile
Prisioneros políticos mapuche en huelga de hambre se encuentran al borde de la muerte

El coronavirus ha forzado al Gobierno chileno a permitir la salida de la cárcel de un tercio de los presos del país. Pero en este grupo no está ni uno de los 26 prisioneros políticos mapuche. Cuatro meses de huelga de hambre no han cambiado esta decisión. Esta semana, 16 de ellos iniciaron la huelga seca. Sus vidas penden de un hilo.


Un giro de 180 grados.
Lo que siempre había sido malo pasa a ser bueno, amparándose en el supuesto espíritu republicano de consensos con la derecha, y por lo tanto, todo lo que aprobó después fue lo que la derecha le permitió aprobar. En ese contexto, su base de apoyo, que había partido en el 56%, bajó al 30%. Y eso es lo que el Gobierno tiene hoy. De todas maneras, mucho mejor que los gobiernos de Piñera y que el segundo gobierno de Bachelet. Pero un porcentaje absolutamente insuficiente para dar por asegurada la continuidad del Gobierno. Aún menos, cuando varios han insistido en que los representantes de esa posible continuidad sean ministros del mismo gobierno. Esto ya lo vimos en Argentina con Massa o en Estados Unidos con Kamala Harris.

El domingo 16 de noviembre de 2025 hay elecciones presidenciales en Chile. ¿Cómo se presentan?
La elección de este fin de año será una elección cuesta arriba en donde los candidatos van a luchar no solo con la evaluación que existe del gobierno actual, no solo con la evaluación de la brecha existente entre lo prometido y lo realmente hecho. Sino que además, afrontarán la frustración y la indignación de un país que todavía no despega económicamente, un país en donde la banca, las Isapres [las entidades privadas encargadas de financiar las atenciones y beneficios de salud] y las Administradoras de Fondos de Pensiones tienen beneficios millonarios, mientras la inflación —independiente de que ha sido acotada por este gobierno— se ha comido todos los avances en materia salarial de la clase trabajadora. Hay logros, no son tan importantes. Algunos piensan que sí. Puede haber ahí una diferencia, pero claramente estamos en una situación en donde probabilísticamente la elección está abierta. Pero sin duda la mayor probabilidad hoy en día la puede tener la derecha, si es que los candidatos no son capaces de seducir y convencer a la izquierda de volver a confiar en ella.

Hablemos justamente de la derecha. Parece que se presenta dividida en tres candidatos, la más tradicional representada por Evelyn Matthei de la Unión Demócrata Independiente; la ultraderecha tradicional representada por José Antonio Kast, del Partido Republicano; y la irrupción en los últimos meses de Johannes Maximilian Kaiser, conocido como el Milei Chileno, del Partido Nacional Libertario.
La izquierda suele cometer un error porque para mí no hay tres derechas, hay una sola. Son todos la misma. El tema es que cuando el centro izquierda y la izquierda no pierden oportunidad de equivocarse, la indignación se torna en mayoría. Es cuando la izquierda incumple su promesa de transformación y se transforma en el defensor más avezado de la democracia liberal y de la democracia capitalista. Y la globalización neoliberal da espacio para que la derecha, en una estrategia, se divida formalmente para que dentro de la derecha surja un representante propio que es capaz de empatizar más con la indignación y la frustración. Pero lo que pasó en Argentina es absolutamente claro. Lo que pasa con Trump en Estados Unidos, absolutamente claro.

¿En qué sentido?
Si Kaiser llega a ganar, va a gobernar con el equipo de Matthei. Si Kaiser llega a ganar, va a incorporar al equipo de Kast, porque él es sencillamente la pieza que formalmente representa a la indignación en la era del enfrentamiento. La derecha conoce muy bien, tiene mejores científicos hoy día que nosotros. En algunas áreas tiene mejores conocedores de la comunicación política y saben que hoy día es tanta la cantidad de información que hay en el espacio radiofónico, televisivo y en las redes sociales que nadie tiene la capacidad para procesar esa cantidad de información y por lo tanto ya nadie ve nada.

Es la generalización de un “Trumpismo discursivo" a nivel global.
Un contexto, en donde el desafío fundamental ya no es comunicar, es captar la atención. Y para captar la atención, tú necesitas a alguien que sea capaz de romper todas las normas de la conducta democrática y de la amistad cívica y sea capaz de vociferar, insultar, destruir verbalmente todo de tal manera que empatiza también con la indignación, para captar la atención y que todos fijen la vista en él y se convierte en el único candidato. No es el mejor, pero es el único que se ve, porque todos los otros están con el discurso políticamente correcto. Y si hay algo que a la gente la tenga apestada y aburrida, es el discurso políticamente correcto de las promesas incumplidas.

¿Por qué?
No nos podemos olvidar algo tremendamente relevante en los en el mundo, la centro izquierda y la centroderecha han gobernado los últimos 40 años. Han gobernado todo el mundo sin contrapesos y no resolvieron nada. Y por eso el centro en todo el mundo se desplomó. Porque son ineptos, porque son mentirosos, porque, efectivamente, ni siquiera conocen la situación que viven los pueblos del mundo hoy. Al contrario del centro izquierda, la derecha sabe que ya la democracia burguesa, la globalización neoliberal, el Estado de derecho y el derecho internacional no les sirve para este minuto del capital, porque en este minuto del capital la tasa de ganancia ha bajado tanto que la única posibilidad de sostenerla es quedándose con todo. Y por lo tanto, hoy día están dispuestos a pasar por encima del derecho internacional, por encima del Estado de derecho para quedarse con todo.

Esto pasa en todo el mundo, tanto en España o en Chile con presidentes teóricamente de centro izquierda, en donde Sánchez aparece como amigo de los marroquíes, mientras supuestamente critica el genocidio de Israel sobre Palestina, a la vez que lo alimenta vendiendo armas y lo financia comprando material militar a Israel. Aquí en Chile es lo mismo, Boric critica el genocidio Palestino pero lo financia. Y van a Marruecos, al Congreso Futuro, legitimando la ocupación ilegal del Sahara o avalando el golpe de Estado en Perú porque se iban a renovar las concesiones mineras.

Los que no estamos con el pueblo, los que no estamos disputando el sentido común, los que no estamos disputando la conciencia, somos nosotros, la izquierda

¿Qué significa a nivel global el golpe que tuvo lugar en Perú en 2022 contra Pedro Castillo?
El ejemplo del golpe de estado en Perú, demuestra cómo el capital transnacional no tiene espacio para ceder en ninguna parte, que está dispuesto a todo para evitar la posibilidad de que un presidente popular detuviera las concesiones mineras a las transnacionales y las devolviera al Estado. El poder corporativo se tiene que quedar con todos los mercados, tiene que quedarse con todos los territorios, tiene que quedarse con todos los pueblos y dominarlos a todos. Y eso genera la contradicción de que ellos están denostando y desechando su modelo democracia liberal y nosotros defendiéndolo como si fuera nuestro.

Me llama la atención una cosa sobre la que reflexionabas, como la derecha o la extrema derecha aparecen  como antisistema. Mientras la izquierda aparece sosteniendo la democracia liberal. Cuanto más se radicaliza la derecha más se modera la izquierda.
Mira, ¿te acuerdas que la izquierda en todo el mundo fue contraria a los tratados de libre comercio? Y hoy en día toda la izquierda está defendiendo los tratados de libre comercio y las tasas cero de arancel. ¿Y la ultraderecha? El trumpismo está defendiendo el incremento de los aranceles y las barreras. Proteccionismo. El mundo al revés.

Incluso como se han apropiado de la palabra soberanía.
La responsabilidad mayor la tiene la izquierda. Porque nosotros no podemos criticar a la derecha por hacer su trabajo. Los que no estamos con el pueblo, los que no estamos disputando el sentido común, los que no estamos disputando la conciencia, somos nosotros. Pasamos de estar en todas las calles y fuera de las instituciones a estar en todas las instituciones y fuera de la calle. Cien años nos demoramos en institucionalizarnos, tanto que hoy en día el pueblo nos mira y siente que somos lo mismo que la burguesía, porque nos hemos convertido en una clase burocrática de dominación empleada por el capital transnacional que a través de los Estados nos paga los sueldos, nos calla y nos aplasta.

Por más, irreal, ingenuo y utópico que parezca la solución del Estado plurinacional en Palestina, yo creo que lo verdaderamente utópico es pensar que la solución de los dos estados es viable

Me gustaría volver sobre el genocidio en Palestina y la ruptura de la gobernanza global, cómo el llamado derecho internacional de los derechos humanos está saltando por los aires. Hemos visto movilizaciones en todo el mundo en solidaridad con Palestina. Y quizás sea Chile uno de los lugares de América Latina que más se ha movilizado. De hecho, Chile es uno de los países del mundo con una diáspora palestina más importante.
Jerusalén y Santiago de Chile tienen las mismas latitudes norte y sur, por lo tanto tienen el mismo clima, fruta, flora y la misma fauna. Cuando, un poco antes y un poco después de la Primera Guerra Mundial, por primera vez, los judíos y los cristianos fueron obligados a enrolarse en el ejército para defender al imperio turco, las familias comenzaron a mandar a su primogénito fuera de los territorios del Imperio Otomano para que no fueran enrolados, estos se fueron y se dispersaron por el mundo entero y terminaron afincados en los lugares más parecidos a lo que era la patria. Uno tira las líneas y te das cuenta que hay una franja en donde la mayor parte de los palestinos que están fuera de Palestina se concentraron en las distintas migraciones. En ese sentido, Chile tiene la comunidad palestina de origen cristiano más grande fuera del mundo árabe. Es una migración que viene del tiempo de la Primera Guerra Mundial. Después se complementa con las diferentes migraciones producto de las guerras, el reparto colonial, los procesos de independencia, la Nakba, la guerra del 67, la guerra del Canal de Suez y la primera y segunda intifada. Y por eso tenemos una comunidad palestina fuertísima, que como tiene primera, segunda, tercera generación y hasta cuarta generación, hay algunos que están más cerca de Palestina y otros que están completamente insertos en la realidad nacional chilena. Militan en todos los partidos, son dueños de empresas, están en la AFP, están en la banca, hay clase dominante y proletaria.

¿Cómo ha influido esto en la situación actual?
Hemos logrado a través del tiempo, desde la década de los ochenta, transformar a Chile en un país amigo de la causa palestina, pero con el mismo problema que tienen todos los pueblos del mundo. Son los pueblos amigos de la causa palestina, pero no sus gobiernos. Ahí yo soy bien duro, y soy bien duro porque mi experiencia ha ido generando algunas convicciones que son más profundas y radicales. Yo ya no creo en los amigos de Palestina que son amigos del imperio, que se solidarizan con Palestina mientras permiten la ocupación de otros pueblos hermanos como el saharaui o de cualquier otro país donde el imperio haga lo mismo que hace en Palestina. Todas las manifestaciones mundiales en pro de Palestina, son manifestaciones loables, movidas por la sensibilización absoluta de que estamos viendo un genocidio, pero que aún no tienen la profundidad de la movilización consciente. Porque lo que pasa en Palestina no es distinto a lo que pasa en el Sáhara Occidental, no es distinto a lo que pasa en Cuba con el bloqueo, no es distinto de lo que pasa en el Kurdistán, a lo que pasa hoy día con todos los movimientos de emancipación que aspiran a sacar a los europeos del continente africano. Entonces, hoy en día yo estoy convencido que la lucha es de clases y es del norte global contra el sur global. Cualquier matiz nacionalista, chovinista, religioso, cualquier fundamentalismo, para mí es completamente funcional al neoliberalismo y al capital transnacional. Y solo alimenta los estados de la guerra.

¿Cuál crees que es la solución?
Yo ni siquiera soy partidario de la llamada solución de los dos Estados. No creo en ella y nunca lo he hecho. Siempre he sido partidario de la tesis del Estado plurinacional, laico, democrático para judíos, cristianos, musulmanes y ateos. Porque, ni la Autoridad Nacional Palestina va a convencer jamás a un habitante de Haifa que ya no puede volver ni el Gobierno israelí, aunque llegara a ser de izquierda, va a lograr convencer a los fundamentalistas sionistas de que del Nilo al Eufrates no les pertenece, porque, un Dios que para mí no existe, se los regaló. Entonces aquí el problema no es ese. Y tenemos que entender que el problema no es ese. Y por más, irreal, ingenuo y utópico que parezca la solución del Estado plurinacional, yo creo que lo verdaderamente utópico es pensar que la solución de los dos estados es viable.

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