Palestina
Fadi Hassan: tras la pista del palestino sionista
El presidente de la Comunidad Palestina de Euskadi se llama Fadi Hassan y en las redes sociales dice que es sionista. Nacido en Gaza, actualmente vive en San Sebastián y en pocos años se ha convertido en un quebradero de cabeza para numerosos agentes sociales que en el País Vasco trabajan en solidaridad con Palestina. Actualmente es miembro de Vox.

“Tu eres un hijo de puta y me gustaría saber quien eres y localizarte. Soy sionista con mucha honra, lo de acosador machista y violento de donde lo sacas! Puto rojo enfermo mental”.

Ese era el último mensaje que el palestino Fadi Hassan tenía publicado en su cuenta de Twitter en el momento que enviamos la versión original de este reportaje a la imprenta —luego lo borró y posteriormente cerró su cuenta—. ¿Un palestino sionista? ¿Cómo es posible que un palestino haga gala de ello? El caso es aún más inusual, ya que Fadi Hassan es el presidente de la asociación Comunidad Palestina de Euskadi.
El reportaje que se ofrece a continuación está basada en testimonios de una docena de personas que han conocido a Hassan. Respetaremos la petición que muchos de ellos nos han hecho y no se publicarán sus nombres y apellidos. También nos hemos puesto en contacto con el propio Fadi Hassan dándole la oportunidad de contar su versión de los hechos, pero ha declinado la propuesta y no ha querido participar.
Enrevesado desde el principio
“Una persona de Gaza se ha mudado a Donostia y si no me dices lo contrario, le pasaré tu teléfono”. Con esta llamada comenzó todo en mayo de 2015. El presidente de la Comunidad Palestina de España y entonces asesor de la embajada de la Autoridad Palestina en Madrid, Marwan El Burini, puso en contacto a Fadi Hassan con la asociación vasca Biladi.Biladi es una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para fortalecer las relaciones entre Palestina y el País Vasco, creada en 2003. Por aquel entonces, tenía su sede central en Bilbao y recién abierta una delegación en San Sebastián. A Hassan le facilitaron el número de una activista guipuzcoana y se citaron para conocerse. Era el 19 de mayo de 2015 y se reunieron en la cafetería Barandiaran del Boulevard. No todos los días llega un palestino al País Vasco —entonces no eran ni quince en total— y el plan era ofrecerle colaborar con la asociación. La relación, sin embargo, no empezó muy bien.
Hablaron principalmente sobre política palestina, pero los puntos de vista eran muy dispares. Con un discurso pacifista, Hassan no ve con buenos ojos la resistencia palestina a Israel y defiende que la situación política debe resolverse sin conflicto, un discurso que posteriormente ha hecho públicamente en varios medios de comunicación. La miembro de Biladi no esperaba eso y junto con otras cosas que no le gustaron mucho, no le dió buen presentimiento esta persona. La cosa quedó en eso.
Por la tarde Hassan la volvió a llamar exigiéndole los contactos de todas las personas donostiarras que colaboraban con la solidaridad con Palestina. Su interlocutora se negó. Después empezó a escribirla insistentemente y al final, la integrante de Biladi, agobiada, decidió bloquearlo. Los próximos días, Hassan comenzó a llamar a la delegación de Biladi en Bilbao.
“¿Qué culpa tienen los soldados israelíes?”
Cuando conocieron a Fadi Hassan, los miembros de Biladi estaban centradas en preparar la muestra anual de cine de mujeres árabes. Se celebró los días 16, 17 y 18 de junio. Estaban contentas, habían elaborado un programa decente y habaían traído invitadas palestinas: directoras de cine, poetas, una escritora... Los dos primeros días los organizaron en la sala pública Koldo Mitxelena de Donostia y el tercero en la librería y cafetería libertaria Kaxilda.La mañana que comenzaba el ciclo, Hassan volvió a llamarlas, reprochándoles que no le tenían en consideración al tratar el tema de Palestina. Por la tarde, como mucha otra gente, apareció en el acto. Tras ver la película My love awaits me by the sea, que muestra con crudeza la realidad de la ocupación israelí, en el turno de palabras, Hassan se hizo con el micrófono. Se presentó como un palestino de Gaza, y comenzó diciendo que hace 500 años expulsaron a los judíos de España y que el Gobierno [de Mariano Rajoy] les había reconocido el derecho a volver a estos sefardíes. “Todo el mundo tiene derecho a volver a su país, tarde o temprano, ese derecho no se le puede quitar a nadie”, dijo.
En referencia a una escena de la película, y en respuesta al comentario que una persona del público hizo antes que él sobre la identidad de los palestinos, “¿qué culpa tienen los militares israelíes?”, preguntó. Dijo que él quiere vivir en paz, que siendo niño tenía amigos israelíes, y que actualmente el problema eran los políticos israelíes y palestinos, mientras que la víctima era el pueblo. Desde la mesa, la directora palestina que se quedó medio sorprendida, sin entrar a discutir, le respondió que el conflicto político entre Palestina e Israel es más complicado que su explicación y continuaron con la charla.
El primer momento de tensión llegó cuando terminó el acto. Las ponentes y organizadores salieron y se dirigieron a un restaurante adyacente, mientras Hassan los persiguió insultándoles por la calle, llamándoles “radicales asquerosos” entre otras perlas. También entró al restaurante, mientras las invitadas estaban sentadas a la vuelta de la mesa. Al final, será la directora de cine palestina quien se puso en pie y expulsó a Hassan del bar. Las organizadoras empiezan a preocuparse.
Al día siguiente, ante el temor de que volviera a ocurrir algo similar, las miembros de Biladi llamaron previamente a la Policía Municipal de Donostia y éstos le contestaron que ya conocían a Hassan, y que tuvieran cuidado, que había tenido varios incidentes previos. El primer gran incidente, llegó al tercer día.
Panorama actual de cine y literatura en Palestina. La directora de cine Ula Tabari y el periodista y poeta palestino Asmaa Azaieh abordaron ese tema en la librería Kaxilda. Los miembros de Biladi estaban nerviosas, no querían que Hassan entorpeciera el acto y les explicaron a los propietarios del local lo que les había pasado con esa persona.
Cuando dieron las 19:00, Hassan todavía no había hecho acto de presencia y empezaron el acto. Llegó un poco después. Los responsables de Kaxilda, colocados ante la puerta, no le dejaron entrar. No se lo tomó bien. Se puso a insultar, a empujar, a gritar. Tras varias vueltas, se marchó y volvió con la Ertzaintza para reprocharles que le habían discriminado, que por su ideología no le querían dejar entrar. Denunció el juzgado a la asociación Biladi y a Kaxilda, y aunque en un principio les pidió 1.000 euros, al final les reclamó 10.000 euros en concepto de indemnización.
Biladi en el punto de mira
A las pocas semanas, el 9 de julio de 2015, Hassan se personó en la sede de Biladi en Bilbao. Recuperaremos el relato realizado ante el Juez, de la resolución 90146/2017 de la Audiencia Provincial de Bizkaia:“A las 13.45 horas, la persona denunciante [miembro de Biladi] estaba en la oficina cuando sonó el timbre. Bajó y encontró afuera a un hombre acompañado de otro muchacho. El denunciante, que anteriormente había tenido problemas con él en San Sebastián, no le dejó entrar. Fadi Hassan intentó de alguna manera entrar en la oficina, aunque el denunciante le dijo que se fuera, que iba a llamar a la Ertzaintza. El denunciante entró finalmente en un bar contiguo a llamar al 112, mientras Hassan golpeaba obstinadamente al portero automático y pateaba la puerta. Finalmente se dirigió a la taberna donde estaba el denunciante, gesticulando que iba a golpearle constantemente con el puño, sin llegar a pegarle, gritando el sucio maricón y diciéndole que saliera a la calle. El denunciante dice que Hassan se ha posicionado contra él y que no le deja en paz”.
“El denunciante llamó al 112, mientras Hassan golpeaba obstinadamente al portero automático y pateaba la puerta. Se dirigió donde estaba el denunciante gesticulando que iba a golpearle constantemente con el puño”
Aunque aquel día no pasó nada más, Hassan siguió llamando por teléfono y escribiendo mensajes para pasar poco a poco del insulto a la amenaza. El 27 de julio, a un miembro de Biladi que estaba con su familia le llamó al movil con un número oculto.
- Sí, ¿quién es?
– Soy el que te va a matar.
Basta. Esa fue la gota que colmó el vaso. La gente de Biladi no tenían más fuerzas para soportar amenazas de muerte y presentaron una denuncia contra Hassan en el juzgado.
“¿A quién nos habéis mandado?”
Los miembros de Biladi contactaron enfadadas con Marwan El Burini, de la Embajada palestina en Madrid, para reprocharle por qué les habían mandado a ese hombre. Le informaron que estaba acosando a los miembros de la asociación y reventando la dinámica del grupo. Éste les indicó que no le conocían bien y que intentarían hablar con él. Biladi al mismo tiempo informó de los problemas que estaban teniendo con esta persona en las redes solidarias con Palestina Rescoop y Mewando. La cosa se iba liando.Pasaron meses y años y Hassan siguió teniendo trifulcas con movimientos pro-Palestina, como se puede ver en la posterior información extraída de sentencias judiciales —los nombres están cambiados en los PDFs—.
El 10 de diciembre de 2015 fue condenado por amenazar de muerte a uno de los miembros de Biladi anteriormente citados. El juez declaró plenamente verosímil el testimonio del denunciante y se le impuso una orden de alejamiento. Hassan interpuso recurso y fue desestimado.
El 30 de marzo de 2016 fue condenado acusado de agredir a la hija del propietario de la casa de la Parte Vieja de San Sebastián en la que residía como inquilino. La mujer le interpuso la denuncia y él una contra-denuncia, indicando que la mujer le había golpeado a él y que después se había autolesionado. Hassan fue condenado por un delito de lesiones leves. Recurrió y aunque la sentencia no se modificó, alegando su débil situación económica, se le redujo la sanción económica.
El 14 de noviembre de 2016 perdió el juicio contra Biladi y Kaxilda por denegarle la entrada al cinefórum. El juez dictaminó que no quedó demostrado que hubiera sido discriminado por motivos ideológicos, ya que en el Koldo Mitxelena, por ejemplo, se le permitió dar su opinión. Recurrió, pero fue desestimado.
El 27 de enero de 2017 en el Palacio Miramar de San Sebastián se reunieron 150 activistas del Estado español que promueven el boicot a Israel contra la ocupación palestina, organizados por la asociación Mundubat y la red Rescoop. Entre ellos se encontraba el fundador y coordinador de la campaña BDS, Omar Barghouti, actualmente prisionero de Israel. Hassan intentó colarse en el acto, pero no le dejaron. Ante su actitud agresiva, los organizadores terminaron llamando a la Ertzaintza. A pesar de la presencia policial, estos declararon que intentó entrar en 20 ocasiones más y que fue detenido por desobediencia a la autoridad. Hassan, insultaba “cabrones, asesinos” a las activistas que entraban al palacio y amenazó a los ertzainas, diciéndoles que tuvieran cuidado si le veían en la calle. Fue condenado el 4 de mayo de 2018. Recurrió y aunque la sentencia no se modificó, alegando su situación económica, le rebajaron la sanción económica.
Y el 3 de julio de 2019, el día en que la librería Kaxilda iba a presentar el libro Markaz Tulkarem, el retorno del equipo refugiado sobre el día a día de un equipo de fútbol palestino, Hassan se les presentó en el puesto de la feria que tenían en la plaza Gipuzkoa de San Sebastián. Los miembros de Kaxilda denuncian que fue agresivo, que les insultó y que cuando le empujaron para quitárselo de encima, Hassan aprovechó para ponerles una denuncia diciendo que le habían agredido a él. El juicio se celebrará el 30 de noviembre de 2020, al mediodía, en el juzgado de San Sebastián. También sentará en el banquillo de los acusados a una persona que pasaba por allí y se metió en medio al ver el tumulto.
Según ha sabido ARGIA, el nombre de Fadi Hassan genera incomodidades en el colegio de abogados, más aún desde que le dió un puñetazó en la cara al abogado de oficio que le asignaron con motivo de uno de sus juicios. Los abogados de la asociación han llegado a plantear que esta persona hace un uso abusivo de la justicia universal.
“No lo conocíamos”
Marwan el Burini se mudó de Madrid a El Salvador hace tres años y en la actualidad es embajador palestino en el país americano. Él fue quien le dio el contacto de Biladi en un principio. ARGIA se ha puesto en contacto con él para saber qué tiene que decir sobre el tema. Recuerda bien a Hassan y dice que aún le llegan noticias suyas, cosas que escribe en las redes sociales.Lo conoció en la Embajada de Palestina en Madrid cuando éste empezó a asistir a los actos que se organizaban allá. Hassan estuvo un año en la capital del Estado español y un día, le comentó que había encontrado trabajo en una gran empresa en el País Vasco y le preguntó si conocía a alguién allí.
Seis años después, Burini está totalmente arrepentido por haberle facilitado el contacto. “Si has tenido charlas de diez minutos, no conoces a una persona”. Argumenta que en la embajada intentan ayudar a todos los palestinos que tocan la puerta: contactos en una ciudad u otra, ayudas para encontrar trabajo, incluso han dejado dinero a más de uno. “Le dimos el contacto del País Vasco porque confiábamos en ellos, porque eran activos a favor de Palestina. Y entonces, Hassan desapareció ”.
Cuando empezaron a quejarse desde los agentes sociales, comenzaron a investigar a esta persona y se pusieron en contacto con ella. “Le dije que dejara en paz a la gente de Biladi, que no se acercara a ellos, que no dijera que era representante de nadie porque no lo eligió nadie”. Empezó a insultarle y a amenazarle, enviándole mensajes de whatsapp y correos electrónicos sin cesar. “Tuve que bloquearlo. No era normal lo que hacía ”.
“Le dije que dejara en paz a la gente de Biladi, que no se acercara a ellos, que no dijera que era representante de nadie porque no lo eligió nadie”
“No lo sabía antes, pero luego supimos que en Madrid no pagaba el alquiler, que había tenido peleas, que hablaba contra Palestina, que decía que la gente de Gaza era retrasada, que es amigo de Israel, que ama a Israel... y eso mientras dice que es el presidente de la Comunidad Palestina de Euskadi. Ha tenido muchas denuncias porque consumía y se largaba sin pagar de algunos establecimientos, iba a eventos y montaba el número, en muchos sitios no le dejan entrar, la vecina le denunció... ”, dice Burini.
Desde la Embajada de Palestina en Madrid tuvieron que enviar una carta oficial a los ayuntamientos, a las ONG, a las redes anteriormente citadas, diciendo que Hassan no tenía nada que ver con ellos, que no representaba a nadie. Aún hoy, esa es la idea que Burini quiere recalcar. “Me arrepiento profundamente de haber dado el contacto de la gente del País Vasco, nos ha dejado mal por todos los sitios por donde ha pasado”, redondea la conversación.
Presidente de una asociación que no representa a nadie
“Hoy tenemos aquí con nosotros no a cualquier palestino, sino al presidente de la Comunidad Palestina de Euskadi, Fadi Hassan”. Así lo presentaron en la televisión catalana 8TV.Un año después de su llegada al País Vasco, el 16 de septiembre de 2016, Hassan registró en el registro de asociaciones del Gobierno Vasco la asociación denominada Comunidad Palestina de Euskadi, junto con otras dos personas —en marzo ya había creado la página de Facebook con el mismo nombre, cuenta que ha deshabilitado tras publicarse este reportaje—. Una vez creada la asociación, ha hablado como presidente de la comunidad en todos los lugares donde ha tenido ocasión.
Nos situaremos en mayo de 2017. Una símbolo de la resistencia palestina ha sido invitada a dar una conferencia a la feria del libro Literal de Barcelona: Leila Khaled. El lobby israelí se remueve y critica duramente especialmente al ayuntamiento de Ada Colau y a las CUP, partido que ha defendido fervientemente a la activista palestina. Piden que se suspenda el acto. No será así y unas 2.000 personas llenarán la sala hasta arriba. Allí está también Hassan, que luego confesará que tenía intención de tomar la palabra, aunque finalmente no la tomara.
Al día siguiente de la conferencia, llevaron a la televisión, por un lado, al presidente de la Comunidad Judía de Barcelona y presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Uriel Benguigui; y por otro, a Fadi Hassan en nombre de la Comunidad Palestina de Euskadi. En el fondo ambos están de acuerdo y darán un mensaje muy diferente al de Khaled. En este enlace se puede ver el programa.
“Soy palestino y pido al Ayuntamiento de Barcelona que pida perdón a la ciudadanía catalana y palestina. El discurso de Khaled no representa ni al 1% de los palestinos”; “con nuestro sufrimiento hacen negocio terroristas palestinos como Khaled, les interesa el conflicto”; “fui a ver a Leila pero sólo aguanté cinco minutos, me marché. No había un ambiente sano. Había ahí 2.000 Leilas, fanáticos. El ambiente era repugnante” y “sentarme junto a Uri es un honor para mí”. Son frases que dice Hassan en el programa.
“Es una maravilla. Eres una verdadera luz. Qué dolor siento cuando [las autoridades] eligen la voz de la violencia. Que te traigan a ti. Esta es la verdadera esperanza ”. La periodista Pilar Rahola se conmociona al oir a Hassan y llega a denominarle como “líder palestino”. El momento culminante se produce al final, con el apretón de manos entre Benguigui y Hassan, mirando a cámara, ambos sonrientes y vestidos con camisas blancas. Israel y Palestina juntos de la mano, atrás queda el conflicto, la reconciliación es posible. La paz, retransmitida en directo por televisión. No hay que ser experto en política palestina para entender el papel que puede jugar Hassan para el lobby israelí deslegitimando la resistencia. Es lo que más de uno le reprocha en las redes sociales tras la emisión del programa. Es la respuesta a uno de estos mensaje el tuit que hemos mencionado para abrir el reportaje, donde admite que él es sionista y que está orgulloso de ello.
No hay que ser experto en política palestina para entender el papel que puede jugar Hassan para el lobby israelí deslegitimando la resistencia
Sin embargo, ¿a quién representa este “líder palestino”? Pese a llamar “comunidad” a una asociación, para registrarse legalmente son suficientes tres personas: el presidente, el tesorero y el secretario. Fadi Hassan es el presidente. ARGIA ha localizado a las otras dos personas de la asociación, ambos palestinos que en su día llegaron al País Vasco. Ni uno ni otro están de acuerdo con el discurso político que Hassan difunde en nombre de la asociación (y de la “comunidad”). Afirman que nunca han participado en dicha asociación y que no desean formar parte de ella. Parece, por tanto, que esta asociación que le permite hablar en nombre de la “comunidad palestina de Euskadi” tiene un futuro incierto.
Ahora, miembro de Vox
Es 21 de junio de 2020. Los partidos políticos están inmersos en la campaña electoral al Parlamento vasco. El partido ultraderechista español Vox ha elegido los céntricos jardines de Alderdi Eder para celebrar un acto en Donostia. Se han unido una veintena de simpatizantes y allí está Fadi Hassan; vigilan el perímetro alrededor de medio centenar de ertzainas; y alrededor de ellos se ha reunido una protesta antifascista de unas 150 personas.Hablan de terroristas etarras, de lo grande que es España, que no se puede permitir la imposición del euskera, etc. Vienen a salvar a España, y sin complejos. Los problemas llegan al final del acto. La comitiva quiere salir al centro de la ciudad por el paseo de La Concha y la gente les persigue y protesta alrededor de ellos, aunque la Ertzaintza reparta leña. Hassan va en serio tras los pasos de Ortega Smith. ¿Será Hassan miembro de Vox o simplemente es un simpatizante? Las dudas desaparecerán dos semanas después, cuando es visto como apoderado de ese partido en un colegio electoral. Además, como veremos más adelante, él asume publicamente que es miembro de Vox.
Se han publicado últimamente varios artículos en medios independientes españoles sobre las relaciones entre Vox y el lobby israelí. En La Marea, por ejemplo, publican cuales son los principales lobbies israelíes: La Fundación Friends of Israel, la Fundación Hispanojudía o ACOM, y subrayan que están controlados por la extrema derecha.
ACOM es el organismo más grande. Aunque se auto-denominen como “agente apartidista”, no ocultan su cercanía con los partidos de derechas. Por ejemplo, a través de Twitter agradecieron públicamente a Vox su condición de “baluarte” de sus intereses. Una foto ilustraba el mensaje: Ángel Mas, presidente de ACOM, con Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros, de Vox.
La principal actividad de este lobby es luchar contra la campaña BDS que también tiene su fuerza en el Estado español. Últimamente, se han centrado en llevar a los tribunales a ayuntamientos que aprueben medidas de boicot a Israel en solidaridad con Palestina y son denunciados por “discriminación”. Israel se toma muy en serio esta campaña de Boicot Desinversión y Sanción, y por ahora ya le ha hecho un daño de miles de millones de euros. Benjamin Netanyahu lo definió en 2015 como un “riesgo estratégico” para Israel y crearon un ministerio propio para combatir la campaña a nivel internacional. Destinan más de 72 millones de dólares al año a esta lucha.
De vuelta al País Vasco, ¿está solo Hassan o tiene apoyo de alguna asociacion como ACOM? No lo sabemos. ARGIA se ha puesto en contacto con él y no ha querido responder a ninguna pregunta. “Si es espía, es muy torpe”, dice una de las entrevistadas que ha protagonizado numerosos incidentes con él. “¿Apoyo de Israel? ¡Qué va! Esos no buscan gente del perfil de Hassan. No es nada discreto. Le encanta el protagonismo y no es más que un tipo que está mal de la cabeza ”, opina el embajador palestino en El Salvador.
Confinado en casa de Hassan
Principios de marzo de 2020. Dos personas que no se conocen llegan a vivir a Donostia y han encontrado sendas habitaciones en alquiler en el barrio de Gros. Faddi Hassan también vive allí de alquiler, pero es él quien subarrenda las otras dos habitaciones. Una semana después, Pedro Sánchez declara el estado de alarma y decreta el confinamiento. Tres semanas son suficientes para decidir que no pueden vivir con Hassan. Los dos compañeros de piso se van de ahí, aunque sea en las semanas más duras de la pandemia y esté totalmente prohibido salir a la calle. A principios de abril ya se han marchado las dos.Ambos consideran que Hassan explota la convivencia y aunque no vamos a entrar en detalles, denuncian que no les quiere devolver a cada uno sus 800 euros cobrados en concepto de fianza, pese a haber transcurrido ya seis meses desde que se fueran. Estas dos personas llegan a pensar que Hassan vive de “engañar a la gente”, ya que no le ven hacer ningún trabajo excepto intentar traer un equipo de fútbol palestino al torneo juvenil DonostiCup. Terminará teniendo fuertes conflictos con los dos.
Vamos a llamar Lorea a una de las dos. Según cuenta, se fue con dos amigos a esa casa a por las cosas que se habían quedado allí. Hassan estaba en casa y comenzó una discusión con motivo de un papel que quería que firmara Lorea. Hassan se obceca con una de las amigas de Lorea, empieza a decir que la ha amenazado y acaba llamando a la policía para denunciarla. Totalmente sorprendidas, recogen las últimas cosas y se van de esa casa. Hassan baja corriendo por las escaleras, agarra del brazo a una de las dos personas, ésta se la quita de encima, “Hassan se tira al suelo” y empieza a gritar que le ha roto el móvil. La bronca estalla cuando Hassan golpea en el pecho a una tercera persona que intenta meterse en el medio. Llega la policía, identificaciones —esta patrulla dice que conocen a Hassan— y aunque se denuncian mutuamente, no devuelve los 800 euros.
Llamemos Iosu al segundo compañero de piso. Entró en esa casa porque tenía urgencia para conseguir una habitación, pero una hora después de ver como se marchaba la compañera, también hizo su mochila y se fue a casa de sus padres. Cuando vuelve a por las cosas, Hassan le dice que le pagará los 800 euros de la fianza a final de mes. De acuerdo. Pero cuando pasa dicho límite y este le llama para preguntarle qué ocurre, esta es la respuesta: “He decidido que no te pagaré y puedes meterte por el culo el papel que firmamos”. Se dirige a la casa de Hassan, este sale a la calle, empiezan a discutir y estalla la tensión. Ahora es Hassan el que quiere pegar a Iosu, y este se va de allí, viendo claro que el otro le quiere robar la fianza.
Montarán un espectáculo de los que raras veces se ven. “¡Hijo de puta, comunista terrorista! Soy de Vox y los de Vox matamos a gente como tú”, le grita por la calle. “Se metía con mi ropa... yo estaba flipando. Me decía a mí mismo: estoy en el País Vasco y un tío de Vox me está amenazando por la calle. Tuve que decirle que iba a llamar a la Ertzaintza. Su respuesta, a gritos: ‘¿cabrón, llamando a la Ertzaintza, a esa policía traidora? ¿¡cuando lleguemos al poder los disolveremos!’”. Finalmente llega la policía y Hassan es retenido. Esta patrulla también dice que lo conoce.
Pasa el tiempo y Iosu no sabe qué hacer para recuperar los 800 euros de la fianza. Ve un cartel por la calle y se anima a pedir ayuda al Sindicato de Inquilinos de Donostia. Hay seis personas en la reunión y al principio medio avergonzado, les cuenta los problemas que han tenido con esa persona. Cuando termina, la primera pregunta que le hacen le deja descolocadísimo: “¿tu casero no será el palestino de Vox, verdad?”. Cuatro personas de las seis que estaban allí conocian a Hassan, y le contarán lo que saben de esa persona a este joven que ha llegado a Donostia y terminó viviendo en esa casa.
Ahora lo tiene claro: hablará con Lorea, cogerán un abogado y si le tienen que denunciar en el juzgado para recuperar la fianza, le denunciarán. Un juicio más en los cinco años de carrera de Hassan.
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