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Argentina
Argentina encadena su destino al FMI por las próximas generaciones

En Argentina es frecuente oír este chascarrillo: si debes 100 dólares al banco, tienes un problema, pero si debes un millón de dólares, el que tiene un problema es el banco. Algo así debe considerar el Fondo Monetario Internacional (FMI) en relación al país sudamericano, el principal deudor del organismo, a decir por los comentarios de su directora gerente.
“El país va a ir a elecciones en octubre, y es muy importante que no descarrile la voluntad de cambio”, señaló hace unos días Kristalina Georgieva al exhortar a Argentina a que mantuviera “el rumbo”. Tal revuelo generó su intromisión en la política local, que la titular del FMI se apresuró a aclarar que sus comentarios iban dirigidos al Gobierno de Javier Milei, y no a la población.
“Todos los programas del FMI han fallado”, afirma Noemí Brenta, reconocida como una de las mayores especialistas sobre las relaciones entre Argentina y la institución crediticia.
Sus aseveraciones, además de vulnerar el propio reglamento del FMI (artículo 12, sección 4), dan cuenta de una injerencia que atestigua la historia: Argentina suscribió 29 acuerdos con el organismo desde que ingresó a la entidad multilateral en 1956, de los cuales 22 han entrañado grandes condicionamientos.
Ninguno ha sido positivo para Argentina. “Todos los programas del FMI han fallado”, afirma a El Salto la doctora en economía Noemí Brenta, reconocida como una de las mayores especialistas sobre las relaciones entre Argentina y la institución crediticia.
No presenta una mejor perspectiva el nuevo programa por 20.000 millones de dólares suscrito hace unos días con la actual gestión. “El acuerdo es malo. Por los requisitos y por las reformas estructurales que se anuncian, es mucho más condicionante e intrusivo que el firmado en 2022”, plantea la economista en alusión al documento suscrito por el Gobierno de Alberto Fernández (2019-2022) para refinanciar a su vez un préstamo de 44.000 millones de dólares concedido al expresidente Mauricio Macri (2015-2019).
Argentina
Análisis Argentina vuelve a entrar en crisis: el nuevo rescate financiero del FMI
Tal y como fue presentado el programa actual, no es difícil imaginar la mano amiga del presidente estadounidense Donald Trump. “Es un acuerdo por un monto mucho más grande que el que podría tener Argentina, dado ya su endeudamiento con el Fondo; de carácter netamente político y con una capacidad de hacer más daño que bien a la economía argentina”, asume Brenta, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y autora del libro “Historia de la Deuda Externa Argentina”.
El nuevo acuerdo de Servicio Ampliado, que tendrá 48 meses de duración, un plazo de diez años y una gracia de pagos de capital de cuatro años y medio, conllevó una transferencia inicial del 60 por ciento del préstamo, por 12.000 millones de dólares, lo que ya es insólito. Es el mismo monto que ya ha pagado Argentina solo por los intereses del rescate concedido a Macri entre 2018 y 2019, a la espera de empezar a pagar el capital del préstamo a partir de septiembre de 2026.
“El cronograma muestra clarito que lo que quiere el Fondo y su mandante, Estados Unidos, es darle una herramienta al Gobierno de Milei para llegar a las elecciones legislativas de octubre con una economía más o menos estabilizada que pueda anclar la inflación y alentar un crecimiento moderado”, observa la economista. “Es lo mismo que hicieron con Macri cuando le concedieron un crédito de 50.000 millones en junio de 2018, que fue ampliado a 56.000 millones en octubre de ese año, con un giro total de 44.500 millones de dólares en trece meses”.
Reformas de calado
Además de liberar de manera parcial las restricciones que había para la compra de dólares, la actual gestión se comprometió a tres cambios de envergadura que ejecutará una vez pasen las elecciones parlamentarias de medio término: una reforma laboral, otra impositiva y una tercera previsional.
La reforma laboral, ya planteada en 2024 en el principal corpus normativo del Ejecutivo para desregular la economía, la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, consiente la creación de un fondo de cese laboral que se deduciría del sueldo del empleado, en detrimento de las indemnizaciones. También abre la posibilidad de extender jornada laboral sin el pago de horas extra. “Es típico de gestiones de derecha y ultraderecha la redistribución regresiva del poder y de los salarios que este Gobierno promueve y lleva a cabo muy cruelmente”, sostiene la experta.
La administración actual, cuyo norte es la reducción del gasto público en pos del superávit fiscal financiero (que cuenta el pago de deuda), también pateará para después de las elecciones una reforma previsional con la que avanzar en la privatización del sistema de seguridad social.
“Es un régimen que ha fracasado, pero aquí quieren volver a esa configuración en la que el sector privado tiene el mayor dominio de la economía y de la política”, indica la investigadora
“Es algo que se hizo durante el Gobierno de Carlos Menem (1989-1999), que también fue aplicado en Chile, y que resulta en pensiones miserables que el Estado tiene que completar”, afirma la investigadora. “Es un régimen que ha fracasado, pero aquí quieren volver a esa configuración en la que el sector privado tiene el mayor dominio de la economía y de la política frente a un Estado reducido que solo protege y promueve el dominio del mercado en todos los aspectos de la vida”.
La baja de subsidios a la energía, la aceleración de las privatizaciones y la suma de reservas en el Banco Central, junto con la consolidación de una economía desregulada, son otras de las cláusulas incluidas en el informe técnico en el que el FMI detalló parte de los compromisos asumidos por el Ejecutivo argentino.
“La otra cuestión del acuerdo con el FMI que llama la atención es que los sectores productivos que menciona son la minería, la energía y el agro, tres sectores de producción primaria”, advierte Brenta. “La minería es extractiva, porque el mineral bruto que se obtiene, tras un primer procesamiento, se manda a refinar a otros países. Queda una agujero y pueblos fantasmas que no obtienen el desarrollo por ese tipo de explotación. Y lo mismo pasa con la energía”.
“En cambio, los sectores elegidos como motores del desarrollo son capitales intensivos o generan poco empleo, y hacen que sea muy caro vivir en Argentina”, explica la economista
El rubro agroexportador tiene el agravante de que en una economía abierta como la que predomina, los precios de los alimentos son los internacionales, mientras los salarios y jubilaciones quedan atrasados.
Genera malestar ese encarecimiento de Argentina, constatable desde que Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023, ya que “supone un atraso y un castigo a la industria manufacturera, que se está fundiendo por la apertura a las importaciones”, puntualiza Brenta. En alerta están la industria textil y la del calzado, por ejemplo, que son más intensivos en el uso de mano de obra. “En cambio, los sectores elegidos como motores del desarrollo son capitales intensivos o generan poco empleo, y hacen que sea muy caro vivir en Argentina”.
Las consecuencias a corto y largo plazo
A corto plazo, el nuevo acuerdo con el FMI permitirá equilibrar el balance de pagos, pero a costa de que la economía se incline hacia la recesión. “Por eso los acuerdos con el Fondo tienen una vida muy corta, porque requieren una apertura de comercio que hace que las importaciones crezcan. Además está el atraso cambiario, porque la desregulación financiera hace que entren capitales para aprovechar tasas de interés positivas, es decir, por encima de la inflación”, expone la economista. Es lo que se conoce como “bicicleta financiera”, favorecida por Milei para alentar el ingreso de dólares especulativos hasta que se vio obligado a recurrir al FMI.
Dada esta política monetaria restrictiva acordada con el Fondo, los capitales especulativos tenderán a irse cuando haya déficit comercial, y lo harán con mayor celeridad si aumenta la deuda externa, pues los acreedores privados saben que el FMI será el primero en cobrar.
“Todo el esfuerzo realizado por la población para el ajuste del balance de pagos queda en nada: solo habrá un país más endeudado, más empobrecido, y devaluado”, razona Brenta. “Las crisis de balanza de pagos se presentarán en peores condiciones. Pero de momento, se vuelve a cumplir lo que se dio históricamente en Argentina: que todo acuerdo con el Fondo fue seguido de varios acuerdos más”.
A partir de la decisión del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) de cancelar en 2006 los 9.800 millones de dólares adeudados al FMI, Argentina atesoró doce años sin intervenciones del organismo. Desde 2018, acumula siete años de políticas comprometidas con el Fondo, y tiene por delante otro tanto, además de un cronograma de pagos que se extenderá hasta 2039.