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La apuesta municipalista en Extremadura
Carcaboso, las políticas del cambio antes del cambio
Carcaboso es un laboratorio del municipalismo alternativo. Desde 2003, cuando aún nadie había oído hablar de los "ayuntamiento del cambio", la pequeña localidad cacereña comenzaba a erigirse como ejemplo de transformación desde lo concreto.
Carcaboso es un pequeño pueblo en el norte de Extremadura muy cerquita de Plasencia. Con una buena gestión municipal en su día podría haberse convertido en una localidad dormitorio, como sucedió con Malpartida de Plasencia, y haber permitido un mayor crecimiento industrial, turístico o de servicios, pero el inmovilismo de sus políticos anteriores hizo que Carcaboso se convirtiera en un pueblo casi fantasma, en el que los lunes emigraba la práctica totalidad de sus hombres, a trabajar en la construcción en Madrid, y no volvían hasta el viernes. Durante la semana, por tanto, las mujeres eran las protagonistas exclusivas del día a día de esta localidad dedicada históricamente a la agricultura y la ganadería. Protagonistas que luego se convertirían, como han hecho siempre las mujeres, en el motor necesario para que el pueblo prosperase.
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Esto significó que la crisis afectara especialmente al municipio, ya que de la noche a la mañana aquellos hombres que cada lunes salían a trabajar fuera de Extremadura pasaron de repente a engrosar las listas del paro y a reunirse sin más opción que ver pasar el tiempo en el parque del pueblo, que recibió el nombre de la Moncloa, pues era allí donde se debatía el precario estado de “la cosa”, que siempre “estaba muy mal”.
Carcaboso se convirtió en un ejemplo de municipalismo gracias a un inesperado vuelco político personalizado en la figura de Alberto Cañedo Carpintero
Sin embargo, lejos de caer en el desánimo, Carcaboso se convirtió en un ejemplo de municipalismo que logró transformar la debilidad en fortaleza y las amenazas en oportunidades, todo gracias a un inesperado vuelco político personalizado en la figura de Alberto Cañedo Carpintero, un joven que tras pasar prácticamente toda su juventud en Valladolid decidió regresar a Carcaboso a iniciar un nuevo proyecto de vida que transformaría, no solo la suya sino la de todos sus vecinos y vecinas.
A través de una plataforma ciudadana, Alberto decidió presentarse a las elecciones de 2003, ofreciendo un programa electoral basado en la buena vecindad, el bien común y la agricultura ecológica que, por aquel entonces, aún sonaban a chino en las propuestas de cualquier partido. Muy lejos aún del 15M, o de cualquier movimiento político de los que posteriormente se llamarían “del cambio”, Alberto Cañedo ofreció una alternativa que bien podría considerarse precursora de todas estas escuelas transformadoras.
Los resultados, sin ser totalmente favorables, le permitieron trabajar durante dos años en la oposición y, en 2005, conseguir la alcaldía gracias a una moción de censura. Ya en 2007, y encabezando las listas del partido regionalista PREx-CREx, posteriormente Extremeños, consiguió una mayoría absoluta que renovó en 2011. Desde entonces Carcaboso vive su propia “primavera transformadora” que lo ha convertido en un referente internacional de municipalismo por la transición.
Pese a que esta labor no ha sido sencilla, por culpa de las continuas presiones y ataques de una oposición inmovilista contraria a cualquier conato de progreso, Carcaboso ha ido creciendo y lleva ya 14 años desarrollando un modelo político único que espera revalidar en los próximos comicios municipales su cuarta legislatura consecutiva. Si Alberto Cañedo sentó las bases del proyecto, fue Lorena Rodríguez Lucero, actual alcaldesa, la que se encargó de consolidarlo y darle el impulso necesario para convertir el municipio en lo que es hoy en día.
Tras la dimisión forzada de Alberto Cañedo, inhabilitado por 17 años para el ejercicio político a causa de la persecución y asfixia políticas infligidas por la oposición, Lorena Rodríguez Lucero, hasta entonces teniente de alcalde, tomó el relevo en diciembre de 2014, cargo que revalidó en mayo de 2015 liderando una candidatura en la que, con 30 años, era la mayor de todo el equipo de gobierno.
Con múltiples proyectos en marcha que han permitido que Carcaboso se convierta en una de las pocas localidades del entorno en las que crece la población ante el flagrante despoblamiento que vive Extremadura
Aunque su trabajo tampoco ha sido sencillo, por culpa de una oposición acosadora y excesivamente fiscalizadora, Lorena ha conseguido consolidar en el pueblo un modelo de municipalismo basado, ya no solo en los preceptos del apoyo mutuo y el bien común que inició Alberto, sino también en recursos como el cooperativismo, la participación y la responsabilidad social.
Así, Carcaboso afronta 2019 en su mejor momento en cuotas de empleo desde antes de que comenzara la crisis, con una escuela profesional en marcha y un colaborativo rural a punto de comenzar (que entre los dos dan empleo a más de 30 personas del pueblo). Con una serie de proyectos de inminente puesta en marcha gracias a los fondos EDUSI, que garantizarán al pueblo la instalación de dos obradores artesanales con sus respectivos registros sanitarios municipales para la elaboración de conservas vegetales orientadas a la alimentación infantil y lácteos ecológicos.
Con una serie de servicios de próxima apertura como un espacio de creación y lúdico para los y las más jóvenes, y con múltiples proyectos en marcha que han permitido que Carcaboso se convierta en una de las pocas localidades del entorno en las que crece la población ante el flagrante despoblamiento que vive Extremadura.
Pero no solo eso. Carcaboso mantiene activo desde 2005 un modelo de participación social único, en el que son las vecinas y vecinos quienes eligen lo que debe hacerse en el pueblo, gracias a las distintas comisiones formadas en la localidad, como el senado de mayores, la comisión de fiestas, los movimientos asociativos, e incluso el pleno infantil.
En plena vía de la plata, Carcaboso se erige en el camino de Santiago como un pueblo único para el o la visitante, ya que lejos de presumir de patrimonio histórico o turístico presume de patrimonio humano y social, de sus huertos comunitarios, de sus jardines comestibles y de sus múltiples proyectos que hacen pensar que el despoblamiento se combate con imaginación y voluntad y que su lema, “piensa global, actúa local”, debe ser la base para transformar nuestros municipios.
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Y de Malpartida no se ivan trabajar a Madrid?? No será que Malpartida tiene autovía cerca? Que Carcaboso crece? Pues anda que no ahí gente viviendo del pueblo en Plasencia.
Ejemplos de una Extremadura viva y emprendedora. Adelante, siempre adelante.
Todo un ejemplo a seguir, el municipio del cambio en Extremadura y tan silenciado por los medios de aquí