Sandra Carmona: 'Trabajar la “herida interseccional' conlleva entender que esta causa traumas”

Sandra Carmona es gitana, mestiza, lesbiana, cofundadora de la Editorial Altramuz, y activista por los derechos del Pueblo roma y del colectivo LGBTIQ+. También es educadora en proyectos dirigidos a mujeres en riesgo de exclusión social.
4 dic 2025 08:36

Desde el Colectivo Cala y dentro del proyecto Atravesadas: Procesos educomunicativos de la Rabia la acción hemos podido acercarnos a la mirada de Sandra Carmona y le hemos realizado una entrevista en donde hablamos de interseccionalidad y antigitanismo.

En alguno de sus artículos, Sandra habla de que “El candado del racismo te hacer sentir con total seguridad que detrás de esa puerta te espera más odio, más rechazo, más dolor, más opresión, más prejuicios, e incluso la muerte…” y que “gracias a todas las personas de las que me he ido rodeando durante estos años, payas, gitanas y diversas en todas sus expresiones, sigo construyendo y amando mi identidad.” En otro de sus artículos nos habla de que “En estas aguas es donde ahora nado, con ellas me limpio las heridas y con sorbos voy alimentando mi sabiduría…”

En esta entrevista nos gustaría profundizar en la interseccionalidad desde el enfoque emocional, analizar esta dimensión permite vincular las causas estructurales de la desigualdad con la experiencia concreta de ellas, con los malestares, el dolor y las heridas que causa.

¿Para ti, Sandra, es importante trabajar la interseccionalidad desde este enfoque? Como educadoras, ¿cómo crees que deberíamos abordar “la herida interseccional”, como la llama María Rodo, conlos grupos y personas con las que trabajamos para que realmente nuestras intervenciones sean transformadoras?

No puedo separar lo teórico de lo emocional cuando hablo de interseccionalidad. Nada que hable de lo social debería hacerlo, en mi opinión. Si lo hacemos, corremos el riesgo de volvernos meros sujetos pasivos de estudio y esto es lo que sucede a menudo, a las personas gitanas y al resto de minorías. Para mí es toda una estrategia, porque cuando el sistema trata a una persona como a un dato, cuando solo contamos para elaborar teorías, estadísticas y tesis académicas, dejamos de ser vistos como seres humanos iguales a los demás y nuestras emociones dejan de ser validadas, incluso en muchas ocasiones nos son prohibidas.

Es muy difícil que exista una persona gitana que no piense que el resto de la sociedad siente odio y rechazo por ella. Con esas emociones creces y estas emociones condicionan tu vida

El antigitanismo en la teoría se entiende como una forma específica de racismo hacia las personas gitanas. Esta forma de racismo es creada desde el poder, tiene una base estructural e histórica a través de la cual han creado, durante siglos, leyes específicas que atentan contra la vida de las personas gitanas. Toda una estructura creada para odiar a un pueblo. Odio que se ha quedado adherido a la piel de las personas gitanas. Es muy difícil que una persona gitana no piense que el resto de la sociedad siente odio y rechazo por ella. Con esas emociones creces y estas emociones condicionan tu vida. Aunque a lo largo de ella vayas desarrollando herramientas que te hagan sentir que no todo el mundo piensa así sobre los gitanos, es muy difícil desligarse de estas vivencias y de estas emociones.

Trabajar la interseccionalidad desde un enfoque emocional nos obliga a poner el foco en el papel que cuentan las emociones a la hora de integrar una idea en el imaginario de la mayoría social. La imagen que un sistema antigitanista crea de una persona roma o gitana, es una sola, homogénea, y además estática en el tiempo. La sociedad mayoritaria ha aprendido que una persona gitana hoy en día es igual que hace 40 o 50 años, ya que la imagen que se creó de nosotros, no ha variado. No hay nuevos estudios creados por personas payas que hablen de una realidad distinta, todos siguen mostrándonos como personas ligadas a la exclusión social, siguen hablando y mencionando eso de la “cuestión gitana”, que es lo mismo que decir “el problema gitano”. Todas estudian cómo integrarnos en la sociedad y acabar con nuestros problemas en materia de vivienda, salud, educación y situación laboral, desde el mismo enfoque y todos ponen la misma foto de portada en sus estudios o campañas. Solo cuando las personas gitanas hemos conseguido entrar en los espacios donde nuestra situación puede llegar a un cambio, es cuando cuando hemos empezado a cambiar la narrativa, a hablar de la diversidad que nos representa, a mostrar a los referentes, a hablar de interseccionalidad, en definitiva, es cuando hemos podido comenzar a trabajar para hacer desaparecer el trauma heredado, la herida que todas estas prácticas, leyes y teorías causan a nuestro pueblo y de la que queremos desprendernos.

A partir de estas voces propias, la interseccionalidad dentro del pueblo gitano cobra la importancia que merece. Se comienza a entender que una persona gitana puede estar atravesada por varias realidades, como ser, además de gitana, mujer, lesbiana, mestiza o tener una discapacidad. Al hablar de interseccionalidad podemos entender que la narrativa que hasta ahora se ha creado para trabajar con la Comunidad gitana, no nos sirve, no es real y por tanto, toda esta teoría, todos estos planes y estrategias, han dejado fuera a la mayoría de personas gitanas. Vera Kurtic, en su libro Dzuvljarke: La existencia lesbiana de las mujeres romaníes, nos habla de entender al pueblo roma a través de las Comunidades y no de la Comunidad, ya que esta concepción nos facilita comprender la realidad de las múltiples diferencias que existen entre unas personas gitanas y otras y romper con ello la narrativa blanca o la narrativa paya. Estas voces propias integramos las emociones, narramos el dolor, la ira, narramos la frustración, no podemos separarnos de ellas en tanto que son ellas las que nos mueven y motivan a luchar en contra de las injusticias.

Trabajar la “herida interseccional” conlleva la responsabilidad de entender que esta herida causa, en muchas ocasiones, traumas reales y trastornos que deben ser tratados desde múltiples ámbitos. Se hace urgente formar un equipo en materia de antigitanismo, que además integre la diversidad y con el que el grupo o la persona se pueda sentir identificada. Estas personas deben tener y sentir un espacio seguro y esto es más difícil de conseguir cuando el equipo está formado solo por personas blancas que no forman parte de la realidad vivencial y emocional de esta persona. Además de esto, es fundamental un equipo multidisciplinar donde se encuentren profesionales de lo social, la educación, la psicología y, desde mi punto de vista, la creatividad. A lo largo de mi experiencial profesional he trabajado con mujeres, infancia y adolescencia a través de la creatividad y esta ha servido tanto al grupo de participantes como al grupo de profesionales técnicos. La creatividad es la herramienta que nos ayuda a encontrar múltiples soluciones a un problema y esta se puede trabajar en todas las áreas.

En la búsqueda de recursos es importante cambiar y renovar las fuentes a las que acudimos. Hoy en día hay cada vez más proyectos creados por las propias personas que formamos parte de la diversidad y son estos los que pueden ayudarnos a encontrar las claves, ya que posiblemente estarán centrados en solucionar el problema y no en alimentarse de él. En el caso de las personas gitanas podemos encontrarnos con asociaciones creadas por las propias personas gitanas, librerías feministas online y de libre acceso, una editorial romaní y lgbtiq donde se está creando y publicando una narrativa propia o contranarrativa, obras de teatro, grupos de apoyo para trabajar nuevas masculinidades, proyectos enfocados a acabar con la explotación y especulación de la vivienda creados además en los barrios...etc, todos estos proyectos nacen de la experiencia propia, de la necesidad de cambio y con el objetivo de formar parte de la solución desde una práctica más comunitaria.

En la conversación que estamos manteniendo en paralelo con Chaimaa, ella nos cuenta que“no hay forma de hablar de racismo de manera clara si no se cuestiona también la blanquitud. No se trata solo de visibilizar las violencias que sufrimos las personas racializadas. Se trata de señalar quién tiene el poder para ejercer esas violencias y beneficiarse de ellas…” mientras que Sandra tú nos hablas de cómo la narrativa blanca ha construido una imagen homogénea y estática de las personas gitanas. De ambas reflexiones nos surgen varias preguntas, por un lado, ¿Cómo podemos desmontar colectivamente esas narrativas payas y blancas en trabajo educativo, sin caer en el extractivismo o en la instrumentalización de las voces gitanas? 

Creo que el primer paso que tiene que dar el personal docente y el personal que forma parte de la comunidad educativa es la formación en materia de antigitanismo y de Historia y Cultura del Pueblo Gitano. Esto sería lo que marcaría la diferencia. Aún no me he encontrado con ningún profesional, que no pertenezca o esté ligado de alguna manera a una asociación Gitana que esté formado o formada en estas cuestiones. No podemos quedarnos en las buenas intenciones, porque las buenas intenciones son otro ejemplo de antigitanismo.

Y no hay excusa para no hacerlo, además, a manos de profesionales gitanas y gitanos. Ya que contamos hoy en día con personas gitanas que se dedican a ello y contamos también con materiales creados por personas gitanas con los cuales podemos adquirir esta formación o conocimientos. Si este primer paso no se da, ¿por qué vamos a creer las personas gitanas que quienes se acercan a nosotras lo hacen con una conciencia y una responsabilidad real y de compromiso?

A partir de ahí, las personas gitanas podríamos comenzar a crear de manera colectiva, porque la horizontalidad de la mirada estaría presente, porque la toma de responsabilidad por la otra parte estaría presente.

¿Qué experiencias podríamos rescatar que hayan cuestionado o estén cuestionando la blanquitus y sean realmente prácticas que están transformando y construyendo espacios desde otro lado?

A riesgo de parecer que vengo a hablar de mi libro, debo hablar de libros, de los libros que se están publicando en Altramuz Editorial, editorial Romaní y LGBTIQ que creé hace cinco años y con los que estamos precisamente desmontando y descolonizando las narrativas payas o blancas. Y lo más importante, libros que sientan las bases de una contra-narrativa y una narrativa propia, creada desde las propias voces gitanas o romaníes.

Vamos a centros educativos donde tenemos encuentros con alumnado de todas las edades, donde niños y niñas gitanas y no gitanas están conociendo estas historias y a quienes hay detrás de ellas

Una editorial de este tipo no se dedica solo a la publicación de libros. Somos muy conscientes de que cada uno de nuestros libros está llenando un vacío que era necesario llenar. Cuentos infantiles, novelas, novelas gráficas, ensayos... todos escritos por personas gitanas y donde tenemos presente la figura aliada. Autores y autoras gitanas que están produciendo literatura, su propia literatura. Vamos a centros educativos donde tenemos encuentros con alumnado de todas las edades, donde niños y niñas gitanas y no gitanas están conociendo estas historias y a quienes hay detrás de ellas, que están obteniendo, por fin, un espejo real en el que reflejarse dentro de la literatura infantil y juvenil.

Vamos a espacios sociales, culturales y activistas donde realizamos presentaciones, debates y también acciones culturales a través de la música con nuestros libros, entendiendo que la música forma parte de nuestra cultura y ha sido siempre una herramienta que transforma, empodera y narra, y es por eso que muchas de nuestras presentaciones se acompañan de conciertos.

Estamos creando puentes con otros proyectos con los que trabajamos a través de la editorial, como por ejemplo la publicación de la primera revista feminista romaní, creada por la Biblioteca Femiista Romaní y editada y publicada por Altramuz, un Manual de Romanés - Castellano, publicado junto a la Universidad de Alicante y la Asociación Romano Kher o un libro ilustrado que cuenta la vida de seis mujeres gitanas a lo largo de la Historia en Euskal Herria, junto a la Asociación de mujeres gitanas vascas AMUGE. Estos son solo algunos ejemplos del trabajo que hay detrás de cada obra. Estos libros son el mejor ejemplo que puedo dar de proyectos que pueden transformar desde dentro

Sandra ¿podrias añadir una condición que parta de reconocer el antigitanismo como una forma estructural, histórica y persistente de racismo, y además proponer una práctica de cuidado o memoria que nos permita sostener el dolor sin instrumentalizarlo?

Reconocer no es simplemente nombrar o rememorar o celebrar el 8 de abril, no es hablar de las personas gitanas en los días señalados ni instrumentalizar nuestra gitanidad o romantizarla. Para mí es importante el reconocimiento situado, es decir, ser conscientes de que existe el privilegio blanco, hablar del racismo sin miedo, trabajarlo en conjunto y sin culpa, con responsabilidad y consciencia. Las prácticas más importantes van acompañadas de mostrar referentes, de visibilizar y apoyar proyectos hechos por personas gitanas. Existen estos proyectos y son los que deben ser incluidos, no solo por el hecho de situar en el centro la creación de conocimiento por parte de la Comunidad Gitana, sino porque cuando no se hace, esto se vuelve otra práctica racista de invisibilización, falta de interés y vuelta a la eterna intención sin acción. La pregunta que os tenéis que hacer es ¿dónde están las personas gitanas de vuestro alrededor? Si la respuesta es a vuestro lado, trabajando codo con codo, vais por buen camino.

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