Elecciones 4M PP Genova  2ª tanda - 6

Politólogo. Miembro de Ideas en Guerra.
@alejandrosrguez.bsky.social

25 may 2021 05:56

Las elecciones de la Comunidad de Madrid, celebradas hace ya más de veinte días, han dejado una resaca electoral tan fuerte que los partidos aún se encuentran envueltos en su estela. Tras las dimisiones llevadas a cabo durante la propia noche electoral o los días sucesivos, tanto el PSOE como Unidas Podemos se encuentran aún sumergidos en un proceso de renovación de sus liderazgos regionales que, presumiblemente, durará mucho más tiempo.

Mientras, el verdadero triunfador de este bloque, Más Madrid, ya está preparando la ofensiva más allá de las fronteras madrileñas en un intento de rentabilizar el éxito electoral cosechado, marcado por el sorpasso que llevó a cabo al PSOE durante los últimos compases del escrutinio.

Ahora bien, como todos sabemos, si hay un verdadero triunfador de estas elecciones es el bloque de la derecha y, en especial, Isabel Díaz Ayuso, que ha cosechado unos resultados abismales para su partido. El éxito del PP en la Comunidad de Madrid ha sido incontestable, tanto a nivel absoluto —han conseguido su mejor resultado histórico, con 1.620.231 votos— como simbólico, puesto que ha sido el primer partido en todos los distritos de la capital y en prácticamente todos los municipios de la Comunidad de Madrid, incluyendo a aquellos que pertenecen al llamado ‘cinturón rojo’, una categoría con la que históricamente se ha hecho referencia a una serie de ciudades —en este artículo nos centraremos en Móstoles, Alcorcón, Leganés, Getafe, Fuenlabrada y Parla, que son aquellas que cuentan con más de 100.000 habitantes— situadas en el sur del área metropolitana de Madrid, cuya característica principal ha sido siempre una tendencia de voto marcadamente de izquierdas, dirigida especialmente al PSOE, que ha ocupado las alcaldías de estos municipios desde la vuelta de la democracia salvo, en algunos casos, tras la debacle electoral del PSOE en los comicios de 2011.

En consecuencia, los partidos del bloque de la izquierda confiaron su victoria en estas elecciones a una movilización masiva del electorado en sus feudos tradicionales, dedicando una especial atención al cinturón rojo, confiando en que, de lograr que la participación aumentase de manera significativa, esto se traduciría en un mayor número de votos para los partidos de izquierdas. Ahora bien, como pudimos comprobar durante la noche electoral, este no es un cuento que acabe con final feliz. ¿Qué es lo que ha ocurrido realmente en el cinturón rojo de Madrid?

En estas ciudades, que cuentan con cerca de un quinto de toda la población de la Comunidad de Madrid, el bloque de la derecha ha experimentado un crecimiento sin precedentes en estos últimos comicios. Mientras que la izquierda, que obtuvo su mejor resultado aquí en las elecciones de 2015, superando la barrera de los 280.000 votos —aunque no logró alcanzar la mayoría debido a que IU se quedó por debajo del límite del 5%—, ha mantenido desde entonces esa cifra a pesar de las variaciones en la participación, la derecha, que desde las elecciones de 2007 se ha movido en torno a los 200.000 votos, ha logrado, al igual que la izquierda en 2015, superar la barrera de los 280.000 votos, situándose por delante suya por primera vez desde 2011. Un crecimiento espectacular —de algo más de 80.000 votos— teniendo en cuenta que estamos hablando de ciudades con una marcada tendencia izquierdista y donde la derecha había tenido dificultades durante los últimos 10 años para no descolgarse de esa barrera de los 200.000 votos.

Mientras que en 2019 la izquierda se imponía en prácticamente todos los vecindarios, independientemente de su nivel de renta, en 2021 sólo ha conseguido hacer esto en las zonas más pobres

Además, aunque no es una característica única de este territorio, en la Comunidad de Madrid los niveles de participación tienen una relación muy intensa con el nivel socioeconómico de cada municipio, barrio o, incluso, sección censal. Más concretamente, con la renta de estos lugares. De esta manera, en aquellos sitios de la Comunidad de Madrid que cuentan con unos mayores niveles de renta, como los distritos del norte de la capital, la participación es más alta que en zonas como Carabanchel, Puente de Vallecas o Usera, cuya renta es significativamente menor.

Solis 1.

Así pues, resulta llamativo cómo en el cinturón rojo, dónde este fenómeno sigue produciéndose, el aumento de la participación que ha tenido lugar en estas ciudades frente a las elecciones de 2019 ha sido relativamente transversal en cuanto a los diferentes niveles de renta. Aunque con una ligera tendencia decreciente, pues las zonas más pobres tienen un mayor margen de mejora al participar generalmente menos, este crecimiento se ha movido en torno a los nueve puntos tanto en las zonas más ricas como en las más pobres. Es decir, tanto unos como otros, todos los vecinos del cinturón rojo han salido a votar de manera masiva. No obstante, ¿han votado de igual manera los vecinos más ricos y los más pobres?

Solis 2.


Como en el resto de la Comunidad de Madrid, los habitantes más ricos del cinturón rojo se inclinan significativamente más hacia la derecha que el resto de sus vecinos, mientras que los más pobres optan, en mayor medida, por partidos de izquierdas.

Ahora bien, mientras que en 2019 la izquierda se imponía en prácticamente todos los vecindarios, independientemente de su nivel de renta, en 2021 sólo ha conseguido hacer esto en las zonas más pobres. Aunque la renta sigue teniendo un papel fundamental, la derecha ha conseguido recortar una distancia que, en pleno corazón de un feudo de la izquierda como este, parecía insalvable apenas unos años atrás.

Solis 3


En cualquier caso, ¿existe una relación entre el aumento de la participación que se ha producido en el cinturón rojo y los porcentajes de apoyo a uno u otro bloque más allá de la renta? En principio, podríamos decir que sí. En estas ciudades, cuánto más ha crecido la participación respecto a 2019, mayor ha sido el crecimiento en votos del bloque de la derecha. Prácticamente, por cada punto que ha aumentado la participación, el crecimiento del bloque de la derecha se ha situado en niveles similares.

Aunque con estos datos no podamos afirmar categóricamente que el aumento de la participación se haya debido a una movilización masiva del electorado de derechas, más inactivo en estos municipios que en el resto de la comunidad, sí podemos decir que los datos apuntan en esa dirección. En contra de lo que los partidos de izquierdas pensaban, un aumento de la participación en los municipios del cinturón rojo no se ha traducido en más votos para la izquierda. Quienes han salido a votar han optado en su mayoría por la derecha, especialmente por el partido de Isabel Díaz Ayuso, el PP.

Solis 4

Dicho esto, ¿ha sido el crecimiento de la derecha en el cinturón rojo una anomalía o ha sido esta la tónica general en toda la Comunidad de Madrid? Sorprendentemente, se trata de una anomalía. La derecha ha experimentado un crecimiento del 8,95% en el cinturón rojo, mientras que en el resto de la comunidad este aumento no ha llegado al 7%. Una anomalía que, como decíamos, apunta a una movilización masiva de un electorado que, debido a la poca fortuna de su bloque ideológico en estas ciudades, se encontraba dormido o inactivo, pero que, en base a unas circunstancias excepcionales —la pandemia y el debate sobre su gestión— y a la alta polarización ideológica, decide acudir a las urnas en esta ocasión para decantar la balanza a favor de la derecha.

No se trata de que la izquierda —o, en este caso, el PSOE— haya perdido una gran cantidad de voto en favor del PP de Isabel Díaz Ayuso o de que su electorado se haya ido a la abstención en el cinturón rojo. Se trata, más bien, de que la derecha ha sabido movilizar a un electorado que no acostumbraba a votar, logrando 80.000 votos más sólo en estas seis ciudades al ser capaz de reunir tanto a abstencionistas desencantados de la política como a antiguos votantes de la derecha que llevaban tiempo sin acudir a las urnas. Esto no quiere decir, tampoco, que el cinturón rojo haya perdido su gran importancia estratégica. Durante los próximos años, este seguirá siendo un caladero de votos al que los partidos en la Comunidad de Madrid tendrán que prestar una especial atención, pues es en estas ciudades dónde se pueden llegar a jugar unas elecciones debido a la gran cantidad de población con la que cuentan.

En definitiva, lo que estas elecciones han puesto de manifiesto es que el cinturón rojo tal y como lo hemos conocido hasta ahora ya no existe. Ahora no es otra cosa que un mito, un recuerdo de un tiempo pasado que en la actualidad se ha convertido en uno de los terrenos de disputa electoral más importantes de toda la Comunidad de Madrid, en el que, además, la derecha ya ha empezado a tomar posiciones. Que la derrota del 4M sirva como un aviso a navegantes para la izquierda madrileña.

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